Ernesto Sanz

Ernesto Sanz

Ernesto Sanz

Ernesto Sanz

Actualmente en el cargo
Desde el 10 de diciembre de 2003

10 de diciembre de 1999 – 10 de diciembre de 2003

10 de diciembre de 1993 – 10 de diciembre de 1999

Datos personales
Nacimiento 1956
Bandera de Argentina San Rafael, Argentina
Partido Unión Cívica Radical
Profesión Abogado

Ernesto Ricardo Sanz es un político argentino, miembro de la Unión Cívica Radical, nacido el 9 de diciembre de 1956. Está casado con Cristina Bessone y tiene dos hijos. Actualmente es Senador Nacional por la Unión Cívica Radical, representa a la Provincia de Mendoza.


Contenido

Biografía

Ernesto Sanz nació el 9 de diciembre de 1956 en San Rafael, Mendoza. Cursó sus estudios en la Universidad Nacional de Santa Fé, donde se recibió de Abogado. Ejerció la profesión de abogado desde 1981. Entre otras actividades, fue docente adjunto de la cátedra de Derecho Público en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cuyo entre los años 1984-86. En la función pública se desempeñó como Asesor Ad honorem del Gobernador de la Provincia de Mendoza Felipe Llaver entre los años 1983 y 1987; Senador Provincial entre 1993 y 1999, siendo el presidente de bloque desde el año 1995 hasta el final de su mandato; Intendente del Departamento de San Rafael(Mendoza) entre 1999 y 2003; Senador Nacional por la Provincia de Mendoza desde el 10 de diciembre de 2003, venciendo su mandato en el año 2009. Actualmente es también miembro del Consejo de la Magistratura(en el Senado de la Nación).[1] Como Senador Nacional integra las comisiones de Presupuesto y Hacienda, Parlamentaria Mixta Revisora de Cuentas de la Administración (ambas como Vicepresidente) y de Asuntos Constitucionales, Economía Nacional e Inversión, Parlamentaria conjunto argentino-chilena, de Coparticipación Federal de impuestos, de Agricultura, Ganadería y Pesca, de Justicia y Asuntos Penales, Comisión Bicameral Permanente de Trámite Legislativo Ley 26.122 y Comisión de Presupuesto Y Hacienda (como vocal). Ernesto Sanz era precandidato a la gobernación de Mendoza en 2003, cuando el entonces gobernador (Ingeniero Roberto Iglesias) optó por Julio Cobos para ocupar la candidatura de la UCR a la gobernación. Sanz quedó entonces como candidato a Senador Nacional, e inició su mandato en diciembre de 2003.

Elecciones de octubre de 2007

Ernesto Sanz fue candidato a vicegobernador, acompañando a Roberto Iglesias en la conocida Lista 3 de la UCR de Mendoza, en oportunidad de las elecciones de octubre de 2007. El slogan de campaña fue "Volvemos por Mendoza". La fórmula Iglesias-Sanz obtuvo el 9,8% de los votos, quedando en cuarto lugar, detrás del Partido Justicialista, la Concertación y el Partido Demócrata de Omar De Marchi.


Intervención en el debate sobre la modificación de la ley del Consejo de la Magistratura

En oportunidad de la propuesta del bloque oficialista (kirchnerista) para reducir del número de miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el senador Sanz expuso fielmente la opinión de la bancada radical y de muchos miembros de la oposición, expresando que esta modificación no se hacía en vistas a mejorar el funcionamiento y la calidad institucional del Poder Judicial, sino que era una nueva manipulación que hacía el gobierno desde el Congreso para colocar a personas cercanas en la Justicia. El debate se realizó los días 21 y 22 de diciembre de 2005, y conforme a la versión taquigráfica provisional, el senador Sanz expresó, entre otras cosas que:

"'Verdaderamente, no he escuchado argumentos de peso —sólidos— que me digan que el actual número afecta el equilibrio. Escuché argumentos de que el actual número afecta la rapidez en los procedimientos, y de que la lentitud o pesadez impide el normal funcionamiento de una institución que debería tener mucha mejor calidad. Escuché conceptos vinculados al número, pero más en relación con la pesadez burocrática y a la desnaturalización administrativa si se quiere, que a la desnaturalización de equilibrio constitucional. Coincidimos y compartimos todos aquellos aspectos instrumentales que a nuestro juicio sí hacen a un mejor funcionamiento. Por ejemplo, nos parece muy bien que las comisiones de Acusación y de Disciplina se fusionen en una sola y que el jury—lo dijimos desde un comienzo— no sea permanente sino ad hoc, y consideramos muy interesante la incorporación del concepto de las audiencias públicas”'".

