Segunda República Española

Segunda República Española
España
Segunda República Española

Flag of Spain (1785-1873 and 1875-1931).svg

1931–1939

Flag of Spain 1945 1977.svg
Flag of Spain 1931 1939.svg

Bandera Escudo
Bandera Escudo
Lema nacional: Plus Ultra
(en latín 'Más allá')
Himno nacional: Himno de Riego
Ubicación de Segunda República Española
Territorios y colonias de España durante la Segunda República
Capital Madrid (1931 - 36)
Valencia (1936 - 37)
Barcelona (1937 - 39)
Idioma oficial Español / Castellano² ³
Gobierno República parlamentaria
Presidente de la República
 • 1931-1936 Niceto Alcalá-Zamora
 • 1936 Diego Martínez Barrio
 • 1936-1939 Manuel Azaña
Legislatura Cortes
Período histórico Entreguerras
 • Abolición monarquía 14 de abril de 1931
 • Constitución de 1931 Diciembre de 1931
 • Revolución de 1934 Octubre de 1934
 • Elecciones generales de 1936 Febrero de 1936
 • Guerra Civil Española 1936-1939
 • Victoria franquista 1 de abril de 1939
Moneda Peseta
Miembro de: SDN
¹ Constitución de 1931, art. 5: "La capital de la República se fija en Madrid".
² Constitución de 1931, art. 4: "El castellano es el idioma oficial de la República"
³ Fueron cooficiales el catalán en Cataluña con la aprobación del Estatuto de Autonomía de Cataluña de 1932 y el euskera en País Vasco con la aprobación del Estatuto de Autonomí­a del País Vasco de 1936.

Con el nombre de Segunda República Española se conoce el periodo político de la historia de España comprendido entre el 14 de abril de 1931 (fecha de la proclamación del sistema republicano como forma de organización del Estado, en sustitución de la monarquía) y el 1 de abril de 1939 (fecha del final de la Guerra Civil Española que dio paso a la dictadura del General Franco). El numeral «segunda» obedece a la necesidad de distinguirlo del anterior periodo republicano que hubo, conocido como Primera República Española, que se desarrolló entre 1873 y 1874.

Durante este periodo se llevaron a cabo diversas reformas, como la agraria y la educativa. La Constitución de 1931 fue la primera constitución democrática de España y el país se modernizó en comparación con el entorno europeo. Fue también un período convulso, con varias huelgas y un enfrentamiento muy grave durante la revolución de 1934, cuando la derecha más tradicionalista se propuso modificar todos los avances republicanos y se encontró con una fortísima respuesta social duramente reprimida. En 1936, el golpe de Estado de una parte del ejército con el apoyo de las fuerzas más reaccionarias desembocó en la Guerra Civil Española y el fin de la república.

Contenido

Proclamación

Tras la dimisión del general Miguel Primo de Rivera en enero de 1930, Alfonso XIII intentó devolver al debilitado régimen monárquico a la senda constitucional y parlamentaria, a pesar de la debilidad de los partidos dinásticos. Para ello, el gobierno de la Corona convocó una ronda de elecciones que debían servir para recuperar la legitimidad democrática que las instituciones monárquicas habían perdido y regenerar el régimen. Fue nombrado jefe nominal de gobierno Juan Bautista Aznar —aunque quien lo dirige realmente es el conde de Romanones, consejero de Alfonso XIII—, y para ello formó un gabinete de concentración monárquica siguiendo la costumbre derivada de los gobiernos monárquicos posteriores a la Semana Trágica, con un programa político definido: elecciones a Cortes constituyentes y municipales y autonomía para Cataluña.

Celebraciones con la proclamación de la Segunda República Española en Barcelona, en 1931, extraído de los archivos federales de Alemania.

Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 arrojaron, en el momento de la proclamación del nuevo régimen, unos resultados parciales de 22.150 concejales monárquicos -de los partidos tradicionales- y apenas 5.875 concejales para las diferentes iniciativas republicanas, quedando 52.000 puestos aún sin determinar. Pese al mayor número de concejales monárquicos, las elecciones suponían a la Corona una amplia derrota en los núcleos urbanos: la corriente republicana había triunfado en 41 capitales de provincia. En Madrid, los concejales republicanos triplicaban a los monárquicos, y en Barcelona los cuadruplicaban. Si las elecciones se habían convocado como una prueba para sopesar el apoyo a la monarquía y las posibilidades de modificar la ley electoral antes de la convocatoria de Elecciones Generales, los partidarios de la República consideraron tales resultados como un plebiscito a favor de su instauración inmediata. El marqués de Hoyos llegaría a decir que "las noticias de los pueblos importantes eran, como las de las capitales de provincia, desastrosas.".[1] Dependiendo de autores, hay distintas interpretaciones de los resultados. La razón por la que los resultados de los principales centros urbanos representaban la derrota de la monarquía la encontramos en que en esos núcleos el voto estaba menos adulterado, pues la presencia de caciques, partidarios en su inmensa mayoría de la monarquía, era menor. Esto daba constancia de que la corona estaba completamente desacreditada, puesto que se había arrimado demasiado al régimen de Primo de Rivera.[2]

El almirante Aznar presentó su dimisión. Los ministros Bugallal y Juan de la Cierva y Peñafiel apostaron por hacer uso del ejército para disuadir de cualquier iniciativa a los republicanos. Al ser preguntado si había motivos para una crisis, Aznar contestó: "¿Qué más crisis desean ustedes que la de un país que se acuesta monárquico y se levanta republicano?" Así lo entendieron el conde de Romanones y el propio rey, al constatar su falta de apoyo popular en las ciudades. Aquel inició contactos con Niceto Alcalá-Zamora para obtener seguridades sobre la vida del monarca. Pero el que iba a designarse Jefe del Estado y Presidente del Gobierno provisional sólo unas horas más tarde, había obtenido el apoyo de Sanjurjo, y con él el de la Guardia Civil y el Ejército; se eximió de poder garantizar nada, exigiendo en cambio el inmediato abandono del país del que había entregado el Gobierno a sucesivos dictadores. Tal exigencia fue repetida por el Comité Revolucionario (constituido durante la reunión del Pacto de San Sebastián de 1930) que se iba a convertir en Gobierno provisional, en un manifiesto publicado en los distintos diarios. El Monarca marchó hacia el exilio la noche del mismo 14 de abril de 1931. El día 16 de abril, se hizo público el siguiente manifiesto, redactado en nombre del rey por el duque de Maura, hermano del veterano líder político Miguel Maura, y que el día 17 sólo publicó el diario ABC, en portada:

Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público hasta en las más críticas coyunturas. Un Rey puede equivocarse, y sin duda erré yo alguna vez; pero sé bien que nuestra patria se mostró en todo tiempo generosa ante las culpas sin malicia.

