Eduardo I de Inglaterra

Eduardo I de Inglaterra
Eduardo I
Rey de Inglaterra, Señor de Irlanda y Duque de Aquitania
EdwardI-Cassell.jpg
Reinado 16 de noviembre de 1272 – 7 de julio de 1307
Nacimiento 17 de junio de 1239
Palacio de Westminster, Londres
Fallecimiento 7 de julio de 1307
Burgh by Sands, Cumberland
Entierro Abadía de Westminster
Predecesor Enrique III
Sucesor Eduardo II
Cónyuge/s Leonor de Castilla (1254–1290)
Margarita de Francia (1299–1307)
Descendencia Eduardo II
Tomás de Brotherton
Edmundo de Woodstock
entre otros
Casa Real Plantagenet
Padre Enrique III
Madre Leonor de Provenza

Escudo de Eduardo I de Inglaterra

Eduardo I de Inglaterra (17 de junio de 12397 de julio de 1307), popularmente conocido como "El Zanquilargo" o "Piernas Largas" (en inglés Longshanks), rey de Inglaterra que adquirió protagonismo histórico al conquistar extensos territorios de Gales y por sus intentos de conquista de Escocia.

Contenido

Primeros años

Infancia y juventud

Eduardo I Longshanks nació en el Palacio de Westminster, el 17 de junio de 1239, siendo el primogénito del rey Enrique III de Inglaterra y de Leonor de Provenza.[1] y reinó desde 1272 hasta 1307, ascendiendo al trono de Inglaterra el 20 de noviembre de 1272 tras la muerte de su padre. Aunque padeció varias enfermedades graves durante su infancia, gozó de buena salud durante su edad adulta.

En 1254, y ante el temor de una invasión castellana de la provincia inglesa de Gascuña, Enrique III decide concertar el matrimonio entre Eduardo y Leonor de Castilla, hermanastra de Alfonso X.[2] El matrimonio se celebró el 18 de octubre de 1254, en el monasterio de las Huelgas, en Burgos. La princesa, noble y virtuosa, se convertiría en una fiel compañera para Eduardo, —llegando a acompañarlo a la Octava Cruzada— siendo el suyo uno de los escasos matrimonios reales exitosos en toda la historia.

Manuscrito de principios del siglo XIV que muestra a Eduardo y Leonor. El artista quiza trató de mostrar el párpado caído de Eduardo, un rasgo heredado de su padre.[3]

Aunque Enrique otorgó considerables posesiones a su hijo, Eduardo carecía de independencia para gobernarlas. Así, aunque había recibido de su padre el ducado de Gascuña en 1249, Simón de Montfort, VI conde de Leicester había sido nombrado Teniente Real el año antes; por tanto, percibía los ingresos generados y tenía la autoridad, lo que significaba que en la práctica Eduardo no obtenía ningún beneficio de esa posesión.[4] En 1254, con motivo de su boda, Enrique le otorgó grandes extensiones de terreno en Irlanda, Gales e Inglaterra, incluyendo el condado de Chester pero manteniendo aún gran parte de su poder en estos territorios.[5]

En los años posteriores a 1254, Eduardo, se relacionó muy estrechamente con personajes como Pedro II de Saboya, tío de su madre y William de Valence, hermanastro de Enrique III y jefe del partido Lusiñón.[6] Años más tarde, estos nobles se encontrarían en medio del movimiento de los Barones.[7]

Primeras ambiciones

Eduardo dejó bien patente desde el principio su inclinación a hacer las cosas a su manera en los asuntos políticos. Así, en 1255, decidió tomar parte en una disputa nobiliaria en Gascuña, frente a la tradicional actitud de mediación y neutralidad que caracterizaba a su padre.[8] En mayo de 1258, varios nobles ingleses entregaron el rey las conocidas como Provisiones de Oxford, un escrito que buscaba limitar el poder del bando Lusiñon en los asuntos de la corona. En un principio, Eduardo se mantuvo junto a sus aliados pero, ante el triunfo final de las provisiones, su actitud comenzó a modificarse, firmando acuerdos con el conde de Gloucester, Richard de Clare, uno de los principales reformistas, y pronunciándose a favor del líder de los barones, Simon de Montfort.[9]

Este cambio pudo deberse a razones puramente pragmáticas, ya que Montfort podía apoyar a Eduardo en Gascuña.[10] Durante la estancia de Enrique III en Francia, el joven príncipe continuó con sus intrigas, haciendo pensar al rey que tramaba un golpe de Estado; sin embargo, se sometió nuevamente a su padre al regreso de éste.

