Vicente Parra Bordetas

Vicente Parra Bordetas

Vicente Parra Bordetas (Madrid, 1886 - Caracas, 1967) fue uno de los directores del Hospital "Varsovie" de Toulouse, creado por los republicanos españoles al terminar la II Guerra Mundial. Licenciado en medicina en 1908, trabajó como médico rural en la provincia de Toledo y en Madrid. Durante la Guerra Civil prestó sus servicios en los Guardias de Asalto republicanos y en 1939 pasó a Francia con "La Retirada". Detenido en 1943, fue internado en el campo disciplinario de Le Vernet (Ariège) y de allí fue llevado por los alemanes a Dachau en el "Tren Fantasma", en julio-agosto de 1944. Tras su etapa como Director del Hospital Varsovia, marchó al exilio a Caracas en donde residiría hasta su muerte en 1967.[1]

Contenido

Biografía

Médico en Madrid y Toledo

Vicente Parra Bordetas nació en 1886 y era el mayor de los seis hijos de una familia de comerciantes de Madrid. Se licenció en medicina en Madrid en 1908 y poco después empezó a trabajar como médico en Mora de Toledo. Cerca de allí, en Villamuelas, conoció a Josefa Hidalgo Samper con la que se casó en 1910 y con la que tuvo cuatro hijos varones que nacieron entre 1913 y 1919.

En 1915, se trasladó como médico titular a Lominchar, también en la provincia de Toledo y, en 1921, volvió a Madrid donde trabajó para “La Equitativa-Fundación Rosillo” y colaboró en los hospitales de la Princesa y del Buen Suceso y en el Instituto Operatorio del Doctor Rubio, todos ellos desaparecidos hoy.[2]

En 1929 volvió a la provincia de Toledo contratado como “Médico titular e Inspector Municipal de Sanidad” en Cedillo del Condado, un pueblo de poco más de mil habitantes de la comarca de La Sagra.

Con los Guardias de Asalto en la Guerra Civil

El 27 de septiembre de 1936, las tropas sublevadas contra el Gobierno de la República consiguieron levantar el cerco del Alcázar de Toledo y avanzaron sin grandes dificultades hacia la capital. El día 22 de octubre, el libro de actas del Ayuntamiento de Cedillo refleja los acuerdos de una comisión gestora nombrada por las nuevas autoridades militares franquistas unos días antes: “Habiendo abandonado el importante cargo de médico de asistencia pública domiciliaria el médico titular de esta villa que lo desempeñaba, D. Vicente Parra Bordetas, de significación izquierdista, sin que se sepa su paradero, procedía considerarle también rojo y, vacante este cargo, nombrar […]”. Parra, efectivamente, se había marchado con su familia a Madrid donde colaboró primero con el Socorro Rojo Internacional[3] y posteriormente se incorporó como médico al Cuerpo de Seguridad (Guardias de Asalto);[4] su nombramiento -con "asimilación de capitán"- se publicó en la Gaceta de la República, nº 242, de 30 de agosto de 1937, 862-863.

Vicente Parra Bordetas 1938

En el Archivo del Colegio de Médicos de Madrid hay una solicitud de baja por traslado a Barcelona fechada el 5 de febrero de 1938. Sin embargo, según un testimonio familiar, habría sido enviado a Barcelona a raíz de los sucesos de mayo de 1937; efectivamente, las tropas gubernamentales enviadas a esa ciudad estaban compuestas principalmente por Guardias de Asalto. En diciembre de 1938, fue destinado a un hospital en Gerona.[5]

