Español chileno

Español chileno

El español chileno, castellano chileno o dialecto chileno es la variante del español, idioma oficial de facto del país y hablado por casi la totalidad de los chilenos,[1] que utiliza la gran mayoría de la población —unos pocos usan el español andino y el español chilote,[2] los otros dialectos del castellano que se hablan en el territorio chileno—, con pequeñas diferencias a lo largo de su área de distribución geográfica y grandes diferencias entre las distintas clases sociales[cita requerida]. Esta variante suele considerarse una unidad independiente en los estudios para establecer las zonas dialectales americanas.[3]

A pesar de que en el ámbito doméstico se registran simultáneamente casi todas las particularidades que se describen más adelante, en situaciones formales las diferencias con el español estándar son menores y suelen restringirse a la pronunciación y al léxico.

En zonas limítrofes de Argentina con Chile, se puede escuchar a los habitantes expresarse hablando con una pronunciación similar a la del castellano chileno y utilizando algunas palabras de él; sin embargo, a pesar de las semejanzas en la pronunciación, el uso del idioma, gran parte del léxico y las estructuras utilizadas corresponden totalmente al español rioplatense. Esta situación se registra principalmente en las zonas argentinas de Cuyo y, en menor medida, también en la Patagonia.

Contenido

Antecedentes

No es generalmente aceptada la hipótesis del origen andaluz de los dialectos hispanoamericanos [cita requerida]. Rodolfo Oroz, miembro de la Academia Chilena de la Lengua, señala que varios autores rechazan tal supuesto ya que no es comprobable un predominio decisivo de la procedencia andaluza de los colonizadores españoles. Sin embargo, un cierto prestigio del dialecto andaluz entre los peninsulares reclutados en los puertos de Andalucía podría asistir a dar una explicación más veraz de la proximidad de los dialectos de América con el habla andaluza.

El habla chilena no estuvo más expuesta a un dialecto específico del castellano peninsular que otros países de Hispanoamérica, y es por ello que se encuentran similitudes con otros dialectos del continente en regiones sumamente distantes, como el español canario, aunque mantiene mayor similitud con variantes regionales como con Argentina.

