Madres de Plaza de Mayo

Madres de Plaza de Mayo
Para el sector separado en 1986, véase Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.
Símbolo tradicional de las Madres (un pañuelo en la cabeza, hecho inicialmente con tela de un pañal).

Las Madres de Plaza de Mayo es una asociación formada durante el último gobierno militar de la República Argentina con el fin de recuperar con vida a los detenidos desaparecidos, inicialmente, y luego establecer quiénes fueron los responsables de los crímenes de lesa humanidad y promover su enjuiciamiento. Posteriormente tratan de continuar lo que ellas entienden como la lucha que intentaron llevar a cabo sus hijos, mediante la misma asociación, con su propia radio, universidad (UPMPM), café literario, plan de vivienda social, guardería infantil y programa de televisión.

Las Madres de Plaza de Mayo se encuentran actualmente divididas en dos grupos: el grupo mayoritario, denominado «Madres de Plaza de Mayo» (presidido por Hebe de Bonafini), y las «Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora» (presidido por Marta Ocampo de Vásquez).

Contenido

Diferencias con Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora

Madres con Néstor Kirchner.

Las diferencias de la separación fueron políticas, con críticas a la conducción de Hebe de Bonafini sobre la asociación por supuesta falta de democracia interna y personalismo. Las otras Madres en cambio acusaron a Línea fundadora de pertenecer al partido político oficialista y sus aliados, y de apoyar al presidente argentino de ese momento, Raúl Alfonsín.

Por otra parte la agrupación Madres de Plaza de Mayo no acepta la reparación histórica monetaria, porque no reconoce la muerte de los detenidos-desaparecidos.

Línea Fundadora representa a las madres y familiares que recibieron las reparaciones establecidas por la Ley 24.411 (que incluyó una indemnización económica rechazada por la otra agrupación de las Madres) y aceptan la Ley 24.231 que crea la figura del detenido-desaparecido, Así como sobre la necesidad de preservar la memoria y tener en vista perspectivas históricas.

También ofrecieron la reparación económica, doscientos cincuenta mil dólares por cada desaparecido. El que tiene tres o cuatro como alguna de nosotras... millonarias, sin hijos, sin justicia, pero millonarias. Dijimos ¡no! ¡La vida de un joven no puede tener precio, y menos la de un revolucionario! ¡Jamás vamos a aceptar la reparación económica! Hebe de Bonafini.[1]

Historia de la organización

Desaparecidos

Artículo principal: Desaparecidos por la dictadura argentina
Las Madres de Plaza de Mayo representadas en la Feria Internacional del Libro en Buenos Aires.

Los hijos de las Madres desaparecieron durante el Proceso de Reorganización Nacional entre 1976 y 1983 (los militares entregaron el poder a Raúl Alfonsín el 10 de diciembre de 1983).

La cifra de personas detenidas-desaparecidas se estima en unas 30.000. Es el número que obtuvieron los organismos de derechos humanos a partir de las denuncias y la estimación de casos no denunciados. Según el libro Nunca Más, informe de la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), las víctimas del terrorismo de Estado fueron unas 9.000 personas, porque sólo cuentan los denunciados hasta 1983.

Inicios

El comienzo del reclamo nació como una iniciativa de madres de detenidos y desaparecidos el 30 de abril de 1977 en Buenos Aires. Su objetivo inicial era poder tener una audiencia con el presidente de facto argentino Jorge Rafael Videla. Para ello se reunieron en la Plaza de Mayo y efectuaron una manifestación pública pacífica pidiendo saber el paradero de sus hijos. La elección de la Plaza de Mayo se debe a que está situada frente a la Casa Rosada, sede de la Presidencia y lugar donde tradicionalmente se han efectuado manifestaciones políticas.

La idea surgió mientras el grupo inicial de madres estaba esperando que las atendiera el secretario del Vicario Castrense. Una de ellas, Azucena Villaflor de Vicenti, propuso entonces: «Individualmente no vamos a conseguir nada. ¿Por qué no vamos todas a la Plaza de Mayo? Cuando vea que somos muchas, Videla tendrá que recibirnos».

Ese mismo día, 14 madres iniciaron una jornada a la cual, con el paso del tiempo, se acercarían otras madres afectadas. Desde entonces, todos los jueves repetirían una caminata (originada cuando las fuerzas de seguridad les exigieron «circular» por causa del estado de sitio) alrededor de la pirámide central de la plaza.

Entre aquellas primeras Madres estuvieron Azucena Villaflor de Vicenti, Berta Braverman, Haydée García Buelas, María Adela Gard de Antokoletz, Julia Gard, María Mercedes Gard y Cándida Gard (4 hermanas), Delicia González, Pepa García de Noia,[2] Mirta Baravalle, Kety Neuhaus, Raquel Arcushin, Sra. de Caimi y una joven que no dio su nombre. Al viernes siguiente aparecieron más madres, entre ellas Hebe de Bonafini, de la ciudad de La Plata. La presencia de las madres en la Plaza era conocida por comentarios de boca en boca, puesto que así como no existían los «desaparecidos» para la prensa, tampoco existían las Madres. Al tercer día se cambió el viernes por el jueves. Acordaron que fueran los jueves de 15:30 a 16:00 h por ser un día y una hora en la que transitaba mucha gente por la Plaza. Ellas permanecían en grupo y de pie sin caminar. Fueron los policías que custodiaban la plaza quienes les indicaron que marcharan de a dos porque como el país estaba bajo estado de sitio estaban prohibidos los grupos de tres o más personas. Por lo tanto y dadas esas condiciones, comenzaron las marchas alrededor de la pirámide de Mayo, símbolo de la libertad. Para reconocerse, comenzaron a usar un pañuelo blanco en la cabeza hecho en un principio con tela de los pañales que se usaban para bebés, representando así a los hijos. Ese pañuelo se convirtió en su símbolo. Las Madres intentaron dar a conocer sus dramas y así participaron de marchas religiosas numerosas y populares en las cuales era conveniente que pudieran reconocerse.

Primeras madres desaparecidas

Artículo principal: Esther Ballestrino
Artículo principal: Azucena Villaflor de Vicenti
Artículo principal: María Ponce de Bianco
Convocatoria al apoyo a las Madres de Plaza de Mayo en sus rondas semanales.