En referencia a opiniones de la entonces senadora Cristina Fernández de Kirchner, afirmó:

"'La presidenta de la comisión al comienzo de su exposición se quejaba y yo comprendo la situación. Ella se quejaba de estar siendo víctima de una suerte de campaña —de lo que yo recién llamé una sobreactuación— en relación con una manipulación feroz de la Justicia. (…) La pregunta que debería hacerse el oficialismo es: ¿No será que la democracia en la Argentina —no voy a hablar de gobiernos autoritarios—, con todas las idas y vueltas, con todas las vicisitudes que hemos pasado en estos años, ha dado motivo? Me refiero a todos los partidos; pero, a veces, los gobiernos que han tenido mayor fortaleza y mayor poder. ¿No será que en estas idas y vueltas de estos 25 años de democracia el sistema —nosotros, la política— ha dado lugar; ha dado pie a que hoy, frente a cualquiera de estos proyectos, por más buena fe, buenas intenciones y mirada de mediano y largo plazo, de grandeza que se tenga, exista una sospecha? ¿No será que cuando uno quiere meterle mano a una institución reconociendo que esa institución no está funcionando adecuadamente, primero tenga que ser muy cuidadoso en la manera como vamos a producir estas reformas y, por allí, elegir aquellos aspectos del funcionamiento de las instituciones donde no va a haber ninguna duda; donde no se va a poner en tela de juicio ni va a haber sospecha alguna de manipulación feroz, como decía la senadora Kirchner, o de cualquiera de las otras cosas que —insisto— pueden formar parte de la sobreactuación de cualquiera de los sectores involucrados?

Este es un momento donde el oficialismo, por defectos de la oposición -que no ha logrado articular una representación de ese 60 por ciento de la gente que no votó a este gobierno- sea quizás el que deba tener mayor cuidado en cualquiera de estos proyectos que afecten a alguna de las instituciones en la cual el equilibrio, como en este caso, es igual a independencia de poderes. En el Consejo de la Magistratura el equilibrio no vale por sí solo. No es una palabra vacía de contenido: es una palabra que tiene que leerse, interpretarse y entenderse asimilada a otra que es mucho más profunda: me refiero a la independencia del Poder Judicial. Porque en la Argentina la verdad es que las instituciones han sido tan torturadas en los 25 años de democracia, que hoy que estamos en un proceso distinto tenemos que cuidarlas a rajatabla y tenemos que tratar de mejorarlas, pero también preservando algunas cuestiones que me parece son centrales, como la representación del sector político. Se ha opinado en contra de que en la actual composición del Consejo de la Magistratura la representación política tenga dos representantes de la mayoría y dos de la minoría, uno de la primera y otro de la segunda minoría. Escuché decir desde el primer día a la presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales, aquella vez que debatimos prácticamente en soledad, los mismos argumentos que expuso hoy. O sea, de qué le sirve al oficialismo ganar las elecciones si, en definitiva, va a tener la misma representación que la minoría. Esto, según su criterio, subvierte el principio elemental de la democracia representativa que establece que quien gana debe tener mayor representación que quien pierde. Pues bien, acá se pone en juego otra cosa más profunda. El concepto que el oficialismo

maneja en este sentido es de democracia electoral y en ese ámbito es absolutamente válido. En la democracia electoral, quien gana tiene más que quien pierde; esto es absolutamente cierto. Pero lo que yo pregunto es si el tema del Consejo de la Magistratura no es, acaso, uno de los tantos casos donde más que la democracia electoral rige el concepto de democracia republicana que no se maneja por números sino por representaciones políticas en función de la pluralidad y de la independencia del órgano al que se quiere proteger".

Al finalizar, y expresando la postura de la bancada radical, Sanz afirmó:

"Para terminar, señor presidente, estamos de acuerdo con reformar aquellas cuestiones que hacen al funcionamiento del Consejo de la Magistratura para tornarlo una institución más ágil, más eficiente, más rápido. Pero no estamos de acuerdo con modificar el número, porque hacerlo, hoy, significa afectar ese equilibrio, ese sistema de pesos y contrapesos que, a nuestro juicio, más allá de algunas desvirtuaciones que en lo personal puedan haber tenido algunos protagonistas, todavía es un proceso que hay que seguir monitoreando, vigilando. Pero, hoy, no hay razones de peso, argumentos que nos hayan convencido para modificarlo de 20 a 13, de acuerdo con el dictamen de la mayoría. (…)'".



