Tornado

Tornado
Para otros usos de este término, véase Tornado (desambiguación).
Un tornado cerca de Anadarko, Oklahoma, Estados Unidos. El tornado en sí es el estrecho embudo que va de la nube al suelo. La parte inferior de este tornado está rodeada por una nube de polvo traslúcida, que fue levantada por los fuertes vientos del tornado en la superficie.

Un tornado es un fenómeno meteorológico que consiste en una columna de aire que rota de forma violenta; su extremo inferior está en contacto con la superficie de la Tierra y el superior con una nube cumulonimbus o, excepcionalmente, con la base de una nube cúmulus.[1] Se trata del fenómeno atmosférico más intenso que se conoce.

Los tornados se presentan de diferentes tamaños y formas pero generalmente tienen la forma de una nube embudo, cuyo extremo más angosto toca el suelo y suele estar rodeado por una nube de desechos y polvo. La mayoría de los tornados cuentan con vientos que llegan a velocidades de entre 65 y 180 km/h, miden aproximadamente 75 metros de ancho y se trasladan varios kilómetros antes de desaparecer. Los más extremos pueden tener vientos con velocidades que pueden girar a 450 km/h o más, medir hasta 2 km de ancho y permanecer tocando el suelo a lo largo de más de 100 km de recorrido.[2] [3] [4]

Entre los diferentes tipos de tornados están las trombas terrestres, los tornados de vórtices múltiples y las trombas marinas. Éstas últimas se forman sobre cuerpos de agua, conectándose a cúmulus y nubes de tormenta de mayor tamaño, pero se les considera tornados porque presentan características similares a los que se forman en tierra, como su corriente de aire en rotación en forma de embudo. Las trombas marinas por lo general son clasificadas como tornados no-supercelulares que se forman sobre cuerpos de agua.[5] Estas columnas de aire frecuentemente se generan en áreas intertropicales cercanas a los trópicos o en las áreas continentales de las latitudes subtropicales de las zonas templadas, y son menos comunes en latitudes mayores, cercanas a los polos o en las latitudes bajas, próximas al ecuador terrestre.[6] Otros fenómenos similares a los tornados que existen en la naturaleza incluyen al gustnado y los remolinos de polvo, de fuego y de vapor.Los tornados pueden arrasar con todo a su paso: vehículos, casas... Además, pueden estar acompañados de tormentas tropicales, eléctricas o huracanes.

Los tornados son detectados a través de radares de impulsos Doppler, así como visualmente por los cazadores de tormentas. Se les ha observado en todos los continentes excepto en la Antártida. No obstante, la gran mayoría de los tornados del mundo se producen en la región estadounidense conocida como Tornado Alley, aunque pueden formarse prácticamente en cualquier parte de América del Norte.[7] [8] También ocurren ocasionalmente en el centro-sur y este de Asia, norte y centro-este de Sudamérica, sur de África, noroeste y sudeste de Europa, oeste y sudeste de Australia y en Nueva Zelanda.[9]

Existen varias escalas diferentes para clasificar la fuerza de los tornados. La escala Fujita-Pearson los evalúa según el daño causado, y ha sido reemplazada en algunos países por la escala Fujita mejorada, una versión actualizada de la anterior. Un tornado F0 ó EF0, la categoría más débil, causa daño a árboles pero no a estructuras. Un tornado F5 ó EF5, la categoría más fuerte, arranca edificios de sus cimientos y puede producir deformaciones estructurales significativas en rascacielos.[10] La escala TORRO va del T0 para tornados extremadamente débiles al T11 para los tornados más fuertes que se conocen.[11] También pueden analizarse datos obtenidos de radares Doppler y patrones de circulación dejados en el suelo (marcas cicloidales) y usarse fotogrametría para determinar su intensidad y asignar un rango.[12]

Contenido

Etimología

La palabra «tornado» es un représtamo del inglés, al que llegó a partir del español «tronada», que, según la RAE, se refiere a una «tempestad de truenos».[13] La metátesis se debe indudablemente a una reinterpretación de la palabra bajo la influencia de «tornar».[14] [15]

Definiciones

Un tornado cerca de Seymour, Texas.

Un tornado se define en el Glossary of Meteorology como «una columna de aire que gira violentamente, estando en contacto con el suelo, ya sea colgando de o debajo de una nube cumuliforme, y frecuentemente (pero no siempre) visible como una nube embudo...».[16] En la práctica, para que un vórtice sea clasificado como un tornado, debe tener contacto tanto con el suelo como con la base de la nube. Sin embargo, los científicos aún no han formulado una definición completa del término; por ejemplo, hay desacuerdos respecto a si múltiples puntos de contacto con el suelo provenientes del mismo embudo constituyen diferentes tornados.[4] El término «tornado» se refiere además al vórtice de viento, no a la nube de condensación.[17] [18]

Nube embudo

Artículo principal: Nube embudo
Este tornado no tiene nube embudo, sin embargo, la nube de polvo en rotación indica que hay fuertes vientos en la superficie, y por lo tanto es un tornado real.

Un tornado no necesariamente es visible; sin embargo, la baja presión atmosférica que hay en su interior y que provoca la alta velocidad del viento —de acuerdo con el principio de Bernoulli—, así como su rápida rotación (debido al equilibrio ciclostrófico) generalmente causan que el vapor de agua en el aire se vuelva visible al condensarse en forma de gotas de agua, tomando la forma de una nube embudo o un embudo de condensación.[19] Cuando una nube embudo se extiende por lo menos a la mitad de la distancia entre el suelo y la base de la nube —que suele ser de menos de dos kilómetros—,[1] se le considera un tornado.[20]

Hay ciertos desacuerdos sobre la definición de «nube embudo» y «embudo de condensación». De acuerdo con el Glossary of Meteorology, una nube embudo es cualquier nube en rotación que cuelga de una cúmulus o una cumulonimbus, y por lo tanto la mayor parte de los tornados quedan incluidos bajo esta definición.[21] Entre muchos meteorólogos, una nube embudo se define estrictamente como una nube en rotación no asociada con fuertes vientos en la superficie, y un «embudo de condensación» es un término utilizado para cualquier nube que esté girando debajo de una nube cumuliforme.[4]

Los tornados con frecuencia comienzan siendo nubes embudo sin fuertes vientos en la superficie, no obstante, no todas ellas se terminan convirtiendo en un tornado. De cualquier forma, muchos tornados son precedidos por una nube embudo. La mayor parte de ellos producen fuertes vientos en la superficie, mientras el embudo visible sigue estando apartado del suelo, por lo que es difícil distinguir la diferencia entre una nube embudo y un tornado a la distancia.[4]

Familias y oleadas

Artículos principales: Familia de tornados, Oleada de tornados y Secuencia de oleadas de tornados

Ocasionalmente, una misma tormenta produce más de un tornado, ya sea simultáneamente o en sucesión. Múltiples tornados producidos por la misma tormenta son conocidos en conjunto como una familia de tornados.[22]

En ocasiones, varios tornados se generan a partir del mismo sistema de tormentas. Si su actividad no se interrumpe, esto se considera una oleada de tornados, aunque existen varias definiciones. Un periodo que abarque varios días consecutivos con oleadas de tornados en la misma área (generadas por múltiples sistemas climáticos) es una secuencia de oleadas de tornados, también conocida como oleada de tornados extendida.[16] [23] [24]

Características

Forma y dimensiones

Un tornado en cuña de alrededor de 1,5 km de ancho en Binger, Oklahoma.

La mayoría de los tornados adoptan la forma de un estrecho embudo, de unos pocos cientos de metros de ancho, con una pequeña nube de desechos cerca del suelo. Los tornados pueden quedar obscurecidos completamente por lluvia o polvo, y si es así, son particularmente peligrosos, puesto que incluso los meteorólogos experimentados podrían no verlos.[25]

Los tornados, no obstante, se pueden manifestar de muchas formas y tamaños. Las pequeñas y relativamente débiles trombas terrestres, por ejemplo, no pueden verse más que como un pequeño torbellino de polvo sobre el suelo. Aunque el embudo de condensación puede no extenderse desde el suelo, si los vientos asociados en la superficie superan los 64 km/h, la circulación es considerada un tornado.[17] Un tornado con una forma casi cilíndrica y altura relativamente baja en ocasiones es llamado en inglés stovepipe tornado (literalmente, «tornado conducto de estufa»).[26] Tornados grandes con un solo vórtice pueden verse como enormes cuñas enterradas en la tierra, y por lo tanto se les conoce como «tornados en cuña».[27] Uno de estos tornados puede ser tan ancho que parezca ser un grupo de nubes oscuras, siendo incluso más ancho que la distancia entre la base de la nube y el suelo. Aún observadores de tormentas experimentados pueden tener dificultades para diferenciar un tornado en cuña y una nube baja a la distancia. Muchos de los tornados más grandes, aunque no todos, son en cuña.[28]

Un tornado en cuerda en su fase de disipación en Tecumseh, Oklahoma.

Los tornados en su etapa de disipación pueden parecer tubos estrechos o cuerdas, y con frecuencia se rizan o tuercen en formas complejas. Se dice que estos tornados están en su «fase de cuerda», o convirtiéndose en un «tornado en cuerda». Cuando toman esta forma, la longitud de su embudo se incrementa, lo que fuerza a los vientos dentro del mismo a debilitarse debido a la conservación del momento angular.[29] Los tornados con múltiples vórtices, por su parte, pueden parecer una familia de remolinos girando alrededor de un centro común, o pueden quedar completamente oscurecidos por la condensación, el polvo y los desechos, aparentando ser un solo embudo.[30]

En los Estados Unidos, en promedio los tornados miden cerca de 150 m de ancho y recorren unos 8 km en contacto con el suelo.[25] De cualquier forma, hay un amplio rango de tamaños de tornados. Los tornados débiles, o los tornados fuertes en fase de disipación, pueden ser sumamente estrechos, a veces apenas con unos cuantos metros de ancho. Una vez se reportó un tornado que tenía una zona de destrucción de solamente 2 m de longitud.[25] Por otro lado, los tornados en cuña pueden tener una zona de destrucción de 1,5 km de ancho, o incluso más. Un tornado que afectó Hallam, Nebraska, el 22 de mayo de 2004, llegó en un punto a medir 4 km de ancho al nivel del suelo.[3]

En términos de longitud de su recorrido, el Tornado Triestatal (Tri-State Tornado), que afectó partes de Misuri, Illinois e Indiana el 18 de marzo de 1925, oficialmente se mantuvo en contacto con el suelo continuamente por 352 km.[31] Muchos tornados que aparentan tener recorridos de 160 km o más en realidad son una familia de tornados formados rápidamente de forma sucesiva; no obstante, no hay pruebas concretas de que esto ocurriera en el caso del Tornado Triestatal.[23]

Apariencia

Los tornados pueden ser de una gran variedad de colores, dependiendo del ambiente en el que se formen. Aquellos que se desarrollan en un entorno seco pueden ser prácticamente invisibles, apenas distinguibles sólo gracias a los desechos en circulación en la base del embudo. Los embudos de condensación que levantan pocos desechos o no los levantan pueden ser grises o blancos. Al viajar por encima de un cuerpo de agua, como lo hacen las trombas marinas, pueden volverse muy blancos o hasta azules. Los embudos que se mueven lentamente, consumiendo grandes cantidades de desechos y tierra, generalmente son más oscuros, tomando el color de los desechos. Por su parte, los tornados en las Grandes Llanuras pueden volverse rojos debido al tinte rojizo de la tierra, y los tornados en zonas montañosas pueden viajar sobre terrenos cubiertos de nieve, volviéndose de un blanco brillante.[25]