Pronunciación

  • Una de las principales características es la aspiración del fonema /s/ cuando está al final de una sílaba. Por ejemplo, «estas manos» se pronuncia ['eh.tah 'mã.noh ].[3] La aspiración, evitada a veces en el habla formal, tiene un sonido como en la mitad sur de España.
  • Ante los diptongos /wa/ y /we/, ocurre una prótesis de [ɣ] (fricativa velar sonora), por ejemplo: «huaso», ['ɣwa.so] ('guaso'), «huevo», ['ɣwe.β̞o] ('güevo').
  • En el lenguaje coloquial, al igual que en la mitad sur de España, la «-d-» intervocálica se pronuncia como una fricativa dental sonora [ð], sobre todo en las terminaciones «-ado, -ada», o, más comúnmente, como una aproximante dental sonora [ð̞]. También puede elidirse:[3] «salado» se dice [sa'la.ð̞o] o [sa'la.o] y «salada», [sa'la.ð̞a] o [sa'la:].
  • No se hace distinción entre los sonidos de s (/s/) y z (/θ/) (seseo), al igual que en toda Hispanoamérica, pronunciándose como /s/ en todos los casos, lo que produce algunos homófonos («casa - caza», «cima - sima», «cocer - coser», por ejemplo).
  • No se hace distinción entre ll (/ʎ/) e y (/j/) (yeísmo). La primera, pronunciada en su forma estándar de consonante aproximante lateral palatal, /ʎ/, sólo aparece en un número muy reducido de localidades de la zona norte y de la región comprendida entre el sur de Temuco y el norte de Valdivia, casi exclusivamente entre hablantes de tercera edad. En el resto del país se ha neutralizado la diferencia entre ambos fonemas, y la realización más frecuente es la de una fricativa central palatal sonora [j], lo que produce algunos homófonos («baya - valla - vaya», «calló - cayó», «holló - oyó», por ejemplo). Entre las otras realizaciones encontradas, abunda la de una palatal central sonora muy abierta [j̞], encontrada en todo Chile, pero más frecuente en el norte del país.[4]
  • El grupo «tr-» se pronuncia como una postalveolar africada áfona [t͡ɹ̝̥], sonido que alguna vez se consideraba inculto, pero que a principios del siglo XXI ya se registra en todas las clases sociales.[3] Lingüistas como Rodolfo Lenz postulaban que este rasgo se debía a la interferencia del mapudungun, que tiene este sonido como un fonema aparte; sin embargo, la teoría en boga, defendida por Amado Alonso en tiempos de Lenz, afirma que se trataría de un fenómeno no propio, ya que se puede encontrar también en el español paraguayo y, menos estridentemente, en el español andino, español costarricense y español mexicano.
  • Las plosivas y fricativas velares áfonas y sonoras (/k/, /g/, /x/ y /ɣ/) se transforman en plosivas y fricativas palatales áfonas y sonoras ([c], [ɟ], [ç] y [ʝ], respectivamente) delante de e e i: «queso», ['ce.so], «guitarra», [ɟi't̪a.ɹa], «jefe», ['çe.fe], «mi guitarra», [mi.ʝi't̪a.ɹa]. En este último caso, la g intervocálica en las sílabas gue y gui, al pronunciarse fuertemente con el paladar, se parece mucho a la y común castellana.[5]
  • Realización fricativa, [ʃ], del fonema africado postalveolar sordo, /t̠͡ʃ/, «ch», pronunciado como «sh». Ocurre generalmente en los estratos menos educados de la población y en zonas rurales de todo el país de forma general; es fuertemente estigmatizado.[3] Por un fenómeno de ultracorrección, para evitar decir el poco prestigioso [ʃ], hay quienes la pronuncian como una africada alveolar áfona [t͡s] o dental áfona [t̪ˢ][cita requerida]. Esto se da incluso al pronunciar palabras en inglés u otros idiomas en que la pronunciación correcta debiera ser [ʃ]. Por ejemplo, muchas personas dicen «suchi» (sut̠͡ʃi) por «sushi» (suʃi) para no ser clasificado como pronunciador de [ʃ] y evitar el estigma asociado, cuando en realidad están produciendo el efecto contrario. El mismo estigma es trasladado a otros idiomas como en el inglés al pronunciar «Chicago».
  • La fricativa labiodental sonora [v] es empleada con gran frecuencia como alófono del fonema /b/.[6] Al contrario de lo que sucede en otros dialectos nacionales del español, en los cuales se atribuye la existencia de [v] a factores como el bilingüismo o la pronunciación artificial, en el español de Chile este alófono es nativo y puede observarse en todos los estilos de habla.

