Templo egipcio

Templo egipcio

Como su nombre lo dice se construyeron para la adoración y culto oficial de los dioses y la conmemoración al faraón el Antiguo Egipto y las regiones bajo control egipcio. Se consideraban estos templos casas para los dioses o reyes a los que se dedicaban. Dentro de estas casas los egipcios realizaban una variedad de rituales, las funciones centrales de la religión egipcia: ofreciendo oblaciones a los dioses, la reconstrucción de sus interacciones mitológicas a través de fiestas y la desviación de las fuerzas del caos. Se consideraban estas rituales necesarias para que los dioses continuaran conservando maat, el orden divino del universo. La vivienda y el cuidado de los dioses eran las obligaciones de los faraones, por tanto se dedicaban muchos enormes recursos a la construcción y mantenimiento de los templos. Por necesidad, los faraones delegaban la mayoría de sus deberes ritales a varios sacerdotes, pero la mayor parte de la población egipcia ya seguía excluída de la participación directa en la ceremonia y era prohibida de entrar las zonas más sagradas de los templos. Sin embargo, un templo fue un sitio religioso importante para todas clases de egipcias, que iban allí para rezar, dar oblaciones y buscar consejos oracular del dios que vivía adentro.

La zona más importante del templo fue el santuario, que típicamente contenía una estatua de su dios. Las habitaciones fuera del santuario se hicieron cada vez más grandes y intricadas con el paso del tiempo, así que los templos egipcios evolucionaban de pequeños sepulcros durante los fines del periodo predinástico a enormes edificios de piedra durante el Imperio Nuevo y después. Estos edificios figuran entre los ejemplos más grandes y duraderos de la arquitectura egipcia, con sus elementos arreglados y adornados según diseños complejos del simbolismo religioso. Su diseño típico constía de una serie de vestíbulos adjuntos, patios abiertos y grandes pilonos de entrada a lo largo del sendero empleado para procesiones de fiestas. Más allá del templo propiamente dicho era una pared exterior que encerraba una amplia variedad de edificios secundarios. Un templo grande también poseía extensiones de tierra y empleaba miles de legos para cumplir con sus necesidades. Por tanto, los templos fueron centros económicos claves además de centros religiosos. Los sacerdotes que manejaban estas instituciones poderosas ejercían un gran influencia, y a pesar de su subordinación ostensible al rey, a veces representaban desafíos significantes a su autoridad.

La construcción de los templos en Egipto continuaba a pesar del ocaso de la nación y su pérdida de independencia final al Imperio Romano. Sin embargo, cuando vino la Cristianidad, la religión egipcia sufrió persecución cada vez más grande, y el último templo cerró en 500 d C. Durante los siglos siguientes, los edificios sufrieron la destrucción y el abandono. Pero a comienzos del siglo XIX una oleada de interés en el Antiguo Egipto tuvo lugar en Europa, dando pie a la ciencia de la Egiptología y creciendo el número de vistitantes a los restos de la civilización. Docenas de templos sobreviven hoy, y unos se han convertido en atracciones turísticas que contribuyen de una manera significante a la economía de Egipto moderno. Los egiptólogos continúan estudiar los templos que sobreviven y los restos de los que son destruídos, porque son fuentes inestimables de información sobre la sociedad del Antiguo Egipto.

Maqueta del Templo de Debod.

Contenido

Funciones

Funciones religiosas

Relieve que demuestra un egipcio que alcanza a una figura masculina en un pedestal.
Bajorrelieve de un faraón realizando rituales para el dios Amon.

Los templos del Antiguo Egipto eran lugares donde los dioses residían en la Tierra. De verdad, el término que los egipcios empleaban más para describir el edificio del templo, hwt-ntr, quiere decir "mansión (o recinto) de un dios".[1] La presencia de un dios en el templo vinculaba los reinos divinos humanos y divinos, y permitía que los humanos interectuaran con el dios tras ritual. Estos rituales, se creían, sostenían el dios y dejaban que continuaba desempeñando su verdadero papel en la naturaleza. Por tanto, eran una parte clave del mantenimiento de maat, el orden ideal de la naturaleza y de la sociedad humana en la creencia egipcia.[2] La meta de mantener maat era el propósito entero de la religión del Antiguo Egipto,[3] y así era el propósito de un templo también.[4]