Entre el jueves 8 de diciembre y el sábado 10 de diciembre de 1977 un grupo de militares bajo el mando de Alfredo Astiz secuestró a un grupo de 12 personas vinculadas a la Madres de Plaza de Mayo. Al secuestrarse a las primeras dos madres, Hebe de Bonafini opinó ante Azucena Villaflor, una de las fundadoras de la organización, la necesidad de suspender la solicitada en el diario que iba a publicarse, hasta que se encontraran a las madres. Villaflor se opuso, expresando que a ellas las buscarían, pero mientras tanto no habría quién buscara a los hijos. Finalmente al día siguiente fue secuestrada en la esquina de su casa en Avellaneda por el Grupo de Tareas 3.3.2 de la Escuela de Mecánica de la Armada. Volvía de comprar el diario donde las Madres habían publicado su primer solicitada.

La desaparición de Azucena, de Mary y de Esther, casi nos hizo tambalear a este grupo que recién se armaba. Lo hicieron para liquidarnos, ellos no pensaron que nosotras íbamos a seguir. De esas Madres lo que hay que saber es que se llevaron las tres mejores Madres que teníamos, porque nosotras veníamos todas de no saber nada [...] Azucena venía de una familia peronista muy combativa, que ya había vivido mucha presión la familia Villaflor, ella ya había sido sindicalista, trabajaba en una compañía de telefonía y era del sindicato; Mary Ponce trabajaba en la base de la Iglesia del Tercer Mundo y Esther Balestrino de Careaga era una bioquímica que venía huyendo de Paraguay. Ella vino y nos dijo que se llamaba Teresa [...] era una mujer súperinteligente. Ella siempre me enseñaba muchas cosas, me decía: «Mirá, Hebe, cuando vos vas a una reunión y hay uno con un micrófono, te tenés que dar cuenta que ese es el que va a dirigir la reunión y la va a mandar, porque el micrófono le da el poder, pero vos sabés qué tenés que hacer, aunque sea pararte arriba de una mesa, pero no lo dejes porque vos tenés fuerza para eso» y un día yo la vi a ella en una reunión en Familiares parada arriba de una silla discutiéndole a Cata Guagnini, por el tema del micrófono. [Tiempo después] apareció la hija y ella siguió con las Madres. Nosotras le decíamos que teníamos miedo, porque le decíamos que «si apareció tu hija, ahora qué va a pasar», pero le había quedado el yerno desaparecido. Ella tenía un convencimiento político impresionante: conocía todo, sabía de todo, te explicaba todo.[1]

El grupo completo secuestrado estaba integrado por Azucena Villaflor de Vicenti, Esther Ballestrino de Careaga, María Ponce de Bianco (las tres fundadoras de Madres de Plaza de Mayo), las monjas Alice Domon y Léonie Duquet, y siete activistas de derechos humanos.

Repercusión internacional

A pesar de este hecho, las madres continuaron la lucha, hasta hacerse reconocibles durante la realización del Mundial de Fútbol de 1978 en la Argentina, cuando periodistas internacionales empezaron a entrevistarlas y dieron a conocer su movimiento. Según Hebe de Bonafini:

Para mí, una de las cosas más importantes es que Holanda haya pasado la marcha de las Madres en vez del mundial, porque era jueves, y ahí nos conoció el mundo. Yo creo que eso fue un cimbronazo muy grande para las Madres porque inmediatamente las mujeres de Holanda nos escribieron y nos dijeron «estamos a su disposición», y ellas juntaron el dinero para que tengamos la primera casa, porque si no tan desboladas y tan desarmadas como estábamos yendo a las iglesias que nos pateaban o yendo a un confitería de la que nos teníamos que ir temprano porque sino nos llevaban presas, no sé si hubiéramos podido durar porque estuvimos tres años sin tener dónde reunirnos.[1]

Entre los años 1978 y 1979 las Madres comenzaron a salir al exterior para hacer conocer el drama de los desaparecidos y solicitar que se aislara a la dictadura militar argentina, primero a Europa y luego a Estados Unidos. Tuvieron la fortuna de ser escuchadas e invitadas. Amnesty International patrocinó un viaje en 1979 que abarcó nueve países para exponer ante gobernantes de Europa y los Estados Unidos la situación real en la República Argentina.

También para nosotras nos marcó muchísimo el primer viaje que hicimos, animarnos a salir a Europa cuando nadie salía. Yo pienso también que cuando se fueron formando los grupos de solidaridad fueron todos lazos de contención muy fuerte para las Madres, tal vez la gente no se dio cuenta, el Frente de Apoyo a las Madres y los grupos de apoyo en distintas partes de Europa.[1]

En 1980 comenzó a surgir la idea entre las madres de que aún si los desaparecidos estuvieran muertos, se seguirá buscando el esclarecimiento como si siguieran vivos, porque el delito es constante hasta que no aparezca el cuerpo, concepto que después evolucionaria en la idea de que la víctimas que no están, no son solo las que fueron eliminadas por la dictadura, sino que ellas representan a todos los que lucharon contra el poder.

En 1980, Emilio Mignone y Adolfo Pérez Esquivel, con la convicción de que los desaparecidos «estaban todos muertos», salieron al mundo a decir que ya no había más nada que hacer, que en 1979, cuando vino la Comisión de Derechos Humanos, se había hecho el «blanqueo» de los campos de concentración. Nosotras estábamos en Suecia, y empezamos a decir «no podemos bancar que los civiles, que el premio nobel, digan que están “todos muertos”. ¡De ninguna manera, tenemos que sacar una declaración, nadie nos dijo qué pasó con ellos, no podemos aceptar la muerte de nuestros hijos». Y el 5 de diciembre de 1980 sacamos la famosa frase, de cuestionamiento a un sistema perverso: «aparición con vida», porque no hemos de dejar morir a nuestros hijos, aparición con vida en cada lugar donde un hombre o una mujer pelean y luchan y levantan un fusil para defenderse, ahí están ellos. ¡Aparición con vida! ¡De verdad, no es una utopía ni una locura![1]

Fin de la dictadura

Manifestación de las Madres de la Plaza de Mayo.