Sintaxis y gramática

  • Un rasgo común a la mayoría de las variedades actuales del español es el escaso uso de las conjugaciones en futuro, reemplazadas por la construcción perifrástica «ir a + verbo en infinitivo». Por ejemplo, una frase como «iré al cine mañana» se reemplaza por «voy (a ir) al cine mañana». Las conjugaciones en futuro imperfecto se usan para indicar una duda o conjetura: «¿será ésa la micro que nos sirve?» o «ahí viene el Martín con una mochila, me pregunto si traerá lo que le encargué».
  • Como en toda Hispanoamérica, el pronombre de segunda persona plural es «ustedes», acompañado por las conjugaciones en tercera persona plural: «Ustedes saben lo que podría pasar».
  • Articulación de nombres propios: «La Ingrid y el Adolfo». Curiosamente, en la clase alta, la articulación de los nombres propios femeninos es promovida, mientras que su omisión es considerada «siútica» (cursi) o aspiracional;[cita requerida] en cambio la articulación de los masculinos es considerada vulgar.
  • Repetición innecesaria de los pronombres personales me, te, se, lo, la y le antes y después del verbo. Este modo de hablar es mal visto por quienes no lo usan y se considera propio de personas poco educadas. Ej.: Me voy a irme, Lo vine a buscarlo, Se va a caerse y Te las voy a dártelas.
  • El queísmo es socialmente aceptado y se usa en los medios de comunicación, mientras el dequeísmo es socialmente evitado.
  • En el habla popular, las conjugaciones del modo imperativo de un pequeño número de verbos tienden a ser homogéneas y coincidir con la tercera persona singular de indicativo. Por ejemplo, el imperativo de «poner» se dice «pon» o «pone», el de «hacer», «haz» o «hace» y el de «salir», «sal» o «sale». Un caso particular, común a todos los hablantes del castellano de Chile, ocurre con el verbo «ir», cuyo imperativo es «anda» y no «ve». Por ejemplo: «Ándate y hace lo que te pedí» (el imperativo «ve» se reserva para el verbo «ver». Ej: Ve la hora).
  • Otra característica que cabe destacar es la poca utilización del posesivo nuestro(a), que se suele reemplazar por de nosotros. Ej : «ándate a la casa de nosotros», en vez de «ándate a nuestra casa».

Voseo

Artículo principal: Voseo
Uso del voseo en un cartel publicitario en Chile, un exponente de español chileno.

En el lenguaje coloquial, con diferencias de acuerdo al estrato social y a la zona del país, la forma de tratamiento para la segunda persona singular fluctúa entre «tú» y «vos», con la correspondiente aspiración del fonema /s/, con el uso de formas verbales especiales. Lo más frecuente es que sólo cambie la conjugación y se conserve el pronombre tú, ya que el voseo pronominal es bastante más informal aún.[7]

El pronombre «vos» se utiliza en un contexto de mucha confianza o para mostrar desdén. En cambio el «tú», con las conjugaciones del voseo chileno, se emplea igualmente cuando existe confianza, aunque algo menor. Cuando el nivel de confianza disminuye un poco más, se usan las formas comunes de tuteo. Algo parecido a esto último ocurre con el trato de «usted», que se reserva a las relaciones de más respeto o distancia.

Las conjugaciones del voseo de Chile son diferentes a las del voseo más extendido en Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Colombia y Centroamérica y se asemejan más a las del español del Estado Zulia en Venezuela, y además, no se restringe tan sólo al presente de indicativo; de hecho, se trata de la variante en que el uso del voseo verbal está más distribuido por los distintos modos y tiempos verbales, si bien es la única donde el voseo en modo imperativo sólo se da de forma marginal.[7] Si en tuteo, un verbo termina en «-as», en el voseo de Chile se vuelve «-ái», mientras que los verbos que en tuteo terminan en «-es», lo hacen en «-ís», con la correspondiente aspiración del fonema /s/. Por ejemplo, «tú juegas (al) fútbol» pasa a ser «tú jugái a la pelota/fútbol» o «voh jugái a la pelota/fútbol», y «que tú juegues» es «que tú/voh juguís», mientras que el equivalente de «¿qué quieres?» es «¿qué querís?» y el de «eso quisieras» es «eso quisiérai».

El verbo «ser» se conjugaría en esta forma como «soi», pues procede del castellano antiguo «vos sois», pero suele conjugarse «erís», formando una malsonancia considerada «futre» (de clase alta) y menospreciada por la tradición romántico-folclórica del campo chileno, siendo representado por el habla del huaso y algunos otros puristas del habla tradicional chilena, ya que denota cierto raigambre «siútico» (arribista) por parte de las clases bajas. A pesar del origen claramente formal de la conjugación («soi» por «sois», «estái» por «estáis», «corrís» por «corréis», «tenís» por «tenéis»), el voseo verbal chileno ha evolucionado para usarse como tratamiento informal entre personas de todas las edades, pero también puede tener connotaciones despectivas, sobre todo cuando se usa con el pronombre «vos». En las escuelas no se enseña como una conjugación válida, al representar un sector poco aceptado de la sociedad.

