Francisco de Paula Santander

Francisco de Paula Santander
Francisco de Paula Santander
Francisco de Paula Santander

10 de marzo de 1832 – 1 de abril de 1837
Predecesor José María Obando
Sucesor José Ignacio de Márquez

7 de diciembre de 1819 – 20 de febrero de 1827
Predecesor Simón Bolívar
Sucesor Domingo Caycedo

Datos personales
Nacimiento 2 de abril de 1792
Villa del Rosario de Cúcuta, Virreinato de Nueva Granada
Fallecimiento 6 de mayo de 1840 (48 años)
Bogotá, República de Nueva Granada
Padres Don Juan Agustín Santander y Colmenares
Doña Manuela Antonia de Omaña y Rodríguez
Cónyuge Nicolasa Ibáñez
Profesión Militar, jurista y político

Francisco José de Paula Santander (Villa del Rosario, 2 de abril de 1792[1] - Bogotá, 6 de mayo de 1840) es un estadista, jurista, revolucionario, militar y político, prócer de la Independencia de Colombia.[2] Participó en la Guerra de la independencia. Jugó un papel determinante en la Batalla de Boyacá y fue ascendido por Bolívar al rango de general de división.

Es conocido como "El Hombre de las Leyes".[3] y el "Organizador de la Victoria". Fue Vicepresidente de la Gran Colombia en el período de 1819-1827 (encargado del poder ejecutivo) y Presidente de Nueva Granada entre 1832 y 1837.

Su padre fue Don Juan Agustín Santander y Colmenares -quien había sido gobernador de la Provincia de San Faustino de los Ríos y cultivador de cacao en sus posesiones rurales- y su madre Doña Manuela Antonia de Omaña y Rodríguez.[4]

Contenido

Primeros años en su carrera militar

General Santander. Boceto de Helen Bedout, 1819.

Sus Padres fueron Don Juan Agustín Santander y Colmenares y Doña Manuela Omaña. Su infancia transcurrió en la comodidad de las haciendas de café, caña de azúcar y cacao que poseía su padre, quien fue gobernador de la Provincia de San Faustino de los Ríos, y descendía de una antigua familia de militares y funcionarios.

En 1805 viaja a Bogotá a estudiar en el Colegio Mayor de San Bartolomé. Obtiene la Beca bartolina en 1805 y el grado de Bachiller en Filosofía en 1808, casi culminando sus estudios de Derecho en la Universidad Santo Tomás, en el año 1810, cuando en las calles lo sorprende la Guerra de Independencia.

Ingresó como recluta voluntario en las filas patrióticas y recibió el rango de subteniente-abanderado del batallón de guardias nacionales. Fue parte de la Inspección Militar, de la comisión de Guerra en la Junta Suprema y colaborando con Antonio Baraya en la campaña del Norte y en la guerra de la federación contra las fuerzas centralistas de Cundinamarca después de haber anexado Mariquita en sus filas, siendo ascendido sucesivamente a teniente y capitán, en menos de un mes (1812) fue herido y hecho prisionero durante el asedio a Bogotá por las fuerzas centralistas al mando de Antonio Nariño, quien lo libera para enviarlo a servir en la campaña del general Bolívar en el norte. En 1813, ya ascendido a sargento mayor, Bolívar le encomendó la defensa de los valles de Cúcuta, donde fue vencido por los realistas aunque les provocó un verdadero dolor de cabeza y tuvo victorias a pesar de la inferioridad cuantitativa o cualitativa, defendiendo o recapturando los valles de Cúcuta y parte de Venezuela, hasta la batalla de Cachirí donde mandó la vanguardia y la descubierta, y donde el general Custodio García Rovira gritó "Firmes, carajo", tras lo cual se vincula a la guerra en Venezuela haciendo y acompañando a Bolívar en la campaña de los Llanos de Caracas, además de hacer la de Barinas, de la Guayana o Apure, y contiendas como Fuerte Brión, hato del Yagual, Achaguas, Bancolargo, Guayabal, Calabozo, El Sombrero, La Puerta, Barbacoas, Acurén, Ortiz, el Rincón de los Toros y otras.

En 1813 Santander no participó en la Campaña Admirable, permaneciendo en la población de La Grita, que había capturado por asalto, en apoyo al coronel Manuel del Castillo el cual se declaró en rebeldía en una campaña que desafió cualquier cálculo racional, pero se apartó, quedó sorprendido por el genio de Bolívar y cubrió tenazmente la retaguardia, como debía hacerlo en caso de derrota, cuando la campaña terminó en estrepitoso fracaso por factores como la logística, la contraofensiva de los batallones españoles o la falta de entusiasmo de la juventud comparada con la neogranadina. En 1814 se convierte en coronel y desde 1816 participa en el repliegue del ejército libertador en los llanos, si bien dura poco en la comandancia de este ejército debido a la resistencia de los soldados llaneros a ser dirigidos por un militar ajeno a la región y que previamente había rechazado por considerarse incompetente para dirigir a los llaneros rebeldes a la disciplina militar. Pero entonces de acuerdo con el nombramiento de Páez enterró su espada en el suelo, declaró que prefería morir con ella enterrada antes que consentir que el nombramiento no fuera hecho adecuadamente y se ganó cierto respeto que también ganaría luchando al lado de Páez. Fue comandante de la segunda brigada de caballería, venciendo en El Yagual donde fue crucial, cargó violentamente y también lucharía lanza en mano en la campaña de los Llanos. En 1818 es ascendido a general de brigada, y con experiencia como oficial de Estado Mayor y comandante, mandando entre otros los batallones "Piar", "Apure" y "Bajo Caroní", la 2a brigada de caballería o la 1a división de línea del Bajo Caroní se le encomienda reorganizar las fuerzas en Casanare para la ofensiva final.