Fotografía del tornado de Waurika, Oklahoma del 30 de mayo de 1976, tomadas casi al mismo tiempo por dos fotógrafos. En la foto superior, el tornado está iluminado de frente, con el sol detrás de la cámara, por lo que el embudo se ve casi blanco. En la imagen inferior, donde la cámara está viendo hacia la dirección opuesta, el tornado queda iluminado por su parte trasera, con el sol detrás de las nubes, dándole un aspecto oscuro.[32]

Un factor importante que determina la apariencia de un tornado son las condiciones de iluminación. Un tornado que esté siendo iluminado por su parte posterior (visto con el sol detrás de él) se ve muy oscuro. El mismo tornado, visto con el sol a espaldas del observador, puede verse gris o blanco brillante. Los tornados que se forman durante el ocaso pueden ser de muchos colores diferentes, presentando tonos de amarillo, anaranjado y rosa.[33]

Algunos factores que pueden reducir la visibilidad de los tornados son el polvo levantado por los vientos de la tormenta, fuerte lluvia o granizo y la oscuridad de la noche. Los tornados que ocurren bajo estas condiciones son particularmente peligrosos, ya que solamente observaciones de un radar meteorológico, o posiblemente el ruido que producen al aproximarse, sirven como advertencia para aquellos que se encuentran en su camino. De cualquier forma, la mayoría de los tornados fuertes se forman bajo la base de la corriente ascendente de la tormenta, la cual está libre de lluvia,[34] permitiendo que sean visibles.[35] Además, la mayoría de los tornados ocurren durante la tarde, cuando el sol puede penetrar incluso las nubes más densas.[23] De igual forma, los tornados nocturnos generalmente son iluminados debido a la frecuente aparición de rayos.

Hay evidencias, incluyendo imágenes de radares móviles Doppler on Wheels e informes de testigos, de que la mayoría de los tornados tienen un centro despejado y calmado donde la presión es extremadamente baja, de forma semejante al ojo de los ciclones tropicales. Esta área estaría despejada (posiblemente llena de polvo), con vientos relativamente calmados, y sería muy oscura, ya que la luz sería bloqueada por los escombros girando en el exterior del tornado. Aquellos que aseguran haber visto el interior de un tornado dicen haberlo logrado gracias a la iluminación de un rayo.[36] [37] [38]

Rotación

Los tornados están formados por dos tipos de movimientos verticales del aire: uno anticiclónico con giro horario, formado por el aire frío y seco que desciende disminuyendo su radio y por lo tanto, aumentando su velocidad de giro, y otro ascendente, que constituye un área ciclónica, cuyo radio de acción va aumentando en espiral al ir ascendiendo en sentido contrario a las agujas del reloj en el hemisferio norte, y en el sentido de las agujas del reloj en el hemisferio sur. Las superceldas y los tornados giran ciclónicamente en simulaciones numéricas incluso cuando el efecto Coriolis es ignorado.[39] [40] Los tornados y mesociclones de bajo nivel deben su rotación a procesos complejos dentro de la supercelda y el medio ambiente.[41]

Los tornados y el efecto Coriolis

No obstante lo que se ha indicado, tanto la rotación ascendente hacia la izquierda en el hemisferio norte como la descendente hacia la derecha también en el hemisferio norte, así como la formación de los tornados tipo cuerda y su desplazamiento en su trayectoria superficial se deben al efecto de Coriolis. Ello se debe a la gran dimensión vertical de los tornados, en comparación con su anchura en la superficie: la velocidad de rotación terrestre a los 30° de latitud es de 404 m/s como señala Antonio Gil Olcina ([42] ). Como resulta lógico, esta velocidad genera un efecto intenso en la superficie, donde la fricción hace girar la columna de aire hacia la derecha (de nuevo en el hemisferio norte) mientras que en altura, dicha velocidad es mucho menor. Todos los tornados comienzan girando en dirección anticiclónica y están formados por una corriente vertical de aire frío y seco que desciende en forma de una espiral que va disminuyendo su radio de giro al ir bajando, con lo que aumenta considerablemente su velocidad de rotación y da origen en compensación, a una espiral ascendente de aire caliente y seco pero que forma rápidamente una nube embudo al enfriarse rápidamente ese aire girando de manera ciclónica, es decir, antihoraria en el hemisferio norte. La existencia de dos torbellinos simultáneos girando en sentido opuesto en el mismo punto es lo que explica la asimetría de un tornado: siempre tiene una parte abierta, sin nube de condensación a baja altura (por donde desciende el aire frío y seco) y otra por donde asciende el aire caliente y húmedo que, eventualmente, puede alcanzar la nube formando una nube embudo por el aumento del diámetro de giro. Generalmente, sólo sistemas tan débiles como las trombas terrestres y los gustnados pueden rotar anticiclónicamente, y usualmente sólo lo hacen aquellos que se forman en el lado anticiclónico de la corriente descendente del flanco trasero en una supercelda ciclónica.[43] No obstante, en raros casos, los tornados anticiclónicos se forman en asociación con el mesoanticiclón de una supercélula anticiclónica —de la misma forma que un típico tornado ciclónico— o como un tornado acompañante, ya sea como un tornado satélite o asociado con circulaciones anticiclónicas dentro de una supercelda.[44]

Sonido y sismología

Los sonidos producidos por un tornado son provocados por múltiples mecanismos. A lo largo del tiempo se han reportado varios sonidos producidos por tornados, frecuentemente comparados con sonidos familiares para los testigos y generalmente como alguna variación de un estruendo. Sonidos que son reportados con frecuencia incluyen un tren de carga, rápidos o cascadas, un motor a reacción o combinaciones de éstos. Muchos tornados no son audibles a gran distancia; la naturaleza y distancia de propagación del sonido depende de las condiciones atmosféricas y la topografía.

Los vientos del vórtice del tornado y de los turbulentos remolinos constituyentes, así como la interacción de las corrientes de aire con la superficie y los desechos, contribuyen a la creación de sonidos. Las nubes embudo también producen sonidos. Se ha reportado que las nubes embudo y pequeños tornados hacen sonidos como de chiflidos, aullidos, murmullos o zumbidos de innumerables abejas, o electricidad, mientras que también se reporta que muchos tornados producen un ruido sordo grave y continuo, o un sonido irregular.[45]

Ya que muchos tornados son audibles únicamente cuando están muy cerca, el ruido no es una advertencia fiable de un tornado. Además, cualquier viento fuerte, incluso una granizada severa o el continuo tronar de rayos en una tormenta eléctrica, pueden producir un estruendo similar al de los tornados.[46]

Los tornados también producen marcas infrasónicas inaudibles.[47] A diferencia de las audibles, las marcas inaudibles de los tornados han sido aisladas; debido a la propagación a larga distancia de las ondas sonoras de baja frecuencia, se está intentando desarrollar aparatos para la predicción y detección de tornados que además sirvan para comprender su morfología, dinámica y formación.[48] Los tornados además producen una marca sísmica detectable, y continúan las investigaciones para aislarla y entender su proceso.[49]

Electromagnetismo, rayos y otros efectos

Los tornados emiten en el espectro electromagnético, y se han detectado emisiones de señales radio atmosféricas y de campo eléctrico.[48] [50] [51] También se han observado correlaciones entre tornados y patrones de la actividad de los rayos. Las tormentas tornádicas no contienen más rayos que otras tormentas y algunas celdas tornádicas nunca los producen. Generalmente, la actividad de rayos que van de la nube al suelo (cloud-to-ground, o CG) decrece cuando un tornado alcanza la superficie y regresa a su nivel normal cuando el tornado se disipa. En muchos casos, tornados y tormentas eléctricas de gran intensidad exhiben un incremento y dominancia anómala de polaridad positiva en las descargas de tipo CG.[52] El electromagnetismo y los rayos tienen poco o nada que ver directamente con aquello que provoca la aparición de tornados (ya que éstos son básicamente un fenómeno termodinámico), aunque posiblemente hay conexiones con la tormenta y el ambiente afectando a ambos fenómenos.

En el pasado se ha reportado presencia de luminosidad, y es probable que se deba a confusión en las identificaciones con fuentes luminosas externas como rayos, luces urbanas y destellos de instalaciones eléctricas dañadas, ya que las fuentes internas rara vez son reportadas y no se sabe que hayan sido documentadas. Además de los vientos, los tornados también presentan cambios en variables atmosféricas como temperatura, humedad y presión. Por ejemplo, el 24 de junio de 2003, cerca de Manchester (Dakota del Sur), una investigación registró un déficit de presión de 100 mbar. La presión disminuyó gradualmente a medida que el vórtice se acercaba y luego bajó extremadamente rápido a 850 mbar en el centro del violento tornado antes de aumentar rápidamente al alejarse el vórtice, resultando en una gráfica de la presión en forma de «V». Al mismo tiempo, la temperatura tiende a decrecer y el contenido de humedad a aumentar en la vecindad de un tornado.[53]

Ciclo de vida

Esta secuencia de imágenes muestra el nacimiento de un tornado. Primero, se forma el torbellino con aire seco y frío que desciende del borde de la nube en una espiral con sentido horario. Los efectos de este torbellino pueden verse en la nube de polvo en el suelo en la imagen superior. A su vez, dicho torbellino genera inmediatamente una espiral ascendente en sentido antihorario, espiral que da origen al enfriamiento del aire y a la posterior condensación formando el embudo nuboso. Este tornado, formado cerca de Dimmitt, Texas, fue uno de los tornados violentos mejor observados en la historia.

Relación con la supercelda

Los tornados generalmente se desarrollan a partir de un tipo de tormentas conocidas como superceldas.[54] Las superceldas contienen mesociclones, que son un área de rotación organizada de aire que se localiza en la atmósfera, de entre 2 a 10 km de ancho. Además de tornados, son comunes en tales tormentas lluvias intensas, rayos, fuertes ráfagas de viento y granizo. Si bien la mayoría de los tornados, particularmente los más fuertes (del EF3 al EF5 según la Escala Fujita-Pearson), se derivan de superceldas, también algunos se pueden formar a partir de otras circulaciones de aire, y por lo tanto son denominados tornados no supercelulares. Este tipo de tornados, no obstante, suelen ser de menor intensidad.[55]

Formación

La mayor parte de los tornados originados en superceldas siguen un ciclo de vida reconocible. Éste comienza con el origen de la propia supercelda, que se da cuando una corriente de aire frío y seco se encuentra con otra de aire cálido y húmedo y se desplaza por encima de ella. Al ser más pesado el aire frío, se producen capas de aire inestable donde el aire frío desciende y obliga al aire caliente a ascender, creando la tormenta. Si existe una capa de aire cálido y seco que actúe como aislante, y si las diferencias de temperatura son lo suficientemente grandes, el descenso del aire frío se puede dar en forma de remolino. Este aire que desciende, llamado corriente descendente del flanco trasero (RFD, por sus siglas en inglés), acelera al irse acercando al suelo, y arrastra consigo al mesociclón de la supercelda hacia él.[17] Las corrientes ascendentes, por su parte, atraen el aire a su alrededor, aumentando la rotación y convirtiéndose en una columna estrecha, conocida como nube embudo.[55]

Al acercarse el mesociclón al suelo, un embudo de condensación visible aparenta descender de la base de la tormenta, con frecuencia a partir de una nube pared en rotación. Al ir descendiendo el embudo, la RFD también llega al suelo, creando un frente de ráfagas que puede causar daños a una buena distancia del tornado. Usualmente, la nube embudo se convierte en un tornado pocos minutos después de que la RFD toque el suelo.[17]

Madurez

Inicialmente, el tornado cuenta con una buena fuente de aire caliente y húmedo que ingresa en él para darle energía, por lo que crece hasta que alcanza su etapa madura. Esto puede durar unos pocos minutos o más de una hora, y es durante este tiempo que el tornado generalmente causa el mayor daño y sus dimensiones llegan al máximo, pudiendo llegar a medir en algunos casos más de 1,5 km de ancho. Mientras tanto, la RFD, que en esta etapa es un área de vientos superficiales fríos, comienza a colocarse alrededor del tornado, interrumpiendo el flujo de aire caliente que lo alimenta.[17]

Disipación

Vista lateral de una supercelda.

