Teatro Colón

Teatro Colón
Teatro Colón
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El Teatro Colón: uno de los más importantes del mundo
Edificio
Tipo Complejo artístico
Estilo ecléctico
Sistema estructural Hormigón
Localización Buenos Aires, Argentina
Arrendatario Pedro García Caffi
Coordenadas 34°36′06″S 58°23′07″O / -34.60167, -58.38528
Construcción
Inicio 1889
Término 1908
Dimensiones
Altura 28 m
Diámetro 58 m
Equipo
Arquitecto(s) Francesco Tamburini
Para el teatro de Bogotá, véase Teatro de Cristóbal Colón

El Teatro Colón, situado en la Ciudad de Buenos Aires, es uno de los teatros de ópera más importantes del mundo por su tamaño, acústica[1] y trayectoria. Es considerado uno de los cinco mejores teatros para la ópera por su espectacular acústica.[2]

Comparable a La Scala de Milán, la Wiener Staatsoper, la Ópera Semper de Dresde, y la Ópera de París, es índice inequívoco de consagración y cita ineludible de quienes aman la música. El Colón ha sido desde siempre un teatro venerado por los públicos y por los más grandes artistas.[3]

A fines del año 2006, el Teatro Colón fue sometido a un profundo proceso de restauración consertiva y modernización tecnológica, que le devolvió el brillo original de sus años de esplendor, logrando mantener su acústica.[4] Fue reabierto el lunes 24 de mayo del 2010, como parte de los festejos del Bicentenario de la Argentina.[5] [6]

Contenido

Orígenes y construcción

Interior del teatro.
Sala principal.

Depositario de una larga tradición musical Argentina comenzada en el siglo XVIII, fue inaugurado el 25 de mayo de 1908 con Aida de Giuseppe Verdi, con Lucia Crestani y Amedeo Bassi después de haber estado en construcción durante casi veinte años.[7]

Los sucesivos arquitectos que tuvieron a su cargo la imponente obra (Francesco Tamburini, Vittorio Meano y Jules Dormal) conciliaron en su diseño estilos tan disímiles como el ático-griego, que predomina en el exterior, y -en palabras de Meano- "los caracteres generales del Renacimiento italiano, la buena distribución y la solidez propias de la arquitectura alemana, y la gracia, variedad y bizarría de ornamentación asociadas a la arquitectura francesa", hasta conformar un admirable ejemplar del estilo "ecléctico" del siglo XIX.

En rigor, el significado urbano del Colón excede el marco de una sala de espectáculos para figurar, junto con el Palacio del Congreso y la Casa Rosada, entre los monumentos históricos más representativos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

El edificio

El edificio ocupa 8.200 metros cuadrados y la superficie total es de 58.000 m² en el predio delimitado por las calles Tucumán, Libertad, el pasaje Arturo Toscanini y la calle Cerrito (Av. 9 de Julio) desde donde se contempla una excelente perspectiva del teatro.

Con capacidad para 2.487 espectadores sentados (alcanzando los 4.000 con los puestos de pie) divididos en siete niveles, la sala agota las posibilidades de la forma de herradura a la italiana - es una de las mayores del mundo - tiene 32 metros de diámetro, 75 de profundidad y 28 de altura en un entorno de estilo ecléctico, que combina el neorenacentismo italiano y barroco francés, el diseño del teatro presenta una rica decoración en dorado y escarlata.

La cúpula original de Marcel Jambon se dañó con filtraciones de humedad después de un baile de carnaval en los años 30; y fue vuelta a pintar en 1966 con motivos musicales por el reconocido artista contemporáneo Raúl Soldi rodeando a la araña central de 7 metros de diámetro con 700 bombitas eléctricas.

El escenario tiene 35 metros de profundidad por 34 de ancho y la boca de escena es una de las más grandes en los teatros con forma de herradura a la italiana.

Rodean la sala, el gran hall de entrada (Foyer), el Salón Dorado, el Salón de los Bustos, el Salón Blanco y el Museo que alberga los trajes utilizados por algunas de las celebridades que pasaron por su escenario.