Intervención en el debate sobre las retenciones móviles

El 16 de julio, En el debate de la propuesta de ratificación de la resolución 125, que establecía retenciones móviles a las exportaciones agrícolas, el senador Ernesto Sanz fue, según sus propias palabras, “el último representante de la oposición” que habló en el recinto. Inmediatamente inició su alocución, Sanz llamó al Vicepresidente Julio Cobos a que presidiera la sesión. Luego, a lo largo de su discurso, volvería a llamarlo en diversas oportunidades, hasta dirigirse directamente a él “de mendocino a mendocino”[2]



"'Señor presidente: si me está viendo el vicepresidente de la Nación, dado que estamos terminando, me gustaría que presidiera esta sesión en honor a los senadores que ya llevamos más de quince o dieciséis horas debatiendo —no llevo bien la cuenta— y hemos tenido que modificar nuestro plan original para poder desarrollar nuestros discursos. Asimismo, se lo solicito en homenaje a los muchos argentinos que, a través de la televisión —aunque no sé cuántos quedarán—, están siguiendo con nosotros una noche que es histórica. Reitero que es en homenaje a los senadores y senadoras que en un número importante, que me animo a decir que constituyen la mitad de los componentes de esta Cámara, están dispuestos a sostener sus proyectos, sus dictámenes y sus ideas, en una circunstancia que yo no dudo en calificar como una verdadera bisagra en la vida institucional de los argentinos".

(…)

"'A nadie escapa que el tema técnico de las retenciones quedó en el camino de la discusión, quizás en los primeros días después de aquel 11 de marzo de dictada la Resolución 125, ya que después, el debate fue incorporando muchas cuestiones que, precisamente, no se consideran con la habitualidad que una República democrática merece o amerita. Así, en estos cuatro meses, esta cuestión de las retenciones nos fue obligando a incorporar muchos aspectos que creo que nos hacen mucho bien, más allá de las cuestiones que podamos poner en el debe, después de este tiempo.