Después de acciones como Termópilas de Paya, Pantano de Vargas o Gámeza, donde fue herido al frente de las tropas, y el cruce de Pisba, con su ejército fue la pieza definitiva en el triunfo de Bolívar en la Batalla de Boyacá en 1819, donde rodeó al enemigo, lo persiguió y lo aplastó evitando que pudiera reorganizarse; se le premió con el rango de general de división, y es desde ese momento en que recibe el título de "Organizador de la Victoria" por la forma como logró estructurar y disciplinar las filas que tres años atrás le habían dado la espalda, y las había convertido en el ejército más efectivo de los que participaban en las batallas de la independencia. Además de comandante de compañía, de batallón, de brigada y de división, antes de ser relevado del mando para asumir la Vicepresidencia y el Poder Ejecutivo en ausencia del Libertador, era comandante del cuerpo de ejército de vanguardia, con la artillería y los batallones “Cazadores” y “1° de Línea”, los ingenieros, la compañía de carabineros, el escuadrón “Dragones”, los Guías del General, los regimientos “Lanceros Nº 1” y “Lanceros Nº 2”, el escuadrón “Invictos de Arauca”, el escuadrón “1° del Meta” hasta incluir la división de vanguardia y la división de retaguardia y, posiblemente, habría podido ser jefe de Estado Mayor del Ejército Libertador en el Perú cuando "Electo Vicepresidente de Colombia, a la sazón de hallarme en Bogotá a más de 100 leguas de Cúcuta, formé la resolución de renunciar el destino y acompañar al general Bolívar en calidad de Jefe de Estado Mayor General del Ejército Libertador en Quito, como me lo había ofrecido. Me puse en marcha para Cúcuta a hablar con el general Bolívar, que debía venir de Maracaibo, y llegamos casi simultáneamente. Le impuse al efecto de mi resolución […] Bolívar me manifestó su resolución de irse a la Campaña del Sur renunciando a la Presidencia: le obligaba a ello su convicción de no poder gobernar con la Constitución decretada por el Congreso, su genio que lo llamaba al campo de batalla, y los disgustos que le habían causado personalmente en algunas sesiones del mismo Congreso. No pude, ni debía convenir en que no aceptase la Presidencia, e hice todos los esfuerzos imaginables por disuadirlo de tan fatal resolución. Al fin me intimó que la aceptaría si yo aceptaba la Vicepresidencia, y de ningún modo en el caso contrario; a tan fuerte condición, de la cual me hizo un grato recuerdo en carta de Lima que existe en mi poder, yo no debía resistir; aceptamos nuestros nuevos destinos y prestamos juramento correspondiente; él partió de Cúcuta para Bogotá a disponer los preparativos de su campaña, y yo empecé a ejercer las funciones del gobierno auxiliado de los conocimientos y respetabilidad de los secretarios nombrados a solicitud mía, y para cuya admisión los había interesado particularmente".

La vicepresidencia de la Gran Colombia

Testamento de Francisco de Paula Santander.

Conseguida la independencia es elegido Vicepresidente de Cundinamarca, estado de la Gran Colombia, que por ese entonces incluía todo el territorio de la actual Colombia, y desde esta oficina fue el encargado de hacer valer y respetar a las nuevas autoridades republicanas, que eran vistas por muchos como un intento más de independencia que sucumbiría a la metrópoli como le había ocurrido a la Patria Boba. Luego de conseguir el consolidamiento de la autoridad en el territorio de la Nueva Granada, fue ascendido a la vicepresidencia de toda la Gran Colombia en 1821, un cargo que había sido desempeñado infructuosamente durante esos dos años por Francisco Antonio Zea, Antonio Nariño, José María del Castillo y Rada y Germán Roscio, y cuya dificultad radicaba en que acarreaba la jefatura del Estado y del gobierno del país debido a la ausencia del presidente titular, Simón Bolívar, por las guerras de independencia de Ecuador, Perú y la futura Bolivia.

Las peticiones de Bolívar para que le fueran proveídos los dineros y soldados que éste necesitaba para la campaña en Perú no fueron posibles de atender, al menos inicialmente, por Santander, toda vez que se trataba de ayudar en una guerra ya en ese momento por fuera de las fronteras de la Gran Colombia, es decir, en el extranjero. Santander estaba atado para justificar legalmente dicha ayuda, ya que el artículo 128 de la Constitución de Cúcuta sólo aplicaba para casos de Conmoción Interior, razón por la que se daba prioridad a organizar las fuerzas de la República contra posibles reconquistas que llegasen del norte. No obstante, conciente de la urgencia de acudir en la ayuda del Libertador (ya que de todas formas si no se liberaba Perú habría riesgo de invasión a Colombia por el sur), Santander emprendió ingentes esfuerzos ante el Congreso de Colombia para que le aprobaran una ley necesaria para proveer lo solicitado por Bolívar. Santander en una de sus cartas a Bolívar le hace claridad sobre su compromiso con la causa, pero también le pone por delante el espíritu de legalismo que debía regir en la República:

...Basta por ahora: entretenga usted la guerra seis meses y yo le ayudaré superabundantemente con lo que le pediré al congreso. Con leyes que me escuden hago yo diabluras.[5]

Varios mensajes con caracter de urgencia envió Santander al Congreso; en su primer mensaje en 1824 había dicho:

Yo he indicado al congreso la necesidad de defender la República, haciendo la guerra en el Perú, y ahora no debo insistir en alegar otras razones que las que expone el Libertador.[6]

En un segundo mensaje al Congreso de 1824:

La República de Colombia, a la vanguardia de la revolución en el mundo físico y moral, es el blanco de las empresas militares y debe ser el de las maquinaciones secretas de todos nuestros enemigos. Los españoles, apoderados del Perú, sabrán sacar de sus pueblos los recuros inmensos que siempre encuentran la violencia y la arbitrariedad, y aparecerán en el sur de Colombia con una fuerza que sea capaz de ofrecerles la esperanza de obtener ventajas.

El hombre que declaraba que con leyes que lo autorizaran podía hacer diabluras, dirige estas frases, como pocas en la historia, ricas en tanta significación:

El gobierno está persuadido íntimamente de la necesidad de cubrir nuestra frontera del sur y de hacer la guerra en el Perú contra los enemigos que tarde o temprano tendríamos que combatir dentro de nuestro territorio, pero creo también que levantar 16000 soldados para el sur, armados y equipados, y conducirlos, a la vez que las fronteras del Atlántico deben asegurarse igualmente, es obra que la República no puede resistir sin quedar desierta y empobrecida. El gobierno no vacila en que debe abrazar ese partido si él es necesario para salvar nuestro territorio, nuestras vidas y dejar a la posteridad patria y libertad. Entre el patíbulo y una muerte gloriosa no hay elección; entre la libertad y la esclavitud, no hay medio; o hacemos todos, por la defensa de Colombia, cuantos sacrificios exija su salud política o resolvámonos a morir en la ignominia, cargados de las maldiciones de nuestra posteridad y de la del mundo filósofo.[7]

Nada más alejado del sentimiento de mezquindad que tanto entonces como hoy se ha querido endilgar al Arquitecto de la República. Finalmente los apoyos económicos y militares que Bolívar le solicitaba para la campaña de liberación del Perú terminaron llegando a pesar de las necesidades, la economía o la amenaza de la Santa Alianza y obteniendo la aprobación legislativa, sin la cual la independencia de América siempre estaría en riesgo como él mismo declaró al Congreso.