El Instituto Superior de Arte, la biblioteca, el Centro de Experimentación Musical y los talleres conforman dependencias extraordinarias que lo diferencian de otros teatros del mundo debido a que la mayoría de las puestas en escena, telones, elementos escenográficos, de vestuario y todo lo necesario para una producción completa se construyen en las mismas dependencias del teatro. Tanto el instituto como los talleres y los cuerpos estables de coro, orquesta y ballet son un semillero de talentos que han dado prueba de la capacidad profesional y artística de sus egresados y empleados.

La entrada

Entrando por la puerta principal de la calle Libertad, una marquesina de hierro forjado recibe al visitante y un gran vestíbulo lo introduce en el Teatro. Adornan ese vestíbulo columnas con basamento de mármol rojo de Verona, recubiertas de estuco imitando el mármol "botticino", con aplicaciones de estuco dorado.

El hall, de 14 metros por 28, está coronado por un luminoso vitral en forma de cúpula, a 25 m del suelo, realizado por la casa Gaudin de París. El piso, con diseño de guardas y motivos decorativos, está realizado en teselas de gres de irregular forma.

Dos cabezas de león, talladas en piezas únicas, flanquean la escalinata de entrada, construida en mármol de Carrara. Mármoles amarillos y rosados de Siena y Portugal dan distintos matices de color y textura a la balaustrada. Sucesivas escalinatas, enmarcadas en vitrales de Gaudin, llevan a los niveles superiores.

La sala

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Está construida con curva "a la italiana", en forma de herradura algo alargada, tiene 75 metros de largo total, con 38 metros desde el fondo de la platea hasta el telón. La sala une a las características ideales de la resonancia italiana y la claridad francesa, un elemento imponderable y único que ha convertido al Teatro Colón en favorito de muchos grandes artistas.

Un gran "plafonnier" de bronce en semiesfera ilumina la sala con 600 lámparas. Un centenar de apliques de bronce con tulipas de diseños múltiples y numerosas cajas con luz indirecta, sumados al rojizo y fresa de la tapicería y al oro pálido y marfil antiguo de los elemento de decoración, otorgan a la sala un tinte cálido y acogedor.

La platea está formada por 632 butacas de hierro forjado y madera, tapizadas en pana y dispuestas en veintidós filas, divididas en dos por un corredor central. La generosidad de las dimensiones del teatro permite el paso cómodo de espectadores entre las filas, sin molestar al público ya sentado.

Desde las entradas laterales hasta el escenario hay, a derecha e izquierda, sendas filas de cinco palcos "baignoire" o "grillés", construidos bajo el nivel de la platea y cerrados por una reja removible de bronce. Utilizados originalmente por el sector del público que guardaba luto o no quería ser visto, esos recintos -que el arquitecto Meano llamaba "palquitos con reja"- albergan hoy cabinas de grabación de audio y video, así como de retransmisión de los espectáculos por radio o TV. Esas grabaciones forman parte del archivo del Colón, que contiene buena parte de la memoria viva del teatro, y algunos de cuyos tesoros están ahora disponibles para los melómanos del mundo.

Se elevan desde la platea tres niveles de palcos: bajos, balcón y altos. Construidos a la francesa, abiertos y con divisiones bajas, una cortina de brocato de seda color rosa viejo los separa de su antepalco, amueblado con banquetas, espejos y percheros. Los pisos superiores reciben los nombres de cazuela (con espacio de pie tradicionalmente destinado a las damas), tertulia (con espacio de pie para caballeros), galería y paraíso. A las localidades con asiento se suman más de mil quinientos lugares para espectadores de pie, distribuidos en esos cuatro niveles.

Cúpula

La cúpula del teatro Colón.

A 28 metros de altura, la sala está coronada por la cúpula realizada en 1966 por el gran pintor argentino Raúl Soldi.