Soy el rey de todos los españoles, y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil. No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme un día cuenta rigurosa.
Espero a conocer la auténtica y adecuada expresión de la conciencia colectiva, y mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real y me aparto de España, reconociéndola así como única señora de sus destinos.

También ahora creo cumplir el deber que me dicta mi amor a la Patria. Pido a Dios que tan hondo como yo lo sientan y lo cumplan los demás españoles.[3]
Bandera republicana izada en el 77 aniversario de la proclamación de la República en Éibar.

Entretanto, las ciudades de Sahagún (León), Éibar (Guipúzcoa) y Jaca (Huesca) fueron las tres únicas ciudades que proclamaron la República un día antes de la fecha oficial, el 13 de abril de 1931. El Gobierno de la II República española les concedería posteriormente el título de Ilustrísimas Ciudades. La primera ciudad en la que se izó la bandera tricolor fue Éibar, a las 6:30 de la mañana del 14 de abril, a la tarde de ese mismo día la imitaron las principales capitales españolas, incluyendo Barcelona y Madrid, en las que las candidaturas republicanas obtuvieron mayorías muy holgadas.

Alfonso XIII abandonó el país sin abdicar formalmente y se trasladó a París, fijando posteriormente su residencia en Roma. En enero de 1941 abdicó en favor de su tercer hijo, Juan de Borbón. Falleció el 28 de febrero del mismo año.

El escritor eibarrés Toribio Echeverría redacta, en su libro Viaje por el país de los recuerdos (ISBN 84-7173-54-1) la proclamación de la Segunda República en Éibar de esta forma:

...y antes de las seis de la mañana habíase congregado el pueblo en la plaza que se iba a llamar de la República, y los concejales electos del domingo, por su parte, habiéndose presentado en la Casa Consistorial con la intención de hacer valer su investidura desde aquel instante, se constituyeron en sesión solemne, acordando por unanimidad proclamar la República. Acto seguido fue izada la bandera tricolor en el balcón central del ayuntamiento, y Juan de los Toyos dio cuenta desde él al pueblo congregado, que a partir de aquella hora los españoles estábamos viviendo en República. (Toribio Echeverría, Viaje por el país de los recuerdos)



Constitución de 1931

Artículo principal: Constitución española de 1931
Principios fundamentales de la Constitución de la II República Española

1. El principio de igualdad de los españoles ante la Ley, al proclamar a España como "una república de trabajadores de toda clase".-
2. El principio de laicidad, por el que se iba más allá de la mera separación entre la Iglesia y el Estado para adentrarse en un ámbito de total eliminación de la religión de la vida política.-
3. El principio de elección y movilidad de todos los cargos públicos, incluido el Jefe del Estado.-
4. El principio monocameral, que suponía la eliminación de una segunda Cámara aristocrática o de estamentos privilegiados y por el cual el poder legislativo sería ejercido por una sola Cámara. -
5. Se preveía la posibilidad de la realización de una expropiación forzosa de cualquier tipo de propiedad, a cambio de una indemnización, para utilización social así como la posibilidad de nacionalizar los servicios públicos. -
6. Amplia declaración de derechos y libertades. Concedía el voto desde los 23 años con sufragio universal, también femenino (el sufragio femenino se aplica por primera vez en las elecciones de 1933). -
7. Separación de la Iglesia y el Estado, además del reconocimiento del matrimonio civil y el divorcio. -

Tras la proclamación de la II República española, tomó el poder un gobierno provisional presidido por Niceto Alcalá-Zamora desde el 14 de abril hasta el 14 de octubre de 1931, fecha en que presentó su dimisión por su oposición al laicismo del Estado, recogido en el artículo 26 de la nueva Constitución, siendo sustituido por Manuel Azaña. El 10 de diciembre de 1931 fue elegido Presidente de la II República Española Niceto Alcalá-Zamora, por 362 votos de los 410 diputados presentes (la Cámara estaba compuesta por 446 diputados). En este cargo se mantuvo hasta el 7 de abril de 1936, cuando el nuevo gobierno del Frente Popular pidió su dimisión por haber convocado dos veces elecciones generales en un mismo mandato, lo que podía considerarse una extralimitación de sus prerrogativas (a pesar de que los frentepopulistas habían cosechado un triunfo electoral en la última, pero que el PSOE había sido desalojado del Gobierno a causa de la anterior, junto con un pacto de la oposición con los que antes habían apoyado a las dictaduras) volviendo a sustituirle Manuel Azaña.

El parlamento resultante de las Elecciones a Cortes Constituyentes de 28 de junio de 1931 tuvo por misión la de elaborar y aprobar una Constitución el día 9 de diciembre del mismo año.

La Constitución de la Segunda República Española supuso un avance notable en el reconocimiento y defensa de los derechos humanos por el ordenamiento jurídico español y en la organización democrática del Estado: dedicó casi un tercio de su articulado a recoger y proteger los derechos y libertades individuales y sociales, amplió el derecho de sufragio activo y pasivo a los ciudadanos de ambos sexos mayores de 23 años y residenció el poder de hacer las leyes en el mismo pueblo, que lo ejercía a través de un órgano unicameral que recibió la denominación de Cortes o Congreso de los Diputados y, sobre todo, estableció que el Jefe del Estado sería en adelante elegido por un colegio compuesto por Diputados y compromisarios, los que a su vez eran nombrados en elecciones generales.

Símbolos del nuevo Estado

Alegoría de la República usada por el Gobierno
«Alegoría de la República Española» por Teodoro Andreu (1931)

La historia de la bandera tricolor responde a un sentimiento esencialmente popular. Adaptación durante el Trienio Liberal del viejo pendón comunero, la voluntad del pueblo fue la encargada de llevarla a los mástiles oficiales de la II República española en un arranque improvisado de diferenciar al nuevo régimen que comenzaba tras las votaciones del 12 de abril en sus símbolos más necesarios.

La unión del rojo, el amarillo y el morado en tres franjas de igual tamaño se hace oficial en el decreto de 27 de abril de 1931 y fue refrendada con la elevación a artículo en la Constitución Republicana de 9 de diciembre de ese mismo año. En dicho decreto se aclaró la inclusión del color castellano a los tradicionales aragoneses: «Hoy se pliega la bandera adoptada como nacional a mediados del siglo XIX. De ella se conservan los dos colores y se le añade un tercero que la tradición admite por insignia de una región ilustre, nervio de la nacionalidad, con lo que el emblema de la II República española, así formado, resume más acertadamente la armonía de una gran España».