Cuando la RFD envuelve completamente al tornado y le corta el suministro de aire, el vórtice comienza a debilitarse, y se vuelve delgado, semejante a una cuerda. Esta es la fase de disipación, misma que normalmente no dura más de unos pocos minutos, y tras la cual el tornado se esfuma. Durante esta etapa la forma del tornado depende en gran medida de los vientos de la tormenta principal, lo que puede hacer que tome formas inusuales.[23] [32] [33] A pesar de que el tornado está desapareciendo, todavía es capaz de causar daño. Al convertirse en un tubo delgado, de la misma forma que un patinador recoge los brazos para girar más rápido, los vientos pueden incrementar su velocidad en este punto.[17]

Habiendo entrado el tornado en su etapa de disipación, su mesociclón asociado por lo general también se debilita, debido igualmente a que la RFD corta el flujo de aire que lo alimenta. Al disiparse el primer mesociclón y su tornado asociado, el flujo de la tormenta puede concentrarse en una nueva área más cerca de su centro. Si un nuevo mesociclón se forma, el ciclo puede repetirse, produciendo uno o más tornados nuevos. Ocasionalmente, el viejo mesociclón y el nuevo producen tornados al mismo tiempo.

Aunque esta teoría acerca de cómo surgen, se desarrollan y desaparecen los tornados es ampliamente aceptada, no explica la formación de tornados más pequeños, como las trombas terrestres o los tornados con múltiples vórtices. Todos ellos tienen diferentes mecanismos que influencian su desarrollo, no obstante, la mayoría siguen un patrón similar al aquí descrito.[56]

Tipos

Tornados verdaderos

Tornado de vórtices múltiples

Artículo principal: Tornado de vórtices múltiples
Un tornado de vórtices múltiples en las afueras de Dallas, Texas, el 2 de abril de 1957.

Un tornado de vórtices múltiples o tornado multivórtice es un tipo de tornado en el cual dos o más columnas de aire en movimiento giran alrededor de un centro común. Las estructuras multivórtices pueden presentarse en casi cualquier circulación de aire, pero se las observa frecuentemente en tornados intensos. Estos vórtices generalmente crean pequeñas áreas que causan mayor daño a lo largo de la trayectoria del tornado principal.[4] [17] Este fenómeno es distinto al tornado satélite, el cual es un tornado más débil que se forma muy cerca de otro tornado más grande y fuerte, contenido dentro del mismo mesociclón. El tornado satélite aparenta «orbitar» alrededor del tornado mayor (de ahí el nombre), asemejándose a un tornado multivórtice. No obstante, el tornado satélite es una circulación distinta, y es mucho más pequeño que el embudo principal.[4]

Tromba marina

Artículo principal: Tromba marina
Una tromba marina cerca de los cayos de la Florida.

La tromba marina o manga de agua es simplemente un tornado que se encuentra sobre el agua. No obstante, los investigadores generalmente distinguen las trombas marinas tornádicas de las no tornádicas. Las trombas marinas no tornádicas son menos fuertes pero mucho más comunes, y son similares en su dinámica a los llamados remolinos de polvo y a las trombas terrestres. Se forman en las bases de nubes cumulus congestus en aguas tropicales y subtropicales. Tienen vientos relativamente débiles, paredes lisas con flujo laminar y generalmente viajan muy lentamente, si es que lo hacen. Comúnmente ocurren en los cayos de la Florida y al norte del mar Adriático.[57] [58] [59] En contraste, las trombas marinas tornádicas son literalmente "tornados sobre el agua". Se forman sobre ella de manera similar a los tornados mesociclónicos, o bien son tornados terrestres que llegan al agua. Ya que se forman a partir de tormentas fuertes y pueden ser mucho más intensas, rápidas y de mayor duración que las trombas no tornádicas, se les considera más peligrosas.[60]

Tromba terrestre

Artículo principal: Tromba terrestre
Una tromba terrestre cerca de North Platte, Nebraska el 22 de mayo de 2004.

Una tromba terrestre, también llamada tornado no supercelular, tornado o embudo nuboso o, por su nombre en inglés, landspout, es un tornado que no está asociado con un mesociclón. Su nombre proviene de su denominación como una «tromba marina no tornádica sobre tierra». Las trombas marinas y las terrestres comparten varias características distintivas, incluyendo su relativa debilidad, corta duración y un embudo de condensación liso y de pequeñas dimensiones que con frecuencia no toca el suelo. Estos tornados también crean una distintiva nube laminar de polvo cuando hacen contacto con el suelo, debido a que su mecánica es diferente a la de los tornados mesoformes. Aunque generalmente son más débiles que los tornados clásicos, pueden producir fuertes vientos que igualmente son capaces de causar graves daños.[4] [17]

Circulaciones semejantes a tornados

Gustnado

Artículo principal: Gustnado

Un gustnado (término que proviene de gust front tornado, es decir, «tornado de frente de ráfagas») es un pequeño remolino vertical asociado con un frente de ráfagas o una ráfaga descendente. Ya que técnicamente no están conectados con la base de una nube, existe cierto debate sobre si los gustnados son tornados. Se forman cuando un flujo de aire frío, seco y rápido proveniente de una tormenta se encuentra con una masa de aire caliente, húmedo y estacionario cerca del límite del flujo, resultando en un efecto de "redondeamiento" (ejemplificado a través de una nube en rodillo). Si la cizalladura del viento en los niveles inferiores es lo suficientemente fuerte, la rotación puede volverse horizontal o diagonal y hacer contacto con el suelo. El resultado es un gustnado.[4] [61] Es digno de mencionar que debido a que están libres de cualquier influencia de efecto Coriolis a partir de un mesociclón, aparentemente son ciclónicos y anticiclónicos de forma alterna sin preferencia alguna.

Remolino de polvo

Artículo principal: Remolino de polvo
Un remolino de polvo.

Un remolino de polvo o remolino de arena, conocido en inglés como dust devil (literalmente «demonio de polvo») se parece a un tornado en que es una columna de aire vertical en rotación. No obstante, se forman bajo cielos despejados y rara vez alcanzan la fuerza de los tornados más débiles. Se desarrollan cuando una fuerte corriente ascendente convectiva se forma cerca del suelo durante un día caluroso. Si hay suficiente cizalladura del viento en los niveles inferiores, la columna de aire caliente que está en ascenso puede desarrollar un pequeño movimiento ciclónico que puede distinguirse cerca del suelo. A estos fenómenos no se les considera tornados porque se forman cuando hay buen clima y no se asocian con nube alguna. Pueden, no obstante, causar ocasionalmente daños de consideración, especialmente en zonas áridas.[25] [62]

Remolino de fuego

Artículo principal: Remolino de fuego

Aquellas circulaciones que se desarrollan cerca de incendios forestales reciben el nombre de remolinos o torbellinos de fuego. No se les considera tornados salvo en el raro caso de que se conecten a una nube pyrocumulus o a otra nube cumuliforme sobre ellos. Los remolinos de fuego por lo general no son tan fuertes como los tornados relacionados con tormentas. Sin embargo, pueden causar daños considerables.[23]

Remolino de vapor

Artículo principal: Remolino de vapor

Un remolino de vapor, en inglés llamado steam devil («diablo de vapor») es un término que se utiliza para describir a una corriente ascendente en rotación que implica vapor o humo. Un remolino de vapor es muy raro, pero se forma principalmente a partir de humo emitido por las chimeneas de una central de energía. Las aguas termales y los desiertos también pueden ser zonas aptas para la formación de un remolino de vapor. Este fenómeno puede ocurrir sobre el agua, cuando el frío aire ártico se encuentra con agua relativamente cálida.[25]

Intensidad y daño

Un ejemplo del daño causado por un tornado de tipo EF1. Aquí, el techo ha sufrido daños sustanciales, y la puerta del garaje ha sido arrancada hacia afuera, pero las paredes y las estructuras de soporte siguen intactas.

La escala Fujita-Pearson y la llamada escala Fujita-Pearson mejorada clasifican a los tornados según el daño causado. La escala mejorada (EF por sus siglas en inglés) fue un perfeccionamiento de la vieja escala Fujita, usando estimaciones de vientos y mejor descripción de los daños; sin embargo, fue diseñada para que un tornado clasificado según la escala Fujita recibiera el mismo rango numérico, y fue implementada comenzando en los Estados Unidos en 2007. Un tornado EF0, el más débil según la escala, posiblemente dañe árboles pero no estructuras, mientras que un tornado EF5, el más fuerte, puede arrancar edificios de sus cimientos dejándolos descubiertos e incluso deformar rascacielos. La similar escala TORRO va de T0 para tornados extremadamente débiles a T11 para los tornados más poderosos que se conocen. Datos obtenidos de un radar de impulsos Doppler, la fotogrametría y los patrones en el suelo (marcas cicloidales) igualmente pueden ser analizados para determinar la intensidad y otorgar un rango.[4] [63] [64]

Una escuela fuertemente dañada después de que un tornado de categoría EF5 (la más alta de su escala) pasara por la ciudad de Greensburg, Kansas, durante la oleada de tornados de mayo de 2007.

Los tornados varían en intensidad sin importar su forma, tamaño y localización, aunque los tornados fuertes generalmente son más grandes que los débiles. La relación con la longitud de su recorrido y duración también varía, aunque los tornados con mayor recorrido tienden a ser más fuertes.[65] En el caso de tornados violentos, sólo presentan gran intensidad en una porción del recorrido, buena parte de esta intensidad proviniendo de subvórtices.[23]

En los Estados Unidos, el 80% de los tornados son clasificados como EF0 y EF1 (de T0 a T3). Cuanto mayor sea la intensidad de un rango, menor es su tasa de incidencia, pues menos de 1% son tornados violentos (EF4, T8 o más fuerte).[66] Fuera del Tornado Alley, y de Norteamérica en general, los tornados violentos son extremadamente raros. Aparentemente esto se debe más que nada al menor número de tornados en general que hay fuera de dicha región, ya que las investigaciones muestran que la distribución de los tornados según su intensidad es bastante similar a nivel mundial. Unos cuantos tornados de importancia ocurren cada año en Europa, áreas del centro-sur de Asia, porciones del sureste de Sudamérica y el sur de África.[67]

Climatología

Zonas alrededor del mundo donde es más probable la aparición de tornados.