En sus palabras, "...He querido hacer de la cúpula un espejo, una memoria de colores que evoque la magia de este Teatro. Al poner las manos en el proyecto, pensé fijar en el techo todo lo que acontece y aconteció en el escenario. De este modo surgió la idea de esa ronda en espiral invadida por cincuentiún figuras, incluyendo los duendes del Teatro, que logré rescatar escondidos en cada rincón del mismo...".

Los personajes que habitan la obra ilustraron también el ballet que sobre las Arias y danzas antiguas de Ottorino Respighi, se representó en la sala el día de la inauguración de la nueva pintura de la cúpula, el 25 de mayo de 1966.

Salón y Foyers

Salón de los Bustos.

El tradicional paseo durante los intervalos permite la visita a los grandes salones del Colón. El Foyer o Galería de los Bustos, decorado con bustos de compositores realizados por Luis Trinchero, y con el importante grupo escultórico llamado "El secreto", de Eberlein, comunica con el Salón Blanco. De estilo Renacimiento francés, se trata del antepalco de la platea balcón en funciones oficiales y se utiliza frecuentemente para reuniones formales, conferencias y agasajos. Dos grandes galerías, coronadas por vitrales, ofrecen una vista amplísima del hall de entrada y conducen de la Galería de los Bustos al Salón Dorado.

Lugar preferido de encuentro, el Salón Dorado es de inspiración francesa, reminiscente del Grand Foyer de la Ópera de París. El dorado a la hoja de su decoración, las columnas talladas, las arañas, los vitrales de Gaudin con imágenes de Homero y Safo y el refinadísimo mobiliario son reflejados por una sucesión de espejos que potencia su fastuosidad. Convertido ya en una sala con vida propia, el Salón Dorado es centro permanente de conciertos de música de cámara, conferencias y exposiciones paralelas a la actividad de la sala, con entrada libre y gratuita.

Historia

El primer Teatro Colón se inauguró el 24 de abril[cita requerida] de 1857 en el predio que hoy ocupa el Banco de la Nación Argentina, frente a la Plaza de Mayo. Son las instituciones y su gente, más allá de los edificios que los albergan y de sus inevitables influencias, las que cuentan para la historia. Un siglo y medio de tradición operística es la que tiene a su haber el Estado de la Ciudad de Buenos Aires, y esto no es poco pues las condiciones políticas y económicas cambian, y esto va jalonando ese gran derrotero histórico con períodos que ostentan rasgos singulares.

Aquel viejo Colón estaba llamado a apagarse un 13 de septiembre, en 1888, para dar paso a un emprendimiento estatal de mayor calibre, que desembocó, veinte años después, en el actual edificio de la calle Libertad. En el intervalo, la crisis de 1890 y sus coletazos impidieron la inauguración de la nueva sala para el 12 de octubre de 1892, a 400 exactos años del descubrimiento de América.

En los veinte años durante los cuales el Colón no tuvo vida, el Teatro de la Ópera, sito en el mismo solar que el actual de la avenida Corrientes, fue amo y señor de las temporadas porteñas. Claro que lo alimentaba el mercado creciente de la inmigración, reflejado en una competencia intensa de parte del Politeama, el Odeón, el Teatro Comedia, el Teatro Marconi, el Avenida, a los que se sumaría en 1907 el Coliseo, sin perjuicio de salas menores como la de Mayo o la Zarzuela.

El nuevo Colón nació, entonces, aquel 25 de mayo de 1908, como "un teatro más", si se piensa que el Opera ofreció ese mismo año 14 óperas en 54 funciones, con elencos superiores a los improvisados del que entonces aún no era el primer coliseo. La nueva sala estatal, concebida como un teatro de concesiones bajo la supervisión de una comisión municipal, nació a destiempo, en un mercado donde se derrumbaba la mayoría de las salas hasta hacía poco exitosas.

Así, el primer reto para el Colón fue sobrevivir en un mundo que había cambiado las reglas, pero el es el Estado el que lo salva. Es decir, en 1925 abre una nueva etapa al crear sus cuerpos estables como la Orquesta, el Coro y el Ballet, ante la imposibilidad de contar siempre con elencos extranjeros completos. Empero, la paradoja no tarda en aparecer pues entre 1925 y 1930 se volverá a un régimen de concesiones para la temporada principal o de invierno, mientras la municipalidad se hará cargo de una breve temporada de primavera.