En 1263, Eduardo fue puesto al frente de una campaña militar en Gales contra el príncipe Llywelyn ap Gruffudd, con resultados bastante modestos.[11] Por esa misma época, Simon de Montfort, exiliado en Francia desde 1261 había regresado a Inglaterra para reavivar el movimiento de los barones.[12] Eduardo tomó entonces el partido de su padre, decidido firmemente a defender sus prerrogativas reales.[13] Reunió un ejército y se enfrentó a los rebeldes, consiguiendo recuperar el castillo de Windsor.[14] Finalmente, y gracias a la mediación de Luis IX de Francia, ambos bandos consiguieron llegar a un acuerdo, conocido como Mise de Amiens, claramente favorable a los realistas, y que dejó abierta la puerta a nuevos enfrentamientos.

Cruzada y ascensión al trono

Ver también: Octava y Novena Cruzada

El 24 de junio de 1268, Eduardo, su hermano Edmundo y su primo Henry de Almein, junto con otros nobles ingleses, tomaron la cruz para poder iniciar la que sería la Novena Cruzada.

El primer problema al que se tuvo que enfrentar Eduardo fue el de la financiación.[15] Aunque Luis IX de Francia, principal patrocinador de la cruzada había hecho una aportación inicial de 17.500 libras, esto no iba a ser suficiente.[16] El resto debería recaudarse a través de un nuevo impuesto. En mayo de 1270, el parlamento inglés aprobó la concesión de un veinteno (20% de todos los bienes muebles), a cambio del cual Eduardo se comprometió a reconfirmar la Carta Magna y a restringir las actividades judías de préstamo.[17] Por fin, el 20 de agosto de 1270, Eduardo partió del puerto de Dover al frente de un ejército formado por aproximadamente 1000 hombres, de los cuales 225 eran caballeros.[15]

Aunque el propósito inicial de la campaña era el de recuperar la fortaleza de Acre, Luis IX y su hermano Carlos de Anjou, rey de Sicilia, desembarcaron en Túnez con el propósito de atacar el emirato para hacerse con una posición estratégica en el norte de África.[18] Sin embargo, una epidemia azotó el campamento francés e hizo fracasar la expedición, además de causar la muerte del propio rey de Francia.[19] Cuando Eduardo llegó a Túnez, Carlos ya había firmado una tregua con los tunecinos y se disponía a regresar a Francia, tras lo que el príncipe inglés decidió continuar hacia Tierra Santa, desembarcando en Acre el 9 de mayo de 1271.[20]

Operaciones durante la Cruzada de Eduardo I.

La situación en Tierra Santa a la llegada de Eduardo era extermadamente precaria. Jerusalén había caído en 1187 y Acre era el centro del estado cristiano.[21] Aunque los cruzados ingleses constituían un importante refuerzo para los cristianos de la zona, tenían poco que hacer frente a los mamelucos liderados por Baibars. En noviembre, el príncipe inglés encabezó un ataque a Qaqun pero sin resultados. La situación era cada vez más desesperada y en mayo de 1272, Hugo III de Chipre, rey de Jerusalén, firmó una tregua con Baibars I.[22] En un principio, Eduardo se mostró reacio a abandonar la campaña, pero, tras sufrir un intento de asesinato en el mes de junio, reconsideró su posición y, finalmente, partió hacia Inglaterra el 24 de septiembre de 1272.