Francia: el trabajo en los GTE y en el campo-prisión de Le Vernet d’Ariège

Tras la caída de Barcelona, el 9 de febrero de 1939 Vicente Parra pasó a Francia por La Junquera “[…] con la retirada española. Servicio de sanidad”;[6] tras pasar por los campos de internamiento Argelès-sur-Mer (Pyrénées-Orientales), Le Vernet (Ariège) y Septfonds (Tarn-et-Garonne), él y sus hijos fueron instalados, en noviembre de 1939, en el campo de Clairfont en donde Parra “se ocupaba de la enfermería”. Clairfont estaba situado en Portet-sur-Garonne (Haute-Garonne), a diez kilómetros al sur de Toulouse, en la carretera que va hacia España por Puigcerdá y en la actualidad no queda rastro físico de él. Los cinco fueron incorporados a los Groupements de Travailleurs Étrangers (GTE) (brigadas de trabajo organizadas por las autoridades francesas) y compartieron la suerte de unos 1.500 españoles que trabajaron para la Société Nationale de Poudres et Explosifs (SNPE) de Toulouse (la Poudrière).[7]

En enero de 1943, Vicente Parra fue detenido por la policía de Vichy y encarcelado en la prisión de Saint Étienne, en Toulouse, hoy sede de la Prefecture en una de las plazas más coquetas de esa ciudad. El 17 de marzo fue internado –de nuevo- en el campo de Le Vernet situado a unos 60 kilómetros al sur de Toulouse. Según el archivo de ese campo, la orden de internamiento, responsabilidad del Prefecto departamental, se debía a estar “identificado como agente de enlace entre los elementos comunistas del Campo de Clairfont y los de Toulouse”. También dice que era “susceptible de desempeñar un papel destacado [jouer un rôle] en caso de desórdenes”.

El campo de Le Vernet había sido construido en 1918 para albergar a los prisioneros alemanes y austriacos de la Primera Guerra Mundial; sin embargo, a partir de finales de 1939 pasó de ser un campo de internamiento a tener un carácter disciplinario, y en él ingresaron refugiados provenientes de otros campos y prisiones de la costa mediterránea francesa, considerados por las autoridades como “peligrosos para el orden público”, “sospechosos desde el punto de vista nacional” o “extremistas”; entre ellos había excombatientes republicanos españoles y excombatientes de las Brigadas Internacionales –especialmente centroeuropeos- que no tenían patria a la que volver. Por este campo desfilarían, entre 1939 y 1944, miles de personas de las más variadas nacionalidades, como Max Aub, Anna Seghers, Luigi Longo, el que sería luego guerrillero antifranquista Quico Sabaté, el escritor Jean Cassou o Arthur Koestler; Le Vernet se convertiría en una de las “capitales de la resistencia intelectual europea” y en un vivero de cuadros de la Resistencia francesa y del Comintern. Hoy sólo queda de él un cementerio con algunas decenas de tumbas y un pequeño museo en el pueblo del mismo nombre, mantenidos ambos con esmero por un puñado de voluntarios.[8]

Según una nota del archivo de la Andover Library, Vicente Parra “fue nombrado médico campo” y actuó también como médico de los internos de la cárcel de Saint Michel en Toulouse, que todavía funciona como tal en la actualidad. Un informe del Jefe del campo al Prefecto de Ariège de septiembre de 1943 dice que “presta grandes servicios en el hospital”. De la estancia de Vicente Parra en Le Vernet, citaremos un testimonio: el del rabino de origen húngaro Georges Vadnai:

«Una mañana, mientras me estoy lavando con el torso al aire, el doctor Parra, [...] pasa cerca de mí. Se detiene, me observa y me dice:
-¿Le duele la espalda?
-¿Cómo lo ha adivinado?
-Su columna vertebral esta tan tiesa como una barra de hierro
-Efectivamente, según el diagnóstico de los médicos franceses, sufro de reumatismo, a consecuencia de una fiebre tifoidea que acabo de pasar.
-¡Error! Sin haber visto sus radiografías, me atrevo a afirmar que lo que le aqueja es una «espondilitis tifoidea».[9]

A pesar de los repetidos informes del Jefe de Campo proponiendo su liberación, Parra sólo saldría de Le Vernet custodiado por soldados alemanes camino de Dachau.[10]