Sería sólo en 1931 cuando se plasmaría la municipalización, la que hasta entrada la Segunda Guerra Mundial logró una de las etapas más estables y fructíferas del teatro, que comienza a casi reinar solo en el mercado al que se dirige.

Los elencos internacionales eran cada vez más complicados de contratar por la guerra, y esto arrojó resultados disímiles según los casos. Para el Colón, fue el incremento de artistas nacionales que, al provenir de diversos orígenes, eliminaron distorsiones propias de la tradición italiana, que imponía esa lengua para todo tipo de óperas, costumbre que en el Coro tardó mucho en erradicarse.

Por entonces, las agendas y los cachets de los cantantes internacionales no eran tan exigentes como los actuales, ni mucho menos. Los directores artísticos viajaban a Europa o Estados Unidos para comprometer a los artistas, que sólo se contrataban formalmente dos o tres meses antes y con el presupuesto aprobado; costumbre que hoy la realidad hace inviable, económica y prácticamente.

Función de Gala en 1935.

En 1961 se estableció por ordenanza un nuevo esquema funcional, que persistiría hasta la década de 1990 que consistía de un equipo integrado por director general, artístico, técnico y administrativo.

Apareció así una pendularidad en la historia del Colób que es propia de la historia del país: un nacimiento en crisis (1908-1930), con la creación intermedia de épocas estables (1925), una primera época de oro con la Municipalización (1931-1943), una segunda crisis (1943-1960) y una nueva época dorada, que se iría agotando gradualmente hasta finalizar la década de 1980. Cabe destacar que en 1957, cuando el teatro se aprestaba a celebrar cincuenta años de inaugurado, un sacudón institucional provocó la suspensión de la temporada (que comenzó en septiembre de ese año), hecho que determinó la necesaria reorganización posterior.

En 1968 se proyectó la ampliación del Colón, que se construiría bajo tierra y a un costado del antiguo edificio, evitando así modificar su valiosa arquitectura. El diseño estuvo a cargo del estudio Mario Roberto Álvarez y Asociados, y fue pensado para concretarse aprovechando el tiempo de seis recesos consecutivos de temporada. La obra significó la refacción y reequipamiento de la sala, del escenario, de los camarines y de los talleres y la construcción del anexo subterráneo bajo la plazoleta República del Vaticano (que fue transformada en un estacionamiento), adonde funcionarían más talleres, depósitos y salas de ensayo.

El Colón sobrevivió a los sacudones de 1973 y se mantuvo como un teatro internacional hasta mediados de la década de 1980, que concluyó en 1988 con el cierre parcial del Teatro, sustentado en la necesidad de reformas técnicas, pero también alentado por una sociedad que padecía una arrasadora hiperinflación.

Para ese entonces, aún no se advertían con claridad los cambios que en el mundo padecerían las instituciones dedicadas al arte lírico. El Estado tendería a resignar su responsabilidad en el sustento de grandes burocracias teatrales; tendería, como en el caso del Metropolitan, a la búsqueda incesante de patrocinios; los cantantes aumentarían sus retribuciones hasta límites impensados (hoy un comprimario cobra más que una primera figura en los 70), y las agendas harían imposible sostener un teatro con elencos internacionales que no contratare por lo menos con tres años de anticipación.

A fines de los 90, tras una década de brillo y actualización, con grandes voces y la creación del Centro de Experimentación, comenzó un nuevo período de inestabilidad cuya prueba es la sucesión de diez gestiones en la última década del teatro, en un promedio similar a la sucedida en los años 40. También en ese año nació en Buenos Aires un circuito privado de ópera inimaginable años atrás.