Los orígenes de esta nueva enseña se remontan a 1820. En ese año el General Riego tras «reproclamar» la constitución de Cádiz en Cabezas de San Juan provocó durante un breve lapso de tiempo - apenas tres años- la apertura liberal del gobierno de Fernando VII de España. Durante este período se fundó la Milicia Nacional a la que se le asignaron banderas moradas con el escudo de Castilla y León. Poco duró dicha divisa pues ese mismo año es sustituida por otra rojigualda con el lema Constitución en su franja central.

En 1823 el regreso de Fernando VII al Absolutismo acabó también con la propia Milicia Nacional española. En 1843 bajo el reinado de Isabel II de España se decretó por primera vez, el 13 de octubre, la unificación de la bandera de España. En dicho decreto regulador se permitió a los regimientos que antes tuvieran banderas moradas el uso de tres corbatas (corbatas son los cordones que cuelgan de los extremos superiores de las banderas) con los colores rojo, amarillo y morado. Este es el principal antecedente de la actual tricolor.

Tras el destierro de Isabel II de España, el Gobierno Provisional cambió el escudo monárquico sustituyendo en él a la corona real por la mural y añade las columnas de Hércules. Ambos símbolos los heredará el escudo que adorne la bandera tricolor en la Segunda República española. El breve reinado de Amadeo I de España concluyó con la proclamación de la Primera República. La bandera proyectada durante este régimen emulaba los colores revolucionarios de Francia: el rojo, el blanco y el azul, modificación que no se llevó a cabo por su corta duración y, con la Restauración borbónica en España, la bandera recuperó sus elementos de 1843.

Es en esta etapa (1875-1930) cuando el Partido Federal adoptó los colores de la Milicia Nacional de 1820 como símbolo de la facción antidinástica y rechazo al sistema establecido. Comenzó a verse la bandera tricolor en casinos, periódicos y centros de adscripción republicana. Y fue tal el fuerte vínculo de estos colores con la idea de República, de cambio y de progreso, durante los reinados de Alfonso XII, Alfonso XIII, la regencia de María Cristina y las Dictaduras de Miguel Primo de Rivera y Berenguer, que, en un arranque de espontaneidad, una vez conocidos los primeros resultados de las votaciones del 12 de abril de 1931, especialmente en Madrid, el pueblo se echó a la calle portando insignias, escarapelas y banderas con los tres colores de la II República española. El decreto y el artículo que otorgaron valor institucional al símbolo, no fueron más que el refrendo oficial a un sentir popular. La bandera, hija del pueblo español, ondeó desde abril de 1931 en los mástiles oficiales, en el ejército y en las embajadas y consulados de España por todo el mundo. Para ella se adaptó el escudo que en 1868 eligió el Gobierno Provisional: cuartelado de Castilla, León, Aragón y Navarra, con la Granada en punta, timbrado por corona mural y entre las dos columnas de Hércules. Como novedad destaca su menor tamaño -1 m x 1 m -, la misma medida para las tres franjas y los flecos dorados en el contorno de las pertenecientes al ejército. Poco tiempo ondeó libre esta bandera: días después del 18 de julio de 1936, fue sustituida por otras divisas y apenas sobrevivió ahogada en la contienda. En el bando leal las milicias prefirieron casi siempre banderas rojas o rojinegras adornadas con emblemas partidistas: hoces y martillos, puños cerrados y otros símbolos que arrinconaron también al escudo oficial. A pesar de que gracias a la creación del ejército popular volvió a reglamentarse como única la tricolor, en la práctica la proliferación de banderas propias por parte de las distintas unidades hizo que no hubiera nunca más una enseña oficial.

El bando rebelde tuvo en sus inicios a la tricolor como bandera, pero a partir de agosto se tomó como oficial la rojigualda anterior a 1931. El no disponer de banderas propias y tener que cubrir improvisadamente de rojo la franja morada (cosida o pintada) dio lugar a curiosas insignias rojigualdas con franjas de la misma anchura y escudo republicano en su centro. En febrero de 1938 se cambió el escudo por el de los Reyes Católico que no era otro que el republicano con la corona real y sobre el pecho del águila negra de San Juan.

Herencia de Castilla, de los seguidores de Riego, del Trienio Liberal y, sobre todo, del sentimiento del pueblo español, la bandera tricolor pesa más en los corazones que en la historia.

También se acuñaron monedas con el nuevo escudo. (Ver foto)

Moneda de 1 peseta de la II República Española
Himno de Riego
Himno de Riego

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De manera similar, se escogió como himno nacional el popularmente conocido durante gran parte del siglo XIX como el Himno de Riego como sustituto del oficial hasta entonces, la Marcha Real.

Contexto social y económico

Principales ciudades de la II República Española (censo de 1930)
Posición Ciudad Población
Barcelona 1.005.565
Madrid 952.832
Valencia 320.195
Sevilla 228.729
Málaga 188.010
Zaragoza 173.987
Bilbao 161.987
Murcia 158.724
Granada 118.179
10ª Córdoba 103.106
Distribución de la población española en 1930.

Las intenciones de la República se enfrentaron con la cruda realidad de una economía mundial sumida en la Gran Depresión, de la que el mundo no se recuperó hasta después de la Segunda Guerra Mundial. En términos de fuerzas sociales, la Segunda República surgió porque los oficiales del ejército no apoyaron al rey, con el que estaban molestos por haber aceptado éste la dimisión de Primo de Rivera, y a un clima de creciente reivindicación de libertades, derechos para los trabajadores y tasas de desempleo crecientes, lo que resultó en algunos casos en enfrentamientos callejeros, revueltas anarquistas, asesinatos por grupos extremistas de uno u otro bando, golpes de estado militares y huelgas revolucionarias.

En España la agitación política tomó además un cariz particular, siendo la Iglesia objetivo frecuente de la izquierda revolucionaria, que veía en los privilegios de que gozaban una causa más del malestar social que se vivía, lo cual se tradujo muchas veces en la quema y destrucción de iglesias. La derecha conservadora, muy arraigada también en el país, se sentía profundamente ofendida por estos actos y veía peligrar cada vez más la buena posición de que gozaba ante la creciente influencia de los grupos de izquierda revolucionaria. Desde el punto de vista de las relaciones internacionales, la Segunda República sufrió un severo aislamiento, ya que los grupos inversores extranjeros presionaron a los gobiernos de sus países de origen para que no apoyaran al nuevo régimen, temerosos de que las tendencias socialistas que cobraban importancia en su seno, terminaran por imponer una política de nacionalizaciones sobre sus negocios en España. Para comprender esto es clarificador saber que la compañía Telefónica era un monopolio propiedad de la norteamericana "International Telephone and Telegraph" (ITT), que los ferrocarriles y sus operadoras estaban fundamentalmente en manos de capital francés, mientras que las eléctricas y los tranvías de las ciudades pertenecían a distintas empresas (mayormente británicas y belgas). Como consecuencia no hubo una sola nacionalización durante el periodo republicano, pero, sin embargo, el respaldo de las potencias fascistas alentó a muchos generales conservadores para que planificaran insurrecciones militares y golpes de estado. Sus intenciones se materializarían primero en la Sanjurjada de 1932 y en el fallido golpe de 1936, cuyo resultado incierto desembocó en la Guerra Civil Española. Por su parte, las democracias occidentales no apoyaron al régimen republicano por miedo a un enfrentamiento armado, salvo en coyunturas muy específicas, lo que no sirvió, en última instancia, para evitar la Segunda Guerra Mundial.