En los Estados Unidos se presentan más tornados que en cualquier otro país: unas cuatro veces más que los que se estima que se forman en toda Europa, sin incluir trombas marinas.[68] Esto se debe principalmente a la geografía única del continente americano. América del Norte es relativamente grande y se extiende desde la zona intertropical hasta las áreas árticas, y no cuenta con una cadena montañosa importante que vaya de este a oeste y que bloquee el flujo de aire entre estas dos zonas. En las latitudes centrales, donde ocurren la mayor parte de los tornados, las montañas Rocosas bloquean la humedad y el flujo atmosférico, permitiendo que exista aire más seco en los niveles intermedios de la tropósfera, y causando la formación de un área con presión baja al este de dichas montañas. Un incremento en el flujo de aire desde las Rocosas propicia la formación de una línea seca cuando el flujo es fuerte en los niveles superiores,[69] mientras el golfo de México, al este, proporciona abundante humedad en los niveles bajos de la atmósfera. Esta topografía única provoca muchas colisiones de aire cálido con aire frío, que son las condiciones que crean tormentas fuertes y duraderas. Una gran parte de estos tornados se forman en dicha área del centro de los Estados Unidos entre las Rocosas y el golfo, conocida como Tornado Alley («callejón de los tornados»).[7] Esta área abarca también partes de Canadá, principalmente en Ontario y las praderas canadienses, aunque el sudeste de Quebec, el interior de Columbia Británica y el occidente de Nuevo Brunswick también son propensos a tornados.[70] En ocasiones también se presentan tornados fuertes en el noreste de México.

En promedio, en los Estados Unidos ocurren unos 1.200 tornados por año. Los Países Bajos presentan el mayor número de tornados por área de cualquier país al registrarse allí más de 20 tornados, lo que equivale a 0,00048 tornados por km2 anualmente, seguidos por el Reino Unido que presenta anualmente unos 33, es decir, 0,00013 por km2;[71] [72] de cualquier forma, la mayoría son pequeños y causan muy poco daño. En números absolutos, sin importar la extensión territorial, el Reino Unido experimenta más tornados que cualquier país europeo, excluyendo trombas marinas.[68]

Actividad de los tornados en los Estados Unidos. Las zonas más oscuras denotan el área comúnmente conocida como Tornado Alley.

Los tornados matan un promedio de 179 personas por año en Bangladesh, por mucho la mayor cantidad dentro de un país en el mundo. Esto se debe a su elevada densidad de población, deficiente calidad de las construcciones, carencia de conocimientos acerca de medidas de seguridad para combatir a los tornados y otros factores.[73] [74] Otros países del mundo que cuentan con tornados frecuentemente incluyen a Sudáfrica, Argentina, el sur de Brasil, Australia y Nueva Zelanda, así como porciones de Europa y Asia.[9] [75]

Los tornados son más frecuentes durante la primavera y menos durante el invierno.[23] Ya que la primavera y el otoño son periodos de transición (de clima cálido a frío y viceversa) hay más posibilidades de que el aire frío se encuentre con aire cálido, lo que provoca que durante esas estaciones se experimenten picos de actividad.[76] No obstante, las condiciones adecuadas para su formación se pueden presentar en cualquier época del año. Los tornados también pueden generarse a partir del ojo de los ciclones tropicales que tocan tierra,[77] lo cual suele suceder en el otoño y a fines del verano.

La incidencia de los tornados depende altamente de la hora del día, debido a la radiación solar.[78] A nivel mundial, la mayoría de los tornados ocurren durante la tarde, entre las 3:00 pm y las 7:00 pm del tiempo local, siendo el punto más alto a las 5:00 pm.[79] [80] [81] [82] Sin embargo, los tornados destructivos pueden ocurrir a cualquier hora del día. El tornado de Gainesville de 1936, uno de los tornados más devastadores de la historia, ocurrió a las 8:30 am tiempo local.[23]

Asociación con el clima

Existen zonas como el mar Mediterráneo que aumenta a su vez el volumen de humedad en la atmósfera. El incremento de humedad puede provocar un crecimiento en la aparición de tornados, particularmente durante la temporada fría.[83]

Algunas evidencias sugieren que el fenómeno de Oscilación del Sur de El Niño (ENSO, por sus siglas en inglés) se encuentra ligeramente relacionado con cambios en la actividad de los tornados; esto varía según la temporada y la región así como dependiendo de si el fenómeno ENSO corresponde al de El Niño o La Niña.[84]

Los cambios climáticos pueden afectar a los tornados a través de teleconexiones como sucede cuando cambia una corriente en chorro y otros patrones climáticos de importancia. Aunque es posible que el calentamiento global pueda afectar la actividad de los tornados,[85] tal efecto aún no puede ser identificable debido a su complejidad, a la naturaleza de las tormentas y a cuestiones relacionadas con la calidad de las bases de datos. Además, cualquier efecto variaría según la región.[86]

Predicción

Mapas probabilísticos del Storm Prediction Center durante el auge de la oleada de tornados del 6 al 8 de abril de 2006. El primer mapa indica el riesgo de tiempo severo en general (incluyendo granizo fuerte, vientos peligrosos y tornados), mientras que el segundo mapa específicamente muestra el porcentaje de probabilidad de que un tornado se forme a no más de 40 km de cualquier punto dentro del área encerrada. El área rayada en el mapa inferior indica un riesgo de 10% o más de que un tornado F2 o más fuerte se forme a 40 km de cualquier punto del área señalada.

El pronóstico del tiempo es llevado a cabo regionalmente por muchas agencias nacionales e internacionales. En la mayor parte, ellas también se encargan de la predicción de las condiciones que propician el desarrollo de los tornados.

En Australia, numerosas advertencias de tormentas son proporcionadas por el Bureau of Meteorology («Agencia de Meteorología») de dicha nación. El país se encuentra en proceso de actualizarse para usar sistemas de radares de impulsos Doppler, habiendo alcanzado su primera meta de instalar seis radares nuevos en julio de 2006.[87]

Por otro lado, en el Reino Unido la TORRO (Tornado and Storm Research Organisation, u Organización para la Investigación de Tornados y Tormentas) lleva a cabo predicciones experimentales.[88] La Met Office provee pronósticos oficiales para este país, mientras que en el resto de Europa el proyecto ESTOFEX (European Storm Forecast Experiment, o Experimento Europeo de Predicción de Tormentas) proporciona pronósticos del tiempo acerca de la probabilidad de que haya mal clima,[89] y el ESSL (European Severe Storms Laboratory, o Laboratorio Europeo de Tormentas Severas) conserva una base de datos de los eventos.[90]

Igualmente, en los Estados Unidos las predicciones climáticas generalizadas son realizadas por el Storm Prediction Center (Centro de Predicción de Tormentas), con sede en Norman, Oklahoma.[91] En este centro se realizan predicciones probabilísticas y categóricas para los próximos tres días en relación al clima severo, incluyendo tornados. También hay un pronóstico más general que abarca el periodo del cuarto al octavo día. Justo antes del momento en que se espera que se presente una amenaza climática severa, como un tornado, el SPC envía varias alertas referentes al fenómeno, en colaboración con las oficinas locales del Servicio Meteorológico Nacional de ese país.

A su vez, en Japón la predicción y el estudio de los tornados están a cargo de la Agencia Meteorológica de Japón,[92] mientras que en Canadá las alertas y los pronósticos climáticos, incluyendo los de los tornados, son proporcionados por siete oficinas regionales del Servicio Meteorológico de Canadá, una subdivisión de Environment Canada.[93]

Detección

Rigurosos intentos para poder advertir los tornados comenzaron en los Estados Unidos a mediados del siglo XX. Antes de los años 1950, el único método para detectar un tornado era que alguien lo viera. Generalmente, la noticia de un tornado no llegaría a una estación climática local hasta después de la tormenta. No obstante, con el advenimiento del radar meteorológico, las zonas cercanas a las estaciones climáticas tendrían avisos con tiempo del mal clima. Los primeros avisos públicos de tornados aparecieron en 1950 y las primeras alertas de tornados, en 1952. En 1953 se confirmó que los ecos en cadena se encuentran asociados con los tornados.[94] Al reconocer estos patrones, los meteorólogos, estando a varios kilómetros de distancia, pudieron detectar tormentas que probablemente producirían tornados.[95]

Radar

Hoy en día, la mayoría de los países desarrollados cuentan con una red de radares meteorológicos, siendo todavía éste el principal método de detección de posibles tornados. En los Estados Unidos y algunos otros países se utilizan estaciones con radares de impulsos Doppler. Estos aparatos miden la velocidad y dirección radial (si se están acercando o alejando del radar) de los vientos de una tormenta, y así pueden detectar evidencias de rotación en tormentas que están a más de 150 km de distancia. Cuando las tormentas están lejos de un radar, sólo las partes altas de la tormenta son observadas y las importantes áreas bajas no son registradas.[96] La resolución de los datos también decrece en razón de la distancia entre la tormenta y el radar. Algunas condiciones meteorológicas que llevan a la tornadogénesis no son detectables de inmediato a través de radar y en ocasiones el desarrollo de tornados puede ocurrir más rápidamente de lo que un radar puede completar un escaneo y enviar la información. Además, la mayoría de las regiones pobladas de la Tierra ahora son visibles desde el Satélite Geoestacionario Operacional Ambiental (GOES, por sus siglas en inglés), el cual ayuda en el pronóstico de tormentas tornádicas.[97]

Un secuencia de radar de Doppler on Wheels de un eco en cadena y un mesociclón asociado en el condado de Goshen, Wyoming el 5 de junio de 2009. Los mesociclones fuertes aparecen como áreas adyacentes de amarillo y azul (en otros radares, rojo brillante y verde brillante), y generalmente indican la existencia de un tornado o su inminente aparición.

Localización de tormentas

A mediados de la década de 1970, el Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos (NWS) incrementó sus esfuerzos para entrenar individuos que avistaran tormentas e identificaran sus características principales, como fuerte granizo, vientos devastadores y tornados, así como el daño que causan. El programa fue llamado Skywarn, y los que participaron en él fueron asistentes de sheriff locales, policías estatales, bomberos, conductores de ambulancias, operadores de radio, trabajadores de protección civil, cazadores de tormentas y ciudadanos comunes. Cuando se espera mal clima, las estaciones climáticas locales solicitan que estos localizadores de tormentas hagan las búsquedas necesarias y reporten cualquier tornado inmediatamente, para que la oficina pueda enviar un aviso oportuno a la población.

Por lo general los localizadores son entrenados por el NWS en representación de sus respectivas organizaciones, y les reportan a ellas. Las organizaciones activan sistemas públicos de alarma como sirenas y el Emergency Alert System, y dirigen su reporte al NWS.[98] Hay más de 230.000 localizadores climáticos entrenados a través del Skywarn en los Estados Unidos.[99]

En Canadá, una red similar de localizadores voluntarios del clima, llamada Canwarn, ayuda a localizar el mal clima, contando con más de 1000 voluntarios.[97] En Europa, varias naciones se encuentran organizando redes de localizadores bajo el auspicio de Skywarn Europe,[100] y la Tornado and Storm Research Organisation (TORRO) ha mantenido una red de localizadores en el Reino Unido desde 1974.[101]

Los localizadores de tormentas son necesarios porque los sistemas de radar como el NEXRAD no pueden detectar un tornado, sólo indicaciones que sugieren su presencia.[102] Los radares pueden dar un aviso antes de que haya evidencia visual de un tornado, pero la información de un observador puede ratificar la amenaza o determinar que la llegada de un tornado no es inminente.[103] La habilidad de un localizador para ver lo que un radar no puede es especialmente importante al aumentar la distancia desde el sitio del radar, porque la señal del radar, al viajar en línea recta, va aumentando progresivamente su altitud respecto al suelo al irse alejando del radar debido a la curvatura de la Tierra, además de que la señal también se dispersa.[96]

Evidencia visual

Una nube pared en rotación con una evidente corriente descendente del flanco trasero en su extremo izquierdo.