Porque se atribuyó el faraón con el poder divino sí mismo,{{#tag:ref|Muchos egiptólogos, como Wolfgang Helck y Dietrich Wildung, han discutido que los egipcios no creían de verdad que sus reyes era divinos. Sin embargo, la divinidad del rey se enfatiza mucho en las escrituras oficiales: los productos de la corte real y establecimiento real. Así, a pesar de que los egipcios ordinarios lo creían, la naturaleza divina del rey es clave a la ideología del templo egipcio.[5] fue considerado el representante de Egipto a los dioses y el defensor más importante de maat.[6] Por lo tanto, teóricamente era su deber realizar los ritos del templo. Aunque no es cierto con qué frecuencia realmente participó en las ceremonias, la existencia de templos en todo Egipto hizo imposible que lo haga en todos los casos, y la mayoría de las veces estas funciones se delegaban a los sacerdotes. Sin embargo, el faraón era obligado mantener y expandir los templos en todo su reino.[7]

Aunque el faraón delegó su autoridad, la realización de los rituales del templo ya quedía un deber oficial, limitado a sacerdotes de alto rango. La participación de la población general en la mayoría de ceremonias no sólo era innecesario sino prohibida. En vez, mucha de la actividad religiosa lega en Egipto tenía lugar en santuarios privados y comunitarios, distinta de los templos oficiales. Sin embargo, como el vínculo principal entre los reinos humanos y divinos, los templos todavía atraían veneración considerable de egipcios ordinarios.[8]

Cada templo tenía una deidad principal, pero se dedicaba la mayoría a otros dioses también.[9] Sin embargo, existían deidades a los que no se dedicaban templos. Muchos demonios y dioses domésticos suponían primariamente en la práctica mágica o religiosa privada, con poca o no presencia en las ceremonias de los templos. También existían otros dioses que tenían papeles significantes en el cosmos, pero para razones inciertas no eran honrados con templos.[10] De aquellos dioses que teníen templos sí mismos, muchos se veneraban principalmente en ciertas áreas de Egipto, aunque muchos dioses con un fuerte vínculo local eran importantes en todo el país.[11] Incluso las deidades cuyo culto abarcaba sobre el país eran asociadas con las ciudades donde se ubicaban sus templos principales. En las mitas egipcias de la creación, el primer templo originó como refugio para un dios - cual dios variaba según la ciudad - que se ubicaba en el montículo donde el proceso de creación empezó. Así, cada templo en Egipto era equiparado con este templo original y con el sitio de creación sí mismo.[12] Como el hogar primigenio del dios y la locación mitológica de la fundación de la ciudad, se consideraba el templo el centro de la región, desde el cual el dios patrono de la ciudad reinaba.[13]

También los faraones construyeron templos donde se ofrecieron ofrendas para sostener sus espíritus en la vida eterna, a menudo asociados con o ubicados cerca de sus tumbas. Tradicionalmente se llamaron estos templos "templos funerarios" y son considerados distintos de los templos divinos. Sin embargo, durante los años recientes algunos egiptólogos, como Gerhard Haeny, han comentado que no existe una división clara entre los dos. Los egipcios no referían a templos funerarios por un nombre distinto.[14] Tampoco eran exclusivas mutualmente las rituales para los muertos y las para los dioses; el simbolismo sobre la muerte fue presente en todos templos egipcios.[15] De hecho, el culto de los dioses fue presente hasta cierto punto en todos templos funerarios, y el egiptólogo Stephen Quirke ha dicho que "durante todos períodos el culto real supone los dioeses, pero igualmente... todo culto de los dioses supone el rey".[16] Aun así, claramente se empleaban ciertos templos para conmemorar reyes muertos y para dar ofrendas a sus espíritus. Su propósito exacto se no comprende completamente; quizás querían unir el rey con los dioses, elevándole a un estatus divino mayor que el del reinado ordinario.[17] En cualquier caso, la dificultad de separar los templos divinos y funerarios refleja el entrelazamiento de divinidad y reinado y la creencia egipcia.[18]

Funciones económicas y administrativas

También los templos eran centros claves de actividad económica. Templos grandes necesitaban recursos enormes y empleaban docenas de miles y sacerdotes, artesanos y peones.[19] Los funcionamientos económicos del templo eran análogos a los de una casa egipcia grande, con criados dedicados a servir el dios del templo. Este se refleja en el término egipcio para las tierras del tiemplo y su administración, pr, querriendo decir "casa" o "finca".[20]