Cuando comenzaron a reunirse eran un grupo pequeño de Madres. Posteriormente creció hasta ser habitualmente de 300 a 400 Madres los jueves en la plaza, incorporándose los padres, hermanos, esposas, hijos, nietos de los desaparecidos y fueron formándose grupos de Madres en el interior del país. En 1980 adquieren una sede social, dejando atrás las reuniones en sus casas particulares, gracias a una donación de SAAM (Asociación Holandesa de Mujeres que se había constituido para ayudarlas). La presidenta[3] de la fundación, Hebe de Bonafini, expresó al respecto:

tal vez la que marcó fue lo que te digo ahora, que las mujeres holandesas se comunicaran con nosotras ni bien nos vieron dar vueltas, esa vuelta que nadie conocía y ya tenía más de un año.[1]
luego [tuvimos] otra [casa] en Hipólito Yrigoyen 1442, y empezamos a crecer, nos regalaban cuadros, esculturas, cartas y miles de poemas y guardamos todo, desde el 30 de abril de 1977, todas las cartas que nos mandaron y mandamos; no existía Internet, todo escrito a mano.[1]

Desde 1981 se realizaron las Marchas de la Resistencia, una serie de manifestaciones públicas anuales organizadas con el fin de reclamar por la vigencia de los derechos humanos. Las mismas constituyeron una enérgica reacción popular contra el Proceso de Reorganización Nacional, y su terrorismo de Estado. La presidenta de la fundación, Hebe de Bonafini, expresó al respecto:

En 1981, la primera Marcha de la Resistencia. Discutida, nadie quería poner la palabra «resistencia», estaba la dictadura, era temerario hablar de «resistencia» [...] Hicimos la primera marcha; en la noche quedamos sólo setenta Madres, solitas. Acompañadas de los nuestros, de esos hijos que empezaron a habitar la Plaza desde el 30 de abril, y la habitan cada jueves y cada marcha. Al otro día vinieron la gente, los organismos, las organizaciones, a acompañarnos, y a las tres y media, como correspondía, la cerramos. Y hoy la Marcha de la Resistencia es esperada cada año y cada año es más fuerte y más linda para festejar.[1]

En 1982 la junta militar reconquistó las islas Malvinas después de 149 años de ocupación británica, lo que distrajo la atención de la crisis económica a este hecho. La presidenta de la fundación, Hebe de Bonafini, expresó al respecto:

En 1982, la guerra de las Malvinas y, entre medio, marchas, represión, cárcel, empezamos a visitar a los presos políticos en las cárceles. Un día, les llevamos cuarenta claveles rojos para que le dieran a sus madres el día antes del Día de la Madre. Y la guerra de las Malvinas donde las Madres tuvimos una posición muy dura: rechazo a la guerra. Las Malvinas son argentinas, los desaparecidos también dijimos en aquel momento, querían que fuéramos a tejer al Obelisco, rechazamos la guerra porque era otra muerte fabricada por los militares, infierno para un montón de pibes que fueron creyendo que salvaban a la patria, y que están olvidados, sin trabajo, tirados por ahí. Pero nosotras también los recordamos siempre, y los que murieron también están aquí.[1]

Finalmente en 1983 se anunció la convocatoria a elecciones generales, que permitiría la reapertura democrática del país. La presidenta de la fundación, Hebe de Bonafini, expresó al respecto:

En 1983 empezamos a recorrer todos los partidos políticos con un documento. Los partidos que habían quedado en la heladera durante todo este tiempo se estaban preparando, venía la época en que habría elecciones, les pedíamos entrevistas y no nos daban. Habíamos hecho un documento muy duro a Alfonsín, porque le entregó la banda Bignone y Bignone era un asesino, un dictador, y sin embargo Alfonsín quiso que él le pusiera la banda presidencial.[1]

Gobierno de Alfonsín

Publicidad del primer períodico de las Madres de Plaza de Mayo en el año 1984.

Durante el Gobierno de la democracia restaurada, comenzaron las marchas multitudinarias. La presidenta de la fundación, Hebe de Bonafini, expresó:

En la época de Alfonsín inventamos un montón de marchas. Las Madres siempre quisimos que la gente recordara las marchas que hacíamos. Cuando vino la época de la democracia, lo que tratamos por todos los medios es que las marchas tuvieran algo para que la gente las recordara, aquella de las siluetas, que la gente siempre recuerda. ¿Qué les queríamos decir con eso? ¡Que nuestros hijos estaban ocupando de todas maneras las calles de la ciudad! Y miles de pañuelos con la frase «Cárcel a los genocidas».[1]

El presidente Raúl Alfonsín, en un reportaje, expresó que aún había desaparecidos con vida. Entonces, la asociacion pidió cita con el presidente para que aclarara sus palabras. La presidenta de la fundación, Hebe de Bonafini, expresó:

Cuando lo fuimos a ver a Alfonsín por aquello que él había dicho, que había desaparecidos con vida, le fuimos a preguntar, entonces, dónde estaban, y nos dio una entrevista para el 24 de junio, a todas las Madres del país, fuimos una por cada filial, y cuatro de la Comisión. Alfonsín se había ido, con el descaro que lo caracteriza, era el día de Gardel y se había ido al Colón a escuchar un concierto, nosotras le dijimos «claro, va al homenaje a Gardel porque está muerto y no le va a pedir nada».

Decidimos quedarnos, tomar la Casa de Gobierno, no fuimos violentas, dijimos «nos quedamos», mandamos a traer colchonetas, termos, comida, y nos quedamos en la casa de Gobierno. No sabían qué hacer con nosotros, el gobierno se decía democrático, sacarnos era difícil, les dimos asueto a los compañeros trabajadores de la Casa de Gobierno, le dijimos a los Granaderos que se fueran, dos jóvenes nuestros se pusieron en su lugar. Llegaron los periodistas y gente para acompañarnos, y al otro día nos tuvieron que atender.