La sociedad española de los años Treinta era fundamentalmente rural: un 45,5 % de la población activa se ocupaba en la agricultura, mientras que el resto se repartía a partes iguales entre la industria y el sector servicios. Estas cifras describen una sociedad que aún no había experimentado la Revolución industrial. En cuanto a sindicatos y partidos políticos, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), cuya lista fue la más votada para las elecciones constituyentes de 1931, contaba con 23 000 afiliados; su organización hermana, el sindicato Unión General de Trabajadores (UGT) ya contaba en 1922 con 200 000 afiliados; el sindicato anarquista Confederación Nacional del Trabajo (CNT) tenía en septiembre de 1931 unos 800 000 afiliados. Otras organizaciones, como el Partido Comunista de España (PCE) tenían una presencia nominal y no cobraron fuerza hasta el comienzo de la Guerra Civil. En cuanto a los nacionalismos, la "Lliga Regionalista de Catalunya" liderada por Francesc Cambó había apoyado abiertamente la dictadura de Primo de Rivera, y por ello permaneció al margen de la política durante la República, mientras que otros partidos políticos catalanes, más escorados hacia la izquierda o el independentismo, fueron los que tuvieron mayor protagonismo; en el caso del País Vasco y Navarra, cabe mencionar que aún no se había consumado la ruptura entre el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y la Comunión Tradicionalista (CT), integrada ésta última por los carlistas.

Respecto de las iniciativas de cambio socioeconómico de los gobiernos republicanos, caben destacar las subidas de los salarios de los trabajadores del campo llevadas a cabo durante el bienio social-azañista, invertidas luego durante el bienio radical-cedista, encaminadas a mejorar las condiciones de vida en el medio rural. Otras iniciativas fueron las ocupaciones de tierra y expropiaciones ilegales en los momentos iniciales de la Guerra Civil como una manera de conseguir ingresos y apoyo popular por parte del campesinado.

Etapas de la República

Gobierno Provisional

Artículo principal: Primer Gobierno Provisional de la Segunda República Española
  • 14 de abril: Tras las elecciones municipales, se declara en España la Segunda República. En las calles se suceden manifestaciones multitudinarias de celebración, en los cuarteles se hacían sonar el Himno de Riego y La Marsellesa y los miembros del pacto de San Sebastián, futuro gobierno provisional, salían de la cárcel o volvían del exilio en Francia.[4]
  • Varias decenas de miembros de las Juventudes Socialistas son desplegadas en el Palacio de Oriente para garantizar la seguridad de la familia real, aún en su interior.[4]
  • Al conocer los resultados, Francesc Macià proclama el Estado Catalán e invita a las demás regiones a organizar un Estado Federal, si bien poco después colaborará con Madrid priorizando la estabilidad del nuevo régimen.[4]
  • 28 de abril: El Gobierno Provisional dicta su primer decreto de importancia destinado a combatir el paro agrícola. Las reformas, organizadas por Largo Caballero, continuarían en los meses siguientes con la oposición de la mayoría de alcaldes y terratenientes, afectos a la monarquía.[4]
  • El clero se muestra dividido en el acatamiento al régimen republicano entre aquellos que recomiendan obediencia a las autoridades (pero sin reconocer a la República como gobierno legítimo) y los abiertamente hostiles, como el cardenal Segura, Cardenal primado de Toledo, que lanza una diatriba antilaicista en su pastoral del 7 de mayo de 1931.[4]
  • El mundo financiero acogió mal el cambio de régimen. Un préstamo holandés privado de 60 millones de dólares concedido al último gobierno de la monarquía fue cancelado, se registró una fuga de capitales y la cotización de la peseta se depreció un 20% durante el primer mes de la República. Indalecio Prieto, ministro de economía, amenazó con multas y confiscaciones a los implicados en la fuga de capitales, negoció la compra de divisas extranjeras y cerró un tratado de compra de gasolina con la Unión Soviética a un precio ostensiblemente más barato que los ofrecidos por las compañías británicas y estadounidenses.[4]
  • 6 de mayo: La enseñanza religiosa en la escuela pública deja de ser obligatoria, pasa a ser voluntaria.[4]
  • 10 de mayo: Causando gran polémica, se inaugura el Círculo Monárquico en Madrid. Ante los rumores de que un monárquico exaltado[5] había asesinado a un taxista que se negó a gritar «Viva el Rey», un grupo de personas provocó un altercado a las puertas de dicha institución.[4]
  • 11 de mayo: Unos veinticuatro conventos, colegios y centros católicos a nivel nacional son incendiados y asaltados por bandas juveniles. La actuación de las autoridades republicanas consigue restaurar el orden sin lamentar víctimas humanas.[4]
  • 12 de mayo: Los sucesos del día anterior llevan al traste los esfuerzos de Prieto por reactivar el préstamo holandés. En consecuencia, se llevan a cabo depósitos en el Banco de Francia.[4]
  • 13 de mayo: El gobierno declara persona non grata al cardenal primado Pedro Segura por provocador y por sus críticas al sistema dirigidas a los fieles. Desde el Vaticano, se sustituye al radical Segura por el más moderado Gomá, que reconocerá a la República e intentará dialogar con los representantes del Estado naciente.[4]
  • 22 de mayo: El gobierno proclama la libertad religiosa.[4] Además, se decreta que el Ministerio de Instrucción Pública es libre de retirar las obras de arte que guardasen los edificios religiosos si se estimaba que corrían peligro de resultar deteriorados.[4]
  • 26 de mayo: Azaña comienza la reforma del Ejército. El número de divisiones se reduce de 16 a 8, se limita el servicio militar obligatorio a un año. Además, se elimina el rango de Capitán General; las Capitanías eran una institución con la capacidad de hacerse con el gobierno ante situaciones de tensión. Las funciones de los generales de división se reducirían a las estrictamente castrenses y se intentaría reducir el número de oficiales de 26.000 a 8.300. Para lograrlo, a aquellos oficiales que renunciasen voluntariamente se les ofrecería el retiro con la paga completa, algo que era visto por los altos mandos como un soborno a pesar de que se comprendía lo necesario de la reforma. No obstante, miles de oficiales se acogieron a la medida.[4]
  • 3 de junio: Los obispos españoles protestan ante el presidente del Gobierno por su pretensión de separar Iglesia y Estado.[4]
  • 18 de junio: El gobierno destierra a Mateo Múgica, obispo de Vitoria.[cita requerida]
Las Cortes Constituyentes de 1931 (escaños por partido).