Algunos suministros del templo provinía de donaciones directas por el rey. En el Imperio Nuevo, cuando Egipto era un potencia imperial, estas donaciones a menudo se saliá del botín de las campañas militares del rey o el tributo dado por sus estados cliente.[21] El rey también podía recaudar diversos impuestos que iban directamente a apoyar una templo.[22] Otros ingresos procedían de individuos privados, que ofrecían tierra, esclavos o bienes a los templos a cambio de una entrega de ofrendas y servicios sacerdotales para mantener su espíritu en la vida eterna.[23]

Sin embargo, mucho del apoyo económico de un templo provenía de sus propios recursos. Estos incluían extensiones de tierra más allá del recinto del templo, a veces en una región completamente distinta del templo. El tipo más importante de propiedad fue tierras de labranza, produciendo grano, fruta o vino, o sosteniendo manadas de ganado. El templo manejaba estas tierras directamente, las alquilaba a agricultores por una parte de los productos, o las manejaban junto con la administración real. Los templos también fundaban expediciones en el desierto para conseguir recursos como sal, miel o animales de caza, o para extraer minerales preciosos.[24] Algunos eran dueños de flotas de naves con las realizaban su propio comercio en todo el país o aún más allá que las fronteras de Egipto. Así, como Richard H. Wilkinson dice, la finca del templo "a menudo representaba una porción de Egipto sí mismo".[25] Como un centro económico muy importante y empleador de una gran parte de la población local, el recinto del templo era una parte clave del pueblo en que estaba ubicada. A la inversa, cuando se fundó un templo en tierra vacía, un nuevo pueblo se construyó para apoyarlo.[26]

Últimamente, todo este poder económico era bajo el control del faraón, y la administración real podía ordenar que un templo divertiera sus recursos a otro templo cuya influencia quería expandir. Así, un rey podía aumentar los ingresos de los templos de un dios que favorecía, y los templos funerarios de faraones recientes tenían una tendencia a trasvasar recursos de templos de faraones muertos desde mucho tiempo. También el rey podía ordenar que los templos proveían recursos para otros propósitos; por ejemplo, los templos funerarios de la necrópolis tebana supervisaron la provisión de trabajadores de la tumba empleados por la administración real en Deir el-Medina.[27] La manera más drástica de controlar las fincas de los templos era revisar completamente la distribución de la propiedad del templo por todo el país, que quizás extendía a cerrar ciertos templos. Tales cambios podían cambiar el panorama económico de Egipto de una manera significante.[28] Entonces, los templos eran aparatos importantes con los cuales el rey manejaba los recursos nacionales y su población.[29] Sin embargo, como supervisores directos de su propia esfera económica, la administración de un templo grande ejercía una gran influencia, que podía plantear desafíos a la autoridad de un faraón débil.[30]

Desarrollo

Desarrollo temprano

Evidencia de santuarios primitivos aparecía en Egipto a finales del Periodo Predinástico, a finales del cuarto milenio a C. Estos santuarios se construyeron de materiales perecederos como madera, esterillas de carrizo y puentes de barro. A pesar de la temporalidad de estos edificios tempranos, el arte egipcio posterior reempleaba y adaptaba elementos, provocando los santuarios antiguos para sugerir la naturaleza eterna de los dioses y sus viviendas.[31]

Durante el Periodo Arcaico (c. 3100-2686 a C), los primeros faraones construyeron complejos funerarios en el centro religioso de Abidos siguiendo un solo diseño general, con un recinto rectangular de puente de barro que quizás contenía un montículo de tierra descentrado.[32] No es cierto si, durante este tiempo temprano, templos en otras áreas del país recibían patrocinio real o eran influenciados por el estilo del templo real.[33] De todas maneras, en el Imperio Antiguo (c. 2686-2181 a C) que sigió el Periodo Dinástico Temprano, los monumentos funerarios reales experimentaban una gran expansión, mientras la mayoría de templos divinos quedía comparativamente pequeña, sugierendo que la religión oficial durante este periodo enfatizaba el culto del rey divino más que el culto directo de las deidades.[34]

Reconstrucción de un templo pirámide del Imperio Antiguo, con una calzada elevado que lleva al templo del valle.