Al desembarcar en Sicilia durante su regreso recibió las noticias de la muerte de su padre Enrique III de Inglaterra, que había fallecido el 16 de noviembre.[23] No obstante, Eduardo decidió no apresurar su regreso, ya que en Inglaterra la situación política se había estabilizado mucho tras la victoria sobre los barones. En su ausencia, el país estuvo gobernado por un consejo real encabezado por Robert Burnell.[24] Durante su regreso, Eduardo visitó al papa en Roma y sofocó una rebelión en Gascuña.[25] Finalmente, el 2 de agosto de 1274 llegó a Inglaterra, donde fue coronado el 19 de agosto.[26]

Reinado

Administración y leyes

A su regreso a casa, las primeras medidas tomadas por el nuevo rey fueron dirigidas a restablecer el orden y la autoridad real en el país. Así, una de sus primeras decisiones fue el nombramiento de Robert Burnell como Lord Canciller, un hombre que siempre contaría con la confianza de Eduardo y que permanecería en el cargo hasta 1292.[27] Posteriormente, procedió a reemplazar a los oficiales locales como los sheriffs y los escheators (con funciones similares a notarios),[28] con el propósito de realizar un censo de todo el país, proceso durante el cual también se atenderían las demandas acerca de los abusos cometidos por los oficiales reales. Resultado de esta investigación fueron los conocidos como Rollos de los Cientos, ya que los Cientos era la división administrativa usada en muchas zonas de Inglaterra y Gales.

Moneda de 4peniques de Eduardo I.

Además, este censo permitiría determinar las tierras y derechos de los que la corona había sido desposeída durante el reinado de Enrique III en el proceso conocido como "Quo warranto".[29] De esta forma se pretendía evitar el apropiamiento indebido de las encomiendas (Liberties en inglés). Si los titulares no podían presentar una licencia real, las encomiendas se deberían revertir a la corona. Esto causó una gran consternación entre la aristocracia, que afirmaba que el ejercicio de esos cargos constituía licencia suficiente.[30] Finalmente, en 1290, ambas partes llegaron a un acuerdo, considerando legítimas aquellas encomiendas cuyos titulares pudieran demostrar que se habían venido ejerciendo desde la coronación de Ricardo I, en 1189.[31] Aunque los beneficios económicos de la operación fueran escasos, Eduardo I consiguió, gracias a los Rollos de los Cientos, que se reconociera que todas las encomiendas tenían su origen en la autoridad real.[32]

Guerras de Gales

Tras la Segunda Guerra de los Barones, el príncipe Llywelyn ap Gruffudd había conseguido fortalecer su posición en Gran Bretaña. A través del Tratado de Montgomery de 1267, las tierras que había logrado conquistar en Four Cantrefs of Perfeddwladd le fueron otorgadas oficialmente y se le reconoció como Príncipe de Gales.[33] [34] Sin embargo los conflictos armados continuaron, protagonizados especialmente por algunos Señores de las Marcas. La tensión aumentó cuando el hermano menor de Llewelyn, Dafydd ap Gruffyd y el rey de Powys, Gruffydd ap Gwenwynwyn, se pasaron al bando inglés en 1274 tras un fallido intento de asesinato.[35] En estas circunstancias, Llewelyn se negó a prestar homenaje a Eduardo I, y mayor provocación aún fue el matrimonio concertado entre Llewelyn y Eleanor de Montfort, hija de Simon de Montfort.[36] En noviembre de 1276, Inglaterra declaró oficialmente la guerra a Gales. Los primeros ataques fueron dirigidos por el Baron Mortimer, Edmundo de Lancaster, hermano del rey y William de Beauchamp, IX conde de Warwick. Por su parte, Llywelyn contaba con escasos apoyos, incluso entre sus propios hombres.[37] En julio de 1277, Eduardo, al frente de un ejército de 15.500 hombres -de los cuales 9.000 eran galeses- inició la invasión.[38] Los ejércitos ingleses no encontraron apenas oposición, y Llywelyn pronto se dio cuenta de que su única opción era la rendición.[38] Tras el Tratado de Aberconwy de noviembre de 1277, el galés únicamente pudo conservar el territorio de Gwynedd, aunque conservando su título de Príncipe.[39]