Médico a bordo del “Tren Fantasma”

El 9 de junio de 1944, 3 días después del desembarco aliado en Normandía, una unidad del ejército alemán se presentó en el campo de Le Vernet, retiró las armas a los guardianes franceses y se hizo cargo de los prisioneros; el 30 de ese mes se pondría en marcha el traslado de los presos a Alemania: 403 internos de este campo fueron llevados a un cuartel de Toulouse donde iban a constituir el núcleo principal de los deportados del llamado “Tren Fantasma” (Train Fantôme). A ellos se sumarían otros, procedentes de la mencionada prisión de Saint Michel, y veinte mujeres de diversos campos de la región. El 2 de julio emprenden el viaje, hacinados en vagones de mercancías: 70 u 80 en cada vagón pensado para transportar a 40. Les vigila una compañía de las Wafen-SS compuesta por unos 150 hombres pertenecientes a la Feldgendarmerie.[11] El tren pasará por Burdeos y, tras intentar marchar hacia París por Angulema, lo incierto de esa ruta y el acoso de la aviación aliada obliga a los alemanes a retroceder otra vez a Burdeos. Allí, en la antigua sinagoga, permanecerán los prisioneros desde el 9 de julio hasta el 9 de agosto. Durante ese mes, diez de ellos serán fusilados.

Al ponerse la expedición de nuevo en marcha, se habrán sumado a ella otros 110 hombres y 40 mujeres procedentes de la prisión bordelesa de Fort du Hâ. El total de presos es ahora de 690. No todos los días dejan los soldados alemanes que sean alimentados; en todo caso es casi siempre la Cruz Roja la que lo hace y de manera muy somera. Pero las mayores carencias son las de agua, de espacio y de ventilación: los pequeños ventanucos de los vagones de mercancías van siempre cerrados para tratar de impedir las fugas. Es pleno agosto y en el sur de Francia, según Jürg Altwegg, el de ese año fue el verano “más caluroso del siglo”.[12] Para poder tumbarse han de hacerlo por turnos. A lo largo del viaje, Vicente Parra y otro médico español -el Doctor Van Dyck-[13] ayudarán en lo posible a los enfermos y heridos.

El tren reemprende la marcha desde Burdeos el 9 de agosto encaminándose de nuevo a Toulouse y a Nimes para subir hacia Lyon por el valle del Ródano. En dos ocasiones los prisioneros tendrán que cruzar este río a pie al estar los puentes ferroviarios inutilizados por la aviación aliada: el 18 de agosto, recorrerán andando, cargando también con los equipajes de sus guardianes alemanes, 17 kilómetros: entre Roquemaure (Gard) y Sorgues (Vaucluse), atravesando los viñedos de Chateauneuf-du-Pape.

Al día siguiente, en Pierrelatte, en el departamento del Drôme, el tren es ametrallado de nuevo por la aviación aliada que ignora que está lleno de prisioneros. En 1990, Hélène Jaume, esposa de Gustave Jaume, el médico de Pierrelatte, recordaba así este incidente:

«Aquel día, hacia las diez [de la mañana] suenan en mi puerta grandes golpes. Es un soldado alemán con el fusil al hombro y el rostro del color de su uniforme. Temblando, me dice con su acento: “Rápido, el doctor, heridos en el tren, en la estación" […] Cuerpos casi desnudos, tumbados en el suelo. Ocho o diez aproximadamente, sacados por los Alemanes del vagón para ganado ametrallado por los aliados.
El vagón del que salían estaba sucio, sus excrementos eran su cama [leurs excréments étaient leurs sacs de couchage]. Sequé con trapos sus caras de las que emanaba sudor y mal olor. […]
Es entonces cuando un hombre erguido, cerca de nosotros, vestido, sin heridas, se acerca para preguntar a mi marido:
¿Es usted médico?
Yo también; soy médico en Barcelona
Mi marido le pidió que lo acompañara. Habríamos podido salvarle pero prefirió quedarse con sus compañeros de viaje. (Dr Vicent [sic] Parra)».[14]

El convoy logrará finalmente, pasando por Lyon, Dijon, Nancy y Metz, entrar en Alemania por Saarbrücken el 26 de agosto, ocho semanas después de su desalojo del campo de Le Vernet y tras 18 días sin que los prisioneros hayan bajado de los vagones más que muy ocasionalmente.