Flexión verbal

A continuación, se presenta una tabla de comparación entre los diferentes modos de conjugar verbos en tuteo, voseo de Chile y voseo típico;

Forma de tratamiento Modo indicativo Modo subjuntivo
Presente Pretérito imperfecto Condicional Presente Pretérito imperfecto
Tuteo caminas
traes
vives
caminabas
traías
vivías
caminarías
traerías
vivirías
camines
traigas
vivas
caminaras
trajeras
vivieras
Voseo (chileno) caminái
traí
viví
caminabai
traíai
vivíai
caminaríai
traeríai
viviríai
caminí
traigái
vivái
caminarai
trajerai
vivierai
Voseo (internacional) caminás
traés
vivís
caminabas
traías
vivías
caminarías
traerías
vivirías
camines, caminés*
traigas, traigás*
vivas, vivás*
caminaras
trajeras
vivieras

* Estas formas se consideran vulgares en el rioplatense, mientras en Centroamérica y Colombia son la conjugación normal del voseo.

Léxico

Panfleto dirigido a los jóvenes durante el plebiscito de 1988: «NO te pesco cachái» (equivalente a «NO me importas, ¿entiendes?»).

Esta variante ha recibido aportes mayormente de tres fuentes distintas:

Expresiones características del español chileno son:

  • al tiro o altiro, que quiere decir «de inmediato» o «pronto».
  • ¿cachái?, expresión chilena característica proveniente del verbo cachar, más frecuentemente usada por la juventud, que significa «¿captas?», «¿entiendes?» o «¿ves?».
  • de repente, que quiere decir «a veces», «quizá» y «de pronto», pero todavía presente en el idioma chabacano de Filipinas[cita requerida].
  • denante (contracción de de en y antes, también en denantes, considerado vulgar), término desusado en otros países que quiere decir «hace un momento».
  • huevón (pronunciada güeón), coloquialismo que suele ser usado como peyorativo o como sinónimo de persona.
  • pues (pronunciada po' o poh), coloquialismo que va siempre al final de la frase para enfatizar la idea.

del quechua

La siguiente lista ilustra el gran número de palabras de uso cotidiano o rural de origen quechua meridional:

  • callampa (< k'allampa): hongo, seta o miembro viril.
  • chala: zapato rústico que deja partes del pie al descubierto.
  • champa: pedazo de pasto o hierbas, también cantidad considerable de pelo.
  • chasquilla (< ch'aska, pelo desarreglado): flequillo.
  • chaucha: antigua moneda de escaso valor, dinero escaso.
  • chaya (< chaya, llegada): confeti.
  • chicote: correa usada para azuzar al ganado.
  • chupalla: sombrero artesanal de paja (achupalla) usado por los huasos.
  • cocaví (< qukawi): colación ligera para viaje.
  • cochayuyo (< qhuchayuyu, planta del mar): un alga comestible, diferente a la que tiene el mismo nombre en Perú.
  • concho (< qunchu): sedimento al fondo de un recipiente; último hijo de una pareja o muy menor a los demás.
  • coronta (< qurunta): el zuro o marlo de la mazorca.
  • encachar (< k'acha, bonito, también se transforma en verbo): embellecer; hacer bonito, atractivo.
  • guagua (< wawa, hijo): niño pequeño, bebé, lactante, sin distinción del sexo.
  • guaraca (< warak'a, honda): cuerda que se enrolla al trompo o peón, zumbel.
  • huasca (< waska, cuerda): correa usada para azuzar al ganado.
  • huincha: tira delgada de algún material flexible. Originalmente cuerda de un largo estandarizado, usada para medir (también usado en Argentina).
  • llevar al apa (< apay, llevar): cargar a alguien en la espalda.
  • nanay (en quechua, dolor): caricia para calmar el dolor.
  • ñeque (< ñiq'iy, músculo): energía, fuerza, vigor.
  • pita: cuerda, soga.
  • pitearse una cosa (< pit'ay, romper algo en forma brusca, como se corta una cuerda tensa o un palo seco): romper.
  • poto (< putu < mochica poto, testículo):[9] nalga
  • taita (< tayta): padre (usado en zonas rurales).