Los localizadores de tormentas son entrenados para discernir si una tormenta vista a cierta distancia es o no una supercelda. Generalmente miran su parte trasera, la principal región de corrientes ascendentes y flujo de entrada. Debajo de la corriente ascendente hay una base sin lluvia, y en el siguiente paso de la tornadogénesis se forma una nube pared en rotación. La gran mayoría de los tornados intensos ocurren con una nube pared detrás de una supercelda.[66]

La evidencia de que se trata de una supercelda proviene de la forma y la estructura de la tormenta, y otras características de las cumulonimbus como pueden ser una vigorosa columna de corrientes ascendentes, una cima emergente sobre la base de la nube que persiste largo tiempo, una base firme y una apariencia de sacacorchos. Bajo la tormenta y más cerca de donde la mayoría de los tornados se encuentran, evidencias de una supercelda y de la posibilidad de un tornado incluyen bandas de entrada (particularmente curvas), la fuerza del flujo de entrada, la temperatura y humedad del aire que entra, cómo es la proporción del aire que entra y del que sale de la tormenta, y qué tan lejos están el núcleo de precipitación del flanco delantero y la nube pared uno del otro. La tornadogénesis es más probable en la interfase de la corriente ascendente y de la corriente descendente del flanco trasero, y requiere un balance entre la flujo de entrada y el de salida.[17]

Las nubes pared que rotan, mismas que generan tornados, generalmente preceden a éstos entre cinco y treinta minutos. Las nubes pared en rotación son la manifestación visual de un mesociclón. A menos que se dé a un nivel bajo, la tornadogénesis es altamente improbable a menos que ocurra una corriente descendente del flanco trasero, que generalmente es evidenciada visiblemente por la evaporación de una nube adyacente a la esquina de una nube pared. Un tornado generalmente ocurre cuando pasa esto o poco tiempo después; primero, una nube embudo baja a la superficie y en casi todos los casos, para cuando va a mitad de camino, un remolino superficial ya se ha desarrollado, lo que significa que un tornado está en el suelo antes de que la condensación conecte la circulación de la superficie con la tormenta. Los tornados también pueden ocurrir sin nubes pared, bajo líneas de flanqueo. Los localizadores observan todas las partes de una tormenta, así como la base de la nube y la superficie.[104]

Récords

Mapa con las rutas de los tornados en la Súper Oleada.

El tornado más extremo del que se tiene registro fue el Tornado Tri-Estatal (Tri-State Tornado), que atravesó partes de Misuri, Illinois e Indiana el 18 de marzo de 1925. Posiblemente hubiera sido clasificado como un tornado F5, aunque los tornados no eran clasificados en esa época. Mantiene los récords por haber recorrido la mayor distancia (352 km), la mayor duración (unas 3,5 horas) y la mayor velocidad de desplazamiento hacia el frente para un tornado de importancia (117 km/h) en todo el mundo. Además, es el tornado más mortífero en la historia de los Estados Unidos (695 muertos).[23] También fue en su momento el segundo tornado más costoso de la historia, pero ya ha sido superado por muchos otros sin normalizar. Cuando los costos son normalizados según la riqueza y la inflación, sigue siendo hoy en día el tercer tornado más costoso.[105] El tornado más mortífero a nivel mundial fue el tornado de Daultipur-Salturia en Bangladesh el 26 de abril de 1989, que mató aproximadamente a 1.300 personas.[73] Bangladesh ha tenido al menos 19 tornados en su historia que han matado a más de 100 personas, lo que representa al menos la mitad del total en el resto del mundo.

La mayoría de los récords establecidos para oleadas de tornados corresponden al llamado Super Outbreak (Súper Oleada), que afectó una gran parte del centro de los Estados Unidos y una pequeña zona del sur de Ontario en Canadá entre el 3 y el 4 de abril de 1974. No sólo presentó esta oleada la increíble cantidad de 148 tornados en únicamente 18 horas, sino que también varios de ellos eran violentos; seis eran de intensidad F5 y veinticuatro eran F4. Esta oleada llegó a tener dieciséis tornados en la superficie al mismo tiempo en su punto más fuerte. Más de 300 personas, posiblemente hasta 330, murieron a causa de los tornados de esta oleada.[106]

Aunque es casi imposible medir directamente la velocidad del viento del tornado más violento (los anemómetros convencionales serían destruidos por los fuertes vientos), algunos tornados han sido escaneados por unidades móviles de radares Doppler, que pueden proporcionar un estimado certero de la velocidad de los vientos de un tornado. La mayor velocidad medida en un tornado, que es igualmente la mayor velocidad de un viento jamás medida en el planeta, es de 484 ± 32 km/h en el tornado F5 de Moore, Oklahoma. Aunque la medición fue tomada a unos 30 m sobre la superficie, demuestra el poder que tienen los tornados más fuertes.[2]

Las tormentas que producen tornados pueden presentar intensas corrientes ascendentes, a veces sobrepasando los 240 km/h. Los desechos que levanta un tornado pueden llegar hasta la tormenta principal y ser arrastrados una gran distancia. Un tornado que afectó a Great Bend, Kansas en noviembre de 1915 fue un caso extremo, donde una «lluvia de desechos» ocurrió a 130 km del pueblo, un saco de harina fue hallado a 177 km y un cheque cancelado del Banco de Great Bend fue encontrado en un campo a las fueras de Palmyra, Nebraska 491 km al noreste.[107] Las trombas marinas y tornados han sido utilizados como una posible explicación para ocasiones en que han llovido peces y otros animales.[108]

Seguridad

A pesar de que los tornados pueden atacar en cualquier instante, existen precauciones y medidas preventivas que la gente puede adoptar para aumentar sus posibilidades de sobrevivir a un tornado. Autoridades como el Storm Prediction Center aconsejan contar con un plan contra tornados. Cuando una alerta de tornado es enviada, refugiarse en un sótano o una habitación localizada en la parte más interna de una casa resistente aumenta en gran medida las posibilidades de sobrevivir.[109] En áreas propensas a tornados, muchos edificios cuentan con refugios especiales para tormentas. Estas habitaciones subterráneas han ayudado a salvar miles de vidas.[110]

Algunos países cuentan con agencias meteorológicas que proporcionan predicciones de tornados e incrementan el nivel de alerta para un posible tornado (de la misma forma que lo hacen los avisos y alertas de tornados en Estados Unidos y Canadá). Las estaciones climatológicas de radio también proporcionan alarmas cuando se libera una advertencia por clima severo para su área local, aunque este tipo de estaciones de radio se encuentran generalmente sólo en los Estados Unidos.

A menos que el tornado esté a gran distancia y sea visible, los meteorólogos aconsejan a los conductores que estacionen sus vehículos fuera del camino (para no bloquear al tráfico de emergencia), y buscar un refugio seguro. Si no hay uno en las cercanías, colocarse en lo profundo de una zanja es la siguiente mejor opción.

Mitos e ideas equivocadas

Tornado de Salt Lake City el 11 de agosto de 1999. Este tornado desmintió varios mitos, incluyendo la idea de que estos fenómenos no pueden presentarse en áreas como Utah.

Uno de los mitos más persistentes asociados con tornados consiste en que abrir las ventanas reducirá el daño causado por el tornado. Aunque existe un marcado descenso en la presión atmosférica en el interior de un tornado fuerte, es improbable que la disminución de presión fuera suficiente para causar que el inmueble explote. Algunas investigaciones muestran que abrir las ventanas puede en realidad incrementar la severidad de los daños del tornado. Sin importar la validez de esta teoría de la explosión, es mejor invertir el tiempo buscando refugio y no abriendo ventanas. Un tornado violento, de cualquier forma, puede destruir una casa sin importar si sus ventanas están abiertas o cerradas.[111] [112]

Otra creencia común es que los pasos elevados en una autopista son un refugio adecuado para protegerse de los tornados. Por el contrario, un paso elevado es un lugar peligroso para refugiarse.[113] En la oleada de tornados de Oklahoma de 1999 del 3 de mayo de 1999, tres pasos elevados de autopistas fueron golpeados por tornados, y en cada una de esas tres localizaciones hubo una muerte, junto con muchos heridos de gravedad. Se cree que el área debajo de los pasos elevados causa un efecto de túnel de viento, en donde se incrementa la velocidad del viento del tornado y de los desechos que acarrea y que pasan por ahí.[114] En comparación, durante la misma oleada de tornados, más de 2.000 hogares fueron completamente destruidos, con otros 7.000 dañados, y aún así solamente unas pocas docenas de personas murieron en sus hogares.[113]

Una vieja creencia es que la esquina de un sótano que esté más cerca del sudoeste proporciona la mayor protección durante un tornado. El lugar más seguro, en realidad, es el extremo o esquina de una habitación subterránea opuesto a la dirección en que se mueve el tornado (generalmente la esquina noreste), o una habitación que no sea subterránea pero que esté lo más internamente posible en su inmueble. Refugiarse debajo de una mesa resistente, en un sótano o debajo de una escalera incrementa las posibilidades de sobrevivir aún más.[111] [112]

Finalmente, hay áreas donde la gente cree estar protegida de los tornados, ya sea por un río, colina o montaña de gran tamaño, o incluso por fuerzas sobrenaturales.[115] Se ha sabido de tornados que han cruzado grandes ríos, escalado montañas y afectado valles.[116] Como regla general, no hay área que esté "a salvo" de los tornados, aunque hay áreas que son más susceptibles que otras.[25] [111] [112]

Investigación

Una unidad Doppler On Wheels observando un tornado cerca de Attica, Kansas.

La meteorología es una ciencia relativamente joven y aún más el estudio de los tornados. Aunque han sido estudiados desde el siglo XIX y con mayor énfasis desde mediados del siglo XX, todavía hay aspectos de ellos que son un misterio.[117] Los científicos tienen una idea bastante precisa del desarrollo de tormentas y mesociclones,[118] [119] y de las condiciones meteorológicas que conducen a su formación; no obstante, el paso de supercelda (u otros procesos formativos) a tornadogénesis y la diferenciación de mesociclones tornádicos y no tornádicos son aspectos que todavía no se comprenden del todo y son el enfoque de gran parte de las investigaciones.[76]

También están siendo estudiados los mesociclones en los niveles bajos de la atmósfera y el ensanchamiento de la vorticidad en los niveles bajos que se convierte en el tornado,[76] principalmente cuáles son los procesos y cuál es la relación del medio y la tormenta convectiva. Se ha observado a tornados intensos formándose simultáneamente con un mesociclón arriba (en lugar de la sucesiva mesociclogénesis) y a algunos tornados intensos que han ocurrido sin un mesociclón en los niveles medios. En particular, el papel de las corrientes descendentes, principalmente la corriente descendente del flanco trasero, y el papel de los límites baroclínicos, son importantes temas de estudio.[120]

Predecir con fiabilidad la intensidad de un tornado y su longevidad continúa siendo un problema, así como los detalles concernientes a las características de un tornado durante su ciclo de vida y tornadolisis. Otros temas de investigación de trascendencia son los tornados asociados con mesovórtices dentro de estructuras de tormenta lineares y dentro de ciclones tropicales.[121]

Los científicos aún desconocen los mecanismos exactos a través de los cuales se forman la mayoría de los tornados, y ocasionalmente algunos todavía aparecen sin una alerta de tornado previa.[122] Los análisis de las observaciones a partir de instrumentos tanto estacionarios como móviles, superficiales y aéreos, y remotos e in situ, generan nuevas ideas y perfeccionan las nociones existentes. La utilización de modelos matemáticos también proporciona mayor entendimiento ya que las nuevas observaciones y descubrimientos son integrados a nuestro entendimiento físico y después puestos a prueba a través de simulaciones de computadora que validan las nuevas nociones al mismo tiempo que producen descubrimientos teóricos completamente nuevos, muchos de los cuales serían de otra forma casi indeducibles. Igualmente, el desarrollo de nuevas formas de observación y la instalación de redes de observación espaciales y temporales más finas han ayudado a tener un mayor entendimiento y mejores predicciones.[123]