El 28 de agosto llegarían 536 deportados al campo de concentración de Dachau, cerca de Munich. Se habían evadido unos 130 en diversos momentos del viaje, la mayoría por el procedimiento de levantar planchas del suelo de los vagones y dejarse caer entre los raíles en plena marcha. Veinte habían muerto –diez de ellos fusilados- y seis heridos se habían quedado en un hospital en el camino. Vicente Parra, que ingresó con 57 años cumplidos, tuvo la fortuna de estar entre los que sobrevivieron para asistir a la liberación del campo.

Ocho meses en Dachau

En Dachau Vicente Parra volvió a trabajar como médico de los prisioneros en la enfermería y atendió a los que habían sido objeto de experimentos por los nazis y a algunos aviadores norteamericanos heridos. A comienzos de 1945 se desató una epidemia de tifus en el campo y Parra colaboró en los trabajos consiguientes. En el momento de la liberación del campo por los norteamericanos, el 29 de abril de 1945, representaba a los españoles en el Comité Internacional de Prisioneros. Tras la liberación, trabajó en colaboración con las autoridades norteamericanas hasta que el último de los españoles pudo dejar el campo, tal y como se recoge en una de las nota de la Andover Library y se refleja en la siguiente anécdota, tomada de la obra de Lutaud y Di Scala: “José Serrano-Troyat. Nacido en Andalucía en 1916 […]. En Dachau vivirá alternativame periodos en el bloque y [periodos] en comando de trabajo. El campo es liberado por los Americanos que rehúsan dejarle salir porque no tiene certificado de salida. Es el doctor Parra (médico español) quien, tras una larga discusión, obtendrá su liberación”.[15] Sobre su estancia en Dachau citaremos dos testimonios de ex-prisioneros, el de José Artime y el de Ramón Buj:

«En Dachau estábamos organizados. El hombre fuerte allí era un gran cirujano madrileño, el doctor Parra, muy conocido ya en la Guerra Civil como cirujano. Este hombre se salvó y le trajeron aquí, a Toulouse, y le cuidaron en el hospital [...]. Era un tío formidable, una buena persona».[16]
«Después salí de la enfermería con la pierna curada, pero con el tifus, porque todos los de allí dentro agarramos el tifus. Un día nos recogieron a todos con carretones y nos llevaron a la ducha. Te ponían debajo y te marcaban el número aquí, en el pecho, y pasabas delante de un médico, desnudo pero limpio...: “y este quiero y este no quiero”. Y al carretón. Y no sé adónde iban a parar. En seguida, los compañeros de Eysses, que me habían visto por allí, me colocaron en la cola en la que estaba el doctor Parra y me declaró “bueno para el servicio”».[17]

Director del Hospital Varsovia en Toulouse

En junio de 1945, el doctor Parra regresó a Toulouse -en donde se encontraban su mujer y sus hijos- pesando sólo 40 kilos (medía 1'70 metros). Volvió a instalarse con su familia en Clairfont para mudarse más adelante a Toulouse, y necesitó varios meses para recuperarse de su deteriorado estado físico. Después entró a trabajar, por breve tiempo, en un laboratorio clínico para ser contratado a continuación en un hospital que habían puesto en pie los republicanos españoles nada más liberarse la ciudad: el llamado Hospital Varsovia (Hôpital Varsovie, por estar en la calle de nombre) que aun existe con la denominación de Hôpital Joseph Ducuing-Varsovie.