La expansión de los monumentos funerarios empezó durante el reinado de Zoser, que construyó su complejo completamente de piedra, y reemplazó el montículo interior con una pirámide escalonada bajo el cual fue enterrado (la pirámide escalonada de Zoser). Durante el resto del Imperio Antiguo, las tumbas y los templos se juntaban en complejos de pirámides elaboradas de piedra.[35] Cerca de cada complejo existía un pueblo que suministraba sus necesidades como pueblos apoyarían los templos tras la historia egipcia. Otros cambios vinieron durante el reinado de Seneferu, que construyó complejos simétricamente al lado de un eje este-oeste, con un templo del valle en las orillas del Nilo, vínculado a un templo pirámide al pie de la pirámide. Los sucesores inmediatos de Senefuru siguieron este diseño, pero durante el Imperio Antiguo tarde, los complejos combinaron elementos distintos del plan axial y del plan rectangular de Zoser.[36]


Para suministrar los complejos, los reyes fundaron nuevos pueblos y fincas agrícolas en tierras no desarrolladas en Egipto. El movimiento de bienes desde estas tierras al gobierno central y sus templos ayudó unificar el reino.[37] Pero mientras los templos y sus sacerdocios crecían más influyentes económicamente, se convertían en casi independientes del control real, debilitando el gobierno central y contribuyendo a la quiebra del Imperio Antiguo.[38]

Los sobernos del Imperio Medio (c. 2055-1650 a C), que unificaron el país después de esta quiebra, continuaban la construcción de píramides y sus complejos asociados.[39] Los restantes raros de los templos del Imperio Medio demuestran que los planes de los templos se conviertían en más simétricos durante ese período, y templos divinos eran construídos cada vez más de piedra. El diseño de un santuario detrás de un vestíbulo con columnas aparece con frecuencia en los templos del Imperio Medio, y a veces estos dos elementos están frentados por cortes abiertas, prefigurando el diseño estandar del templo empleado en tiempos posteriores.[40]

Imperio Nuevo

Pilono de entrada del Templo de Luxor, uno de los templos importantes del Imperio Nuevo[41]

Con más poder y riqueza durante el Imperio Nuevo (c. 1550-1070 a C), Egipto dedicaba aún más recursos a sus templos, que crecían cada vez más grandes y elaborados.[42] Papeles sacerdotales de rangos más altos se hicierion permanentes en vez de posiciones rotativas, y otra vez controlaban mucha de la riqueza de Egipto. Es posible que, mientras la influencia de los templos expandía, las celebraciones religiosas que antes habían sido públicas eran asimiladas en las rituales festivales cada vez más importantes de los templos.[43] El dios más importante durante este periodo era Amon, cuyo centro culto, el Precinto de Amon-Re en Karnak en Tebas, eventualmente se convertió en el templo más grande, y cuyo sacerdocio ejercía una influencia política considerable.[44]

Durante este periodo, muchos templos eran construídos completamente de piedra, y su plan general se hizo fijado, y el santuario, los vestíbulos, los patios y los pilonos de entrada orientando al lado del camino empleado para procesiones festivales. Los faraones del Nuevo Imperio dejaron de utilizar las píramides como monumentos funerarios y ubicaban sus tumbas a una larga distancia de sus templos funerarios. Sin las píramides, los templos empezaban usar el mismo plan que los dedicados a los dioses.[45]

Durante los medios del Imperio Nuevo, el faraón Akenatón favorecía el dios Atón sobre todos otros, y eventualmente abolió el culto oficial de la mayoría de otros dioses. Los templos tradicionales eran desatendidos mientras nuevos templos de Atón, que eran muy distintas en diseño y construcción, se construían. Pero la revolución de Akenatón fue revocada poco tiempo después de su muerte, cuando los cultos tradicionales restablecían y se destruían los templos nuevos. Faraones posteriores dedicaban aún más recursos a los templos, en particular Ramsés II, el constructor de monumentos más prolífico en la historia egipcia.[42] Mientras la riqueza de los sacerdocios continuaban crecer, hizo el mismo su influencia religiosa: oráculos de los templos, controlados por los sacerdotes, eran un metódo cada vez más popular para tomar decisiones. El poder faraónico disminuía, y durante el siglo XI a C los Sumos sacerdotes de Amón podían tomar controlar de todo Alto Egipto, empezando la fragmentación política del Tercer Periodo Intermedio (c. 1070-664 a C).[46]

Mientras el Nuevo Imperio se desmoronía, la construcción de los templos funerarios cesó y nunca era restablecida.[47] Sin embargo, algunos soberanos del Tercer Periodo Intermedio fueron enterrados dentro de los recintos de los templos divinos, continuando el vínculo entre templo y tumba.[48]