Programas de investigación, incluyendo proyectos de estudio como el proyecto VOTEX, el despliegue del TOTO, el Doppler On Wheels (DOW) y docenas de programas más, esperan contestar muchas de las interrogantes que todavía invaden a los meteorólogos.[48] Universidades, agencias gubernamentales como el National Severe Storms Laboratory, meteorólogos del sector privado y el Centro Nacional de Investigación Atmosférica son algunas de las organizaciones en investigación activa, mismas que cuentan con varias fuentes proveedoras de fondos, tanto privadas como públicas, destacando en este sentido la National Science Foundation.[102] [124]

Véase también

Referencias

  1. a b «Tornados y Trombas». PortalCiencia. Consultado el 6 de abril de 2010.
  2. a b Wurman, Joshua (29 de agosto de 2008). «Doppler On Wheels» (en inglés). Center for Severe Weather Research. Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  3. a b «Hallam Nebraska Tornado» (en inglés). Servicio Meteorológico Nacional. Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (2 de octubre de 2005). Consultado el 15 de noviembre de 2009.
  4. a b c d e f g h i Edwards, Roger (4 de abril de 2006). «The Online Tornado FAQ» (en inglés). Servicio Meteorológico Nacional. Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. Consultado el 8 de septiembre de 2006.
  5. Glossary of Meteorology (2000). «Waterspout» (en inglés). American Meteorological Society. Consultado el 15 de noviembre de 2009.
  6. Servicio Meteorológico Nacional (3 de febrero de 2009). «15 January 2009: Lake Champlain Sea Smoke, Steam Devils, and Waterspout: Chapters IV and V» (en inglés). Administración Nacional Oceánica y Atmosférica.
  7. a b Perkins, Sid (11 de mayo de 2002). «Tornado Alley, USA» (en inglés). Science News págs. 296–298. Archivado desde el original, el 25 de agosto de 2006. Consultado el 20 de septiembre de 2006.
  8. Macías Medrano, Jesús Manuel. «Descubriendo tornados en México». Diccionario Temático CIESAS. Consultado el 22 de junio de 2010.
  9. a b «Tornado: Global occurrence» (en inglés). Encyclopædia Britannica Online (2009). Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  10. «High rise building: greater than 20 stories (HROB)» (en inglés). Consultado el 14 de junio de 2010.
  11. Meaden, Terrance (2004). «Wind Scales: Beaufort, T — Scale, and Fujita's Scale» (en inglés). Tornado and Storm Research Organisation. Consultado el 11 de septiembre de 2009.
  12. «Enhanced F Scale for Tornado Damage» (en inglés). Storm Prediction Center. Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (1 de febrero de 2007). Consultado el 21 de junio de 2009.
  13. Real Academia Española. «Tronada». Diccionario de la lengua española. Consultado el 6 de abril de 2010.
  14. Harper, Douglas (noviembre de 2001). «Tornado» (en inglés). Online Etimology Dictionary. Consultado el 31 de agosto de 2009.
  15. Mish, Frederick C (1996) (en inglés). Merriam Webster's Collegiate Dictionary (10ª edición). Merriam-Webster, Incorporated. ISBN 0-87779-709-9. http://www.merriam-webster.com/dictionary/tornado. 
  16. a b «Section T» (en inglés). Glossary of Meteorology. American Meteorological Society (2000). Consultado el 31 de agosto de 2009.
  17. a b c d e f g h i Doswell, Moller, Anderson et al (2005). «Advanced Spotters' Field Guide» (en inglés) (PDF). Departamento de Comercio de los Estados Unidos. Consultado el 31 de agosto de 2009.
  18. Doswell, Charles A. (1 de octubre de 2001). «What is a tornado?» (en inglés). Instituto Cooperativo de Estudios Meteorológicos de Mesoescala. Consultado el 1 de septiembre de 2009.
  19. Renno, Nilton O. (2008). «A thermodynamically general theory for convective vortices» (en inglés, PDF). Tellus A 60 (4):  pp. 688-699. doi:10.1111/j.1600-0870.2008.00331.x.. http://vortexengine.ca/misc/Renno_2008.pdf. Consultado el 1 de septiembre de 2009. 
  20. Williams, Greg (28 de septiembre de 2006). «Frequently Asked Questions regarding tornadic activity» (en inglés). East Tennessee Skywarn. Consultado el 15 de noviembre de 2009.
  21. «Funnel cloud» (en inglés). Glossary of Meteorology. American Meteorological Society (2000). Consultado el 1 de septiembre de 2009.
  22. Alerta Tierra. «Los Tornados-Preguntas y Respuestas». Consultado el 2 de abril de 2010.
  23. a b c d e f g h i Grazulis, Thomas P. (julio de 1993) (en inglés). Significant Tornadoes 1680–1991. St. Johnsbury, VT: The Tornado Project of Environmental Films. ISBN 1-879362-03-1. 
  24. Schneider, Russell S.; Brooks, Harold E. y Schaefer, Joseph T. (2004). «Tornado Outbreak Day Sequences: Historic Events and Climatology (1875–2003)» (en inglés) (PDF). Consultado el 1 de septiembre de 2009.
  25. a b c d e f g «Tornadoes» (en inglés). The Handy Weather Answer Book (2ª edición). Detroit, Michigan: Visible Ink press. 1997. pp. 175–200. ISBN 0-7876-1034-8. 
  26. Edwards, Roger (2004). «Stovepipe Tornado» (en inglés). SkyPix. Consultado el 3 de mayo de 2010.
  27. «Términos de la S a la Z». Diccionario de Términos Meteorológicos. Cazatormentas.net (27 de enero de 2010). Consultado el 3 de mayo de 2010.
  28. Edwards, Roger. «Wedge Tornado» (en inglés). Servicio Meteorológico Nacional. Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. Consultado el 28 de febrero de 2007.
  29. Singer, Oscar (mayo-julio de 1985). «27.0.0 General Laws Influencing the Creation of Bands of Strong Bands» (en inglés). Bible of Weather Forecasting (Singer Press) 1 (4):  pp. 57–58. ISSN 0749-3584. 
  30. Edwards, Roger. «Rope Tornado» (en inglés). Servicio Meteorológico Nacional. Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. Consultado el 28 de febrero de 2007.
  31. Galvin, John (31 de julio de 2007). «Tri-State Tornado: Missouri, Illinois, Indiana, March 1925» (en inglés). Popular Mechanics. Consultado el 2 de abril de 2010.
  32. a b Edwards, Roger. «Public Domain Tornado Images» (en inglés). National Severe Storms Laboratory. Consultado el 6 de octubre de 2009.
  33. a b Moore, Gene. «Tornadoes - Many Are Different From What Dorothy Saw» (en inglés). Chase Day. Consultado el 2 de abril de 2010.
  34. «The Basics of Storm Spotting» (en inglés). Servicio Meteorológico Nacional. Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (15 de enero de 2009).
  35. «Tornado Factory — Giant Simulator Probes Killer Twisters» (en inglés). Popular Science 213 (1):  p. 77. 1978. ISSN 0161-7370. http://books.google.com/books?id=YwEAAAAAMBAJ&pg=PA77&lpg=PA77&dq=tornadoes+visible+location+within+updraft&source=bl&ots=zHE61NmGME&sig=ZMreLcKjWG7knLhEGJgLAyP4LWU&hl=en&ei=N6cCS5bDGYTbnAfQqd1w&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=7&ved=0CCAQ6AEwBg#v=onepage&q=tornadoes%20visible%20location%20within%20updraft&f=false. Consultado el 17 de noviembre de 2009. 
  36. Monastersky, R. (15 de mayo de 1999). «Oklahoma Tornado Sets Wind Record» (en inglés). Science News 155 (20):  pp. 308. http://www.sciencenews.org/pages/sn_arc99/5_15_99/fob1.htm. Consultado el 6 de octubre de 2009. 
  37. Justice, Alonzo A. (mayo de 1930). «Seeing the Inside of a Tornado» (en inglés, PDF). Monthly Weather Review (American Meteorological Society):  pp. 205-206. http://docs.lib.noaa.gov/rescue/mwr/058/mwr-058-05-0205.pdf. Consultado el 6 de octubre de 2009. 
  38. Hall, Roy S. (2003). «Inside a Texas Tornado» (en inglés). Tornadoes. Farmington Hills, MI: Greenhaven Press. pp. 59–65. ISBN 0-7377-1473-5. 
  39. Davies-Jones, Robert (octubre de 1984). «Streamwise Vorticity: The Origin of Updraft Rotation in Supercell Storms» (en inglés). Journal of the Atmospheric Sciences (American Meteorological Society) 41 (20):  pp. 2991-3006. doi:10.1175/1520-0469(1984)041<2991:SVTOOU>2.0.CO;2. http://ams.allenpress.com/perlserv/?request=get-abstract&doi=10.1175%2F1520-0469(1984)041%3C2991%3ASVTOOU%3E2.0.CO%3B2&ct=1. Consultado el 10 de octubre de 2009. 
  40. Rotunno, Richard; Klemp, Joseph (febrero de 1985). «On the Rotation and Propagation of Simulated Supercell Thunderstorms» (en inglés). Journal of the Atmospheric Sciences (American Meteorological Society) 42 (3):  pp. 271-292. doi:10.1175/1520-0469(1985)042<0271:OTRAPO>2.0.CO;2. http://ams.allenpress.com/perlserv/?request=get-abstract&doi=10.1175%2F1520-0469(1985)042%3C0271%3AOTRAPO%3E2.0.CO%3B2. Consultado el 10 de octubre de 2009. 
  41. Wicker, Louis J.; Wilhelmson, Robert B. (agosto de 1995). «Simulation and Analysis of Tornado Development and Decay within a Three-Dimensional Supercell Thunderstorm» (en inglés). Journal of the Atmospheric Sciences (American Meteorological Society) 52 (15):  pp. 2675–2703. doi:10.1175/1520-0469(1995)052<2675:SAAOTD>2.0.CO;2. http://ams.allenpress.com/perlserv/?request=get-abstract&doi=10.1175%2F1520-0469(1995)052%3C2675%3ASAAOTD%3E2.0.CO%3B2. Consultado el 10 de octubre de 2009. 
  42. Antonio Gil Olcina: Climatología. En: Vicente Bielza de Ory, Editor. Geografía General I. Introducción y Geografía física. Madrid: Taurus Ediciones, 1984, 3a edición, 1993, p. 219
  43. Forbes, Greg (26 de abril de 2006). «Anticyclonic Tornado at El Reno, OK» (en inglés). Weather.com. Consultado el 10 de octubre de 2009.
  44. Monteverdi, John (25 de enero de 2003). «Sunnyvale and Los Altos, CA Tornadoes» (en inglés). Universidad Estatal de San Francisco, Departamento de Geociencias, Gráficas Climáticas y Laboratorio de Simulación. Consultado el 10 de octubre de 2009.
  45. Abdullah, Abdul (abril de 1966). «The "Musical" Sound Emitted by a Tornado...» (en inglés). Monthly Weather Review (American Meteorological Society) 94 (4):  pp. 213-220. doi:10.1175/1520-0493(1966)094<0213:TMSEBA>2.3.CO;2. http://ams.allenpress.com/perlserv/?request=get-abstract&doi=10.1175%2F1520-0493(1966)094%3C0213%3ATMSEBA%3E2.3.CO%3B2. Consultado el 10 de octubre de 2009. 
  46. Hoadley, David (31 de marzo de 1983). «Tornado Sound Experiences» (en inglés). Storm Track 6 (3):  pp. 5-9. http://www.stormtrack.org/archive/0636.htm. Consultado el 10 de octubre de 2009. 
  47. Bedard, A. J. (enero de 2005). «Low-Frequency Atmospheric Acoustic Energy Associated with Vortices Produced by Thunderstorms» (en inglés). Monthly Weather Review (American Meteorological Society) 133 (1):  pp. 241-263. doi:10.1175/MWR-2851.1. http://ams.allenpress.com/perlserv/?request=get-abstract&doi=10.1175%2FMWR-2851.1. Consultado el 10 de octubre de 2009. 
  48. a b c «A History of Severe-Storm-Intercept Field Programs» (en inglés). Weather and Forecasting (American Meteorological Society) 14 (4):  pp. 558–577. 27 de octubre de 1998. doi:10.1175/1520-0434(1999)014<0558:AHOSSI>2.0.CO;2. http://ams.allenpress.com/perlserv/?request=get-abstract&issn=1520-0434&volume=014&issue=04&page=0558. 
  49. Tatom, Frank; Knupp, Kevin R. y Vitto, Stanley J. (febrero de 1995). «Tornado Detection Based on Seismic Signal» (en inglés). Journal of Applied Meteorology (American Meteorological Society) 34 (2):  pp. 572–582. doi:10.1175/1520-0450(1995)034<0572:TDBOSS>2.0.CO;2. http://ams.allenpress.com/perlserv/?request=get-abstract&doi=10.1175%2F1520-0450(1995)034%3C0572%3ATDBOSS%3E2.0.CO%3B2. Consultado el 10 de octubre de 2009. 
  50. Leeman, John R.; Schmitter, E.D. (abril de 2009). «Electric signals generated by tornados» (en inglés). Atmospheric Research (ScienceDirect) 92 (2):  pp. 277–279. doi:10.1016/j.atmosres.2008.10.029. http://www.sciencedirect.com/science?_ob=ArticleURL&_udi=B6V95-4TVJ3GJ-1&_user=10&_rdoc=1&_fmt=&_orig=search&_sort=d&_docanchor=&view=c&_acct=C000050221&_version=1&_urlVersion=0&_userid=10&md5=ff9f86f5cd71d63e70579926243a10d5. Consultado el 10 de octubre de 2009. 
  51. Samaras, Tim M. (7 de octubre de 2004). «A historical perspective of In-Situ observations within Tornado Cores» (en inglés). American Meteorological Society. Consultado el 10 de octubre de 2009.
  52. Perez, Antony H.; Wicker, Louis J. y Orville, Richard E. (septiembre de 1997). «Characteristics of Cloud-to-Ground Lightning Associated with Violent Tornadoes» (en inglés). Weather and Forecasting (American Meteorological Society) 12 (3):  pp. 428–437. doi::10.1175/1520-0434(1997)012<0428:COCTGL>2.0.CO;2. http://ams.allenpress.com/perlserv/?request=get-abstract&doi=10.1175%2F1520-0434(1997)012%3C0428%3ACOCTGL%3E2.0.CO%3B2. Consultado el 10 de octubre de 2009. 
  53. Lee, Julian J.; Samaras, Timothy P. y Young, Carl R. (7 de octubre de 2004). «Pressure measurements at the ground in an F-4 tornado» (en inglés). American Meteorological Society. Consultado el 10 de octubre de 2009.
  54. Ventanas al Universo (septiembre de 2000). «Cómo se forma un Tornado». University Corporation for Atmospheric Research. Consultado el 8 de abril de 2010.
  55. a b «¿Tornados en México?» (PDF). ERN Ingenieros Consultores. Consultado el 8 de abril de 2010.
  56. Markowski, Straka y Rasmussen (marzo de 2003). «Tornadogenesis Resulting from the Transport of Circulation by a Downdraft: Idealized Numerical Simulations» (en inglés). Journal of the Atmospheric Sciences (American Meteorological Society) 60 (6):  pp. 795–823. doi:10.1175/1520-0469(2003)060<0795:TRFTTO>2.0.CO;2. http://ams.allenpress.com/perlserv/?request=get-document&doi=10.1175%2F1520-0469(2003)060%3C0795:TRFTTO%3E2.0.CO%3B2. Consultado el 13 de octubre de 2009. 
  57. Zittel, Dave (4 de mayo de 2000). «Tornado Chase 2000» (en inglés). USA Today. Consultado el 1 de septiembre de 2009.
  58. «Waterspouts are tornadoes over water» (en inglés). USA Today. Consultado el 1 de septiembre de 2009.