Creo que es muy importante debatir las cosas que aquí se han discutido. Vuelvo a reclamar, con humildad, la presencia del señor vicepresidente de la Nación para presidir esta sesión. Tengo algunas cosas que en nombre de la oposición me gustaría decirle personalmente al señor vicepresidente de la Nación, atento a la enorme responsabilidad que entiendo puede llegar a tener en los próximos minutos, aquí, en el recinto de la Cámara de Senadores de la República Argentina. Entre las cosas que este debate ha puesto en valor, más allá de la cuestión técnica de las retenciones, está la de la discusión sobre el poder en la Argentina. En efecto, el debate sobre las retenciones no es más que la discusión sobre el poder en la República Argentina. Como ejercicio intelectual, creo que sería muy bueno poder volver a la versión taquigráfica de aquella discusión de junio de 2006, que debe haber sido una de las últimas que en este Senado nos mantuvo en vilo, por lo menos a nosotros, ya que en aquel momento no existía de parte del conjunto de la sociedad el interés que hay hoy. Digo que es un ejercicio interesante ir a esa versión taquigráfica, porque allí estaban los lineamientos de visiones diferentes sobre el poder, que han tenido su correlato en lo que luego fue el ejercicio del poder en los últimos meses del gobierno anterior y en los primeros meses del gobierno de la doctora Cristina Fernández de Kirchner. Precisamente era ella, la presidenta de la Nación, quien en ese momento, como senadora, como colega nuestra, en una banca aquí, a pocos metros a nuestra derecha, fijaba posición en aquel debate de los superpoderes sobre una visión del poder en la Argentina. Y recuerdo que ella decía, criticando la visión que desde la Unión Cívica Radical teníamos de ese tema, que cuando se discute sobre poder en la Argentina no hay que mirarlo desde la óptica del sector público, ya que en nuestro país, el poder real siempre ha estado ligado a los factores de ajenos al sector público. En efecto, el poder, en la Argentina, ha estado ligado a lo que comúnmente se denomina el “establishment”, esos factores que, a veces emparentados con lo público o utilizando lo público, tienen mucho más poder que el Estado mismo. Por esas razones, recuerdo que lo que en ese momento se debatía —el otorgamiento de facultades extraordinarias— se presentaba como la necesidad de fortalecer a un gobierno para poder dar la batalla contra esos factores de poder que amenazaban la institucionalidad o que, por lo menos en la historia argentina, habían amenazado la institucionalidad. Sigo reclamando, con respeto y humildad, la presencia en el sillón de la Presidencia de esta Cámara del presidente natural del Senado de la Nación Argentina. Tenemos un mensaje concreto para decirle al señor vicepresidente de la Nación, a minutos de una votación que puede ser histórica y donde él puede llegar a jugar un papel de enorme trascendencia. No obstante, mientras tanto, seguiré desarrollando esta concepción de la discusión del poder en la Argentina, porque todo tiene que ver con todo en esta discusión. Y recuerdo, entonces, que cuando se pedían facultades extraordinarias para fortalecer al gobierno, se lo hacía en nombre de esa historia en la cual los gobiernos débiles —y aquí también mucho se ha hablado— sucumbían cuando el poder real, desde afuera del sector público, amenazaba la institucionalidad. Por lo tanto, no solamente para sostener la institucionalidad ,sino también para avanzar en las transformaciones progresistas que se pretendían, había que fortalecer al gobierno. Y nosotros, desde una óptica diferente —que se criticaba en ese momento, porque yo recuerdo que hasta con alguna ironía que nosotros tolerábamos, porque era fruto de una sana discusión inteligente— escuchábamos que la entonces senadora y hoy presidenta de la Nación nos decía que los radicales siempre piensan en el poder como un atributo del sector público. Porque, claro: nosotros pensábamos en el poder, pero no para un gobierno, sino en el poder como un atributo del Estado, porque nosotros tenemos siempre muy presente cuál es la diferenciación entre un gobierno y un Estado, y siempre hemos sido contestes en querer fortalecer con todo el poder del que haga falta y sea necesario al Estado. Pero eso sí, teniendo en cuenta que una cosa es el Estado y otra cosa es un gobierno. Y ¿a qué viene a cuento todo esto? Viene a cuento porque en definitiva, toda esta discusión de estos cuatro meses ha tenido que ver con que el poder en la Argentina en los últimos tiempos no ha estado concentrado en el Estado sino en el gobierno, que son dos cosas muy distintas. Cuando el poder está en el Estado, el poder se distribuye equilibradamente, porque el Estado no solamente lo conforma la sociedad, sino que institucionalmente en una república democrática lo conforman los tres poderes. Entonces, con la sabiduría de ese equilibrio de reparto que la propia gente hace en las elecciones, el poder se distribuye entre el Poder Ejecutivo, que tiene lo suyo para poder hacer lo suyo; el Poder Legislativo que tiene lo suyo para poder hacer lo suyo y el Poder Judicial también. Porque ese es el secreto de la división de poderes: los tres poderes equilibrándose, controlándose, para ser las tres patas de una república, eso es lo que nosotros somos. Ahora, cuando esto se desvirtúa y el poder lo tiene únicamente el gobierno y concentra poder el gobierno, la cuestión se desequilibra. Entonces el gobierno se cree el dueño del Estado, se cree el dueño del poder y se cree en condiciones de hacer lo que le plazca. Eso es lo que ha estado pasando en la Argentina y eso es lo que explotó el pasado 11 de marzo, cuando el gobierno creyó que