Tuvieron que cambiar la entrada a la Casa de Gobierno porque las Madres dormimos ahí. Nos dimos el lujo de dormir en el suelo, pero en la Casa de Gobierno.[1]

Durante este período, las madres se separaron en dos. El grupo mayoritario, integrado por las madres de Buenos Aires y del interior del país, se llamará la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, o sólo Madres de Plaza de Mayo. El grupo escindido se llamará Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Hebe de Bonafini expresó en 2002:

El primer día que hablamos en la plaza, que no nos acordamos cuál fue, que fue una gran disputa con las [actuales] «fundadoras», con las que se fueron. No querían [que se hablara], decían que era un gallinero hablar en la plaza, o sea que fue muy combatido el tema de hablar en la Plaza y al principio un día cada Madre hablaba hasta que le tocó hablar a una que dijo que el hijo había desaparecido en la «querida Escuelita de Mecánica de la Armada», porque el hijo era de la armada y nos horrorizó que en la Plaza pasara eso. Y bueno, fuimos modificando y después hablaron otras, y después dijeron que hable un poco cada una, y después habló uno que era de un partido político que se zarpó, y pasaron muchas cosas hasta que se decidió que hablara una Madre con la síntesis de lo que pasaba en la semana. Y así empezamos hace muchísimos años, muchos, muchos, no sé si en el 84 o en el 85 a hablar cada jueves de lo que pasaba en la semana y nos empezamos a turnar hasta que las Madres dijeron que había dos o tres Madres que lo sabían hacer más fuerte, o mejor, o más completo y quedó así marcado de que hablaba Porota, Beba y yo. Si estoy yo hablo casi siempre yo y si no habla Porota o Beba, también habla Juanita, algunas veces María Gutman, pero creo que la plaza tiene eso, un sabor y una responsabilidad.[1]

Cuando se abrieron elecciones para elegir en 1986 a la presidenta de la asociación, las actuales Línea Fundadora rechazaron que participaran madres de detenidos-desaparecidos de fuera de Buenos Aires, considerando que la asociación era sólo de Buenos Aires, con lo cual se retiraron de los comicios.

Con respecto a las medidas reparatorias a las víctimas de la represión, Línea fundadora aceptó las compensaciones económicas del Estado Argentino durante la presidencia de Raúl Alfonsín, a quien las otras madres acusaban de interferir en los juicios y posteriormente de dictar las Leyes de Punto Final y Obediencia Debida.

En 1987, los comandantes de la dictadura militar estaban presos, pero ya habían sido aprobadas la Ley de Obediencia Debida y el Punto Final, que liberaban de responsabilidad a todos los oficiales menores al cargo de coronel.

En diciembre, el músico Sting visitó a las Madres de Plaza de Mayo en la Casa de las Madres. La noche de su concierto del 11 de diciembre de 1987 ante 70 000 espectadores en el estadio de River Plate las invitó a subir al escenario. Ellas hicieron su ronda en escena mientras sonaba They dance alone, el tema que había sido inspirado por las Madres de desaparecidos chilenos de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. Muchos músicos argentinos sintieron alegría, envidia y vergüenza por no haberlo hecho antes. León Gieco dijo:

Lo que yo me pregunté es que cómo era posible que nosotros no hubiésemos tenido el coraje de hacer algo con las Madres y por las Madres. Aquel tipo impecable, vestido como un dandy, que no tenía nada que ganar acá nos dio una lección de actitud.[4]

A partir de ahí el ideario de los músicos argentinos de rock se fue poblando de relación con la lucha por los derechos humanos.

Un año después, el 15 de octubre de 1988, los músicos Sting, Peter Gabriel, Bruce Springsteen, Tracy Chapman y el senegalés Youssou N'Dour acompañados de Charly García y León Gieco actuaron otra vez en River como parte del cierre de la gira Human Rights Now! que organizaba Amnistía Internacional donde siguieron los homenajes a las Madres. Esas intervenciones eran de las pocas que se multiplicaban en los medios masivos de comunicación durante los años ochenta.

A partir de la división, la orientación de las Madres como grupo político se expresó a través de los sucesivos viajes a lugares donde hay guerras o revoluciones, para dar apoyo a las víctimas, a los revolucionarios, o a los que están en contra del poder proestadounidense. La presidenta de la fundación, Hebe de Bonafini, expresó:

Queríamos también conocer Latinoamérica, ese calor, y por primera vez fuimos a Cuba en 1988, con ese hombre maravilloso que es Fidel que nos enseña todos los días algo, vivimos quince días con los compañeros Sin Tierra de Brasil, ese movimiento que toma las tierras y las hace producir, que demuestra que «la tierra es del que la trabaja».

Fuimos a Perú, cuando los compañeros del MRTA tomaron la embajada de Japón y fueron asesinados salvajemente. Fuimos a la selva Lacandona; tres veces estuvimos con el Sub-Comandante Marcos y los zapatistas nacidos aquel 1.º de enero, cuando había tanta desesperanza, y nos despertamos con el sonido de las balas, cuando Marcos llegaba a San Cristóbal de las Casas. Fuimos a la guerra, estuvimos junto a las mujeres yugoslavas, que nunca fueron al refugio, que amaban su tierra; y luego estuvimos en Israel y en esa Palestina asediada, golpeada.

Estuvimos en Irak, vimos cómo era ese pueblo tan expoliado, ya se venía la idea de sacarles todo hasta la última gota de petróleo y de sangre.[1]

Gobierno de Menem

Convocatoria a la marcha realizada por los 20 años de Madres de Plaza de Mayo.

Al cumplir 20 años de su organización, conmemoraron el aniversario con un recital de rock nacional en la plaza de mayo, donde participaron León Gieco, Bersuit Vergarabat, y más. La presidenta de la fundación, Hebe de Bonafini, expresó al respecto:

Una cosa que para mí fue muy impresionante fue el primer festival de rock que hicimos nosotras en la Plaza de Mayo. Conmocionante, 100.000 jóvenes gritando y esperando que uno le hable cuando yo creía que se iban a ir después que tocaran.[1]

Tomaron la Catedral de Buenos Aires en tres ocasiones, y antes del tedéum del 25 de mayo, se hizo para reclamar «trabajo para todos». La presidenta de la fundación, Hebe de Bonafini, expresó al respecto:

[...] como no nos fuimos, vino el juez, y como no nos fuimos, vino la policía. Y como no nos fuimos, nos sacaron a los palos. Fuimos a parar todas al hospital, orgullosas de haber resistido tanto poder, de haber desnudado a todos los poderes: a los jueces, a la policía, a Menem, a los sirvientes de Menem.[1]

En 1993 se organizó en París el primer encuentro de Madres que luchan de todo el mundo. Hubo mujeres serbias y yugoslavas que estaban en la guerra, mujeres de Brasil, Perú, Israel y Palestina y más. Hebe de Bonafini relata la sospecha entre la madre palestina y la madre israelí:

La mujer palestina y la israelí, Etna Yan [...] no se querían mirar. Una estaba en una punta, la otra en el otro extremo. Empezamos a hacer el documento y Etna Yan se paró y habló en contra de la guerra que hace el gobierno israelí [contra] los palestinos, cosas tan maravillosas, que la palestina se levantó y la abrazó. Creo que fue el momento más valioso.[1]

Gobierno de Kirchner

Hebe de Bonafini (presidenta de las Madres de Plaza de Mayo) con la entonces senadora Cristina Fernández de Kirchner, en el trigésimo aniversario de la Primera Ronda (2007).