El Colón ya deja de estar solo, y la merma de elencos internacionales comienza a homologar sus propuestas con las de entidades privadas que sostienen temporadas hasta hoy. Este nuevo rasgo no hizo más que afianzar otra lección de la historia de cuando las guerras hicieron imposible el recurrir a compañías o artistas extranjeros que fue la ocasión propicia para el surgimiento de una pléyade de artistas argentinos que, desde siempre, sostuvieron al teatro. Sin embargo, citar nombres sería una injusticia, pues es posible incurrir en omisiones.

La historia ha demuestrado que una institución como el Teatro Colón siempre ha logrado superar los avatares de la gran historia en la que está inserto, como el ente vivo que es y seguirá siendo, porque la capacidad de adaptarse a nuevas realidades está en su propia partida de nacimiento.

Miscelánea

Reapertura del Teatro Colón - Sala principal (4).jpg

Su estatus artístico está arraigado de tal forma en el imaginario colectivo argentino que se saluda al grito de ¡Al Colón! a los triunfadores de las más diversas expresiones culturales argentinas.

La mística que rodea al teatro ha inspirado obras literarias como El gran teatro de Manuel Mujica Láinez, basado en la representación de la ópera Parsifal del año 1942 con Lauritz Melchior.

En noviembre de 1989 fue declarado Monumento Histórico Nacional.

Artistas que actuaron en el Colón

En el Colón dirigieron y estrenaron sus propias composiciones músicos de la talla de Martin Casafu, Camille Saint-Saens, Ígor Stravinski, Pietro Mascagni, Paul Hindemith, Ildebrando Pizzetti, Arthur Honegger, Ottorino Respighi, Manuel de Falla, Henri Rabaud, Krzysztof Penderecki, Aaron Copland, Gian Carlo Menotti y los argentinos Héctor Panizza, Juan José Castro, Gerardo Gandini, Pompeyo Camps entre otros.[8]

En una lista interminable de luminarias de ayer y hoy,[9] se recuerda la presencia de Enrico Caruso, Amedeo Bassi, Feodor Chaliapin, Antonio Paoli, Aureliano Pertile, Claudia Muzio, Rosa Raisa, Rosina Storchio, Marcel Journet, Bidú Sayao, Titta Ruffo, Kirsten Flagstad, Tito Schipa, Lily Pons, Miguel Fleta, Alexander Kipnis, María Barrientos, Ninon Vallin, Giuseppe Deluca, Giacomo Lauri-Volpi, Salvatore Baccaloni, Antonio Vela, Georges Thill, Zinka Milanov, Beniamino Gigli, Lina Bruna Rasa, Victor Damiani, Tiana Lemnitz, Anton Dermota, Maria Caniglia, Gabriela Besanzoni, Jarmila Novotna, Lauritz Melchior, Helen Traubel, Ferrucio Tagliavini, Fedora Barbieri, Ezio Pinza, Astrid Varnay, Rose Bampton, Set Svanholm, Rayén Quitral, Renata Tebaldi, Ebe Stignani, Nicola Rossi-Lemeni, Leonard Warren, Inge Borkh, Giuseppe Taddei, Jane Bathori, Marcelo Medina, Maria Callas, Mateo Blanco, Martha Mödl, Victoria de los Ángeles, Ramón Vinay, Pilar Lorengar, Mario del Mónaco, Birgit Nilsson, Hans Hotter, Gwyneth Jones, Fritz Wunderlich, Gianni Raimondi, Elisabeth Grümmer, Amy Shuard, Ingrid Bjoner, Nicolai Ghiaurov, Luis Alva, Geraint Evans, Cornell MacNeil, Oralia Dominguez, Carlo Cossutta, Leyla Gencer, Nicolai Gedda, Elisabeth Schwarzkopf, Régine Crespin, Anna Moffo, Joan Sutherland, Carlo Bergonzi, Piero Cappuccilli, Jerome Hines, Maureen Forrester, Regina Resnik, Leontyne Price, Jon Vickers, Rita Streich, Denise Duval, Plácido Domingo, Christa Ludwig, Walter Berry, Renata Scotto, Sena Jurinac, Richard Tucker, Teresa Berganza, Alfredo Kraus, Montserrat Caballé, Fiorenza Cossotto, Cristina Deutekom, James King, Eva Marton, Luciano Pavarotti, Mirella Freni, Martina Arroyo, Evgeny Nesterensko, Elena Suliotis, Renato Bruson, Gabriela Benackova, Jess Thomas, Irina Arkhipova, Beverly Sills, Thomas Stewart, Evelyn Lear, James McCracken, Hermann Prey, Grace Bumbry, Marilyn Horne, Sherrill Milnes, Jaume Aragall, Gundula Janowitz, José Carreras, Elena Obraztsova, Frederica von Stade, Lucia Popp, José van Dam, Karita Mattila, Kurt Moll, Siegfried Jerusalem, Jessye Norman, James Morris, Renée Fleming, Ramón Vargas, María Bayo, Alain Fondary, Hildegard Behrens, Leonie Rysanek, Ferrucio Furlanetto, June Anderson, Leo Nucci, Kathleen Battle, Anne Evans, Samuel Ramey, Diana Montague, Robert Hale, Deborah Voigt, Ben Heppner, Cecilia Bartoli, Sumi Jo, Waltraud Meier, Dmitri Hvorostovsky, Maria Guleghina, Thomas Allen, Jennifer Larmore, Maria De Chiara, Cristina Gallardo-Domâs y otras.