del mapudungun

Algunas palabras, excluyendo aquellas que se refieren a comidas típicas, y a animales y a plantas endémicos, comúnmente usadas son de origen mapudungun, como:

  • achuncharse (< chuchu o chunchu, especie de búho que se encoge cuando se le enfrenta):[10] apocarse, ruborizarse.
  • allallay (< allaalla, expresión mapuche):[10] expresión para referirse, con entusiasmo, a algo agradable o bonito.
  • cahuín (< kawiñ, banquete con ocasión de rogativas; fiesta, a veces enredada con borracheras):[10] [11] ha tomado el sentido de un chisme, un enredo de «dimes y diretes» o, también, una fiesta algo clandestina o una batahola.
  • chalcha (< chalcha, papada): papada, capa de grasa subcutánea que cuelga.
  • chamanto (< chamall, manta de lana):[11] manta de dos caras finamente tejida.
  • chape (< chape, trenza, trapel, trenzado, o trapelün, amarrar):[10] [11] trenza.
  • cufifo (< kufün, caliente (el agua); es decir andar acalorado por el exceso de alcohol):[10] [11] medio entonado, medio borracho y alegre.
  • cuncuna (< kuningkuning, insecto):[11] oruga.
  • curiche (< kurü, negro, y che, gente): persona de piel oscura o negra.
  • funa (< funa, podrido, o funan, pudrirse):[11] ruina, lo que arruina o echa algo a perder.
  • guarén (< waren, ser malo):[10] rata noruega.
  • hacer pichí (< pichi o pichin, pequeño, poco): orinar.
  • huifa (< wifilün, contonearse con elegancia, sensualidad y donaire):[10] interjección para expresar alegría.
  • irse a las pailas (< payla o paylla, de espaldas o boca arriba):[10] caerse de espaldas, arruinarse.
  • malón (< malon, saqueo):[10] una fiesta.
  • pailón (< payla o paylla, de espaldas o boca arriba):[10] [11] de espaldas muy grandes.[n 1]
  • pichintún (< pichi o pichin, pequeño, poco):[10] un poco.
  • pichiruchi (< pichi o pichin, pequeño, poco; rumen, ser delgado, y che, gente):[10] [11] gente diminuta; algo despreciable, insignificante.
  • pilcha (< pelcha, montón de varias cosas): ropa, vestimenta, vestuario.
  • pilucho: desnudo.
  • piñén (< pigen o piñeñ):[12] asperezas de la piel al restregarla; mugre, suciedad.
  • pololo (< pülulun, revolotear como mosca, o pololo):[12] novio;[13] nombre común dado a varios coleópteros (Astylus trifasciatus, Golofa minutus, Hylamorpha elegans, o Sulcipalpus elegans, Ligyrus villous y Oogenius virens),[13] trabajo ocasional o temporal.
  • quiltro (< kiltro, originalmente: perro pequeño y lanudo, con los ojos tapados por el pelo; una de las dos razas de perros autóctonos):[12] [14] [15] perro mestizo, perro callejero.
  • trapicarse (< trapi, ají; es decir atorarse con saliva como si tuviera ají):[10] [11] atorarse con saliva.

