Francisca de Orleans

Francisca de Orleans

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Francisca de Orleans.

Francisca Isabel Luisa María de Orleans (en francés Françoise Isabelle Louise Marie d'Orléans; París 25 de diciembre, 1902 - París, 25 de febrero, 1953) fue princesa de Francia por nacimiento y princesa de Grecia y Dinamarca por matrimonio.

Biografía

Familia

La princesa Francisca de Orleans era la segunda hija del duque de Guisa (1874 – 1940), pretendiente orleanista al trono de Francia, y de su esposa, la princesa Isabel de Orleans, duquesa de Guisa (1878 – 1961). Francisca es a su vez hermana de Enrique de Orleans, conde de París (1908 – 1999), considerado por los monárquicos orleanistas el rey Enrique VI de Francia.

Infancia

Tras el nacimiento de Francisca, su padre, el duque de Guisa, no era todavía el jefe de la Casa de Orleans y por ello no se le aplicaba la ley de exilio votada por el parlamento francés en 1886. La princesa pasó sus primeros años en el palacio familiar de los Orleans en Nouvions-en-Thiérache. En 1909 los duques de Guisa decidieron irse a vivir a Marruecos como colonos, comprando sin dificultad grandes extensiones de tierra a las autoridades de la zona. La familia se instaló en Larache y adoptó el pseudónimo de Orliac.

En Marruecos los pequeños Orleans llevaron una vida bastante libre; de su educación se encargó personalmente su madre, la duquesa de Guisa, pudiéndose considerar bastante flexible para los cánones de la época. Cada año los duques visitaban a sus parientes en Europa y dejaban a sus hijos al cargo de otros parientes en sus fincas familiares.

Francisca aprovechaba el tiempo libre para aprender a montar a caballo, y llegaría a ser una excelente amazona. Con el tiempo se convirtió en la única mujer a la que se le permitió entrenar en la Escuela Romana de Caballería de Tor di Quinto.

Durante los años 1920, tras sucesivas muertes en el seno de la familia Orleáns, su padre pasó a ocupar el segundo lugar en el orden sucesorio a la corona de Francia. Este cambio en su situación dinástica le obligó regresar a Europa, y los Guisa se instalaron en Bélgica, en Manoir d’Anjou. Pese a todo, pasaron largas temporadas en sus propiedades marroquíes.

Matrimonio

El 11 de febrero de 1929, en Palermo (Italia), se convirtió en la segunda esposa del príncipe Cristóbal de Grecia (1889 – 1940), viudo de la multimillonaria norteamericana Nancy Stewart e hijo menor del rey Jorge I de Grecia (1845 – 1913) y de su esposa Olga Konstantínovna Románova, reina de Grecia (1851 – 1926). Cristóbal era nieto del rey Cristian IX de Dinamarca (1818 – 1906), conocido como el « abuelo de Europa » por los numerosos y fabulosos matrimonios de sus descendientes con casi todas las dinastías europeas; por ello el príncipe Cristóbal era sobrino o primo de la mayor parte de las monarquías del continente.

Su marido era trece años mayor que ella y viudo, pero tras la muerte de su primera esposa había heredado una cuantiosa fortuna. Desde el exilio de la familia real griega, causado tras el desastre de la guerra greco-turca, el príncipe Cristóbal residía entre Roma y Palermo. Alto, calvo y poco agraciado, Cristóbal de Grecia suplía estas carencias con un excelente sentido del humor y su mecenazgo a numerosos artistas.

En 1939 nació el único hijo de los príncipes Cristóbal y Francisca, el príncipe Miguel, príncipe de Grecia y Dinamarca. Miguel de Grecia es actualmente un reconocido escritor e historiador que está casado con la artista griega Marina Karella (1940); este matrimonio, que es morganático por ser los cónyuges de diferente rango, apartó al príncipe de sus derechos sucesorios al trono heleno.

Tras la boda la pareja fijó su residencia en la Villa Anastasia, la residencia siciliana del príncipe Cristóbal, llevando una vida ociosa y casi carente de obligaciones oficiales, hasta que un día el administrador de la fortuna del príncipe se fugó con todo el dinero dejando a la pareja en la ruina. Para sobrevivir la pareja decidió reducir considerablemente su estilo de vida, y abandonaron definitivamente Villa Anastasia, y se instalan en el hotel Excelsior de Roma.

Dadas las circunstancias, la princesa Francisca se vio obligada a pedir dinero a su padre e incluso llegó a trabajar de modelo de fotografía publicitaria, hecho éste que supondría un verdadero escándalo entre su círculo de conocidos.

En noviembre de 1936 Francisca y Cristóbal de Grecia participaron, junto con los otros miembros de la familia real griega, en las ceremonias organizadas con motivo de la restauración de la monarquía en Grecia. El acto más emotivo fue el del entierro de los restos del rey Constantino I, su esposa Sofía de Prusia, reina de Grecia y su madre Olga Konstantínova Románova, reina de Grecia, fallecidos todos ellos durante el exilio y, por orden del rey Jorge II de Grecia, repatriados para recibir sepultura en el cementerio real de Tatoi.