Respecto el empréstito inglés, Bolívar (envenenado contra Santander por trastornadores del régimen constitucional) nunca aprobó los "manejos turbios" de dicho empréstito, entre otras cosas necesario para el levantamiento de la marina, y el "clientelismo con el que Santander repartía puestos y beneficios para sí mismo y sus partidarios". Santander se vindicó en repetidas ocasiones, aún despúes cuando ya no tuvo el poder público; él mismo instó a sus enemigos y detractores a que le acusaran y formularan cargos, pero no sólo no respondieron sino que respondió a todo con documentos y pruebas, entre ellos un extenso manifiesto que publicó en 1827 y del que aquí se citan apartes:

[..]Yo me admiro, cómo hay hombres de mediana razón que, debiendo saber cuál fue el producto líquido de la negociación del empréstito de 20 millones de pesos [..] hayan esperado que las cajas públicas estuviesen todavía llenas con estos caudales [..] después de haber deducido del líquido producto de la negociación los intereses de dos años, no sólo por los 20 millones contratados por Arrubla y Montoya, sino por los 10 millones del señor Zea; las deudas de Hamilton, D'evereux, Thompson y otros extranjeros [..] el apresto y costo de envío de auxilios al Perú [..] la adquisiciónde buques de guerra, fusiles, cañones y otros efectos militares; el pago de sumas considerables en Venezuela, Zulia, Magdalena, Istmo, etc, [..] el préstamo a los agricultores de Venezuela y Maturín; [..] aunque en sus cajas no tenga hoy un peso de fondos del empréstito, puede contar con la suma de 3 a 4 millones de fuertes que le debe el Perú, dos millones de la casa de Goldsmith, trescientos mil pesos los agricultores de Venezuela y Maturín, más de cien mil pesos la casa de moneda de Bogotá, y cerca de 200 mil los que recibieron letras de cambio [..] producto líquido del empréstito, y algún día la República podrá disponer de ellos si el gobierno toma el interés que le compete en el negocio.[8]

Según Alirio Gómez Picón sobre Santander: "...El Congreso se instalará […] preparada la nota sobre refuerzos al Perú […] y que por lo menos le mandaré 4.000 hombres buenos y casi la mitad viejos de la guardia. Esto por lo pronto. La suerte del Perú está identificada con la de Colombia; la de la América del Sur depende del éxito de usted en el Perú y la suerte de usted me interesa…" […] "No puede usted figurarse […] mi general […] ¡Qué horrible es gobernar una República naciente, donde sus instituciones son como para una nación vieja […] ciudadanos envidiosos unos e ignorantes otros […] libertad de hablar y escribir ilimitadamente […] godos, zambos, provincialistas, demonios y diablos! Vaya que este mi noviciado me tiene con canas […] mayoría de ingratos que resfriarán el patriotismo más depurado, si no tuviera uno que acudir a la filosofía" […] insistiendo en decretarse el aumento del ejército […] invasión exterior, "o para auxiliar al Perú", por las comunicaciones del Libertador de que habló por separado especialmente […] agotó las razones para apoyar pedimentos de Bolívar" […] ya restablecido de alguna dolencia, seguía ocupado con el Congreso y con los auxilios para el Perú. Se alistaba contingente para pasar al Istmo, y envió con anticipación a Guayaquil fusiles, municiones y efectos de marina […] vestuario. Podía anunciarle como hecho que por Panamá irían de cuatro a cinco mil hombres armados y equipados, mitad veteranos, mitad reclutas que se reunirían en Guayaquil a mil más del Istmo y Cauca, a tiempo que por vía de Pasto irían al menos dos mil, y además dos mil y pico que conforme a la ley debería dar Quito. Es decir una fuerza de diez mil hombres, que con dos mil que se debería recibir, daba un total de doce mil. Era cuanto podía hacer hasta el momento ceñido a las disposiciones legales que aquel podría ver en "La Gaceta" […] agregar […] 200 llaneros que procedentes de Apure se embarcarían en La Guaira para seguir al Istmo […] "…aprobación de los coroneles que en virtud de la misma ley de 9 de octubre he previsto en el ejército que bloqueó y rindió Puerto Cabello" […] Mientras el Congreso estudiaba consultas y resolvía dudas constitucionales, el Vicepresidente tomaba todas las medidas conducentes para que se aligerara el embarque de tropas y elementos de guerra. Daba cuenta al Libertador de cómo se estaba procediendo y terminaba diciendo el 29 de mayo: "El Congreso de Colombia tiene acreditado ya el interés que toma en la suerte de la de América, en la seguridad de Colombia y en el más brillante éxito de la comisión que V.E. ha tomado a su cargo; y la resolución de auxiliar al Perú por los términos que he expuesto” […] sin los auxilios que él consiguió al cabo de laboriosas gestiones ante el Congreso, aquel no hubiera podido hacer nada como fue el primero en sostenerlo. Un aporte de 15.000 colombianos con armas, municiones y uniformes".

Es interesante observar el gobierno, la administración y el estado. Y además de improvisar y exigir recursos para hacer la guerra al tiempo que reconstruía el país, llegando a escribirle a Bolívar que "hoy me he convertido en Arismendi", y Joaquín Tamayo sostiene que "Para darnos cuenta de la magnitud de la obra santanderista, basta examinar las circunstancias pecuniarias de la Nueva Granada en 1820: el desagrado de sus habitantes a pagar la campaña de Venezuela. El Ejército Libertador se cubría de gloria, mas esa sucesión de triunfos fue posible porque había en el gobierno un hombre lo suficientemente poderoso para satisfacer exigentes necesidades, cobrar los impuestos, y a mano fuerte –llegado el caso– sacar de donde no existía 10 o 20 mil pesos para alimentar a los guerreros. Se ha dicho que Santander fue el burócrata perfecto, mezquino y avaro, pero se olvida que la guerra de la Independencia se hizo como todas las guerras del universo, con dinero, y nada más difícil que convencer a los contribuyentes […] No se engañó Santander respecto a los santafereños. Jamás le perdonaron que tomara sus onzas para vestir al Ejército Libertador, y fue tal su odio, que todavía a fines del siglo XIX le cubrieron de agravios los descendientes remotos de esos comerciantes de Santa Fe", en esta vicepresidencia sostuvo enfrentamientos desde su pasquín El Patriota con Antonio Nariño y su proso de ejercer, toda vez que Santander consideraba la Libertad de Imprenta como puntal de la democracia republicana.