A los que se suman cantantes argentinos de trascendencia internacional como Hina Spani, Isabel Marengo, Felipe Romito, Helena Arizmendi, Carlos Guichandut, Sofia Bandin, Delia Rigal, Gian Piero Mastromei, Angel Mattiello, Renato Cesari, Margarita Zimmermann, Victor de Narké, Renato Sassola, Luis Lima, Adelaida Negri, Ricardo Yost, Alicia Nafé, Ricardo Cassinelli, Ana María González, José Cura, Marcelo Álvarez, Bernarda Fink, Dario Volonte, Raúl Giménez, Paula Almenares, Victor Torres, Graciela Oddone, Cecilia Díaz, Eduardo Ayas, Verónica Cangemi, Marcelo Lombardero y Virginia Tola.

La lista de ilustres directores, solistas y orquestas sinfónicas que se han presentado incluye a Arturo Toscanini, Erich Kleiber, Arthur Rubinstein, Gino Marinuzzi, Victor de Sabata, Wilhelm Furtwängler, Sir Thomas Beecham, Igor Markevitch, Tullio Serafin, Fritz Busch, Sir Malcolm Sargent, Fritz Reiner, Otto Klemperer, Ferdinand Leitner, Karl Böhm, Ernest Ansermet, Albert Wolff, Herbert von Karajan, Leonard Bernstein, Zubin Mehta, Riccardo Muti, Bernard Haitink, Lorin Maazel, David Oistrakh, Pablo Casals, Karl Richter a Claudio Arrau, Yehudi Menuhin, Daniel Barenboim, Claudio Abbado, Sir Simon Rattle, René Jacobs, Henryk Szeryng, Friedrich Gulda, Martha Argerich, Mstislav Rostropóvich, Earl Wild, Maria Tipo, Yo Yo Ma, Gidon Kremer, Evgeny Kissin, Nicanor Zabaleta, Pinchas Zukerman, Itzhak Perlman, Gil Shaham y otros.

En el campo del ballet figuras como Anna Pávlova, Vátslav Nizhinski, Tamara Karsavina, Tamara Toumanova, Alicia Alonso, Rudolf Nuréyev, Ghislaine Thesmar, Margot Fonteyn, Mikhail Baryshnikov, Yvette Chauviré, Carla Fracci, Jorge Donn, Alicia Markova, Vladímir Vasíliev, Ekaterina Maximova, Sergei Radchenko, Michael Denard, Cynthia Gregory, Fernando Bujones, Maia Plisetskaya, Svetlana Zakharova, etc.

Así como las más representativas figuras de la música popular argentina como Aníbal Troilo, Osvaldo Pugliese, Astor Piazzolla, Susana Rinaldi, Osvaldo Piro, Leopoldo Federico, Rodolfo Mederos, Les Luthiers, Fito Páez, Luis Alberto Spinetta y Mercedes Sosa.