Bienio social-azañista (1931-1933)

También conocido como bienio reformista o bienio progresista. Tras aprobarse la Constitución, se constituye un nuevo gobierno y Cortes basándose en los resultados de las elecciones a Cortes Constituyentes. Se inició de este modo un nuevo período con un gobierno presidido por Manuel Azaña y formado por republicanos de izquierda y socialistas. En diciembre, Niceto Alcalá Zamora fue elegido Presidente de la República, quien confirmó a Manuel Azaña como Presidente del Gobierno. El gobierno republicano-socialista emprendió un amplio programa de reformas en un contexto económico desfavorable, marcado por el ascenso del paro. Como creadores de la Constitución se encargaron de llevar a cabo la tarea de poner en marcha la República, intentando hacer frente a los problemas que acuciaban al país a través de profundas reformas en todos los ámbitos políticos, sociales y económicos del país. A continuación veremos los principales problemas a los que tuvieron que hacer frente y las medidas que intentaron poner en marcha para su solución, en los ámbitos de la enseñanza, el problema religioso, el problema social, el problema militar, el problema regional, el problema agrario, y la oposición al gobierno:

Enseñanza y cultura

En el campo de la educación, el problema básico con el que tuvo que enfrentarse la república fue el elevado índice de analfabetismo, superior al 30%, y la falta de escolarización de casi la mitad de la población infantil. Amplio programa de construcción de escuelas y contratación de maestros, en dos años se crearon 13.000 escuelas, frente a las 35.000 que existían, y se habilitaron a 14.000 maestros con mejores salarios. Muestra de la decidida determinación en este asunto es el incremento de los presupuestos del Ministerio de Instrucción (aunque en muchas ocasiones se mostraron insuficientes), la potenciación de la enseñanza mixta, además la Religión dejó de ser asignatura obligatoria lo que agudizó el enfrentamiento con la Iglesia. También hubo interesantes proyectos en el campo educacional, contando con el antecedente de la labor de la Institución Libre de Enseñanza y la Junta de Ampliación de Estudios (modernización de la Universidad, ampliación de los centros y alumnos de bachillerato) e importantes realizaciones en el campo cultural (bibliotecas ambulantes, misiones pedagógicas). No todo fueron buenos resultados, puesto que la supresión de las órdenes religiosas y la prohibición del derecho a enseñar (dentro de las leyes para el desarrollo de la laicidad) provocaron un aluvión de alumnos que inicialmente no pudieron ser absorbidos. De todos modos estamos ante la acción más decidida de la historia del país por mejorar la educación española. Y esto no solo fue en inversiones o difusión, sino que se llevó a cabo también una reforma de calado, intentando introducir mejoras pedagógicas y dando paso a las nuevas corrientes en esta materia.

El problema religioso

Teniendo como base la separación de la Iglesia y el Estado, se promulgó la extinción en dos años del presupuesto del clero y culto y el sometimiento de las órdenes religiosas a una ley especial. A lo largo de 1932 y 1933 se fueron promulgando leyes y decretos complementarios: disolución de la Compañía de Jesús y confiscación de sus bienes; matrimonio civil, divorcio y secularización de cementerios; prohibición de la enseñanza a las órdenes religiosas.

El problema social

Recordemos los puntos esenciales de la situación económica de la España republicana: incidencia de la crisis económica mundial de 1929, que repercute en la disminución de la producción minera y en el estancamiento de la industria textil y siderúrgica. De ahí que el paro obrero constituyera uno de los elementos dominantes del panorama social entre 1931 y 1936. La legislación laboral alcanzó gran amplitud durante los dos primeros años de gobierno de la República, iniciadas desde el Ministerio del Trabajo por el socialista Largo Caballero, favoreció la posición de los trabajadores y sindicatos y provocó la cerrada oposición de los empresarios. Podemos destacar las leyes sobre la jornada máxima, de contratación laboral, de jurados mixtos, de accidentes en la agricultura, de regulación del derecho a la huelga. En gran medida continuó con las líneas generales marcadas durante el Gobierno provisional (aumento de salarios, jornada de ocho horas…). La actitud de los grandes sindicatos frente a la cuestión social no siguió una línea única. En los socialistas de la UGT se advierten dos tendencias: un grupo deseaba mantener el socialismo “académico”, con un desarrollo social pausado, mientras otros eran partidarios de un proceso rápido, temerosos de los progresos de la CNT, pero no del comunismo cuyo ámbito de acción aún era limitado. En la práctica, el socialismo solo presentó una actitud de oposición violenta durante el bienio derechista. En cuanto al anarquismo, se advierten también dos tendencias: la que se negaba a aceptar ningún tipo de programa y la sindicalista, postulada por Ángel Pestaña y Juan Peiró. En general, la oposición anarquista a la República fue muy violenta, por medio de huelgas y sabotajes.

El problema militar

El ejército, que se había mostrado abiertamente monárquico durante la crisis de 1917, podía presentar un peligro para el régimen republicano. Así pensaba Azaña, decidido a llevar a cabo una depuración pacífica del ejército y a conseguir un régimen político desmilitarizado. Se reducen las divisiones a ocho y el servicio militar a un año. Buscando garantizar la fidelidad del Ejército al nuevo régimen republicano y propiciar la reducción del excesivo número de jefes y oficiales (más de 20.000 para 100.000 hombres), por la llamada Ley Azaña (abril de 1931) se exigió el juramento de fidelidad al nuevo régimen republicano, pudiendo optar los que se negaran a ello al retiro voluntario con paga completa. Casi la mitad de los posibles beneficiarios se acogieron a la ley, con lo cual se resolvió el problema de exceso de oficialidad y la República se aseguró, teóricamente, la lealtad del ejército. Es, por lo tanto, una continuación de las medidas iniciadas por Azaña durante el gobierno provisional, que hemos visto anteriormente.