Injusta imputación en los hechos de la Noche Septembrina

Siempre se le vinculó con el asesinato de Antonio José de Sucre y con la conspiración que pretendió la muerte de Bolívar. Para cuando fue asesinado Sucre, Santander ya se encontraba exiliado en Europa, a donde partió desde los calabozos de Bocachica en Cartagena en 1829. Dicha muerte le convenía más al General Juan José Flóres, por cuanto le representaba una amenaza a sus ambiciones presidenciales en Ecuador. En el caso de la Conspiración Septembrina, nunca se le demostró participación a Santander, pero fue objeto de un juicio sumario en el que, entre otras irregularidades, se le violó su debido proceso, se le negó tanto la posibilidad de un abogado de oficio como de contratar uno privado, y para completar se nombró a su peor enemigo político como juez "imparcial" (Rafael Urdaneta), Ministro del Interior de la época. Sólo hasta despúes de la muerte de Simón Bolívar, se pudo conocer en su totalidad el Proceso, en el que se comprueban estas y otras injusticias contra el Hombre de las Leyes.

El atentado a Bolívar fue el resultado de una cadena de sucesos: Luego del fracaso de la Convención de Ocaña, el 28 de agosto de 1828 Bolívar abroga la constitución y elimina el cargo de Vicepresidente; el 14 de septiembre (11 días antes de la nefasta noche), se le comunica a Santander su nuevo nombramiento como ministro plenipotenciario ante los Estados Unidos. Ya entonces se gestaba un movimiento clandestino de dos facciones, para deponer a Bolívar; una de las facciones de corte moderada y civilista, que deseaba restaurar la institucionalidad y la Constitución de Cúcuta, vigente hasta entonces; la otra facción, radical, comandada por el militar venezolano Pedro Carujo, quienes iban por la vía de las armas.

Dice Posada Gutierrez (Memoria histórico-políticas) que "Santander, aunque alma y centro de la oposición a Bolívar, no sólo no tuvo parte en la conjura, sino que trató de estorbarla e impedirla". Santander estaba enterado evidentemente, pero en una sin salida ya que, no podía denunciar o hacer desistir a los conspiradores, ni tampoco (al menos no directamente) advertir a Bolívar porque significaba un reconocimiento tácito de la Dictadura y por tanto un acto de subordinación para con alguien que ocupaba ilegítimamente el poder absoluto.

De haber sido Santander el cerebro del atentado a Bolívar, habría aprovechado para salir del país y ponerse a cubierto si "algo salía mal". Incluso salvó a Bolívar de morir asesinado en al menos dos ocasiones, una de ellas en el Teatro Coliseo de Bogotá (hoy Teatro Colón de Bogotá), y la otra precisamente el 21 de septiembre, cuando estando el Libertador en Soacha, el Héroe le impidió al belicoso Pedro Carujo llevar a término tan nefando propósito. Santander, como cabeza de la oposición, deseaba restablecer el orden constitucional que Bolívar había quebrado al convertirse en Dictador, pero no usando la violencia sino el movimiento popular pacífico. Tan seguro estaba Santander de su inocencia en los hechos del 25 de septiembre, que voluntariamente se presentó a descargos, luego de lo cual fue apresado y confinado a la Biblioteca Nacional.

Se ha creído erróneamente que la conspiración fue organizada por liberales neogranadinos. Lo cierto es que entre aquellos se encontraba el que sería uno de los fundadores del Partido Conservador Colombiano, Mariano Ospina Rodríguez, y por supuesto el coronel Pedro Carujo, principal dirigente en el atentado y quien personalmente iba a la cabeza del grupo de al menos 20 hombres que ingresó aquella noche al Palacio de San Carlos buscando la cabeza del Libertador. De manera que el trasfondo político de esta celada, organizada básicamente en su mayoría por jovenes estudiantes, era mucho más complejo.

Sobre el fusilamiento de José María Barreiro

Se afirma también que en una mañana de 1819, con "una frialdad que crispaba el alma", sin que le temblara la mano al firmar la orden y sin parpadear, presente ordenó fusilar en la Plaza Mayor al general José María Barreiro con 38 compañeros, no solo temiendo un golpe de mano, sino aplicando la Ley del Talión. Uno de ellos, un civil chapetón llamado Juan Francisco Malpica, que había manifestado satisfacción por las ejecuciones en la época de Terror y se había refugiado en la catedral creyéndose protegido desde donde pronosticó el regreso del Mariscal de Campo Pablo Morillo, previa confesión por un sacerdote, Santander ordenó fusilarlo en el acto. Barreiro era el mismo que derrotado en la Batalla de Boyacá, le envió al general Santander su diploma e insignias de masón de alto grado creyendo que era hermano, pero el general neogranadino solamente respondió: “¡La patria por encima de la masonería!”. Resultan extrañas estas afirmaciones, primero porque el mismo Santander era masón, y segundo porque el fusilamiento de Barreiro y sus compañeros no se llevó a cabo inmediatamente, lo que supone un período de reflexión por parte de Santander. Varias y bien justificadas (teniendo en cuenta la época y lo frágil que estaba la recién lograda victoria independentista) fueron las razones para proceder tan drásticamente: 1. Los soldados que los custodiaban habían sido sus subalternos; 2. Eran visitados por algunas familias principales de Bogotá, simpatizantes de los realistas, que les informaban de la situación militar del Ejército Libertador; 3. Sabían que las armas por el lado del Magdalena sólo ocupaban hasta Nare, que Antioquia no había sido aún liberada, y que la Provincia de Popayán seguía en manos españolas; 4. Recién liberadas sólo algunas poblaciones de Nueva Granada, no había sitio ni guardia que los pudiera tener en custodia; 5. Si se fugaban se reincorporarían al ejército español con todo lo que sabían sobre el ejército libertador, en una situación parecida a la de Puerto Cabello, que cayó siendo Bolívar el responsable por esta plaza; 6. Dado que este era "un gobierno más", porque así suponían muchos, era necesaria una demostración de autoridad para hacer entender que estaba para quedarse, y hacer desistir a posibles simpatizantes de la corona española. Barreiro incluso presumía cuál sería su suerte ya que no esperaba ser canjeado, porque no había prisioneros entre los suyos.