Han trabajado como directores de escena y escenógrafos, entre otros, Ernst Poettgen, Nicola Benois, Otto Erhardt, Leni Bauer, Gunther Schneider-Siemssen, Margarita Xirgú, Sandro Sequi, Héctor Basaldúa, Margarita Wallmann, Cecilio Madanes, Roberto Oswald, José Varona, Jorge Lavelli, Hugo de Ana, Ernesto Acher y Guillermo Kuitca.

La Restauración

Reapertura del teatro, vista exterior.

A lo largo de los 103 años transcurridos desde su inauguración, el edificio ha padecido el deterioro lógico, producto de la falta de mantenimiento e inversión, y el desgaste propio de sus materiales y la acción de agentes externos como la contaminación, la lluvia, la humedad y el paso del tiempo.

El Teatro Colón estuvo en obras de reparación por más de tres años, desde el 2007 al 2010, donde se realizó una restauración conservativa que abarcó la totalidad del edificio, la obra estuvo a cargo del Ministerio de Desarrollo Urbano de la ciudad de Buenos Aires.[10]

El 24 de mayo de 2010 a las 08:20 pm en pleno festejo por el Bicentenario de Argentina se produjo la reapertura con un gran espectáculo de animaciones tridimensionales donde el teatro se vio totalmente restaurado a su antiguo esplendor. En su reapertura, asistieron muchas personas famosas del entorno artístico y político del país y se escuchó y vio La Boheme.

Instituto Superior de Arte del Teatro Colón

Dentro del teatro funciona este instituto que fusionó en 1960 las distintas academias de enseñanza que funcionaban previamente. El instituto forma profesionales de altísimo nivel en todas las disciplinas de la música algunos de los cuales han realizados carreras de proyección internacional como los bailarines Olga Ferri, María Ruanova, Esmeralda Agoglia, Violeta Janeiro, Julio Bocca, Paloma Herrera, Marianela Nuñez, Iñaki Urlezaga, Natalia Magnicaballi, Herman Cornejo, Erica Cornejo, Luciana Paris, Liliana Belfiore, Cecilia Figaredo, Eleonora Cassano, Raul Candal, Silvia Bazilis, Maximiliano Guerra, Silvina Perillo, Karina Olmedo, Maricel De Mitri y los recordados Norma Fontenla y José Neglia (junto a siete otros miembros del cuerpo de ballet desaparecidos trágicamente en un accidente de aviación) y los cantantes Bernarda Fink, Ana María González, Maria Cristina Kiehr, Verónica Cangemi, Dante Ranieri y Raúl Giménez por nombrar algunos pocos.

Se dictan las carreras de:

  • Danza Clásica.
  • Canto Lírico.
  • Dirección escénica o Régie.
  • Dirección Musical de Ópera.
  • Caracterización.

Referencias

Bibliografía

  • Literatura sobre el Teatro Colón
  • Fuentes de Arquitectura de la web (Google)
  • Información brindada por: Secretaría de Turismo de la Nación
  • Enzo Valenti Ferro, Los directores: Teatro Colón, 1908-1984, Ediciones de Arte Gaglianone, c1985.ISBN: 9509004588 DDC: 780.98211 LCC: ML231.8
  • Enzo Valenti Ferro, Las voces: Teatro Colón, 1908-1982, Ediciones de Arte Gaglianone, c1986.. ISBN: 9509004758 DDC: 688.5 LCC: GT2111.5
  • Enzo Valenti Ferro, Aldo Sessa, Almas, angeles y duendes del Teatro Colón.
  • Roberto Caamaño. La Historia del Teatro Colón. 1908-1968.
  • Aldo Sessa. El Mágico Mundo del Teatro Colón. 1995. ISBN-13: 978-9509140226
  • Aldo Sessa. Manuel Mujica Lainez (prólogo). Vida y gloria del Teatro Colón, 1982.

Enlaces externos


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