En la vigésimo segunda edición del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), se cuentan 302 términos de origen mapuche que abarcan distintos campos semánticos.[16]

de origen no hispano

Especial mención merecen las expresiones de origen europeo no hispano y algunos términos provenientes del inglés británico, que fueron arraigándose poco a poco en el vocabulario chileno con la llegada de los inmigrantes europeos no españoles y con la influencia de la televisión:[8]

  • bifé (< francés buffet, banco [para sentarse], taburete, aparador):[17] aparador o gabinete, mueble con cajones.
  • bistec (< inglés beefsteak: beef, carne de res, steak, filete): filete de carne de vaca, ternera o buey.
  • budín (< inglés pudding).
  • chao (< italiano ciao, hola, adiós [informal]): adiós.
  • chomba (< inglés jumper, jersey):[12] suéter (< inglés sweater).
  • chucrut (< francés choucroute < alsaciano sürkrüt < alemán sauerkraut: sauer, ácido, agrio; Kraut, col o repollo).
  • chutear (< inglés to shoot, disparar, lanzar, tirar): disparar (usado en el fútbol).
  • closet (< inglés < francés < latín clausum, cerrado): armario, ropero, guardarropa, placard o placar.
  • confort (de la marca de un papel higiénico, < francés confort < inglés comfort, comodidad): papel higiénico, papel sanitario o papel toilette.
  • école, école cua (< italiano eccole qua, acá están, aquí están): tal cual, exacto; así es, claro.
  • futre (< francés foutre): acomodado, bien vestido, lechuguino, «cuico».
  • hacer zapping (< inglés to zap [coloquial o informal], borrar, eliminar, suprimir [en computación e informática]; cargarse a, destruir, liquidar).
  • huaipe o guaipe (< inglés to wipe, limpiar o secar): tela desmenuzada en fibras usada en talleres mecánicos como absorbente, estopa.
  • jaibón (< inglés high, alto, elevado; born, nacido):[18] nacido en noble cuna, aristócrata, cuico, cursi, pituco, siútico.
  • jeep (léase yip; de la marca registrada por la empresa estadounidense Willys MB de vehículos todo terreno Jeep).
  • kuchen (< alemán; léase cujen): una especie de tartaleta de frutas.
  • living (< inglés living room, sala de estar): cuarto de estar, sala de estar, salón.
  • lobear (< inglés to lobby): cabildear, ejercer presión para obtener algo; instar, presionar.
  • lobby (< inglés lobby < latín medieval laubia o lobia < antiguo alto alemán louba, entrada, salón, tejado):[19] vestíbulo, foyer.
  • lumpen (< alemán Lumpenproletariat): población urbana marginal.
  • luquear (< inglés to look, mirar): echar una mirada, un vistazo.
  • marketing (< inglés market < antiguo francés normando market < antiguo francés marchiet < latín mercatus, comercio, mercado):[20] márquetin, mercadotecnia, mercadeo.
  • marraqueta (< francés (Marraquette, apellido de los inmigrantes franceses que la habrían inventado), llamado también «pan batido» en Antofagasta, Valparaíso y otras regiones, y «pan francés» en La Serena, Talca, Concepción y Temuco.
  • overol (< inglés overalls, pantalón con peto [Estados Unidos], pantalón con mangas [Gran Bretaña]): mameluco, mono, overol.
  • panqueque (< inglés pancake, masa dulce o salada).
  • parka (< inglés < aleutiano < ruso, una chaqueta hecha de piel < samoyedo).[21]
  • ponche (< inglés punch < hindi pãč, cinco —número original de sus ingredientes—).[22]
  • queque (< inglés sponge cake): bizcochuelo.
  • ranking (< inglés ranking, clasificación, escalafón, lista, orden o tabla clasificatoria, del verbo to rank, clasificar, poner cosas en un orden determinado).[23]
  • rating (< inglés rating, índice de audiencia [en radio y televisión]): cuota de pantalla.
  • récord (< inglés record, testimonio escrito de algún evento, mejor logro en deportes).[24]
  • rosbif (< inglés roast, asado, beef, carne de res).
  • short (< inglés shorts o short trousers, pantalones cortos): pantalón corto, pantaloncillo.
  • strudel (< alemán): postre típico tradicional de la cocina alemana y austriaca.
  • tic (< inglés tic < francés tic douloureux, tirón o movimiento nervioso doloroso).[25]