Vicente Parra Bordetas Toulouse 1946

La historia del Hospital Varsovia ha sido bien documentada en los últimos años.[18] Su creación fue auspiciada por las organizaciones de exiliados controladas por el Partido Comunista de España (PCE), como era el caso de Solidaridad Española. La responsabilidad de la gestión del hospital era –formalmente- de la Amicale des Anciens FFI et Résistants Espagnols (en adelante, la Amicale). Pero la principal ayuda económica vino durante varios años de una organización norteamericana bien conocida, el Joint Anti-fascist Refugee Committee (JARC) que la canalizaba a través del Unitarian Service Committee (USC).[19]

El Hospital Varsovia se creó para atender a los españoles heridos y convalecientes como resultado de la resistencia contra los alemanes y, muy en especial, de la fracasada “invasión” del Valle de Arán, organizada por el PCE en octubre de 1944. Más adelante comenzaría a atender a todos los refugiados españoles en general. El trabajo pionero, y más completo hasta la fecha, sobre el Hospital Varsovia lo escribió Dolores Villar Basanta en 1997 y permanece inédito.[20] Como relata esta autora, en 1946 Vicente Parra colaboraba con organizaciones controladas por el Partido Comunista: “En agosto de 1946 tuvo lugar en Toulouse un congreso nacional de los antiguos FFI y resistentes españoles en el que participan 300 delegados que representan a las diversas secciones. Entre los responsables de la Amicale están el doctor Ballano (segundo Vicepresidente) y el doctor Parra (portavoz).”

Por esos años, las consecuencias del ambiente anticomunista que se estaba incubando en los Estados Unidos (la actuación del Comité de Actividades Antiamericanas, la “caza de brujas”, etc.) llegarán al Hospital a través de la enviada del USC , Persis Miller, que en septiembre de 1946 forzará el cese como director del doctor Torrubia y el nombramiento de Vicente Parra. Así lo relataba David Pike en 1984:

«Miss Miller puso en la calle a Viladrich y después, durante el verano, al director, Torrubia, al que reemplazó por Vicente Parra Bordetas. Parra era un médico muy respetado, pero los problemas persistieron. Según Dolores Bellido,[21] el PCE prefería casi a cualquiera antes que a Parra, demasiado honrado y demasiado leal para con la ética médica para convenir a sus planes».[22]

Pero esa misma independencia de Parra, al cambiar un poco más tarde el equilibrio de fuerzas, provocaría su cese en febrero de 1948, cuando fue sustituido por el Dr. Francisco Bosch Fajarnés. En todo caso, la colaboración de Parra con el Partido Comunista tocaba a su fin: tras su cese, se ve también apeado de su cargo en la Amicale. El doctor Bosch siguió al frente del hospital hasta que la operación “Bolero-Paprika”, desencadenada por el gobierno francés el 7 de septiembre de 1950, descabece a las organizaciones comunistas españolas en Francia: el PCE, Solidaridad Española y la Amicale serán disueltas inmediatamente y los médicos del Hospital Varsovia detenidos. Más tarde, un grupo de médicos franceses comprometidos socialmente, presididos por el doctor Joseph Ducuing, comprarían el equipo del hospital y el edificio.[23]

Destino final: Venezuela

El mismo año de su destitución -1948-, Vicente Parra se marchó con su mujer e hijos a Venezuela. Allí, entre febrero y abril de 1949, fue a hacer un curso (obligatorio para los médicos extranjeros) de medicina tropical a Santa Teresa de Tuy (estado de Miranda) y terminó siendo profesor en él. Posteriormente se incorporó –también como parte forzosa del proceso para obtener la convalidación de su titulación- a la “Medicatura rural” de Albarico (estado de Yaracuy). En 1957, debido a problemas de salud, tuvo que instalarse en Caracas definitivamente. El doctor Parra falleció en Caracas en 1967, a la edad de 80 años, sin haber vuelto a pisar suelo español desde el 9 de febrero de 1939.