Periodos tardíos

Durante el periodo tardío (664-323 a C), el estado debilitado egipcio cayó a una serie de poderes exteriores, experimentando sólo aislados periodos de independencia. Muchos de estos soberanos extranjeros fundaban y expandían los templos para reforzar su derecho al reino de Egipto. En medio de esta agitación, las fortunas de varios templos y cleros cambiaron, y la independencia del sacerdocio de Amón fue rota, pero el poder del sacerdocio en general quedía.[49] Uno de los conquistadores extranjeros, los nubianos que reinaba sobre Egipto durante los siglos VII y VIII a C, adoptaron la arquitectura de los templos egipcios para uso en su propia tierra, empezando una larga tradición de construcción sofisticada de templos por los nubios.[50]

Un mammisi de la epoca romana en el Templo de Dendera.

A pesar de la agitación política, el templo egipcio continúa evolucionar sin asimilar mucha influencia extranjera.[51] Mientras la construcción de templos más tempranos centraba en los dioses masculinos, deidades femininas y deidades representadas como niños eran cada vez más prominentes. Los templos centraban más en actividades religiosas populares como oráculos, cultos animales y oración.[52] Nuevas formas arquitectónicas continuaban desarrollar, como quioscos cubiertos delante de las entradas, estilos de columnas más elaborados y los mammisi, un edificio que celebraba el nacimiento mítico de un dios.[53] Aunque las características del estilo de los templos tardíos habían desarrollado por el último periodo de reino nativo, la mayor parte de los ejemplos data de la era de los Ptolomeos, reyes de Grecia que reinaban como faraones durante casi 300 años.[54]

Después de que Roma conquistó el reinado Ptolemaica en 30 a C, los emperadores romanos desempeñaban los papeles de soberano y patrono de los templos.[55] La construcción de los templos continuaban hasta el siglo II d C, pero mientras debilitía el imperio, apoyo para los cultos de los templos disminuyó. Durante los siglos IV y V d C, los emperadores Cristianos ordenían el cierre de los templos paganos tras el imperio, y Cristianos locales trabajaban para eradicar el culto de los dioses tradicionales.[56] En 550 d C, File, el último templo funcional en Egipto, se cerró.[48]

Construcción

Construcción de piedra en un pared de un templo

Se construían los templos en Alto y Bajo Egipto, también en los oasis controlados por los egipcios en el Desierto Líbico y puestos fronterizos en la Península de Sinaí. Durante periodos cuando Egipto dominaba a Nubia, los soberanos egipcios también construían templos allí, aún hasta Jebel Barkal en el sur.[57] La mayoría de pueblos egipcios tenía un templo,[58] pero en algunos casos, igual que con los templos funerarios o los templos fundados realmente en Nubia, el templo era una nueva fundación en tierra que hasta entonces había sido vacía.[59] El sitio exacto de un templo a menudo fue elegido por razones religiosas; por ejemplo, podía ser el lugar de nacimiento mítico o el cementerio de un dios. El eje del templo también podía ser diseñado para alinear con ubicaciones con significancia religiosa, como el sitio de un templo vecino o el lugar de ascensión del Sol o de estrellas particulares. El Gran Templo de Abu Simbel, por ejemplo, está alineada así que dos veces cada año el sol naciente ilumina los estatuas de los dioses en su habitación más recóndita. Sin embargo, la mayoría de los templos estaba alineada hacía el Nilo con un eje este-oeste.[60]

Tipos de templos

  • Templo consagrado a uno o más dioses.
    • Oficiales: en los que oficiaba el faraón o sus sacerdotes y que representaban la religión oficial.
    • Santuarios populares: mostraban la devoción popular a un dios, ante el que se dejaban ofrendas y ex votos.
  • Templo funerario del faraón, en el que se desarrollaban los ritos funerarios, como la apertura de la boca. Antes de que las tumbas se ocultasen para protegerlas, tenían dos templos: el funerario y el del Valle.
  • Cenotafio, templos mortuorios secundarios, levantados sobre todo, aunque no solamente, por los faraones que construyeron tumbas secretas.

Distribución clásica

Esfinges de la calzada de Karnak.

El templo egipcio no es solo un edificio, sino todo un complejo arquitectónico en el que se distinguen:

  • La calzada ceremonial, flanqueada de esfinges.
  • Pilonos de entrada,
  • Patio,
  • Sala hipóstila,
  • Salas de ofrendas,
  • santuario,
  • Edificios auxiliares,
  • Muros circundantes.