de origen cuestionado

  • aguaitar (< catalán aguaitar (< árabe), observar, asomarse, vigilar; o < inglés to wait, esperar): espiar, mirar, vigilar.
  • cachar (< inglés to catch, atrapar, comprender, manejar; sin embargo, los estudiosos de la evolución histórica del español en Chile lo suelen asociar a una degeneración del vocablo en desuso catar, que se usaba de igual forma que el actual «cachar»): expresión chilena característica, más frecuentemente usada por la juventud, que significa «¿captas?», «¿entiendes?» o «¿ves?».
  • poncho (< mapudungun pontro, frazada, tela de lana;[11] [26] [27] o < quechua punchu; o < español poncho, frazadilla[28] ).
  • pucho (< mapudungun puchun, sobrar, sobras;[10] o < quechua puchu, sobrante): originalmente referido a la colilla del cigarrillo y, por extensión, cigarrillo.
  • suche (< alemán suchen, buscar; o < quechua suchiy,[29] enviar presentes, encargar a alguien una encomienda para que la entregue a otro): empleado de última categoría.
  • tincar (< inglés to think, creer, pensar; o < quechua t'inkay[30] [31] ): intuir, presentir, tener una corazonada; dar la impresión, parecer.

Palabras comunes en el lenguaje coloquial chileno

Dos palabras que se usan mucho en el lenguaje coloquial son «pues» (pronunciada poh o po'), que va siempre al final de la frase para enfatizar la idea, y «huevón» (pronunciada güeón).

En el caso del poh o po' («pues»), además de Chile, es solamente en el dialecto andaluz en donde se usa exactamente del mismo modo («po'»), de una manera más o menos abierta (también se dice «pué'»).

El término huevón es un peyorativo y palabrota, que literalmente denota a un «hombre que tiene los testículos (huevas o «cocos») grandes o hinchados». En un principio, era un término despectivo para calificar a alguien de «poco inteligente», pero se ha convertido en una palabra con multiplicidad de connotaciones y significados, dependiendo del contexto y la prosodia: abarca desde una manera cariñosa de tratar a los amigos hasta un insulto a las capacidades intelectuales de alguien, aunque en algunos hablantes es sólo una muletilla. De esta palabra provienen huevada y huevear, también con multiplicidad de significados. Un ejemplo es que, en vez de decir «Mira esa silla», se diga: «Cacha esa hueá», o con personas: «Ese tipo habla tonterías» se diga: «Ese hueón habla puras hueás». Puesto que la palabra huevón ha perdido parte de su carácter despectivo, ha entrado en uso la derivación ahueonao, que se usa en vez de estúpido, idiota, poco atento, e inoportuno. Ejemplo: «Tienes que ser bien ahueonao para pintar el auto de color rosado» o, como se diría, «Tení' que ser bien ahueonao pa' pintar el auto rosa'o po'».

Otras particularidades

En Chile, al igual que en otros países, por lo general, no se cambia la composición de una palabra ya determinada por uso y no es afectada en el uso cotidiano por la sintaxis o gramática; sin embargo, una parte de la jerga jovial suele hacerse similar al argot francés coloquial de los jóvenes o al lunfardo rioplatense. Se da, sobre todo en el área metropolitana de Santiago, donde, en casos como los de las palabras para denominar el metro y la micro, dos medios de transporte en Chile, se invierten las sílabas de cada palabra dando origen a «trome» y «cromi». Este tipo de modificación se utiliza en la jerga informal como imitación burlesca de la jerga hablada por los delincuentes, conocida como «coa», posiblemente derivada de, y equivalente a, el vesre, en la que se invierten las sílabas de muchas palabras, por ej: «broca cochi» es «cabro chico» (niño).

Aunque es poco frecuente, también se practica el «rimbombeo» de las palabras para darle más interés a una frase, por ejemplo «caracho» por «cara» y «tontorrón» por «tonto».