Bolívar, mientras, intentaba ponerle final a la guerra a muerte antes de Santa Ana. Sámano, por otro lado, ejecutó a los prisioneros de Portobelo en la expedición a Panamá (aunque Santander no lo sabía o al menos lo presentía, conocía las ejecuciones en la época de terror, como Torres, entre otros, y la guerra como Gámeza, entre otros), el aparente cruel e injusto acto fue comentado por Bolívar, que le dijo "…Nuestros enemigos no creerán a la verdad, o por lo menos, supondrán artificiosamente que nuestra severidad no es un acto de forzosa justicia, sino una represalia o una venganza gratuita. Pero sea lo que fuere, yo doy las gracias a V. E. por el celo y actividad con que ha procurado salvar la República con esta dolorosa medida…", y por la mayoría de los granadinos, cuando según Laureano García Ortiz: "Santander no era dueño sino del suelo que pisaba, y por esta extensión reducida y por la delgadez e improvisación de sus Fuerzas Armadas, estaba a merced de las empresas del enemigo circundante y de los golpes de mano internos. Más de la mitad de la población granadina, como lo fue la venezolana, era francamente realista, y otra parte lo era ocultamente, en expectativa de la hora propicia para declararse. En la clase alta de Bogotá y entre el numeroso personal de los funcionarios de la Corona, y sus clientes, servidores y favorecidos, predominaban la fe y la decisión monárquica. Para tales gentes, lo sólido y permanente era el Rey; lo pasajero y efímero era la República: la autoridad era inconmovible, la libertad ilusoria. A vista de ellos, Bolívar había venido apresurado a llevarse recursos, en 40 días había recogido todo y con todo se había ido, y de eso darían cuenta también Morillo y Latorre, siempre reforzados desde España y sus Antillas […] Y tal era la realidad y tal la convicción de los militares españoles prisioneros, en libre comunicación e inteligencia con los elementos monárquicos que se ocupaban de preparar el golpe, en combinación con las caballerías de la Sabana”. En un informe para Bolívar, revisaba detalle por detalle su decisión y el efecto, y los "escritos políticos de Santander" recopilado por Jorge Orlando Melo menciona que "El general de división Francisco de Paula Santander, vicepresidente de Cundinamarca, presenta al gobierno de la República y a los pueblos del mundo civilizado los motivos y razones que lo obligaron a ordenar la ejecución de 38 oficiales españoles prisioneros en la campaña de 1819, verificada en la ciudad de Bogotá el 11 de octubre del mismo año. Bogotá, 31 de octubre de 1819".

Cuanto más considero el gobierno de usted, tanto más me confirmo en la idea de que usted es el héroe de la administración americana.
Simón Bolívar en carta a Santander en 1825.[9]

Crisis con Bolívar

Discurso de Francisco de Paula Santander.

Frente al sector civilista que Santander representaba surgió un sector militarista, renuente a aceptar los formalismos constitucionales y legales y temeroso de que el poder jurídico se sobrepusiera al heroísmo militar, en especial el representado por Bolívar. Entonces se formaron los bandos santanderista o civilista y bolivariano o militarista, lo que distanció cada vez más a los dos líderes. Pero lo que sobre todo los distanció, además de la acusación de robarse el empréstito solicitado a Inglaterra hecha indirectamente jugando tresillo, fueron los hechos a partir de La Cossiata tanto a nivel político como personal.

En 1826 tras su regreso victorioso, se confirmó la elección de Bolívar como presidente y Santander como vicepresidente, pero las diferencias habían llegado a ser muy profundas, al punto de que los bolivarianos respaldaban la implantación de la constitución boliviana en la Gran Colombia, constitución que implicaba el carácter vitalicio de la presidencia y la inexistencia de las elecciones, Santander y sus adeptos preferían mantener la constitución que se había firmado en Villa del Rosario. Curiosamente, el 28 octubre de 1827 al recibir la corona cívica el Libertador la tomó en sus manos, manifestó que el pueblo colombiano era el único acreedor a ella, se dirigió al general Santander, colocó la corona en sus sienes y manifestó que: "El Vicepresidente, como el primero del pueblo, merece esta corona".

Presidente de Nueva Granada

Casa de Francisco de Paula Santander.

En 1830 sucedieron la renuncia y muerte de Bolívar y la disolución de la Gran Colombia, y resultando en el poder el sector civilista, se decidió llamar a Santander para que asumiera tras la firma de la constitución de 1832, la presidencia de la república de forma interina. Así mismo, el general fue restituido en sus honores y rangos militares, de los cuales había sido despojado cuando el destierro. La noticia de su elección presidencial la recibió estando en Nueva York, y por esto, pese a ser elegido el 9 de marzo, solo se posesionó al llegar a Bogotá, meses después, el 7 de octubre de 1832.

Santander en el billete de 2000 Pesos en Colombia.

Su mandato interino finalizo el 1 de abril de 1833, pero fue elegido como Presidente de Nueva Granada en propiedad para el cuatrienio siguiente. Durante su administración, apoyado por dirigentes de la talla de Vicente Azuero, su principal colaborador, ejerció una política de carácter liberal, como la que había ejercido siendo vicepresidente de la Gran Colombia. Su gobierno tuvo la responsabilidad de darle la estabilidad necesaria al nuevo Estado y para ello intervino fuertemente en las reformas a la hacienda y la educación, y desarrolló y fortaleció las relaciones diplomáticas del nuevo país.

Educación Pública

Estatua del General Francisco de Paula Santander en Medellín.