El 26 de enero de 2006 la llamada «Marcha de la resistencia» dejó de realizarse por parte de Abuelas de Plaza de Mayo y de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo. Hebe de Bonafini afirmó que «ya no hay un enemigo en Casa de Gobierno». Otras agrupaciones de derechos humanos y partidos de izquierda no estuvieron de acuerdo y anunciaron nuevas marchas por la resistencia.[5] Por otro lado, los jueves de cada semana de todo el año, sin importar las condiciones climáticas, a las 15.30 horas las madres de la asociación de Madres de Plaza de Mayo lideradas entre otras por Hebe de Bonafini continúan realizando la marcha alrededor de la Pirámide de Mayo y a las 16.00 realizan una alocución desde el monumento a Belgrano donde opinan sobre la actualidad mundial y nacional.


Controversia por el caso Schoklender

En 2011 tuvo lugar una controversia cuando el entonces apoderado de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, Sergio Schoklender, fue acusado de acumular bienes de lujo.[6] Algunos medios de comunicación, periodistas y políticos han afirmado que Hebe de Bonafini no podría haber dejado de advertir sus manejos corruptos, si éstos existieron.[7] En cambio, otros periodistas, artistas, políticos y personas públicas han salido en defensa de la Fundación Madres de Plaza de Mayo.[8] [9] [10] Además, al realizarse la vuelta a la plaza el jueves posterior a conocerse la denuncia, hubo una gran movilización para realizar un “abrazo simbólico” a modo de desagravio y de apoyo a la organización.[11] A raíz de este caso, surgieron testimonios que denuncian los malos tratos a los que se sometía a los obreros contratados por la Fundación[12] y cortes de calle por falta de pago de suedos.[13]

En agosto, el juez de la causa, Norberto Oyarbide, aceptó como querellante a la Fundación Madres de Plaza de Mayo, pues consideró a la Fundación como defraudada por el acusado, accediendo al pedido que había solicitado en mayo. En la denuncia las Madres declaraban: «Se ha podido determinar que no todos los cheques de pago que contra las certificaciones de avances de obra entregaban las autoridades del Plan Federal de Viviendas eran depositados en las cuentas de la Fundación, sino que buena parte de los mismos eran descontados en cuevas financieras, operatoria siempre llevada a cabo por los hermanos Schoklender».[14]

Ideario

Las Madres de Plaza de Mayo combinan en su ideario la lucha por los derechos humanos y el respeto y valorización de los ideales por los que lucharon sus hijos.

El pensamiento de las Madres se expresa en varias consignas que definen la dictadura y la posibilidad de lucha posterior a la misma, así como el sentido de la memoria. «La única lucha que se pierde es la que se abandona» y «Ni un paso atrás» son algunas de las consignas famosas de las Madres de Plaza de Mayo. La presidenta de la fundación, Hebe de Bonafini, expresó sobre la política y los derechos humanos:

No aceptamos ningún cargo político, pero hacemos política. No somos un organismo de Derechos Humanos ni una ONG, somos una organización política, sin partido. La vida vale vida. y el otro soy yo, el otro soy yo, el otro soy yo.[1]

«No están muertos»

Esta idea, expresada primero por Jorge Rafael Videla en un reportaje, diciendo que no hay muertos, hay «desaparecidos», fue tomada por las madres en su lucha, de modo que gracias a esta idea, y la no aceptación de la muerte de los desaparecidos, se pudo juzgar a muchos represores, porque los crímenes no prescribían, al no aparecer los cuerpos, al no confirmarse la muerte de las víctimas. Hebe de Bonafini, expresó al respecto:

[...] poco a poco intentaron que las Madres aceptáramos la muerte de los hijos, que [...] hay que exhumarlos en los cementerios, para confirmar que están todos muertos, sin que nadie nos diga quién, cómo, cuándo y por qué. [...], no le prohibimos a la madre que así lo desee, la madre que cree que es su hijo, rescatar el cuerpo, pero no con el pañuelo blanco. Y estamos en contra de los homenajes póstumos porque así se limpian los políticos, los que estuvieron de acuerdo con la dictadura [...]. En Arquitectura había 145 jóvenes desaparecidos, y querían poner todos sus nombres en una pared [...] parece que se los llevaron por estudiar arquitectura. ¡No señores, falta lo principal, eran revolucionarios, se los llevaron por eso! Rechazamos los homenajes, las plaquetas, los monumentos. ¡Seguimos diciendo que nuestros hijos viven, cada vez con más fuerza![1]

El plan económico tiene que ver con la desaparición

Una opinión ya expresada en 1977 por Rodolfo Walsh,[15] dice que el plan económico de estilo neoliberal, fue necesario imponerlo mediante la desaparición forzada, porque de otro modo, la resistencia popular habría impedido tal acción. Hebe de Bonafini expresó:

Los militares no lo hicieron solos. Estados Unidos tuvo que ver con el apoyo, cuando nos decían «el plan económico tiene que ver con la desaparición», nosotras decíamos «qué tiene que ver un plan económico con el salir a matar a la gente». No entendíamos, al principio, y aprendimos que sí, que tiene que ver, que mató y mata y va a seguir matando. Y nos opusimos, y gritamos y peleamos.[1]

Los revolucionarios no son terroristas

En 1986 nos empezamos a comprometer con los problemas sociales del país. Por primera vez sentimos que la revolución crecía dentro nuestro, que nos sentíamos tan revolucionarias como nuestros hijos, que era otro momento, pero que crecía esto de la solidaridad, de estar al lado del que tiene problemas, de poner el cuerpo cuando se toma una fábrica, un periódico, una tierra. Y ahí, por primera vez, en una huelga de los estudiantes, frente a la Facultad de Medicina, nos empezamos a reconocer como revolucionarias y a hablar que nuestros hijos, en su mayoría, eran marxistas. ¡Amados y queridos hijos revolucionarios y guerrilleros, mis queridos y amados guerrilleros! Y fue muy difícil sacarle a la gente la idea de que nuestros hijos eran «terroristas», pasarlos de «terroristas» a revolucionarios. Porque esa fue la excusa que tuvo la sociedad, no sólo los militares, para quedarse tranquila, en su casa, «si son terroristas, que los maten, que los torturen, que los tiren vivos al río». «Si son terroristas, sus familias también son terroristas», y nos pintaron las casas y nos persiguieron y llenaron las ciudades de carteles denunciando a las Madres, a los hijos. Y nosotras, nada. Fuerza y Plaza y grito y carteles, y buscar más y más asesinos. No es fácil hablar de revolución. Los medios han hecho tanto para unir revolución, guerrillero y revolucionario con terrorismo, para quitarnos la palabra revolución de la cabeza. ¡Nunca un revolucionario es terrorista, jamás quien da su vida por el otro es terrorista![1]