Cuando se reanudaron las hostilidades en 1282, la situación había cambiado completamente. Para los galeses se trataba ahora de un cuestión de identidad nacional y el apoyo popular fue masivo. Esta respuesta fue provocada por los intentos de aplicar la legislación inglesa a los súbditos galeses.[40] Para Eduardo, se trataba no de una simple campaña de castigo como la campaña de 1277, sino de una guerra de conquista.[41] La guerra comenzó con la rebelión de Dafydd, descontento con la gratificación recibida de los ingleses en 1277, y pronto se le unieron otros jefes galeses. Inicialmente, la fortuna les sonrió en las batallas de Llandeilo Fawr[42] y Moel-y-don.[43] Sin embargo, el 11 de diciembre Llywelyn perdió la vida en la batalla de Orewin Brindge.,[44] lo que significó un serio golpe para la resistencia galesa. La sumisión de Gales se completó en junio de 1283, cuando Dafydd fue capturado y ejecutado como traidor en Shrewsbury, en otoño de ese mismo año.[45]

Caernarfon Castle, una de las más imponentes fortalezas de Eduardo I en Gales.

Sin embargo, las revueltas en Gales se reprodujeron en 1287-1288 y, con especial intensidad en 1294-1295, encabezada esta última por Madog ap Llywelyn, primo lejano del ex rey galés Llywelyn ap Gruffudd, obligando a la intervención del propio rey Eduardo. Pero, en cualquier caso, tras el Estatuto de Rhuddlan de 1284, el Principado de Gales fue incorporado a Inglaterra, organizándose según los principios y sistemas ingleses.[46] Se crearon nuevas ciudades como Flint, Aberystwyth o Rhuddlan y se creó una línea de defensa formada por numerosos castillos, entre los que destaca, entre otros, el castillo de Caernarfon, donde nació, en 1284, el futuro Eduardo II de Inglaterra.

Política continental

Eduardo nunca llegó a participar en otra cruzada, aunque en 1287 tomó nuevamente la cruz.[47] Sin embargo, la posibilidad de una nueva cruzada se vio entorpecida por el conflcto entre la Casa de Anjou-Sicilia y la Corona de Aragón por el dominio de Sicilia. En 1282, los ciudadanos de Palermo se habían levantado en armas contra Carlos I de Anjou, solicitando la ayuda de Pedro III de Aragón en lo que se ha conocido como las Vísperas Sicilianas. Tras varios enfrentamientos, y viendo que la guerra era inminente, Eduardo I consiguió que ambas partes llegara a un acuerdo de paz en 1286. Sin embargo, la caída de Acre en 1291 frustró definitivamente los planes del monarca inglés.

Eduardo I, arrodillado, presta homenaje al rey Felipe IV de Francia (sentado). Como Duque de Aquitania, el monarca inglés era vasallo del rey de Francia.

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Tras la caída de Acre, Eduardo se centró en los problemas de su ducado de Gascuña. En 1278, tras una investigación realizada por Otto de Grandson y Robert Burnell, el senescal Luke de Tany fue reemplazado.[48] Durante su visita en 1286, presentó homenaje al rey Felipe, como vasallo suyo que era; sin embargo, cuando en 1294 Eduardo se negó a comparecer ante el rey para tratar ciertos problemas entre las flotas inglesa, francesa y gascona,[49] el monarca francés confiscó sus tierras.

Eduardo planeó un ataque por dos frentes: mientras que ejércitos ingleses atacaban Gascuña, los principales nobles de los Países Bajos. Alemania y Borgoña atacarían Francia desde el norte. Sin embargo, estas alianzas resultaron fallidas, y Eduardo se vio inmerso en sus propios problemas con Gales y Escocia. En 1297 partió por fin hacia Flandes, sólo para descubrir que sus aliados habían sido derrotados.,[50] por lo que Eduardo se vio obligado a negociar la paz. Así, la Gascuña finalmente fue devuelta a Eduardo y la paz se selló con su matrimonio con la princesa Margarita en 1299.