La principal preocupación y obsesión de Santander fue la educación pública, pues consideraba que había sido la razón de ser de la revolución y que una nación en formación necesitaba primordialmente hombres capaces de sacarla adelante, y para fortalecerla creó los llamados colegios santanderinos, dedicados no solo a la educación media (la básica se ofrecía en las escuelas) sino a la universitaria con cátedras de teología, filosofía, medicina o derecho. Muchos de los colegios creados en ese tiempo existen todavía, algunos como colegios de educación secundaria y otros como universidades. En total creo 20 "grandes colegios" en las capitales de la mayoría de las provincias. Los colegios fueron creados con un espíritu liberal y laicista, incluyendo un fuerte corte utilitarista, con base en la lectura de Bentham aunque con perspectiva crítica. Decretó universidades, colegios y centros culturales en Venezuela, Cundinamarca y Quito, la Universidad del Cauca y la Universidad Central (actual Universidad Nacional).

Economía

En cuanto a la hacienda y la economía nacional, el gobierno de Santander fue el primero en empezar a desmontar la estructura fiscal de la Colonia, al eliminar los impuestos de alcabala y los derechos de explotación; si bien se mantuvo el monopolio existente sobre el cultivo del tabaco, se promovió su exportación, así como la de café y algodón, y en menor medida la del resto de productos agrícolas del país.

La uniformidad de la moneda y la primera ley que reglamentó la jubilación de los empleados públicos se lograron en 1835. Al terminar su mandato el presidente Santander tenía su casa en orden, hasta el punto que no había déficit, pero parte del cuerpo diplomático nunca le perdonó que redujera los gastos en representación republicana y simple aunque ciertamente majestuosa y elegante.

Relaciones exteriores

General Santander, por Santiago Martínez Delgado.

La preocupación principal de la diplomacia granadina fue la de lograr el reconocimiento de la nación en el exterior. Durante el mandato de Santander se continuó estimulando la marina mercante, se firmó el primer tratado de amistad con el también naciente gobierno de Venezuela (1833) y se logró el reconocimiento de la Santa Sede, convirtiéndose la Nueva Granada en la primera nación de Hispanoamérica en lograr tal reconocimiento (1835). Previamente ya había obtenido el reconocimiento de Colombia por la Gran Bretaña, los Estados Unidos y el Vaticano, lo cual obtuvo con firmeza, y también, además de conseguir el patronato en 1826 amenazó al Papa "con una organización de la Iglesia en forma absolutamente independiente de Roma".

Oposición

El dotar a los colegios de textos del liberal inglés Jeremías Bentham y las medidas abiertamente liberales que empezó a adoptar el gobierno, provocó la reacción de los sectores más moderados de los civilistas, encabezados por el ex vicepresidente José Ignacio de Márquez, que se convirtieron junto a los reductos bolivarianos en la oposición al gobierno, y este conjunto político fue posteriormente llamado el grupo de los ministeriales y finalmente daría origen al Partido Conservador Colombiano. Los sectores más progresistas, encabezados por Vicente Azuero y José María Obando, entre otros, que se quedaron respaldando la gestión de Santander, se convertirían en el Partido Liberal Colombiano. Al mismo tiempo, Santander también ha sido considerado fundador del partido "liberal" y Bolívar fundador del partido "conservador". Curiosamente, Gabriel García Márquez considera a Santander fundador del partido conservador y a Bolívar fundador del partido liberal.

Hechos post gobierno

La muerte de Francisco de Paula Santander en Bogotá.

Rechazando la reelección en la Presidencia, cuando terminaba su mandato no logró unir a sus seguidores en torno de un solo candidato y el triunfo fue para José Ignacio de Márquez. En este periodo Santander se quejaba de fuertes cólicos y los doctores no encontraban razon de sus dolores. Se convirtió entonces en senador y presidente del Congreso de Nueva Granada; así mismo lideró la oposición a Márquez y cuando se preparaba para iniciar su campaña por la reelección, el mismo día de pronunciar un brillante discurso que era típico de su oratoria cayó gravemente enfermo y falleció en la ciudad de Bogotá después de una larga agonía y de delirios. Haciendo su testamento, tuvo un arrepentimiento: "Ojalá hubiera querido a Dios tanto como quise a mi patria".

Su autopsia reveló, además de dos heridas de bala y una de lanza, que murió a causa de cálculos biliares causados al manejar un gran estrés, razón por la cual sentía fuertes cólicos.

Familia

Su padre don Juan Agustín Santander y Colmenares, que también fue capitán de los comuneros en Cúcuta, murió cuando era muy joven. Su tío don José Salvador fue nombrado líder de la insurrección en Táchira. Su padre le pidió a su tío el presbítero don Nicolás Mauricio de Omaña y Rodríguez, que tuvo un papel importante en el comienzo de la revolución, que lo apadrinara en el ingreso al semiespartano Colegio de San Bartolomé, del que era vicerrector. Su madre doña Manuela Antonia de Omaña y Rodríguez murió en 1819 por una vejez prematura consecuencia de la época del Terror, en la que estuvo encerrada en su casa con su hermana, y antes de morir manifestó que estaba feliz de haber vivido lo suficiente para ver libre a la patria, muerte que provocó una tristeza inmensa. Su hermana Josefa, también conocida como "Josefita" contrajo nupcias con el coronel venezolano José María Briceño Méndez, un veterano oficial herido en combate quien era hijo del coronel Pedro Briceño del Pumar, que murió en 1819 en la Guayana, hermano del general Pedro Briceño Méndez y un hermano suyo murió en combate como coronel, otro murió en cautiverio como teniente coronel, otro sobrevivió la guerra como coronel y otro murió desterrado como capellán. Este matrimonio tuvo siete hijos, y los padrinos fueron el general Santander y su pareja Nicolasa Ibáñez. Dejó descendencia.

Gabinete

Vicepresidencia de la Nueva Granada (1819-1821)

Doctor Estanislao Vergara Sanz de Santamaría, secretario del Interior y Justicia. Soldado dr. Alejandro Osorio Uribe, secretario de Hacienda y Guerra. Doctor Vicente Azuero Plata, asesor de Hacienda y auditor de Guerra. General dr. Luis Eduardo Azuola, intendente general de Rentas. General dr. José Miguel Pey, superintendente de la Casa de Moneda.