Referencias

  1. Esta nota biográfica de basa fundamentalmente en el artículo de Jiménez, Miguel "Vicente Parra, un médico español en Dachau", publicado en El exilio científico republicano, Valencia, Publicacions de la Universitat de València, 2010, págs. 393-410.
  2. Archivo municipal de Lominchar y datos incluidos en una nota biográfica sobre Vicente Parra, conservada en el archivo de la Andover-Harvard Theological Library. Este archivo custodia la documentación del Unitarian Service Committee en su colección bMS 16035. El Instituto del Doctor Rubio quedó arrasado durante la Guerra Civil por estar situado junto al Hospital Clínico de Madrid, en el extremo más avanzado de la cabeza de puente franquista que atravesaba la Ciudad Universitaria, donde ahora se levanta la Fundación Jiménez Díaz; el Hospital del Buen Suceso (en la calle de la Princesa) desapareció a finales de los años setenta del siglo XX víctima de la especulación inmobiliaria; por esas mismas fechas, en donde se levantaba el Hospital de la Princesa (en la glorieta de San Bernardo), se construyeron unas modernas viviendas para militares.
  3. El Socorro Rojo Internacional fue una organización creada por la Comintern a imagen de la Cruz Roja. Para su actuación en España ver Branciforte, L. M. “El Socorro Rojo Internacional y su intervención en España”. Actas del Congreso Internacional La Guerra Civil Española, 1936-1939, Madrid, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, 2008, consultable en: ; y también Pedraz Marcos, A. “La labor sanitaria del Socorro Rojo Internacional en los primeros meses de la Guerra Civil en Madrid”. Híades. Revista de Historia de la Enfermería, 10-II, (2008), 721-730.
  4. los Guardias de Asalto dejaron de llamarse así en la Guerra Civil: “La Guardia de Asalto fue oficialmente disuelta por Decreto de 27 de diciembre de 1936, pasando sus hombres a formar parte del llamado Cuerpo de Seguridad. No obstante, popularmente se les siguió conociendo con el nombre de siempre hasta el final de la guerra”. Vargas González, A. “La guardia de asalto. Policía de la República”. Cuadernos Republicanos, publicación electrónica del CIERE, 53, (2003).
  5. Sobre Vicente Parra antes de, y durante, la Guerra Civil, ver Guerra, F. La medicina en el exilio republicano. Alcalá de Henares, Universidad de Alcalá, 2003, 250.
  6. En los archivos departamentales de Ariège, en la ciudad de Foix, en la sección correspondiente al campo de Le Vernet, hay un expediente de Vicente Parra con el número 4855 [A.D.A 5 W 294].
  7. Alted, A. La voz de los vencidos: el exilio republicano de 1939. Madrid, Aguilar, 2005, 84 y 94. Según esta autora, otros españoles cortaban madera para elaborar carbón vegetal destinado a producir gasógeno.
  8. Cohen, M-L. y Malo, E. Les camps du sud-ouest de la France 1939-1944: exclusion, internement et déportation. Toulouse, Privat, 1994, 43-59; Maugendre, M. De l’exode à l’exil: l’internement des républicains espagnols au camp du Vernet d’Ariège de février à septembre 1939. París, Sudel, 2008; hay también un documental: Ferrer Roca, L. Photographies d’un camp. Les Films d’Ici, 1997; una base de datos con cerca de 2.000 fotografías de detenidos: http://online.pictotoulouse.com; y un relato testimonial: Morro Casas, J.L. Campo de Vernet d’Ariège. Madrid, Memoria Viva, 2003. Max Aub, en Manuscrito cuervo y en Campo francés, o Arthur Koestler en La escoria de la tierra, han relatado sus experiencias en Le Vernet.