La gran causa

La relación entre Inglaterra y Escocia durante la década de los 80 había sido relativamente armoniosa y tranquila.[51] Las cuestiones de vasallaje no habían alcanzado el mismo grado que en Gales y en 1278 Alejandro III de Escocia presentó homenaje a Eduardo, pero en principio sólo por sus propiedades en Inglaterra.[52] Sin embargo, a principio de la década de 1290, la situación iba a cambiar drásticamente. En 1286 falleció Alejandro III, dejando como única heredera a su nieta Margarita de 3 años, nacida del matrimonio entre su hija Margarita y el rey Erik II de Noruega.[53] Por el Tratado de Birgham se concertó el matrimonio entre Margarita y el hijo de Eduardo, el futuro Eduardo II de Inglaterra, aunque Escocia se mantendría libre de la intervención inglesa.[54] [55]

Grabado del siglo XIX representando la Piedra de Scone. Tras la conquista, fue enviada a Westminster, donde permaneció hasta 1996, en que se devolvió a Escocia.

En el otoño de 1290, con siete años, Margaret partió de Noruega hacia Escocia, pero enfermó en el trayecto y murió en las Orcadas.[56] [57] La muerte de Margaret dejó a Escocia sin heredero y dio lugar al episodio conocido como La Gran Causa.[58] En total, se presentaron catorce posibles candidatos, aunque los únicos pretendientes con opciones fueron Juan de Balliol y Robert Bruce,[59] abuelo del futuro Roberto I de Escocia.

Los nobles escoceses pidieron a Eduardo que sirviera de árbitro en su disputa[60] Para ello, exigió en primer lugar que se reconociera su condición de señor feudal sobre Escocia.,[61] lo que los escoceses rechazaron, afirmando que, al no haber rey, nadie tenía la autoridad para tomar esa decisión.[62] Finalmente, los escoceses decidieron conceder a Eduardo el gobierno del reino hasta que se encontrara un heredero apropiado.[63] Tras largas deliberaciones, el 17 de noviembre de 1292 Juan de Balliol fue nombrado heredero

Tras la proclamación de Balliol, Eduardo siguió intentando imponer su autoridad en Escocia, accediendo a revisar los casos juzgados por los Guardianes durante el interregno,[64] llegando a citar al propio Balliol ante el Parlamento inglés.[65] Pero la gota que colmó el vaso fue la petición de Eduardo I a los escoceses de ayuda militar contra Francia.[66] Los escoceses firmaron con Francia una alianza y lanzaron un fallido ataque sobre Carlisle[67] Eduardo procedió acto seguido a invadir Escocia en 1296, ocupando Berwick tras un sangriento ataque[68] Poco después, ingleses y escoceses midieron sus fuerzas en Dunbar, donde los escoceses cosecharon una dolorosa derrota que prácticamente aniquiló toda resistencia.[69] El monarca inglés depuso a Balliol y lo envió a la Torre de Londres, tras lo que dejó el país en manos inglesas. La campaña supuso un gran éxito, pero el triunfo inglés habría de ser sólo temporal.[70]

Finanzas, parlamento y persecución de los judíos

Durante todo el reinado de Eduardo, las dificultades financieras fueron constantes, debido a las continuas campañas militares del monarca.[71] Los ingresos provenían de varias fuentes, principalmente aranceles e impuestos indirectos, préstamos e imposición directa (lay subsidies). Durante su reinado, Eduardo adoptó numerosas medidas para lograr la financiación que necesitaba


Ilustración del siglo XVI que muestra a Eduardo I presidiendo una sesión parlamentaria. La escena muestra a Alejandro III de Escocia y a Llywelyn ap Gruffudd flanqueando al monarca, lo que nunca ocurrió.[72]