podía fijar impuestos, establecer los límites de esos impuestos y, además, atribuirse la facultad de determinar su distribución sin pasar por este poder del Estado que es el Poder Legislativo. Esto es lo que pasó en la Argentina el 11 de marzo y lo que pasó en 1215, como bien decía la señora senadora Escudero, por Salta, cuando señaló que en la época de Juan Sin Tierra, precisamente, la potestad del señor feudal de fijar tributos sin límites dio origen a una verdadera revuelta popular que terminó fijando por primera vez los límites de los impuestos a través de la creación del Parlamento y de la Carta Magna. De esto estamos hablando en la Argentina: de los límites al poder. ¡Qué bueno sería tenerlo al vicepresidente de la Nación! Porque la verdad, no quierohacerle perder tiempo a la gente que está escuchando ni a los señores senadores. Quiero que votemos lo más rápido que se pueda, pero insisto, como esta es una noche especial y el vicepresidente de la Nación va a tener una misión más que fundamental, me gustaría, si se sienta ahí, cerrar este discurso y proceder a votar. De todos modos, seguimos insistiendo y decimos que nos vamos satisfechos de todos estos debates porque en la Argentina hoy se ha podido discutir cuáles son los límites al poder. En la Argentina hoy ha habido una sociedad que quizá movilizada, no desde un origen político como nos hubiera gustado desde la política sino desde un origen social, que tenía el color del campo al principio, pero que luego fue mucho más que el color del campo, fue el color uniforme de una gran masa de esa sociedad silenciosa que hoy conforma la mayoría del pueblo argentino, fue la que se sumó a ese reclamo y le ha puesto límites al poder. Esta noche, donde se produce una bisagra en la historia institucional de los últimos tiempos, se le ha puesto un límite al poder. No va a ser igual la Argentina a partir de mañana, porque el poder va a saber que una cosa es el Estado y otra cosa es el gobierno; que una cosa es gobernar con legitimidad de origen, que este gobierno la tiene, porque ella deviene de haber ganado las elecciones, y otra cosa es gobernar con legitimidad de ejercicio, que es diferente a la de origen. La legitimidad de ejercicio se obtiene todos los días, de cara a la sociedad, gobernando con esa legitimidad de origen, pero con límites, con racionalidad, con tolerancia, con grandeza. El 11 de marzo, con la Resolución 125, se perdió la legitimidad de ejercicio, porque la legitimidad de origen por supuesto que se tiene y que se tendrá hasta que nuevas elecciones definan quiénes van a ser los gobernantes en la Argentina. Le voy a hablar al ingeniero Julio Cobos, aunque quien esté sentado en la Presidencia en este momento sea el doctor Juan Carlos Romero. Le voy a hablar al ingeniero Julio Cobos y espero que me esté escuchando. Soy el último opositor que habla en este Congreso, después de un mes de debate, de discusiones y en el que el Congreso se ha fortalecido y vigorizado. Yo creo que aunque esta no fue la intención original, bienvenida la decisión de que el Congreso de la Nación Argentina esté funcionando como lo está haciendo. A tal punto está funcionando, que hoy tengo toda la sensación de que el señor vicepresidente de la Nación va a tener que desempatar una votación que va a dividir a esta Cámara, mitad por mitad. Entonces, al señor vicepresidente de la Nación, que me hubiera gustado tenerlo ahí sentado, me habría gustado decirle que sobre sus hombros va a cargar con una enorme responsabilidad. Pero que esté tranquilo, porque detrás de esa responsabilidad también debe tener la tranquilidad de que le va a hacer honor al cargo de vicepresidente de la Nación, sea cual fuera la decisión que adopte. Por supuesto que yo quiero hablarle personalmente para pedirle que en esa decisión piense en el país, casi una obviedad lo que le estoy pidiendo, porque estoy seguro de que lo está haciendo. Pero quiero ir un poco más allá: yo quería tenerlo frente a frente porque quería decirle que, quizá, los demás no van a entender, pero seguramente entre mendocinos nos íbamos a entender. Yo quería pedirle a Julio Cobos que piense en el país, pero que lo haga parándose desde nuestra querida Mendoza, para que cuando esté sentado ahí y tenga que desempatar se acuerde de sus caminatas por el Parque General San Martín; que se acuerde de Tunuyán, de Lavalle, de Rivadavia, de mi querido San Rafael, y que se acuerde de cada uno de los mendocinos cuando tenga que decidir. Porque estoy seguro de que acordándose de cada uno de esos mendocinos, el vicepresidente de la Nación, que en los últimos veinte o treinta días sorprendió a muchos con gestos de autonomía, de independencia, de grandeza, de racionalidad y de búsqueda de consenso, seguramente va a votar bien. Este es un momento histórico donde el vicepresidente de la Nación, si es el mismo de los últimos veinte días, tiene que votar en contra de la Resolución 125; o sea, en contra de la sanción de la Cámara de Diputados. Porque no lo hará en contra del gobierno que él integra sino, en todo caso, a favor de muchas otras cosas que tienen mucho más que ver con lo que el gobierno que él integra pretendió representar; que tiene mucho más que ver con la mayoría del pueblo argentino que está esperando una salida al conflicto y que desde mañana la Argentina sea diferente a la que hemos vivido en estos cuatro meses. Me quedo con las ganas de haberle podido decir al vicepresidente de la Nación estas cosas de mendocino a mendocino. Pero no importa, se va a tener que sentar en el estrado y votar; y con ello tendrá que definir. ¡Ojalá Dios lo ilumine, porque detrás de esa decisión muchas cosas están en juego en la República Argentina!