Pilono

Entrada al templo de Luxor, con los pilonos, uno de los obeliscos y los colosos. Dentro pueden verse las columnas del patio.

Los pilonos conformaban la entrada, mediante dos altos y gruesos muros con forma de tronco piramidal situados a ambos lados de la puerta. Tenían unas hornacinas donde se colocaban mástiles. Delante se colocaban dos obeliscos, dos estatuas colosales del faraón o ambas cosas. Suelen estar decorados con escenas históricas glorificando al faraón.

Patio

Es una estancia al aire libre, rodeada de columnas. En ocasiones especiales podía acceder a él el pueblo, por lo que estaba marcado con el Rejit. Está decorado con estatuas de faraones, miembros de la familia real e incluso de funcionarios de alto rango. En algunos templos, como en Karnak y Luxor, en el patio se enterraban las estatuas antiguas cuando su número era excesivo. Puede haber varios patios, precedidos cada uno por nuevos pilonos.

Sala hipóstila

Del mismo ancho pero menor longitud que el patio, la sala hipóstila, poseía un techo soportado por columnas. Su eje central, conformaba un pasillo de acceso al santuario interior. A veces, las columnas centrales eran más altas que las laterales, con un techo más alto para permitir el paso de la luz lateralmente. En la decoración de los muros se representaban ceremonias en honor del dios. Esta sala era de recepción, y sólo podían acceder altos funcionarios (como los nomarcas y chatys), sacerdotes, escribas y nobles. Si había más de una, el acceso a las interiores estaba restringido a los personajes más distinguidos.

Salas del dios

Maqueta del templo de Amón en Karnak, con los edificios auxiliares y el lago sagrado. A la derecha se observa ua entrada auxiliar que forma un eje perpendicular al principal.

Son las cámaras a las que solo los sacerdotes y el faraón podían pasar. En una de ellas estaba la barca sagrada, utilizada para llevar la imagen del dios en procesión. La última cámara es el santuario, donde se encontraba la imagen y una mesa de ofrendas de piedra y a la cual solo podía acceder el faraón o el sacerdote delegado por él para realizar el ritual diario.

Construcciones auxiliares

Estaban situadas en el exterior, y contenían los almacenes, talleres y demás salas auxiliares. También había otras construcciones dedicadas a capillas para el culto a otros dioses, y en ocasiones un palacio para residencia del faraón, como en el Ramesseum.

Algunos templos tenían también lagos sagrados artificiales, Casa de la vida y Mammisi.

En el exterior del recinto amurallado se extendían campos de labor para abastecerlo, que originalmente eran propiedad real pero que con el tiempo (y el aumento de poder de los sacerdotes) pasaron a serlo del templo.

Materiales

El templo debía ser eterno, por lo que se construía en piedra, y con el tiempo se sustituyeron muchas de las primeras construcciones hechas en adobe. El tipo de piedra se elegía no solo en función de su dureza, también se tenía en cuenta el color. En general se usaba arenisca y caliza, aunque algunas zonas y capillas podían estar construidas con granito o basalto.

Decoración

El Templo tenía sus paredes interiores y los muros exteriores decorados con relieves pintados, mostrando escenas e inscripciones del faraón portando ofrendas a los dioses, o realizado hazañas bélicas, reales o simbólicas. Parte de la historia del Antiguo Egipto se conoce por estas inscripciones, que narran batallas, tratados de paz y otros hechos de cada uno de los faraones que ordenaron erigir un templo.

Los huecos de iluminación disminuían de tamaño al acercarse al santuario, el lugar más en penumbra.

Véase también

Referencias

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  5. Haeny, Gerhard, "New Kingdom 'Mortuary Temples' and 'Mansions of Millions of Years', in Shafer 1997, pp. 126, 281
  6. Shafer, Byron E., "Temples, Priests, and Rituals: An Overview", in Shafer 1997, p. 3
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  8. Dunand and Zivie Coche 2005, pp. 103, 111–112
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  14. Haeny, Gerhard, "New Kingdom 'Mortuary Temples' and 'Mansions of Millions of Years', in Shafer 1997, pp. 89–102
  15. Shafer, Byron E., "Temples, Priests, and Rituals: An Overview", in Shafer 1997, pp. 3–4
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  18. Shafer, Byron E., "Temples, Priests, and Rituals: An Overview", in Shafer 1997, pp. 2–3
  19. Wilkinson 2000, pp. 90–93
  20. Spencer 1984, p. 17
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Bibliografía

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