El pueblo judío también constituía una importante fuente de ingresos para el rey. Como propiedad privada suya, podía gravarlos a su conveniencia.[73] Sin embargo, en 1280, los judíos ingleses habían sido explotados hasta extraer todo el rendimiento que de ellos se podía, aunque aún conservaban cierto valor político. Ya en 1275, el rey había promulgado el Estatuto de Judaísmo, que prohibía la usura e incentivaba al pueblo hebreo a dedicarse a otras actividades;[74] en 1280, se ordenó a este grupo a asistir a sermones especiales de los frailes dominicos con la esperanza de lograr la conversión, aunque sin resultado.[75] Finalmente, en 1290, Eduardo ordenó la expulsión formal de los judíos de Inglaterra.[76] Esto le permitió apropiarse de los préstamos y propiedades que estaban en poder de los judíos, además de darle un capital político que le permitió obtener un nuevo subsidio del Parlamento

Uno de los principales logros de Eduardo I como rey fue la reforma de la institución parlamentaria y su transformación en una fuente de ingresos.[77] En el parlamento de 1295, además de los señores laicos y religiosos, fueron convocados dos caballeros de cada condado y dos representantes de cada ciudad o borough[78] La presencia de comunes en el Parlamento no era algo nuevo, pero sí lo era el hecho de que acudieran con plena autoridad (plena potestas) para apoyar o no las medidas sometidas a discusión[79] Esto facultaba al rey para recaudar subsidios de todos sus súbditos, no sólo de los nobles. Este formato se convirtió en estándar a partir de entonces, y los historiadores bautizaron este parlamento de 1295 como "Parlamento Modelo".[80]

Problemas internos

Las continuas empresas bélicas inglesas durante la década de 1290 supusieron un gran esfuerzo financiero para los súbditos de Eduardo, que se veían obligados a hacer frente al pago constante de impuestos. Esta situación acabó creando un clima de oposición política, iniciado por la iglesia. Durante 1294 y 1295, Eduardo había recaudado impuestos extraordinarios pese al descontento general. Pero en 1296, el papa emitió la bula titulada Clericis laicos, que prohibía al clero el pago de impuestos a la autoridad real sin consentimiento explícito del papa.[81] Cuando el clero, encabezado por el arzobispo de Canterbury Robert Winchelsey se negó a conceder otro subsidio a Eduardo amparándose en la bula, éste reaccionó proscribiendo a toda la iglesia.[82] Winchelsey se debatía entre su lealtad al rey y su lealtad al papa, por lo que finalmente dejó la cuestión del pago a la decisión individual de cada uno.[83] A finales de ese año, la nueva bula papal Etsi de statu vino a solucionar este problema, al permitir la imposición al clero en casos de urgencia.[84]

La oposición laica tardó algo más en hacerse patente. En julio de 1297 Roger Bigod, conde de Norfolk y Humphrey de Bohun, conde de Hereford expusieron sus quejas al rey por los elevados impuestos.[85] Eduardo hizo oídos sordos y pidió consentimiento a sólo un pequeño grupo de nobles, sin contar con el resto del parlamento, lo que puso al país al borde de la guerra civil.[86] [87] Afortunadamente, la derrota inglesa en Stirling Bridge hizo que monarca y nobles se unieran contra el enemigo. Eduardo confirmó la Carta Magna y la nobleza en bloque acompañó al rey en su campaña escocesa.[88]

Los últimos años: regreso a Escocia

Ver también: Guerras de independencia de Escocia

Reconstrucción de las cámaras privadas de Eduardo I en la Torre de Londres.