Socializar la maternidad

Le prometimos a los hijos que no los íbamos a abandonar, y no los hemos abandonado, les prometimos que no iba a haber un sólo militar que pudiera salir a la calle a poner un cartel o una foto.... y no han podido, llenamos la ciudad con las fotos de nuestros hijos, con sus hermosos rostros, con sus hermosos ojos, con sus sueños y con sus esperanzas, sin nombres, porque las Madres, en un acto absolutamente revolucionario, «socializamos la maternidad». Mientras todos decían «mi hijo no hizo nada, a mi hijo se lo llevaron por la novia, a mi hija se la llevaron porque tenía una amiga». Todos ponían una excusa, había pocos que querían reconocer que se lo habían llevado porque hacían algo, porque estaban comprometidos, porque amaban [aplausos, Hebe se emociona]. Y qué quería decir socializar la maternidad: creo que es el acto más revolucionario que las Madres hicimos, además de ir a la Plaza. En un momento en donde todos hablaban de la reconciliación, de la paz social, del trabajo, de todas estas cosas que se hablan cuando se quiere que uno se quede tranquilo, de la tolerancia, cuando se hablaba de todo eso, nosotras socializábamos la maternidad. Y qué quiere decir esto: hacernos Madres de todos, sin elegir, desde el guerrillero que estuvo en el monte tucumano, al compañero revolucionario de la ciudad, al que alfabetizaba, a los curas que defendían y protegían a nuestros hijos y que también se los llevaron. A los pibes de la Noche de los Lápices, a los trabajadores, esos sindicalistas honestos, serios, grandiosos, que hacían sentir que el trabajo era lo mejor que nos podía pasar. Socializar la maternidad fue el hecho más fuerte de las Madres, y el compromiso político más firme. Y empezamos a llevar denuncias para cien, doscientos. Los jueces nos decían: «¿Y ustedes saben lo que están haciendo?» y nosotras respondíamos «¡Claro!», «Pero no se puede», y «¡sí se puede, ¿cómo que no?!». Esta acción, a cada Madre le llevó su tiempo. Ninguna Madre pudo evolucionar de un momento para otro. Había que sacar el nombre (de cada hijo) del pañuelo, dejar la foto que llevábamos en el pecho colgada, dejar de pensar en nuestro hijo para pensar en todos los hijos, porque todos, no importa de qué partido u organización, querían lo mismo: la liberación de la patria, querían trabajo para todos, salud, dignidad, educación y formación política. Y eran alegres, eran felices, trabajaban, nunca estaban cansados, estudiaban y tenían una militancia muy activa. Cada Madre tomó su tiempo, y poco a poco, todas nos sentimos orgullosas, grandes, por tener tantos hijos, por reivindicarlos, por decirle al mundo entero que es mentira que «no hacían nada, se los llevaron por estar en una libreta, se lo llevó la novia...». Se jugaron el todo por el todo. Cuántas veces nos repitieron «no importa, mamá, cuánto tiempo uno viva, sino para qué y por qué uno está viviendo». Y es verdad, tenemos un orgullo inmenso de tener estos hijos.[1]

La revolución empieza por la transformación personal

No es que uno tiene que dar una bolsa de ropa que nos sobra, no, hay que dar la mejor comida, la mejor cama y lo mejor que tenemos que es la vida. Poner la vida y el cuerpo al servicio del otro. Eso es la revolución, no es salir a tirar tiros por la calle, ¡qué esperanza! La revolución es cuando uno se transforma, primero uno, no hay revolución sin hombres nuevos, sin hombres que se puedan transformar, no importa cuántos años tenga uno, es mentira que hay que empezar de jovencito, no, mi transformación comenzó cuando tenía 49 años, cuando desapareció mi hijo mayor, ahí me convertí en otra persona. Me convertí en otra persona, en otra mujer, en otra madre. Porque las madres de nuestra época siempre estuvieron ligadas al sacrificio, a crear los hijos limpiar la casa y tenerla prolija, toda lustrada, cuidar al marido, no a la revolución, a la madre revolucionaria, comprometida con la política. No, la mujer no tenía que hacer política en esa época, de política hablaban los hombres, las mujeres de la cocina y de los hijos.[1]

La policía

La presidenta de la fundación, Hebe de Bonafini, expresó sobre la institución policial en la Argentina:

A la hora que sea vamos a una comisaría a sacar un pibe [...]. Si hay alguien que toma una tierra para instalar sus pobres casas que a veces son dos chapas, y después que con tanto sacrificio lo hacen viene la policía y les pega y los echa, entonces nos llaman y vamos, a la hora que sea. Porque nuestros hijos que nos dejaron este legado, ellos nos enseñaron que la solidaridad tiene que ver con lo que uno da. Más policías en la calle no es más seguridad, es más mierda, más represión, más basura.[1]

Relaciones

Unidas por la desgracia, las Madres se convirtieron en un grupo de activistas en defensa de los derechos humanos. Aseguran que nacieron por sus hijos, dado que por ellos alcanzaron la conciencia política de la lucha social, y que son las madres de todas las víctimas de la represión en la Argentina y según expresiones suyas, «de todos los que luchan por la igualdad social en el país y en el mundo». La manifestación de las Madres fue una de las primeras manifestaciones públicas contra la dictadura. Su distintivo es el pañuelo blanco sobre la cabeza, representando a los que anteriormente habían servido como pañales de sus hijos desaparecidos.

La organización está históricamente relacionada con las Abuelas de Plaza de Mayo, cuyo objetivo es recuperar la identidad de los cientos de niños que fueron secuestrados por las autoridades militares durante la dictadura, y con la asociación HIJOS, formada por los hijos de los detenidos desaparecidos que desean continuar la lucha de sus padres y sus abuelas.