Vicepresidencia de la Gran Colombia (1821-1827)

Doctor Pedro Gual, secretario de Relaciones Exteriores de 1821 a 1825. Doctor José Rafael Revenga, enviado extraordinario ante la Corte de Londres y secretario de Relaciones Exteriores de 1825 a 1827. Doctor José Manuel Restrepo, secretario del Interior. Doctor José María del Castillo y Rada, secretario de Hacienda. General Pedro Briceño Méndez, secretario de Guerra y Marina de 1821 a 1825. General Carlos Soublette, secretario de Guerra y Marina de 1825 a 1827. Almirante general Lino de Clemente, secretario de Marina de septiembre a noviembre de 1826. Doctor José Félix de Restrepo, representante de la Alta Corte de Justicia en el Consejo de Gobierno.

Presidencia de la Nueva Granada (1832-1837)

Doctor José Ignacio de Márquez, Vicepresidente de 1831 a 1833 y de 1835 a 1837. Capitán dr. Joaquín Mosquera, Vicepresidente de 1833 a 1835. Capitán de ingenieros dr. Alejandro Vélez, secretario del Interior y Relaciones Exteriores de 1832 a 1833. Soldado dr. José Rafael Mosquera, secretario del Interior y Relaciones Exteriores en 1833. Coronel de ingenieros Lino de Pombo, secretario del Interior y Relaciones Exteriores de 1833 a 1837. Teniente coronel dr. Francisco Soto, secretario de Hacienda. Doctor Simón Burgos, secretario interino de Hacienda de junio a septiembre de 1833. General José Hilario López, secretario de Guerra y Marina de 1832 a 1833. General Antonio Obando, secretario de Guerra y Marina de 1833 a 1837. Doctor Rufino Cuervo, gobernador de Cundinamarca. Doctor Manuel José Mosquera, arzobispo de Bogotá.

Frases célebres

Estatua de Francisco de Paula Santander en Rio de Janeiro.

De Santander

  • "Colombianos, las armas os han dado la independencia, las leyes os darán la libertad"
  • "Si vamos de cabeza, nunca llegaremos al final"
  • "En América, sólo los miserables pueden alegrarse por la muerte de Bolívar"
  • "El último día de mi vida será el primero en que la Nueva Granada no me verá ocupado de su independencia, de su honor y de sus libertades"
  • "Aunque he nacido en Nueva Granada, no soy más que americano, mi Patria es cualquier región de América en que no tenga el más pequeño influjo el gobierno español. Dos años de guerra en Venezuela en la actual época me han dado ocasión de admirar al soldado venezolano, y el tiempo transcurrido desde nuestra transformación me ha hecho conocer el entusiasmo, patriotismo y odio a los españoles que abriga en su corazón cada individuo de esa república"
  • "La espada de los libertadores tiene que estar, de ahora en adelante, sometida a las leyes de la República"
  • "La moderación, la tolerancia y la justicia rigen el corazón y desarman el descontento"
  • "Mi filosofía me hace vivir contento con la seguridad de que el testimonio publico y el de mi conciencia, persuaden que he procurado llenar mis deberes"
  • "Los maestros deberán enseñar a los niños a leer y escribir, los principios de aritmética y los dogmas de la religión y la moral cristiana, los instruirán en los derechos y deberes del hombre en la sociedad, y les enseñarán el ejercicio militar todos los días de fiesta y los jueves en la tarde. Con este mismo objeto los niños tendrán fusiles de palo y se les arreglará por compañías nombrándose por el maestro los sargentos y cabos entre aquellos que tuvieran más edad y disposición. El maestro será el comandante" (artículo octavo del decreto expedido el 6 de octubre de 1820 en su calidad de encargado del Poder Ejecutivo)
  • "(Estableciendo la proscripción del castigo de férula y del azote degradante que sólo tolera en casos de depravación) Para otras faltas designarán castigos más decorosos, teniéndose presente la diversidad de condiciones que debe haber entre los escolares y la diferencia de genios e inclinaciones. Propondrán también premios a los que se condujeren bien y aprovecharen más, y para esto servirá también la milicia escolar en sus ascensos y grados, haciéndose oficiales a los más aventajados" (artículo sexto del decreto expedido el 6 de abril)
  • "...uno de los pocos viejos patriotas que se han mantenido fieles a su patria en todos los reveses que ella sufrió […] yo no he sido hoy patriota, mañana godo, después otra vez patriota...".
  • "¡Ahora sí! buenos días mis amados amigos" (última frase que dijo)
  • "... Hágalo por su propia gloria, y por amor a la humanidad, ya que no sea acreedor a esta consideración y gracia. Hágalo siquiera en recompensa de que me opuse al asesinato de V.E. y que con lágrimas en los ojos supliqué a Carujo, que no pagasen tan vilmente los servicios de V.E. a la patria. Hágalo por esta patria tan querida de su corazón. La insalubridad de estos castillos y mi habitual enfermedad de cólico me arruinan sin remedio, y lo peor es que moriré padeciendo crueles dolores, sin fruto ninguno para Colombia y con demérito de su inmarcesible gloria..." (Carta a Bolívar el 18 de diciembre de 1828 desde las Fortalezas de Bocachica)
  • " ... primero está la ley, luego la vida ... "