  9. Vadnai, G. Jamais la lumière ne s'est éteinte: un destin juif dans les ténèbres du siècle. Lausana, L’Age d'Homme, 1999, 136-137.
  10. Otras referencias a Vicente Parra en Le Vernet: Guerra, 2003, op. cit., p. 250; S. Hinze: Antifaschisten im Camp Le Vernet: Abriss der Geschichte des Konzentrationslagers Le Vernet 1939 bis 1944, Leipzig, Militärverlag der Deutschen Demokratischen Republik, 1988, pp. 295 y 329; A. Soriano: Éxodos: historia oral del exilio republicano en Francia 1939-1945, Barcelona, Crítica, 1989, p. 32; D. W. Pike: Vae Victis!: los republicanos españoles refugiados en Francia, 1939-1944, París, Ruedo Ibérico, 1969, p. 96.
  11. Policía militar algunas de cuyas unidades se integraron en las Wafen-SS.
  12. Altwegg, J. L’odyssée du train fantôme. París, Robert Laffont, 2003, 20, 88, 136 y 268. La edición original, en alemán, es de 2001: Geisterzug in den Tod: ein unbekanntes Kapitel der deutsch-französischen Geschichte 1944. Uno de los evadidos del tren, Raymond Lévy, dice: “[…] Un mes de julio que la meteorología nacional ha reconocido posteriormente como el mas tórrido desde 1890”. Lévy, R. Schwartzenmurtz ou l’esprit de parti. París, Albin Michel, 1977, 178-179.
  13. Según la lista de ingreso en Dachau, “Jean Van Dyk [sic] Martínez”, registrado con el número 94090, era de nacionalidad española aunque había nacido en Viena en 1900. Sin embargo, la base de datos “Españoles Deportados a Campos de Concentración Nazis” del Ministerio de Cultura no incluye su nombre. Aparece mencionado, junto a Parra, en muchos de los relatos sobre el Tren Fantasma y sobre Dachau y, al terminar la guerra mundial, se exilió también en Venezuela.
  14. R. Silve y C. Teissier: Toulouse Bordeaux Sorgues Dachau: le train fantôme, Sorgues, Etudes Sorguaises, 1991, pp. 128-130. Parte de este testimonio está recogida en Lutaud, L. y Di Scala, P. Les naufragés et les rescapés du «Train fantôme». París, L’Harmattan, 2003, 140 y 141; y parte en L’odyssée des 70 déportés résistants du Train Fantôme: Se trata de una Web que relata todo el recorrido y recoge testimonios y documentos. Altwegg también relata este incidente y la negativa de Parra a evadirse: Altwegg 2003: 149-152. Sobre el papel de Vicente Parra en el Tren Fantasma, ver también Altwegg 2003: 87,131 y 200; Serrano, S. La última gesta: los republicanos españoles que vencieron a Hitler (1939-1945). Madrid, Aguilar, 2005, 491; Soriano, A., Éxodos: historia oral del exilio republicano en Francia 1939-1945. Barcelona, Crítica, 1989, 130; Pike, D. W. In the service of Stalin: the Spanish communists in exile, 1939-1945. Oxford, Clarendon Press, 1993, 211 y 352; Une marche forcée de huit heures, juillet-août 1944, en l’Humanité, 8 de junio de 1991. Hay una base de datos en la que aparecen los que viajaron en este tren: Fondation pour la mémoire de la déportation. Sobre el viaje del “Tren Fantasma”, además de las obras citadas, existe un documental de L. Lutaud: Lettres du Train fantôme, Same Films, 2002. Marc Levy ha novelado los días en la resistencia de su padre, Raymond Levy, y su tío, Claude Levy: ambos iban a bordo del “Tren Fantasma”; Vicente Parra es mencionado, aunque no por su nombre, en la página 229 de Los hijos de la libertad, Barcelona, Roca, 2008.
  15. En la base de datos del Ministerio de Cultura figura como Pedro Serrans Troya, nacido en Noalejo, Jaén.