Educación

La Fundación Madres de Plaza de Mayo ha creado varias instituciones:

El Café literario y Librería «Osvaldo Bayer»

Osvaldo Bayer

Con la democracia y la instalación de la llamada «Casa de las madres» en la Plaza del Congreso, se empiezan a desarrollar nuevos proyectos.

Aprendimos todos los días. Nos decíamos, ¿y ahora qué más? La Plaza, las reuniones, los encuentros, Congresos, ver presidentes de todo el mundo, el Parlamento Europeo, la ONU. ¿Y qué más? Un día hablando con unos jóvenes, dijimos qué lindo poner una Librería. El Café literario y Librería «Osvaldo Bayer» fue el primer hijo que las Madres parimos con el tema de la educación. Allí, los primeros seminarios colmados de gente, y nos dijimos qué bárbaro, cuánta gente viene, que quiere discutir.[1]

Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo

Artículo principal: Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo

En el año 2000 las madres crean la autodenominada Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo.

El 6 de abril de 2000, abrimos la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo. Esto que hacemos, no lo hacemos solas. La Universidad no es una casualidad; tiene que ver con el proyecto de las Madres y con los profesores que creen en el proyecto, que no cobran sueldo, vienen por amor a la causa, comprometidos desde el primer día. La Universidad es combativa, revolucionaria, y es ilegal: cuando la abrimos dijimos cómo vamos a pedirles a los fascistas que nos autoricen la universidad. Nosotras tenemos derecho de abrirla, por qué no. Y alumnos y profesores creyeron en el proyecto. Empezamos con doscientos alumnos y cinco carreras y hoy tenemos once carreras, seminarios, clases abiertas y dos mil alumnos que nos llenan de orgullo. Cuando estuve en Asturias, coincidí con unos chicos que estudian periodismo de investigación en nuestra universidad, e hicieron una película que fue premiada. Cuando los escuchaba hablar yo me dije «no precisamos nada que presente la Universidad, ni un papel, ni un afiche, ellos contando lo que aprenden en nuestras aulas lo están haciendo». Abrir una Universidad sin pedirle permiso a nadie, no hay mucha gente que se le ocurra. Que además funcione, que tengamos convenios con otras universidades. Y, ¿saben quién vino a inaugurarla?: el rector de la Universidad de Salamanca, de la universidad más antigua, porque somos corajudas y lo invitamos, y vino y nos dijo: «A mi universidad la abrieron los reyes y esta la están abriendo las reinas». Los martes y los jueves tenemos clases abiertas, de las luchas obreras y están las cátedras bolivarianas. La Universidad es para la formación política de la juventud, en la disciplina que elijan tienen que saber de política. Tienen que saber qué es la lucha de clases, qué les pasa a la gente y al pueblo. Apoyamos a los piqueteros, las fábricas ocupadas en producción que es una cosa nueva en el mundo, nos parece una genialidad. En fin, hacemos muchas cosas, estamos preparando el Tercer Congreso de Salud Mental y Derechos Humanos ahora en noviembre, y para el 2006 vamos a hacer un Congreso Internacional de Juventudes Políticas no organizadas.[1]

La voz de las Madres

Artículo principal: La Voz de las Madres

El 16 de noviembre de 2005 las Madres inauguraron una radio propia, que transmite en amplitud modulada, llamada La Voz de las Madres. como una alternativa a los medios de comunicación oficiales. La radio transmite en frecuencia de 530 kHz en la Argentina, y vía Internet a todo el mundo. Se ha anunciado que se escuchará a través de Radio Nacional de Venezuela.

Herencia

Las madres piensan en la continuidad de su obra a través de los jovernes que participan de su organización, así como los estudiantes de la Universidad, o los que trabajan en la radio de las Madres. Hebe de Bonafini expresó:

El mundo nos premió, hay calles y plazas que llevan nuestro nombre, premios Sakarof, UNESCO, el premio de la libertad, de la educación; más grandes y más chicos, de pequeñas escuelas, radios, todo lo recibimos en nombre de nuestros hijos, no hay nada que sea para nosotras, nosotras somos un pequeño lugarcito, tal vez más pequeño que el útero, que recibe todo en nombre de ellos. Y hoy, también, en nombre de nuestras compañeras que no están, no sólo de las que fueron secuestradas, sino de muchas que han ido muriendo y cuyas cenizas están en la Plaza. Porque cuando no estemos más, vamos a seguir estando ahí, en la Plaza, naceremos por las hojitas, por las florcitas, por los árboles, por los pajaritos, vamos a estar.

somos felices con lo que hacemos. Sí, tenemos entre 75 y 91 años, estamos aquí, ustedes nos ven (aplausos).

No faltamos un día a la Casa, no faltamos a la Plaza, y tenemos una reunión de Comisión por semana.[1]

Filiales del Interior

Aunque habría filiales en el interior del país, en realidad estarían relacionadas con los lugares de vivienda de las propias madres, y con la posibilidad de agruparse ante un hecho puntual.

Y en este andar, cuando empezamos a recibir, en esos tiempos tan difíciles, compañeras que venían de otros provincias, que estaban algunas organizadas en la iglesias y otras no, empezaron a organizarse como filiales de Madres, en los lugares donde también había habido muchas desapariciones. Hay filiales que están aquí presentes: compañeras de Mar del Plata, de Ayacucho, una compañera de La Rioja, un lugar difícilísimo, donde a veces sólo dos compañeras marchaban en la Plaza, en el lugar donde estaba Menem. Es increíble el esfuerzo que han hecho estas Madres en cada provincia. Tenemos encuentros anuales, uno o dos, según podemos, con todas las Madres para decidir, tomamos muchas decisiones, a veces, muy criticadas por la sociedad porque las Madres somos muy radicalizadas.