Acerca de Santander

  • Se le llamó "El organizador de la victoria", tras la batalla de Boyacá, 1819
  • Se le llamó "El hombre de las leyes", tras la constitución de Cúcuta de 1821
  • "Cuanto más considero el gobierno de usted, tanto más me confirmo en la idea de que usted es el héroe de la administración americana" Simón Bolívar en carta a Santander en 1825
  • "...Es un gigante que marcha al nacer, combate y triunfa. Este gigante es Usted. Es una gloria que dos de mis amigos y segundos hayan salido dos prodigios de entre las manos. La gloria de Usted y la de Sucre son inmensas. Si yo conociera la envidia los envidiaría. Yo soy el hombre de las dificultades, Usted es el hombre de las leyes y Sucre es el hombre de la guerra. Creo que cada uno debe estar contento con su lote, y Colombia con los tres. Feliz madre que nunca pudo dejar de tener un hijo que le sirva de báculo […] me habla de retirarse del servicio público a causa de sus cólicos. No, amigo: usted no debe ni puede retirarse. Usted es el necesario para la marcha de la República. Usted debe morir en el tribunal, como mi destino es morir en el campo de batalla. Sin Usted qué sería de Colombia, qué sería de nuestro ejército y qué sería de mi gloria. ¡Diré a Usted francamente que si yo no hubiera tenido a Usted para defender con sus talentos y con su energía mi obra, ya habría sido arruinada. Yo creo más, sin Usted y conmigo no se hubiera perfeccionado bien. Yo no soy administrador, y además soy poco sedentario para sufrir el bufete. Por lo mismo yo hubiera destruido la obra de mis compañeros de armas por falta del carácter de Usted y de su capacidad para manejar los negocios públicos. Así repito: Usted es el hombre necesario de Colombia!". Bolívar
  • "Los curas y los godos lo odiaban..."
  • "...cuyos actos pertenecen y se confunden con un momento decisivo de nuestra historia: nuestra fundación y nuestro nacimiento como república"
  • Se le llamó "El autor de la existencia y la libertad de Colombia" durante su exilio en Europa y Estados Unidos
  • "Los impresos de Bogotá tiran contra mí, mientras yo mando a callar los que tiran contra Santander. ¡ Ingrato mil veces !" Bolívar, 19 de marzo de 1827
  • "El no habernos compuesto con Santander nos ha perdido a todos". Simón Bolívar en 1830
  • "...las corrientes de la crítica histórica han ido a estrellarse contra el plinto de su estatua, impasible y severa como el espíritu que animó aquellos rasgos. Pero la alabanza y el dicterio han glorificado igualmente su memoria, pues de las páginas de sus adversarios surge todavía más esclarecida su figura de gigante, como brota del metal sometido a la acción corrosiva del ácido, la imperecedera agua fuerte". Carlos Lozano y Lozano, mayo de 1940
  • En honor a su nombre la escuela más importante de la Policía Nacional de la Republica de Colombia se bautiza con el nombre de Escuela de cadetes de Policía General Francisco de Paula Santander.

Referencias

Monografías

  • Gran Enciclopedia de Colombia. Tomo 2: Historia II. Círculo de Lectores, 1991, Bogotá.
  • Biblioteca Fundación Francisco de Paula Santander, 80 Vols. Bogotá, 1988-1993.
  • FORERO, Manuel José. Santander, prócer de la Independencia nacional. Bogotá, Imprenta Nacional, 1940. * GARCÍA ORTIZ, Laureano. El general Francisco de Paula Santander. San José de Costa Rica, Imprenta Lehmann, 1940.
  • BUSHNELL, David. El régimen de Santander en la Gran Colombia. Bogotá, Universidad Nacional-Tercer Mundo, 1966.
  • MORENO DE ÁNGEL, Pilar. Santander. Bogotá, Planeta, 1989.
  • ACEVEDO LATORRE, Eduardo. Colaboradores de Santander en la organización de la república. Bogotá. Biblioteca de la Presidencia de la República, 1988.
  • PERICO RAMÍREZ, Mario H. Servidor y amigo: Santander. Bogotá, Tercer Mundo, 1972; 2a ed.: Bogotá, Carlos Valencia Editores, 1978.
  • GÓMEZ PICÓN, Alirio. Bolívar y Santander. Historia de una Amistad. Bogotá, Editorial Kelly, 1971.
  • ORTEGA RICAURTE, Enrique. Bolívar y Santander: Correspondencia. Bogotá, Imprenta del Estado Mayor General, 1940.
  • ARCINIEGAS, Germán. Cartas Santander-Bolívar. Bogotá, Fundación Francisco de Paula Santander, 1988-1990.
  • DEAS, Malcom; SÁNCHEZ, Efraín. Santander y los ingleses. Bogotá, Biblioteca de la Presidencia de la República, 1991.
  • SANTANDER, Francisco de Paula. Memorias. Bogotá, Biblioteca Banco Popular, 1973.
  • SANTANDER, Francisco de Paula. Diario. 2á ed.: Bogotá, Editorial Incunables, 1984.
  • Pacheco Molina, Luis y Leonardo Molina Lemus. La familia de Santander. Cali, Biblioteca Banco Popular, 1978.
  • MORENO DE ÁNGEL, Pilar. Manuel, hijo de una aventura juvenil de Santander. Revista Credencial Historia.(Bogotá - Colombia). Edición 5. Mayo de 1990.
  • MONGE, Celiano. Informe del Ministro de Relaciones Exteriores sobre el origen de los descendientes del general Francisco de Paula Santander en Quito. Publicado en el diario El Debate, 3 de mayo de 1940.

Internet

  1. Universidad Distrital de Bogotá - Proceres, Santander
  2. ArteHistoria.com - Francisco de Paula Santander
  3. ColombiaLink - Francisco de Paula Santander (última frase de la página)
  4. Biblioteca Luis Ángel Arango - Francisco de Paula Santander (4 primeras líneas de la página)
  5. Escritos Sobre Santander. Pág. 226. Horacio Rodríguez Plata y Juan Camilo Rodríguez. Biblioteca de la Presidencia de la República de Colombia, 1988
  6. Escritos Sobre Santander. Pág. 284. Horacio Rodríguez Plata y Juan Camilo Rodríguez, apartes del Archivo Santander. Biblioteca de la Presidencia de la República de Colombia, 1988
  7. Escritos Sobre Santander. Pág. 287. Horacio Rodríguez Plata y Juan Camilo Rodríguez, apartes del Archivo Santander. Biblioteca de la Presidencia de la República de Colombia, 1988
  8. Escritos Sobre Santander. Pág. 38. Horacio Rodríguez Plata y Juan Camilo Rodríguez. Biblioteca de la Presidencia de la República de Colombia, 1988
  9. Biblioteca Luis Ángel Arango - Repaso de historia. Francisco de Paula Santander. Fundador civil de la República. Revista Credencial Historia.

http://www.lablaa.org/blaavirtual/revistas/credencial/mayo1990/mayo1.htm

Véase también

  • Anexo:Gobernantes de Colombia

Lugares

  • Parque Grancolombiano, lugar donde se encuentra la Casa de Francisco de Paula Santander.
    • Casa de Santander, lugar donde vivió Santander durante sus primeros 13 años.
    • Templo Histórico, lugar donde se firmó la Constitución de Cúcuta, se creó la Gran Colombia y donde Santander fue elegido vice-presidente de la misma.
    • Tamarindo histórico, lugar donde descansaban los constituyentes después de largas horas de arduo trabajo.
    • Plaza Santander, ubicada entre el auditorio león de greiff, Torre de Enfermería y Biblioteca central Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.

Instituciones educativas

Otros próceres

Enlaces externos


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