El problema regional

La cuestión de la diversidad nacional dentro de España fue uno de los primeros problemas que tuvo que plantearse la República. El ejemplo más representativo lo tenemos en el hecho de que en Barcelona la República fuera proclamada horas antes que en Madrid por Maciá, dirigente de la Esquerra y de “Estat Catalá”. El gobierno provisional envió rapidamente a Barcelona a sus ministros catalanes (Nicolau D´Olwer y Marcelino Domingo), que resolvieron la crisis convenciendo a Maciá para que la expresión “Estado Catalán” fuera sustituido por “Generalitat”, concepto de contenido histórico. La Constitución mencionaba la posibilidad de conceder la autonomía a las regiones que lo solicitasen y, celebrado un plebiscito en Cataluña, sobre el proyecto de un estatuto regional, la población fue favorable a él en más de un 90%. Así pues, se inició en las Cortes el estudio de esta cuestión, que se alargó casi todo el año 1932 y fue muy debatido, por la fuerza que poseían los partidarios de un Estado unitario, a pesar de que Azaña era un gran defensor del proyecto. El pronunciamiento de Sanjurjo contribuyó a reforzar la posición de las izquierdas y favoreció la aprobación, con alguna modificación, del Estatuo de Cataluña por las Cortes en Septiembre. Mediante el Estatuto, Cataluña se convirtió en región autónoma, que sería regida por un gobierno propio, la Generalitat, formada por un presidente, un parlamento y un consejo ejecutivo. La Generalitat tendría facultades legislativas y ejecutivas en hacienda, economía, educación y cultura, transportes y comunicaciones, el gobierno de la República se ocuparía de las relaciones exteriores, el orden público y el ejército. Catalán y castellano serían los idiomas oficiales de Cataluña. Maciá fue elegido presidente de la Generalitat, siendo sustituido a su muerte por Lluis Companys, hasta entonces presidente del Parlamento. En el País Vasco y Navarra también tenía mucha fuerza el movimiento autonomista, pero estas regiones estaban preocupadas al mismo tiempo por conservar lo que quedaba de sus antiguos fueros. El carácter fuertemente confesional del PNV dificultó las conversaciones con el gobiernos de izquierdas sobre el futuro Estatuto de Euskadi, que no llego a ser aprobado hasta 1936. El Estatuto de Autonomía de Galicia fué plebiscitado el 28 de junio de 1936 pero que no llegó a entrar en vigor debido al estallido de la Guerra Civil, dado que Galicia quedó en manos de los sublevados desde su inicio.

El problema agrario

Junto con la autonomía de Cataluña, la cuestión de la reforma agraria fue el otro gran problema vigente desde el primer momento de la proclamación de la República, discutido a lo largo de 1932 y aprobado también como contestación al pronunciamiento de Sanjurjo. El gobierno provisional había promulgado durante 1931 varios decretos, encaminados a evitar una posible insurrección en el campo y a preparar la reforma agraria (congelación de arrendamientos, jornada laboral de ocho horas, métodos de contratación de trabajadores). La Ley de Reforma Agraria establecía la expropiación con indemnización de las grandes fincas que no fuesen cultivadas directamente por sus dueños, así como las incultas y las de regadío no regadas, para ser repartidas entre familias de campesinos o entre colectividades de agricultores. Las tierras de la nobleza y las de los que había participado en el levantamiento del general Sanjurjo fueron confiscadas sin indemnización. Para llevar a cabo la redistribución de las tierras se creó el Instituto de Reforma Agraria, (IRA) del que dependían las juntas provinciales y las comunidades de campesinos. Se otorgó al Instituto un crédito anual de 50 millones de pesetas y se proyectó asentar anualmente de 60 a 75 mil campesinos. El mecanismo de actuación fue el siguiente: las tierras expropiadas o confiscadas pasaban a ser propiedad del Instituto, que las transfería a las juntas provinciales, que a su vez las entregaban a las comunidades de campesinos, para su explotación colectiva o individual, según hubiesen decidido previamente los campesinos. Los problemas que se presentaron para la realización de esta labor fueron numerosos y graves, sin contar con la oposición de los terratenientes expropiados o confiscados, el carácter excesivamente burocrático del Instituto, la falta de datos para conocer las tierras pertenecientes a un mismo dueño, la falta de estudios previos sobre calidad y rendimientos de la tierra, la exclusión de las tierras de pastos, con lo que se marginaba la ganadería. En definitiva, en vez de los 60.000 campesinos asentados anualmente que se había proyectado, después de un año de actuación del Instituto apenas se habían rebasado los 12.000, y lo que había sido una reforma esperada con tanta ansiedad, se convirtió en una cuestión embrollada, muy difícil de solucionar. A pesar de todo hay que reconocer la importancia de esta tentativa, puesto que supuso el primer esfuerzo por repartir tierras entre los campesinos, y a pesar de los errores y los fallos se logró un avance en la producción agrícola. Aún así, el campesinado se vio decepcionado y en muchas ocasiones frustrado ante la lentitud del reparto, lo que hizo que el gobierno se granjera dos peligrosos enemigos, los propietarios y los campesinos.