Las Madres en las artes

En 1988, el afamado compositor y director de orquesta escocés James MacMillan compuso la obra Búsqueda, inspirándose en el trabajo de búsqueda de las Madres de sus hijos y nietos desaparecidos. En la obra se intercalan lecturas de poemas escritos por algunas de las Madres con tradicionales cantos litúrgicos de la misa católica como el Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus, Agnus Dei, entre otros.[16]

Premios y otras distinciones

La Asociación Madres de Plaza de Mayo ha recibido una enorme cantidad de galardones:[17]

  • Premio "A la Lucha por la Vida" de la Universidad de Essen, marzo 1980, Alemania.
  • "Premio por la paz" otorgado a través del Obispo Curt Schort de Berlión en la Iglesia de la Cruz de Bonn y encargo de la Comunidad Estudiantil Evangélica de la República Federal de Alemania (10 de marzo de 1980).
  • Premio "Solidaridad del Pueblo Noruego", diciembre 1980, Noruega.
  • Premio "Por la Verdad y la Libertad" otorgado por The Rothko Chapel, 20 de julio de 1981, Estados Unidos.
  • Premio "A las Madres", 1983, Cambio 16, Madrid, España.
  • Los Notables, 1987, Radio Rosario.
  • Premio "René Sand", Otorgado por la contribución a los Derechos Humanos, la Justicia y el Bienestar Social, agosto de 1988, Berlín, Alemania.
  • Réplica del Sable Bolívar, entregado en guarda por el M-19, 1988.
  • "Orden José Rafael Varona", entregado por la Organización Lationamericana de Estudiantes, 1988, Cuba.
  • Reconocimiento de la Coordinadora de Asociaciones de Vecinos de Nov Barris por su lucha ejemplar, marzo de 1990. Barcelona, España.
  • Premio "León Felipe", 1990, Madrid, España.
  • Medalla de Oro de la Ciudad, Otorgada por la Junta de Portavoces del Ayuntamiento de Castelldefels, 10 de marzo de 1990. Barcelona, España.
  • Premio "Una Utopía hacia la Paz", otorgado por el Ayuntamiento de Marinaleda, marzo de 1991.
  • Premio Sajarov a la Libertad de Pensamiento del Parlamento Europeo, 17 de diciembre de 1992, Europa.
  • Testimonio de Reconocimiento, otorgado por la Federación de Entidades Culturales Judías en la Argentina, 19 de abril de 1993, Argentina.
  • Premio del Auntamiento de Castell de Fells, otorgado a las Madres de Plaza de Mayo por su lucha de amor no violento, 1993, España.
  • Premio Rector Mauricio A. López a la defensa de los Derechos Humanos, Universidad Nacional de San Luis, 1994.
  • Premio Ciudad de Brescia "Laura Bianchini" Al testimonio precioso de amor, de vida y de la libertad, 1995.
  • Premio "Caballeros de la Vida", 29 de septiembre de 1995. Verona, Italia.
Foto de un cartel que señala la calle Madres de Plaza de Mayo, en Junín, Argentina.
  • Premio a la Mujer Luarca, otorgado por el Consejo Nacional de la Mujer del Ayuntamiento de Valdés, 1996.
  • Premio "Cavallieri de la Vita", otorgado por el Centro Aiuto Vita Valpolicella, 26 de octubre de 1995. Verona, Italia.
  • Premio a la Gran Madre, otorgado por el Instituto Superior de Danza Armonizadora, 1996. Buenos Aires, Argentina.
  • Celebración para las Madres, Instituto Poligráfico de Roma.
  • Diploma de Honor Cátedra Pablo de la Torriente Brau, otorgado por la Universidad de La Habana, 14 de marzo de 1996.
  • Premio Mate Amargo, FM Compartiendo, 1996. Quilmes, Provincia de Buenos Aires, Argentina.
  • Premio de La Rete - Milán. Notiziario della Rete Radial, Resch de Solidarieta Internazinale, año 1. 1999. Milán, Italia.
  • 1999: premio Cultura Quente o Compromiso. Concello de Caldas de Reis..
  • 1999, 22 de abril: Elkaltasuna (Solidaridad), País Vasco, España.
  • Condecoración del Pueblo de Yugoslavia, por haber actuado como escudos humanos contra la guerra, 1999.
  • Premio UNESCO Educación para la Paz, 13 de diciembre de 1999, París, Francia.
  • Premio Revista Veintitrés de 2009 por mejor ONG (junto a HIJOS).[18]

También hay calles, plazas y monumentos con el nombre "Madres de Plaza de Mayo" en Alemania; en Ámsterdam; en Madrid, Barcelona, Almería, Coslada, Berrioplano, Zaragoza y Pamplona; una calle en Rosario[19] y otra en Río Gallegos.[20] La escuela Nº 69 de Laferrere lleva el nombre de la organización.[21]

Referencias

  1. a b c d e f g h i j k l m n ñ o p q r s t u v w x y z «Bonafini a fondo» (segunda parte), reportaje en Página Digital por Luis Iramain y Gerardo Nielsen, febrero de 2002.
  2. «Pepa García de Noia, ciudadana ilustre», artículo en el diario Página/12 del 6 de julio de 2010.
  3. El femenino del sustantivo «presidente» es «presidenta», según el artículo en el Diccionario de la lengua española de la RAE.
  4. «Sting con las Madres de Plaza de Mayo: “Ellas ya no danzan tan solas”».
  5. «Las Madres de Plaza de Mayo realizaron la última Marcha de la Resistencia», en el diario Clarín, 26 de enero de 2006.
  6. [1]
  7. http://www.perfil.com/contenidos/2011/06/04/noticia_0023.html
  8. http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-169573-2011-06-06.html
  9. http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-169406-2011-06-03.html
  10. http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-169564-2011-06-06.html
  11. http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-169405-2011-06-03.html
  12. http://www.lanacion.com.ar/1381186-como-se-trabaja-bajo-el-regimen-schoklender
  13. http://www.lanacion.com.ar/1388972-obreros-de-madres-cortan-general-paz-por-falta-de-pago
  14. Tiempo Argentino. «Caso Schoklender: Oyarbide aceptó a las Madres como querellantes» (en castellano). Consultado el 22 de agosto de 2011.
  15. Carta abierta de un escritor a la Junta Militar, artículo escrito por el periodista Rodolfo Walsh, Buenos Aires, 24 de marzo de 1977; consultado el 4 de mayo de 2011.
  16. MacMillan, James: Búsqueda (1988)
  17. Lista de Premios, Menciones, Honores y Reconocimientos, otorgados a la Asociación Madres de Plaza de Mayo
  18. Distinción y emoción en los premios de Veintitrés
  19. Ordenanza No 7.894
  20. Bonafini inauguró formalmente la calle “Madres de Plaza de Mayo” en Río Gallegos
  21. Laferrere: Renombran un colegio como “Madres de Plaza de Mayo”

Véase también

Enlaces externos


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