  59. Grazulis, Thomas P.; Flores, Dan (2003) (en inglés). The Tornado: Nature's Ultimate Windstorm. Norman, OK: University of Oklahoma Press. pp. p. 256. ISBN 0-8061-3538-7. 
  60. «About Waterspouts» (en inglés). Oficina de Predicción del Clima del Servicio Meteorológico Nacional (11 de diciembre de 2008). Consultado el 7 de septiembre de 2009.
  61. «Gustnado» (en inglés). Glossary of Meteorology. American Meteorological Society (2000). Consultado el 7 de septiembre de 2009.
  62. Jones, Charles H.; Liles, Charles A. (1999). «Severe Weather Climatology for New Mexico» (en inglés). Weather Forecast Office. Consultado el 7 de septiembre de 2009.
  63. «Goshen County Tornado Given Official Rating of EF2» (en inglés). Servicio Meteorológico Nacional. Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. Consultado el 21 de noviembre de 2009.
  64. Lewellen, David C.; Zimmerman, M.I. (28 de octubre de 2008). «Using Simulated Tornado Surface Marks to Decipher Near-Ground Winds» (PDF) en 24th Conference on Severe Local Storms. Bulletin of the American Meteorological Society . Consultado el 9 de diciembre de 2009.
  65. Brooks, Harold E. (abril de 2004). «On the Relationship of Tornado Path Length and Width to Intensity» (en inglés). Weather and Forecasting (American Meteorological Society) 19 (2):  pp. 310–319. doi:10.1175/1520-0434(2004)019<0310:OTROTP>2.0.CO;2. http://ams.allenpress.com/perlserv/?request=get-abstract&doi=10.1175%2F1520-0434(2004)019%3C0310%3AOTROTP%3E2.0.CO%3B2. Consultado el 13 de octubre de 2009. 
  66. a b Edwards, Moller, Purpura et al. (31 de marzo de 1998). «Basic Spotters’ Field Guide» (en inglés) (PDF). Servicio Meteorológico Nacional. Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. Consultado el 1 de noviembre de 2006.
  67. Dotzek, Nikolai, Jürgen Grieser y Brooks, Harold E. (1 de marzo de 2003). «Statistical modeling of tornado intensity distributions» (en inglés) (PDF). Atmospheric Research Vol. 67–68 págs. 163–187. Consultado el 6 de abril de 2007.
  68. a b «An updated estimate of tornado occurrence in Europe» (en inglés, PDF). Atmospheric Research. 20 de marzo de 2003. http://www.essl.org/people/dotzek/pdf/ecss02s.pdf. 
  69. Cai, Huaqing (24 de septiembre de 2001). «Dryline cross section» (en inglés). Universidad de California en Los Ángeles. Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  70. «Tornadoes» (en inglés). Prairie Storm Prediction Centre. Environment Canada (7 de octubre de 2007). Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  71. «UK tornado climatology and the development of simple prediction tools» (en inglés, PDF). Quarterly Journal of the Meteorological Society (Royal Meteorological Society) 130:  pp. 1009–1021. 13 de marzo de 2003. doi:10.1256/qj.03.45. http://web.archive.org/web/20070824151103/http://www.geog.leeds.ac.uk/people/j.holden/paper80.pdf. 
  72. Staff (28 de marzo de 2002). «Natural Disasters: Tornadoes» (en inglés). BBC Science and Nature. BBC. Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  73. a b Bimal Kanti, Paul; Rejuan Hossain, Bhuiyan (18 de enero de 2005). «The April 2004 Tornado in North-Central Bangladesh: A Case for Introducing Tornado Forecasting and Warning Systems» (en inglés) (PDF). Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  74. Finch, Jonathan (2 de abril de 2008). «Bangladesh and East India Tornadoes Background Information» (en inglés). Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  75. Graf, Michael (28 de junio de 2008). «Synoptical and mesoscale weather situations associated with tornadoes in Europe» (en inglés) (PDF). Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  76. a b c «Structure and Dynamics of Supercell Thunderstorms» (en inglés). Servicio Meteorológico Nacional. Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (28 de agosto de 2008). Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  77. «Frequently Asked Questions: Are TC tornadoes weaker than midlatitude tornadoes?» (en inglés). Atlantic Oceanographic and Meteorological Laboratory, Hurricane Research Division. Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (4 de octubre de 2006). Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  78. Kelly, Schaefer, McNulty et al. (10 de abril de 1978). «An Augmented Tornado Climatology» (en inglés) (PDF). Monthly Weather Review págs. 12. American Meteorological Society. Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  79. «Tornado: Diurnal patterns» (en inglés). Encyclopædia Britannica Online págs. G.6 (2007). Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  80. «Tornado Climatology of Austria» (en inglés). Atmospheric Research (56):  pp. 203–211. 2000. http://tordach.org/at/Tornado_climatology_of_Austria.html. 
  81. «Tornadoes in Germany» (en inglés, PDF). Atmospheric Research. 16 de mayo de 2000. http://essl.org/people/dotzek/pdf/etss_1p.pdf. 
  82. Finch, Jonathan; Dewan, Ashraf (23 de mayo de 2007). «Bangladesh Tornado Climatology» (en inglés). Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  83. (23 de febrero de 1996) «Comparisons between Gulf of Mexico Sea Surface Temperature Anomalies and Southern U.S. Severe Thunderstorm Frequency in the Cool Season». American Meteorological Society 18th Conference on Severe Local Storms.
  84. (22 de enero de 2008) «The Relation of El Nino Southern Oscillation (ENSO) to Winter Tornado Outbreaks». American Meteorological Society 19th Conference on Probability and Statistics. Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  85. «Changes in severe thunderstorm environment frequency during the 21st century caused by anthropogenically enhanced global radiative forcing» (en inglés). Proceedings of the National Academy of Sciences 104 (50):  pp. 19719–23. 12 de diciembre de 2007. doi:10.1073/pnas.0705494104. http://www.pnas.org/content/104/50/19719.abstract. 
  86. Solomon, Susan et al. (2007) (en inglés). Climate Change 2007 - The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I to the Fourth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change. Cambridge, Reino Unido y Nueva York, Estados Unidos: Cambridge University Press para el Panel Intergubernamental del Cambio Climático. ISBN 9780521880091. http://ipcc-wg1.ucar.edu/wg1/wg1-report.html. 
  87. «Bureau of Meteorology - Home Page» (en inglés). Australian Bureau of Meteorology. Consultado el 4 de mayo de 2010.
  88. «The Tornado and Storm Research Organisation» (en inglés). TORRO. Consultado el 4 de mayo de 2010.
  89. «Forecasts» (en inglés). ESTOFEX. Consultado el 4 de mayo de 2010.
  90. «European Severe Storms Laboratory, ESSL» (en inglés). ESSL. Consultado el 4 de mayo de 2010.
  91. «Storm Prediction Center» (en inglés). Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. Consultado el 4 de mayo de 2010.
  92. «Japan Meteorologial Agency» (en inglés). Japan Meteorologial Agency. Consultado el 4 de mayo de 2010.
  93. «Meteorological Service of Canada» (en inglés y francés). MSC. Consultado el 4 de mayo de 2010.
  94. «The First Tornadic Hook Echo Weather Radar Observations» (en inglés). Universidad Estatal de Colorado (2008). Consultado el 30 de enero de 2008.
  95. «Hook Echoes and Rear-Flank Downdrafts: A Review» (en inglés). Monthly Weather Review 130 (4):  pp. 852–876. abril de 2002. doi:10.1175/1520-0493(2002)130<0852:HEARFD>2.0.CO;2. http://ams.allenpress.com/perlserv/?request=get-abstract&doi=10.1175%2F1520-0493(2002)130%3C0852:HEARFD%3E2.0.CO%3B2. 
  96. a b Airbus (14 de marzo de 2007). «Flight Briefing Notes: Adverse Weather Operations Optimum Use of Weather Radar» (en inglés) (PDF) págs. 2. SKYbrary. Consultado el 19 de noviembre de 2009.
  97. a b «Tornado Detection at Environment Canada» (en inglés). Environment Canada (2 de junio de 2004). Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  98. «Storm Spotting and Public Awareness since the First Tornado Forecasts of 1948» (en inglés). Weather and Forecasting 14 (4):  pp. 544–557. 2 de agosto de 1999. doi:10.1175/1520-0434(1999)014<0544:SSAPAS>2.0.CO;2. http://ams.allenpress.com/perlserv/?request=get-abstract&doi=10.1175%2F1520-0434%281999%29014%3C0544%3ASSAPAS%3E2.0.CO%3B2. 
  99. Servicio Meteorológico Nacional (6 de febrero de 2009). «What is SKYWARN?» (en inglés). Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  100. Unión Europea (31 de mayo de 2009). «Skywarn Europe» (en inglés). Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  101. Meaden, Terence (1985). «A Brief History» (en inglés). Tornado and Storm Research Organisation. Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  102. a b National Severe Storms Laboratory (15 de noviembre de 2006). «Detecting Tornadoes: What Does a Tornado Look Like?» (en inglés). Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  103. «Proposals For Changes in Severe Local Storm Warnings, Warning Criteria and Verification» (en inglés). Roger and Elke Edwards (2003). Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  104. «Questions and Answers about Tornadoes» (en inglés). A Severe Weather Primer. National Severe Storms Laboratory (15 de noviembre de 2006). Consultado el 5 de julio de 2007.
  105. Brooks, Harold E. (1 de octubre de 2000). «Normalized Damage from Major Tornadoes in the United States: 1890–1999» (en inglés). Consultado el 28 de febrero de 2007.
  106. Hoxit, Lee R.; Chappell, Charles F. (1 de noviembre de 1975). «Tornado Outbreak of April 3–4, 1974; Synoptic Analysis» (en inglés) (PDF). Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  107. Grazulis, Thomas P. (20 de septiembre de 2005). «Tornado Oddities» (en inglés). Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  108. Yahr, Emily (21 de febrero de 2006). «Q: You've probably heard the expression, "it's raining cats and dogs." Has it ever rained animals?» (en inglés). Answers archive: Tornado history, climatology. USA Today. Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  109. Edwards, Roger (16 de julio de 2008). «Tornado Safety» (en inglés). Servicio Meteorológico Nacional. Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. Consultado el 17 de noviembre de 2009.
  110. «Storm Shelters» (en inglés) (PDF). Servicio Meteorológico Nacional. Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (26 de agosto de 2002). Consultado el 13 de diciembre de 2009.
  111. a b c «Tornado Myths» (en inglés). The Tornado: Nature's Ultimate Windstorm. University of Oklahoma Press. 2001. ISBN 0-8061-3258-2. 
  112. a b c Marshall, Tim (15 de marzo de 2005). «Myths and Misconceptions about Tornadoes» (en inglés). The Tornado Project. Consultado el 28 de febrero de 2007.
  113. a b «Highway Overpasses as Tornado Shelters» (en inglés). Servicio Meteorológico Nacional. Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (1 de marzo de 2000). Consultado el 28 de febrero de 2007.
  114. Cappella, Chris (17 de mayo de 2005). «Overpasses are tornado death traps» (en inglés). USA Today. Consultado el 28 de febrero de 2007.
  115. Dewey, Kenneth F. (11 de julio de 2002). «Tornado Myths & Tornado Reality» (en inglés). High Plains Regional Climate Center y Universidad de Nebraska-Lincoln. Consultado el 17 de noviembre de 2009.
  116. Monteverdi, John; Edwards, Roger; Stumpf, Greg; Gudgel, Daniel (13 de septiembre de 2006). «Tornado, Rockwell Pass, Sequoia National Park, 2004-07-07» (en inglés). Consultado el 19 de noviembre de 2009.
  117. National Severe Storms Laboratory (30 de octubre de 2006). «VORTEX: Unraveling the Secrets» (en inglés). Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. Consultado el 28 de febrero de 2007.
  118. (en inglés) Extreme Weather. Nueva York: Black Dog & Leventhal Publisher. 2007. p. 210–211. ISBN 978-1-57912-743-5. 
  119. McGrath, Kevin (5 de noviembre de 1998). «Mesocyclone Climatology Project» (en inglés). Universidad de Oklahoma. Consultado el 19 de noviembre de 2009.
  120. (en inglés) The tornado: nature's ultimate windstorm. University of Oklahoma Press. 2001. pp. 63–65. ISBN 9780806132587. http://books.google.com/books?id=N6Tiz_7VmJoC&pg=PA64&lpg=PA64&dq=intense+tornadoes+without+a+mesocyclone&source=bl&ots=YGC2XX0ISy&sig=1Lfr2p8kNY5-2b0f0l1kr3Yb-ts&hl=en&ei=15YGS93ENIf9nQeJu8jDCw&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CAoQ6AEwAA#v=onepage&q=intense%20tornadoes%20without%20a%20mesocyclone&f=false. Consultado el 20 de noviembre de 2009. 
  121. «Tornado Forecasts» (en inglés). Windows to the Universe (septiembre de 2000). Consultado el 2 de abril de 2010.
  122. United States Environmental Protection Agency (30 de septiembre de 2009). «Tornadoes» (en inglés). Consultado el 20 de noviembre de 2009.
  123. Grazulis, Thomas P. (2001) (en inglés). The tornado: nature's ultimate windstorm. University of Oklahoma Press. pp. 65–69. ISBN 9780806132587. http://books.google.com/books?id=N6Tiz_7VmJoC&pg=PA64&lpg=PA64&dq=intense+tornadoes+without+a+mesocyclone&source=bl&ots=YGC2XX0ISy&sig=1Lfr2p8kNY5-2b0f0l1kr3Yb-ts&hl=en&ei=15YGS93ENIf9nQeJu8jDCw&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CAoQ6AEwAA#v=onepage&q=intense%20tornadoes%20without%20a%20mesocyclone&f=false. Consultado el 20 de noviembre de 2009. 
  124. National Center for Atmospheric Research (2008). «Tornadoes» (en inglés). University Corporation for Atmospheric Research. Consultado el 20 de noviembre de 2009.