Existen palabras que tienen relación con hechos relevantes en la historia del país, tales como «condoro» (relacionado al personaje de historietas Condorito) y «clotear» (haciendo referencia a Clotario Blest, dirigente sindical que era detenido por la policía en todas las manifestaciones, acuñándose el término «clotear» para significar «ser detenido», hoy es usado para significar «salir mal algo»).

También existe el uso extendido de los diminutivos en el lenguaje coloquial, tales como chiquitito, despacito, pancito, poquito, ratito, tecito, vinito, etc., usados en forma afectuosa o amable.

Asimismo, es común en todo el territorio de Chile el uso de nombres de animales para referirse a las personas o a características de éstas. Por ejemplo, «andar pato» es «andar sin dinero», «caballo» es algo «magnífico», mientras que «chancho» es «una persona sucia, desaseada o glotona»; «alguien notable por alguna razón» es «choro», palabra que, dependiendo del contexto, también puede significar «altanero», «ladrón» o «simpático» (también es un término vulgar para denominar la vagina); «este es un buen gallo» equivale a «este es un buen hombre», alguien «ganso» o «pavo» es «estúpido o desatento»; «pollo», en los sectores bajos, es «un cobarde».

En el castellano chileno se hace uso abundante de palabrotas, garabatos o disparates, en contextos completamente distendidos e informales para enfatizar una condición o situación y que generalmente están relacionados con la anatomía de los aparatos reproductores masculino o femenino. Son claros ejemplos el reemplazo de las frases «estoy muy cansado» por «estoy caga'o», «estoy hecho mierda» o «estoy pa' la corneta» (teniendo en cuenta a la «corneta» como un homólogo del pene) para expresar que no se podría estar peor que convertido en o lleno de excrementos, y «me siento mal» por «me siento como el hoyo» (me siento como el hoyo o ano), «me siento como el pico» (me siento como el pico o pene), «me siento como las huevas» o «me siento como las pelotas» (me siento como los huevos o testículos) para graficar que su estado anímico no puede ser peor que la posición en la que están los genitales. Este uso de palabrotas es visible en cualquier otro idioma; así, la expresión en inglés «I'm fucked up» en español chileno sería «estoy pa'l pico», «estoy pa' la callampa», «estoy recaga'o» o «estoy rejodío».

Otra de las particularidades es la variación de significado que adquieren frases que usan palabrotas sinónimas. Esta peculiaridad se observa principalmente en la jerga juvenil. Ejemplo: las frases «la fiesta está la raja» o «la fiesta está la zorra» quieren decir que la fiesta está buena, mientras que las frases «la fiesta está como la raja» o «la fiesta está como la zorra» significan que la fiesta está mala.

También suele verse en ciertas partes, comúnmente en la capital, usar palabras que, en general, tienen un significado, pero con otra connotación, por ejemplo, «ese hueón es terrible de cabrón» equivaldría a «ese tipo es muy egoísta», o la palabra «harto», utilizada de forma poco ortodoxa en reemplazo de «bastante, mucho o muy».

Empleo en los medios de comunicación

Los medios de comunicación escritos más prestigiosos utilizan prioritariamente un lenguaje sin localismos coloquiales, ejemplos de éstos son El Mercurio y La Tercera. Sin embargo, las campañas dirigidas a un público joven tienden a usar voseo verbal y términos coloquiales, eso sí, sin caer en el vulgarismo.

El diario La Cuarta es un periódico considerado ícono de las formas chilenas vulgares de expresión, escrito íntegramente en lenguaje informal, dirigido a los estratos populares y con una importante tirada.

Por su parte, el semanario The Clinic, que analiza a la sociedad y política del país en forma satírica, está escrito mezclando distintos registros de habla. Las radios y canales de televisión alternan los registros según el tipo de programas y la audiencia a la que va dirigido.

Véase también

Notas y referencias

Notas

  1. No debe confundirse con el término 'pailón', de orejas grandes, proveniente de la palabra española de origen leonés paila (cf. catalán paella).

Referencias

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