Poco después, a causa del inicio de la Segunda Guerra Mundial, el príncipe Cristóbal viajó a Atenas para entrevistarse con su sobrino el rey Jorge sobre los acontecimientos que sacudían entonces Europa. Durante este viaje el príncipe Cristóbal contrajo un absceso pulmonar que lo llevó a la tumba en unas semanas. Informada del estado de salud de su esposo Francisca intentó llegar lo más rápido posible a Atenas, pero cuando llegó sólo puede asistir, impotente, al entierro del príncipe en Tatoi, en compañía de su hermano el conde de París y numerosos miembros de la familia real helena.

Viudedad

Viuda y más arruinada que nunca, la princesa Francisca buscó nuevas formas de ganarse la vida. De paso por París vendió a la casa Guillomet el aderezo de turquesas que recibió en herencia de su suegra, la reina Olga de Grecia, en el día de su boda con Cristóbal.

Abiertamente contraria al régimen fascista italiano, la princesa decidió abandonar Italia y se instaló en Atenas con el fin de hacer de su hijo, el pequeño príncipe Miguel, un príncipe griego tal y como era el deseo de su esposo, pero el rey Jorge II le adviertió de la inminente guerra con Italia y le recomendó que buscase un refugio más seguro. Francisca decidió regresar a Marruecos al amparo de su propia familia.

En el palacio de Larache, Francisca se reencontró con su familia. Allí estaban presentes sus padres y su hermana Isabel de Orleáns, condesa de Harcourt, con sus hijos, también refugiados de la guerra. Pero a penas llegada al protectorado español, una nueva desgracia sacudió la vida de Francisca y los Orleáns: apesadumbrado por la derrota francesa ante la Alemania nazi, el padre de la princesa, Juan de Orleáns, duque de Guisa, falleció el 25 de agosto de 1940.

La suerte de Francia se convirtió en una de las preocupaciones principales de la princesa. Mientras que la mayoría de los miembros de la familia Orleáns depositaba su confianza en le mariscal Pétain, Francisca se decantaba por el general Charles de Gaulle como el único capaz de salvar el país. Esta división en el seno de la familia se hizo gradualmente más patente, hasta el punto de que Francisca y su hijo abandonaron Larache y se instalaron en Tánger. Ante la ruina económica en la que se encontraba, y tras fallidos intentos de llegar a Inglaterra, la princesa Francisca se reconcilió con su familia y volvió a la casa de su madre en Larache.

En el otoño de 1944 la duquesa viuda de Guisa comunicó a sus hijos que sus ingresos no le permitían darles cobijo a todos, por lo que debían abandonar el palacio de Larache. La princesa Francisca de Orleáns decidió instalarse en el hotel Miramar de Málaga. La vida bajo el régimen del general Franco no era brillante, pero las finanzas de la princesa se vieron fortalecidas tras la guerra. Recibió la parte de la herencia de su padre que le correspondía y liquidó las últimas propiedades de su marido en Palermo y Roma.

Últimos años

En 1948, la princesa Francisca abandonó Andalucía. Como no pudo ir a Grecia a causa de la guerra civil que sufría en aquel entonces el país y el gobierno británico le denegó el permiso de residencia en el Reino Unido, tanto ella como su hijo Miquel se instalaron en París, donde fueron recibidos por su hermana Isabel de Orleáns y su segundo marido, el príncipe Pierre Murat. En su residencia francesa la princesa se encerró en sí misma y limitó al máximo sus contactos con el exterior, siendo escasas sus apariciones públicas. Poco a poco se sumió en un estado depresivo hasta su muerte, que le sobrevino en 1953.

Los funerales por la princesa Francisca de Orleáns, princesa de Francia, Grecia y Dinamarca, se celebraron en la Capilla de San Luís de Dreux, pero su cuerpo reposa en el cementerio real de Tatoi, cerca de Atenas, junto a su esposo.

El príncipe Miguel de Grecia, huérfano con tan sólo 14 años, pasó a vivir bajo la tutela de su tío Enrique de Orleáns, conde de París, si bien nunca perdió el contacto con la familia real griega de cuyos actos y celebraciones familiares siempre ha estado presente.

Bibliografía

• Christopher of Greece (1938). Memoirs of HRH Prince Christopher of Greece.. Londres: The Right Book Club..
• Michel de Grèce et Henri d'Orléans, comte de Paris (1996). Mon album de famille.. Perrin. ISBN: 2-262-01237-7.
• Michel de Grèce (2004). Mémoires insolites.. París: Xo.. ISBN: 2845631863.
• Isabelle, comtesse de Paris (1978). Tout m'est bonheur. París: Éditions Robert Laffont, Col. Vécu. ISBN: 2-221-00107-9.
• Mateos Sáez de Medrano, Ricardo (2004). La familia de la Reina Sofía.. Madrid: La Esfera de los Libros.. ISBN: 84-9734-195-3.

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