  16. Santos, F. Españoles en la liberación de Francia: 1939-1945, en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
  17. E. Gallart: “Exili, resistència i deportació: la trajectòria de Ramón Buj i Ferrer”, Els Camps de Concentració i el Món Penitenciari a Espanya Durant la Guerra Civil i el Franquisme, Barcelona, 21, 22 i 23 d’octubre de 2002. Quarta Secció: Fonts documentals, pp. 1.051 y 1.052. El Ministerio de Cultura español tiene una base de datos: Españoles deportados a Campos de Concentración Nazis 1940-1945. Hay menciones a Vicente Parra en Dachau en E. Michelet: Rue de la liberté: Dachau 1943-1945, París, Seuil, 1955, pp. 155 y 230; Páginas de Republicanos españoles en la Resistencia francesa y en el campo de Dachau, “Testimonio de Joan Martorell”; y P. García Gaitero: Mi vida en los campos de la muerte nazis, Madrid, Edilesa, 2005, p. 142.
  18. La publicación más reciente es: Martínez Vidal, Àlvar (ed.) Exili, medicina i filantropia: L'Hospital Varsovia de Tolosa de Llenguadoc (1944-1950). Catarroja (Barcelona), Afers, 2010. Incluye un DVD con el documental sobre el hospital Spain in Exile y una reproducción digital de la revista Anales del Hospital Varsovia (1948-1950).
  19. El Unitarian Service Committee había sido creado en 1940, tras el inicio de la Segunda Guerra Mundial, por la American Unitarian Association (asociación religiosa protestante de EE.UU. y Canadá) para llevar a cabo una labor humanitaria, sobre todo en Europa. Como ya hemos dicho, el archivo del USC, fundamental para la historia del Hospital Varsovia, se encuentra en la Andover-Harvard Theological Library.
  20. Villar Basanta, D. L’Hôpital Varsovie, 1944-1950, Mémoire de D.E.A. Toulouse, Université Toulouse-Le Mirail, 1997.
  21. Dolores Bellido fue, según David Pike, asistente de Persis Miller. Era hija del médico catalán Jesús María Bellido Golferichs, profesor en la Universidad de Barcelona y amigo de Negrín.
  22. Pike, D.W. Jours de gloire, jours de honte: le Parti communiste d’Espagne en France depuis son arrivée en 1939 jusqu’à son départ en 1950. París, Société d’Edition d’Enseignement Supérieur, 1984, 175.
  23. Sobre Vicente Parra en el Hospital Varsovia hay también referencias en: Guixé i Coromines, J. L'Europa de Franco: l'esquerra antifranquista i la "caça de bruixes" a l'inici de la guerra freda: França 1943-1951. Barcelona, Abadía de Montserrat, 2002, 139 y 141; Jáuregui, F. y Vega, P. Crónica del antifranquismo. Barcelona, Argos Vergara, 1983, 134; Cuevas, T. Cárcel de mujeres, Barcelona, Sirocco, 1985, 272; Faure, P. “El Partido Comunista Español (XI)”. Estudios sobre el comunismo, 21, (1959), 99; Aguado Sánchez, F. El maquis en España: su historia, San Martín, 1976, 171; Sánchez Agustí, F. “Medicina a l'exili de Toulouse. Annals de l'Hospital Varsòvia”. Gimbernat: revista catalana d'història de la medicina i de la ciència, 50 (2000), 337; Sánchez Agustí, F. “La escuela guerrillera de Toulouse, el Hospital Varsovia, la operación Bolero-Paprika y el Dr. Josep Bonifaci Mora”. En Comunicaciones del II Congreso del PCE: de la resistencia antifranquista a la creación de IU: un enfoque social, [CD]. Madrid, Fundación de Investigaciones Marxistas, 2007, 19. En este artículo se cita a Parra en la página 20.

Enlaces externos

Web del Campo de Le Vernet d'Ariége

Web del "Tren Fantasma"

Web del Campo de Concentración de Dachau


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