Tras la campaña de 1296, la situación en Escocia parecía haber quedado resuelta, pero pronto emergió la resistencia, organizada por William Wallace, hábil estratega y personaje carismático. El 11 de septiembre de 1297 un gran ejército inglés liderado por John de Warenne, conde de Surrey y Hugh de Cressingham fue derrotado por un ejército escocés liderado por Wallace y Andrew de Moray, muy inferior en número, en la batalla de Stirling Bridge.[89] Esta derrota conmocionó al gobierno inglés, que inmediatamente comenzó a preparar una respuesta militar. El 22 de julio de 1298, escoceses e ingleses midieron sus fuerzas en la batalla de Falkirk,[90] con aplastante victoria inglesa. Sin embargo, Eduardo no fue capaz de rentabilizar su triunfo y al año siguiente los escoceses recuperaron el castillo de Stirling.[91] En 1300 y 1301, Eduardo volvió a invadir Escocia con la idea de derrotar definitivamente a los escoceses, pero éstos adoptaron tácticas de guerrilla, sin presentar batalla en campo abierto. Los ingleses, no obstante, consiguieron someter el país por otros medios. En 1303, Inglaterra y Francia firmaron un acuerdo de paz que implicaba la ruptura de la alianza Franco-Escocesa.[92] Robert Bruce, el futuro Roberto I, nieto del Robert Bruce que en 1291 se había postulado como candidato al trono, se unió a los ingleses en el invierno de 1301-1302.[93] En 1304, la gran mayoría de nobles escoceses juraron lealtad a Eduardo, que consiguió recuperar Stirling.[94] En 1305, Wallace fue apresado por sus propios hombres, que le entregaron a los ingleses. Enviado a Londres, fue ejecutado públicamente. Con Escocia prácticamente conquistada, Eduardo volvió a Inglaterra.

La situación iba a dar un nuevo vuelco cuando en 1306, Robert Bruce asesinó a su rival John Comyn y se proclamó rey de Escocia pocos días más tarde, el 25 de marzo.[95] Bruce se embarcó en una campaña para recuperar la independencia, lo que cogió a los ingleses por sorpresa.[96] Eduardo I se encontraba enfermo y estaba incapacitado para emprender una expedición, por lo que encomendó a Aymer de Valence y a Henry Percy la dirección de la misma, junto con el príncipe de Gales, que mandaría el grueso del ejército.[97] Tras los triunfos iniciales en Methven, Robert Bruce se vio obligado a huir y permanecer oculto mientras las tropas inglesas conseguían recuperar terreno.[98] Eduardo actuó con brutalidad contra los aliados de Bruce pero esto, lejos de someter a los escoceses, movilizó a la población contra Inglaterra y en favor de Bruce.[99] En febrero, Bruce comenzó a recomponer su ejército y en mayo consiguió derrotar a Aymer de Valence en la batalla de Loudon Hill.[100] El rey, recuperado en parte de sus problemas de salud se desplazó al norte. No obstante, enfermó de disentería durante el viaje y falleció en Burgh by Sands, justo al sur de la frontera escocesa. Fue enterrado en la Abadía de Westminster el 27 de octubre de 1307

Descendencia

Su esposa, Leonor de Castilla, falleció el 28 de noviembre de 1290. Eduardo amaba a su esposa y su muerte le afectó profundamente. Como muestra de dolor, hizo erigir doce cruces llamadas Cruces de Leonor, una en cada lugar de paso del cortejo fúnebre.[101] La última de éstas es la conocida Charing Cross de Londres (donde hoy se encuentra la plaza y estación). Sin embargo, la cruz original fue destruida por los puritanos de Cromwel en el siglo XVII.

Como parte de los acuerdos de paz de 1294 entre Inglaterra y Francia, se concertó el matrimonio entre Eduardo y la princesa francesa Isabel, hija de Felipe IV "El Hermoso" de Francia. El matrimonio se celebró en 1299.[102]

Eduardo y Leonor tuvieron al menos catorce hijos, quizá incluso hasta dieciséis. De ellos, sobrevivieron hasta la edad adulta cinco niñas y un sólo niño -el futuro Eduardo II. Se sabe que Eduardo I estaba preocupado por la capacidad de su hijo para sobrevivir como rey, y decidió el exilio de Piers Gaveston, favorito del príncipe.[103]

Con Margarita tuvo dos hijos, que llegaron a la edad adulta, y una hija que falleció cuando era niña.[104]