Para finalizar, vaya mi homenaje —mi último homenaje— a los 36 votos que hoy, con hidalguía, con autonomía y con independencia, le han dicho al país que el poder tiene límites en la República Argentina'".

Sobre el voto de Julio Cobos

Consultado por el matutino mendocino Los Andes acerca del posible retorno de Cobos a la UCR, luego de su voto en el Senado, Sanz contestó:

"'La UCR tiene un proyecto que es autónomo e independiente de Kirchner y ese proyecto es construir una alternativa política al oficialismo.

Si la actitud de Cobos del jueves en la madrugada tiene que ver con una conducta habitual que va en el sentido de diferenciarse del kirchnerismo, bienvenido sea Cobos y habrá que revisar todo lo que haya que revisar dentro del radicalismo para que no haya ningún obstáculo para estar dentro de un mismo ámbito político. Ahora bien, si lo de Cobos fue una conducta puntual en un tema puntual, pero piensa seguir formando parte del Gobierno y a la vez construir una alternativa, no podemos compartir el mismo espacio.

La palabra no la tiene la UCR. La palabra la tienen los radicales K y está en ellos definir de qué lado quieren estar. No se puede estar dentro del Gobierno y construir una alternativa a él'".

[3]

El 25 de julio Ernesto Sanz brindó una conferencia de prensa en el Comité Provincial de la UCR de Mendoza, junto con el titular del Comité Nacional, el senador Gerardo Morales. En dicha conferencia ambos dirigentes dejaron en claro que no hubo ningún tipo de contacto con Julio Cobos ni con los concertadores, y afirmaron que sólo podrán volver al partido “los que respeten a las autoridades actuales y los que no formen parte del kirchnerismo, Lo importante es que tengan claro qué somos: oposición". También se dijo que el radicalismo no pidió que Cobos renuncie ni que tampoco la irán a buscar “corriendo porque ahora es popular”. En el mismo sentido, Morales afirmó que Cobos no debía renunciar sino “llevar racionalidad al gobierno nacional”.

La reunificación de la UCR de Mendoza

En vistas a consolidar su candidatura a la reelección como Senador Nacional por Mendoza en 2009, Sanz comenzó a gestar un acuerdo con el cobismo para que la UCR y el CONFE lleguen juntos a los próximos comicios. En una entrevista de Los Andes[1] afirmó que "Para recuperar Mendoza, la UCR debe compartir el mismo espacio con Cobos". Al abrir el paraguas, Sanz anunció que “la realidad del país nos va a obligar a los sectores de la oposición a tener coincidencias mucho más rápido y más profundamente que lo esperado”. Sostuvo que "hoy hay que construir una alternativa que fundamentalmente equilibre el poder en la Argentina", y que para los radicales "es muy caro el deseo de recuperar la provincia en 2011, y para recuperar la provincia está claro que debemos compartir el mismo espacio. Ya sea dentro de un mismo partido, en una coalición de partidos, en un acuerdo, en lo que fuera". En ese tono aclaró: "en la Nación y en Mendoza mi adversario es el peronismo gobernante"; "para saber cuál es el camino hay que mirar cómo está gobernando el peronismo la provincia y darse cuenta de que los mendocinos necesitan que el radicalismo vuelva al poder, pero unido y fortificado". Por último, refiriéndose al planteo de Rodolfo Terragno y parafraseando a Martin Luter King dijo: "sueño con que en algún momento todos los que han tenido un tronco radical puedan estar en un proyecto. Por eso no lo circunscribo sólo a Cobos. El panradicalismo es Carrió, López Murphy, Stolbizer (...) Me cansé de hacer elucubraciones opositoras mientras los Kirchner todos los días acumulan poder para consolidar un sistema ajeno a todos nosotros". Concretamente el 10 de diciembre, en declaraciones periodísticas que reprodujo la agencia de noticias DyN, Sanz pidió la "unión radical", aceptando que fogonea el retorno de Julio Cobos y sus seguidores porque la UCR reunificada "puede ser una alternativa muy necesaria” para la provincia.

El acuerdo fue duramente criticado por el ex-gobernador (y compañero de fórmula de Sanz en 2007) Roberto Iglesias, quien afirmó que los cobistas "nunca se arrepientieron ni reconocieron que se equivocaron", y culpó al radicalismo bonaerense de "querer traer entre gallos y medianoche a Cobos, como trajeron entre gallos y medianoche a Lavagna".

Referencias

  1. Página de Ernesto Sanz en el Senado de la Nación
  2. Video de Youtube
  3. Entrevista de Los Andes
Obtenido de "Ernesto Sanz"

Wikimedia foundation. 2010.

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