La oposición al gobierno

La derecha tradicional quedó desorganizada tras la proclamación de la República en los primeros meses del nuevo régimen. La oposición conservadora quedó restringida a las Asociaciones Patronales como la Unión Económica Nacional y el Partido Radical de Lerroux. Este grupo de centro-derecha dirigió la oposición al gobierno en las Cortes. Pero este desconcierto inicial no duró mucho, asistiéndose a un proceso de reorganización y cierre de filas que culminó con la puesta en pie de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), liderada por el abogado José María Gil Robles, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Salamanca. Lógicamente la configuración de esta coalición de partidos, que pronto superó en afiliados (más de 600.000 a finales de 1932) al conjunto que apoyaban a la República, no se explicaría sin la adhesión de quienes se consideraron afectados por la política de la coalición republicano-socialista. En primer lugar, la de los grandes propietarios, principalmente terratenientes, por las reformas laborales y la reforma agraria. En segundo término la de la Iglesia católica, al verse desplazada de la privilegiada posición que disfrutaba con la monarquía. Y finalmente, por la actitud observada por un sector de los mandos militares que, sin identificarse con el ideario republicano, rechazaron el ventajoso retiro que se les ofrecía optando por permanecer en el ejército a la espera del momento propicio para interrumpir la democracia republicana por la fuerza. La sublevación de agosto de 1932 del general Sanjurjo en Sevilla, capital de la España latifundista, fue expresión de la primera sintonía establecida entre altos mandos de ejército y miembros de la oligarquía andaluza contra la República, sin que la Iglesia condenara el golpe. En aquella ocasión la intentona fue sofocada en cuestión de días dando lugar, además, a que el gobierno de Azaña decretara la expropiación agraria sin indemnización económica de los “grandes de España”, sanción que afecto a 65 propietarios de medio millón de hectáreas. Pero además de por la CEDA, el gobierno del primer bienio también fue hostigado casi sin descanso por la CNT, el sindicato perseguido por la dictadura de Primo de Rivera reapareció con una enorme fuerza bajo una dirección controlada por los radicales de Federación Anarquista Ibérica (FAI), constituida en 1927. Nada menos que tres huelgas insurreccionales desencadenaron contra la conjunción gubernamental, por considerar que la CNT era perjudicada a favor de la UGT, en la composición de los jurados mixtos, creados por Largo Caballero para arbitrar en las relaciones laborales en los centros de trabajo. Fue así como las huelgas insurreccionales las entendieron como “gimnasia revolucionaria” defendida por miembros tan importantes como Ascaso, Durruti o García Oliver, la idea era que no había que dar descanso ni posibilidad al asentamiento de una República burguesa, además esto preparaba a sus miembros para la inminente llegada de la implantación del comunismo libertario, era por lo tanto el paso previo para su objetivo. La siguiente embestida ácrata tuvo lugar en Enero de 1933, siendo la que más erosionó al gobierno de Azaña a causa de la desproporcionada represión de la Guardia Civil contra campesinos armados de la localidad gaditana de Casas Viejas. Las tropas al mando del capitán Manuel Rojas entraron a tiros en el pueblo, incendiaron la casa donde se habían refugiado algunos de los dirigentes de la insurrección, entre ellos Francisco Cruz Gutiérrez, conocido como "Seisdedos", quien muere calcinado junto a otros vecinos al ser incendiada su choza por la Guardia de Asalto, y luego procedieron a una serie de detenciones: fusilando a participantes, sospechosos, vecinos y a sus familiares aleatoriamente, un total de 14 vecinos fueron ejecutados tras sufrir tremendas torturas (algunos fueron quemados vivos). Así pues la convergencia antirrepublicana de anarquistas y conservadores, estos últimos respaldados por una Iglesia católica a quien el papa Pío XII premiaba con la publicación de una encíclica (Dilectissima nobis) condenatoria de la política educativa republicana, colocó al gobierno en una comprometida situación. Máxime si a la hostilidad de la CEDA y la CNT se sumaba la impaciencia de los jornaleros por la lentitud de la reforma agraria y el malestar cundía en las fábricas a causa del desempleo – 1933 fue el año de mayor incidencia-, derivado de los efectos de la depresión económica mundial, unido al boicot realizado por parte de los empresarios quienes redujeron las inversiones como forma de presión contra el gobierno. Se daban pues, suficientes condiciones para dar por concluida la legislatura del bienio republicano-socialista y para que Azaña presentara la dimisión y el presidente, Alcalá Zamora, encargara a Diego Martínez Barrio, el diputado del Partido Republicano Radical, la convocatoria de nuevas elecciones para noviembre de 1933.


1931

  • Elecciones a Cortes Constituyentes de 28 de junio de 1931. Mayoría de partidos de izquierda en el Parlamento.

Elecciones generales españolas, 28 de junio de 1931

Partido Escaños % Esc. Dif.
Partido Socialista (PSOE) 115 24,5 -
Partido Republicano Radical (PRR) 94 20,2 -
Partido Republicano Radical Socialista (PRRS) 59 12,5 -
Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) 31 6,5 -
Acción Republicana 28 5,9 -
Agrarios (predecesores del Partido Agrario) 26 5,5 -
Progresistas 22 4,6 -
Federalistas 17 3,6 -
Federación Republicana Galega 16 3,4 -
Vasco-navarros 15 3,2 -
Agrupación al Servicio de la República 13 2,8 -
Lliga Regionalista 4 0,8 -
Unió Socialista de Catalunya 4 0,8 -
Partit Català Republicà 2 0,4 -
Partido Liberal Demócrata 2 0,4 -
Republicanos galleguistas 1 0,2 -
Monárquicos liberales 1 0,2 -
Independientes 20 4,2 -
TOTAL 470 100,00 -
  • 15 de mayo: El papa Pío XI publica la encíclica Quadragesimo Anno, en la que anima a los católicos a implicarse en las sociedades en las que viven y a participar en la Acción Católica. Para los católicos españoles esto significa que han de colaborar con el nacimiento y la estabilidad del Nuevo Estado, a pesar de que no sea oficialmente reconocido por la Iglesia.
  • 29 de mayo: Por Decreto del ministro de Instrucción Pública, Marcelino Domingo, se crea el Patronato de las Misiones Pedagógicas, con el fin de difundir la cultura general, la moderna orientación docente y la educación ciudadana en aldeas, villas y lugares, con especial atención a los intereses espirituales de la población. Una Comisión central en Madrid, en colaboración con la Universidad de Madrid y otras Comisiones creadas al efecto en provincias organizarán, entre otras muchísimas actividades, sesiones de cine, teatro y la circulación de bibliotecas ambulantes por los pueblos más alejados de la geografía española.[6]
  • 4 de julio: Tienen lugar la huelga de la Telefónica y la huelga general convocada por el sindicato anarquista Confederación Nacional del Trabajo (CNT).[7]
  • 14 de julio: Se clausura la Academia General Militar de Zaragoza, desatando el enfado de los oficiales más antirrepublicanos.[8]
  • 3 de agosto: Se aprueba en referéndum el proyecto de Estatuto de Cataluña con un 75% de participación y la práctica totalidad de votos a favor.
  • En septiembre de 1931 el proyecto de Estatuto Vasco, apoyado por carlistas y nacionalistas vascos, es rechazado en las Cortes Constituyentes por sobrepasar los límites constitucionales.
  • 9 de octubre : Se producen los sucesos de Gilena, uno de los primeros altercados violentos en el campo andaluz.
  • 14 de octubre: Alcalá Zamora dimite como presidente del Gobierno por su desacuerdo con las políticas laicistas que defendía el Gabinete. Pasará a ser presidente de la República, mientras que Manuel Azaña le sustituirá al frente del Ejecutivo. Empieza el llamado Primer Gobierno Reformista.
  • 29 de octubre: Se promulga la ley de Defensa de la República para combatir la violencia pública y la difamación del nuevo régimen.[8]
  • 20 de diciembre: La Federación de Trabajadores de la Tierra convoca una manifestación pacífica para pedir trabajo. En el pequeño pueblo extremeño de Castilblanco, la Guardia Civil impide la manifestación sin disparar contra la muchedumbre como de costumbre. La Federación, en respuesta, convoca una huelga general de dos días. Se convocan más manifestaciones, y el alcalde envía a un grupo de guardias civiles a la Casa del Pueblo para negociar. Un grupo de mujeres empieza a increparles, por lo que uno de los guardias dispara un tiro disuasorio. Acto seguido, un grupo de gente se abalanza sobre ellos y los lincha. La opinión pública y la clase política se estremecen y los cabecillas del linchamiento son condenados a cadena perpetua.[8]
  • Otros proyectos iniciados primero por el ministro de Instrucción Pública Marcelino Domingo y su sucesor Fernando de los Ríos incluyen la inversión de 400 millones de pesetas de la época para la construcción en masa de escuelas primarias[10] (de la mano del director de Enseñanza Primaria Rodolfo Llopis se erigen 7.000 en los primeros diez meses del nuevo gobierno, de un total de 27.000 previstas por el Ministerio como necesarias para que todos los niños de España tuviesen acceso a la escuela Primaria), cursillos de adaptación para miles de funcionarios de ambos sexos en posesión del título de Maestro pero que trabajan en otras áreas del Estado por falta de puestos y el aumento de sueldos en un 15 por ciento a los educadores. Los ayuntamientos más conservadores no creen en la iniciativa desde el principio y, desde finales de 1932, los diputados monárquicos y católicos la torpedean abiertamente hasta que ésta se acaba perdiendo en el fondo de la discusión de la cuestión religiosa.[8]