Bibliografía

  • (en inglés) Tornado Alley: Monster Storms of the Great Plains. Nueva York, NY: Oxford University Press. 1999. ISBN 0-19-510552-4. 
  • (en inglés) Scanning the Skies: a History of Tornado Forecasting. University of Oklahoma Press. 2001. ISBN 0-8061-3302-3. 
  • (en inglés) Significant Tornadoes Update, 1992–1995. St. Johnsbury, VT: Environmental Films. enero de 1997. ISBN 1-879362-04-X. 

Enlaces externos


Wikimedia foundation. 2010.

Игры ⚽ Нужен реферат?
Sinónimos:

Mira otros diccionarios:

  • Tornado — Tornado, 1949 in Kansas (USA) Ein Tornado (spanisch tornar „umkehren, wenden, drehen“, Partizip tornado; tornear „wirbeln, drechseln“), auch Großtrombe, Wind oder Wasserhose, in den USA umgangssprachlich auch Twister genannt, ist ein… …   Deutsch Wikipedia

  • Tornado — Sm Wirbelsturm erw. exot. (18. Jh.) Entlehnung. Entlehnt aus span. tornado, zu span. tornar drehen , dieses aus l. tornāre drehen, drechseln .    Ebenso nndl. tornado, ne. tornado, nfrz. tornade, nschw. tornado, nnorw. tornado; Tour. ✎ Jones… …   Etymologisches Wörterbuch der deutschen sprache

  • Tornado! — is a made for TV movie starring Bruce Campbell and Shannon Sturges, released on May 7, 1996. It was written by John Logan and directed by Noel Nosseck. PlotThe movie s main character is storm chaser Jake Thome (Bruce Campbell), whose friend Dr.… …   Wikipedia

  • Tornado — Tornado, WV U.S. Census Designated Place in West Virginia Population (2000): 1111 Housing Units (2000): 437 Land area (2000): 3.595035 sq. miles (9.311097 sq. km) Water area (2000): 0.084938 sq. miles (0.219989 sq. km) Total area (2000): 3.679973 …   StarDict's U.S. Gazetteer Places

  • Tornado, WV — U.S. Census Designated Place in West Virginia Population (2000): 1111 Housing Units (2000): 437 Land area (2000): 3.595035 sq. miles (9.311097 sq. km) Water area (2000): 0.084938 sq. miles (0.219989 sq. km) Total area (2000): 3.679973 sq. miles… …   StarDict's U.S. Gazetteer Places

  • tòrnādo — (tornȃdo) m meteor. zračni vrtlog razorne snage, spušta se iz jako razvijenog kumulonimbusa u obliku tamnog, gotovo vertikalnog stupa širine od nekoliko metara do nekoliko stotina metara, osobito česta pojava u nekim državama SAD a; tvister ✧… …   Veliki rječnik hrvatskoga jezika

  • tornado — s.m. [dall ingl. tornado, adattam. dello sp. tronada, der. di tronar tuonare ma inteso come part. pass. di tornar girare ], invar. (meteor.) [movimento turbinoso d aria molto violento, frequente negli Stati Uniti orientali] ▶◀ ciclone, tromba d… …   Enciclopedia Italiana

  • tornado — tòrnādo (tornȃdo) m DEFINICIJA meteor. zračni vrtlog razorne snage, spušta se iz jako razvijenog kumulonimbusa u obliku tamnog, gotovo vertikalnog stupa širine od nekoliko metara do nekoliko stotina metara, osobito česta pojava u nekim državama… …   Hrvatski jezični portal

  • Tornado — Tornado: Die Bezeichnung für einen tropischen Wirbelsturm in Nordamerika und Westafrika wurde im 18. Jh. aus span. tornado »Wirbelsturm« entlehnt, einer Bildung zu span. tornar (< lat. tornare) »drehen«. Über weitere etymologische… …   Das Herkunftswörterbuch

  • tornado — (Del ingl. tornado, y este del esp. tronada). m. huracán (ǁ viento a modo de torbellino) …   Diccionario de la lengua española

  • Tornado — Tor*na do, n.; pl. {Tornadoes}. [From Sp. or Pg. tornar to turn, return, L. tornare to turn, hence, a whirling wind. The Sp. & Pg. tornada is a return. See {Turn}.] A violent whirling wind; specifically (Meteorol.), a tempest distinguished by a… …   The Collaborative International Dictionary of English

Compartir el artículo y extractos

Link directo
Do a right-click on the link above
and select “Copy Link”