Uzquiza

Uzquiza fue una localidad situada en la provincia de Burgos, comunidad autónoma de Castilla y León (España), comarca de Montes de Oca, ayuntamiento de Villasur de Herreros.

Datos generales

Situado a 1.072 metros de altitud y 38 km. al Este de la ciudad de Burgos, en el valle del río Arlanzón, junto a las localidades de Villasur, Herramel, Villorobe y Alarcia.

Es uno de los tres pueblos anegados por el embalse de Úzquiza, tras un traumático proceso de construcción que duró siete años. Nada queda de él, sólo cuando baja el nivel de dicho pantano puden verse algunos restos de tejas y tapiales de huertos que rodeaban el pueblo, así como de la carretera vieja que pasaba a su lado. Antes de quedar sumergido, el pueblo fue demolido.

Historia

El nombre de este pueblo desaparecido aparece por primera vez en 1331 cuando doña Urraca Alfonso Carrillo vende al Monasterio de la Huelgas los tres cuartos de la aldea, pertenecientes a su madre.

Villa perteneciente a la Hermandad de Montes de Oca en el partido Juarros, uno de de los catorce que formaban la Intendencia de Burgos durante el periodo comprendido entre 1785 y 1833, tal como se recoge en el Censo de Floridablanca de 1787. Tenía jurisdicción de realengo con alcalde ordinario.

Antiguo municipio de Castilla la Vieja en el Partido de Burgos, código INE-095163, que en el Censo de 1842 contaba con 21 hogares y 58 vecinos. Entre el Censo de 1857 y el anterior, este municipio desaparece porque se integra en el municipio 09475 Villorobe.

Fiestas

Aunque la patrona era Santa Juliana, bajo cuya advocación estuvo la iglesia parroquial, la fiesta mayor se celebraba el 12 de octubre, estando considerada como una de las más populares del contorno. A sus bailes, amenizados por la orquesta Peloteros de Valdepez, músicos afamados de Barbadillo del Pez, acudían andando gentes desde Galarde, Valmala, Zalduendo, Pineda, Villorobe, Alarcia, Ahedillo. Eran tres días de fiestas: el primero era el día grande, el segundo de difuntos y el tercero de gracias.

Costumbres

Tocar a muerto las campanas la noche de Todos los Santos, subiendo cada media hora los mozos, por turnos, a tocar. Y para que esta vigilia fuera más llevadera era tradicional sacrificar una oveja, pagada entre todos los mozos, y dar cuenta de ella en la cena.

Bibliografía

• Miguel Ángel Moreno Gallo. Burgos, el paisaje. Cajacírculo, Burgos, 2006. ISBN-84-89805-18-0
• Elías Rubio Marcos. Burgos en el recuerdo. Burgos, 1992. ISBN-84-604-4807-X.