Hijos con Leonor de Castilla
Nombre Nacimiento Muerte Notas
Hija 1255 1255 Murió en el parto o poco después
Katherine 1261/63 5 septiembre 1264 Enterrada en Westminster Abbey.
Joan Ene. 1265 Poco antes de
7 de septiembre de 1265
Enterrado en Westminster Abbey.
John 13/14 de julio de 1266 3 de agosto de 1271 Murió en Wallingford, cuando estaba bajo el cuidado de su tío abuelo, Ricardo de Cornualles. Enterrado en Westminster Abbey.
Henry poco antes del
6 de mayo de 1268
14/16 octubre de 1274 Enterrado en Westminster Abbey.
Leonor c. 18 de junio de 1269 19 de agosto de 1298 Casó, en 1293, con Enrique III, conde de Bar, con el que tuvo dos hijos. Enterrada en Westminster Abbey.
Hija 1271 1271 Nacida cuando Eduardo y Leonor estaban en Acre.
Joan de Acre 1272 23 de abril de 1307 Casada (1) en 1290 con Gilbert de Clare, VII conde de Hertford, que falleció en 1295, y (2) en 1297 con Ralph de Monthermer, I Baron Monthermer. Tuvo cuatro hijos con Clare, y tres o cuatro con Monthermer.
Alphonso 23/24 noviembre de 1273 19 de agosto de 1284 Enterrado en Westminster Abbey.
Margaret Probablemente
15 de marzo de 1275
Después de
11 de marzo de 1333
Se casó con Juan II de Brabante en 1290, del que tuvo un hijo.
Berengaria 1 mayo de 1276 Entre el 6 y el 27 de junio de 1278 Enterrada en Westminster Abbey.
Hija En torno al
3 de enero de 1278
En torno al
3 de enero de 1278
Apenas tenemos noticias de esta hija.
Mary 11/12 de marzo de 1279 29 de mayo de 1332 Entró en un convento benedictino en Amesbury, Wiltshire, donde probablemente fue enterrada.
Hijo 1280/81 1280/81 Apenas tenemos noticias de este hijo.
Isabel de Ruddhlan c. 7 de agosto de 1282 5 de mayo de 1316 Contrajo matrimonio (1) en 1297 con Juan I, conde de Holanda, y (2) en 1302 con Humphrey de Bohun, IV conde de Hereford. Del primer matrimonio no hubo hijos; con Bohun, Isabel tuvo diez.
Eduardo 25 de abril de 1284 21 de septiembre de 1327 Sucedió a su padre como rey de Inglaterra. En 1308 contrajo matrimonio con Isabel de Francia, con la que tuvo cuatro hijos.
Hijos con Margarita de Francia
Nombre nacimiento Muerte Notas
Tomás 1 de junio de 1300 4 de agosto de 1338 Fue enterrado en la abadía de Bury St Edmunds. Se casó (1) con Alice Hales, con descendencia y con (2) Mary Brewes, sin descendencia.[105]
Edmundo 1 de agosto de 1301 19 de marzo de 1330 Contrajo matrimonio con Margaret Wake, III baronesa Wake de Liddell con la que tuvo descendencia.[106]
Leonor 6 de mayo de 1306 1310 [107]

Referencias

    1. Las fuentes dan como fecha del nacimiento la noche entre el 17 y el 18 de junio, por lo que no podemos saber el día exacto: Morris, 2008, p. 2



Predecesor:
Enrique III
Royal Arms of England (1198-1340).svg
Rey de Inglaterra y Señor de Irlanda

1272-1307
Sucesor:
Eduardo II
Predecesor:
Juan de Balliol
Royal coat of arms of Scotland.svg
Ocupación Inglesa de Escocia

1272-1307
Sucesor:
Eduardo II de Inglaterra


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  • Eduardo V de Inglaterra — Nacido el día 4 de noviembre de 1470, como el primogénito varón del rey Eduardo IV de Inglaterra y de Isabel Woodville, en la abadia de Westminster, donde su madre se había refugiado de las huestes de Enrique VI. Es proclamado príncipe de Gales… …   Enciclopedia Universal

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