1932

  • 5 de enero: Al igual que a finales de diciembre, los campesinos y la Guardia Civil se enfrentan en Arnedo, La Rioja. Los guardias, al contrario que en Castilblanco, abren fuego indiscriminado sobre un grupo de campesinos que acudía a una negociación con los patronos, matando a cuatro mujeres y un niño e hiriendo a dieciséis personas. La opinión pública vuelve a escandalizarse y el suceso provocará la destitución al cabo de un mes del General de la Guardia Civil, José Sanjurjo, y su sustitución por Miguel Cabanellas.[8]
  • 10 de enero: Tiene lugar un mitin carlista. A la salida del mismo, algunos afiliados se encaran con jóvenes socialistas que habían acudido a hacer una contramanifestación y abren fuego, matando a tres personas e hiriendo a un número indeterminado, además de a un guardia civil.[9] La investigación descubrió que algunos disparos habían provenido del convento de las Madres Reparadoras, por lo que se procedió a su clausura. Además, el colegio del Sagrado Corazón, fue multado cuando en un registro se encontró en su interior un alijo de armas.
  • 24 de enero: El gobierno, aplicando el Artículo 26 de la Constitución, ordena disolver la Compañía de Jesús y confiscar todos sus bienes en España incluyendo sus inversiones en la Telefónica y en las compañías de electricidad y transportes, pero resulta difícil seguir su entramado de empresas pantalla. El decreto supone la exclaustración de los jesuitas que regentaban instituciones docentes, lo que conlleva diferentes consecuencias para los centros: algunos como la Universidad de Comillas[11] lograron mantener su actividad, pero otros tuvieron que cesar. Entre los afectados estuvieron centros de estudios superiores como la Universidad Pontificia Comillas, el Instituto Químico y el Laboratorio Biológico de Sarriá, el Instituto Católico de Artes e Industria de Madrid, el Centro Escolar y Mercantil de Valencia, los observatorios de Roquetes y Granada, las Facultades de Letras y la Universidad Comercial de Deusto, por entonces única Facultad de Ciencias Económicas de España, que no volvería a abrir sus aulas hasta pleno franquismo. En algunos casos estos centros pasaron a ser propiedad del Estado, por lo que sus títulos por fin recibieron el reconocimiento oficial que no habían tenido durante la Monarquía. En otros casos los jesuitas siguieron dirigiéndolos como si se tratase de cualquier empresa privada, y la propiedad de algunas residencias se descubrió que hacía años que recaía en los propios habitantes a pesar de que la Compañía figuraba como titular.[8] [12]
  • 30 de enero: Para sustituir a los cuerpos urbanos de policía se crea la Guardia de Asalto. En meses sucesivos se le irá dotando de personal y medios para hacer frente a las huelgas esporádicas y a los enfrentamientos entre bandas callejeras.[9]
  • 24 de febrero: Se aprueba la Ley de Divorcio. Si bien la medida no supuso un aluvión de divorcios, sí corrieron ríos de tinta con los divorcios de algunas personas destacadas, como Constancia de la Mora Maura, nieta del conservador Antonio Maura. La influyente Iglesia Católica consideró las medidas tomadas por el Gobierno de Azaña como actos ilegales y ofensivos.[8]
  • Marzo: Se decide pasar a la reserva a todos aquellos generales que no reciban un nombramiento en el plazo de seis meses. Con esta medida se pretende, por un lado, adelgazar el cuerpo de oficiales, y por otro forzar el retiro de generales que puedan suponer un riesgo para el sistema democrático. Entre los afectados se cuentan Emilio Mola y Millán Astray.[8]
  • Abril: Un enfrentamiento entre socialistas y carlistas en Pamplona se salda con dos fallecidos y ocho heridos por arma de fuego. La violencia política esporádica y las huelgas o conatos de huelga, no obstante, no ponían en peligro la estabilidad del gobierno.[9]
  • 13 de mayo: Se crea el CASE (Cuerpo Auxiliar Subalterno del Ejército) con la intención de regularizar la situación de los empleados civiles del Ejército tales como conserjes, mecanógrafos, mecánicos o delineantes.[13]
  • 27 de junio: Incidente de Carabanchel. Los generales Villegas, Caballero y Goded movilizan hacia Carabanchel a tres regimientos de infantería de la guarnición de Madrid en el marco de unas prácticas militares con cadetes. Tras una serie de discursos críticos con la política del Gobierno y apelando a la tradicional visión intervencionista del Ejército en la vida civil, Goded termina su discurso con un Viva España... y nada más, omitiendo a propósito el ¡Viva la República! que por ley está obligado a pronunciar. Acto seguido, el teniente coronel Julio Mangada, de conocidas ideas liberales, le afea su actitud, a lo que Goded responde mandándole arrestar. Se sabe públicamente que algunos generales y altos rangos del ejército como Villegas y Goded son monárquicos[14] y se les cree envueltos en conspiraciones antirrepublicanas,[15] por lo que Azaña aprovecha el Incidente para relevar de sus puestos a los principales implicados.[16]
  • 10 de agosto: Golpe de estado fracasado del general Sanjurjo (La Sanjurjada). Sanjurjo es detenido en Huelva, cuando intentaba huir a Portugal. Juzgado y condenado a muerte, el Presidente de la República le conmuta la pena por cadena perpetua. Entre los detenidos como organizadores del Golpe se encuentran otros altos mandos como Goded, Cavalcanti y Barrera, hasta un total de 145 colaboradores.[8]
  • 9 de septiembre: Rápida aprobación del Estatuto catalán en el Parlamento. Tras el Golpe de Estado fallido del mes anterior, la mayoría de los intervinientes coinciden en que enzarzarse en luchas intestinas por cuestiones menores pone en peligro la estabilidad de la República.[8] Desde la aprobación del Estatuto en referéndum, los partidos habían polemizado largamente sobre la cuestión catalana, su papel dentro del Estado y la organización territorial de la naciente República, y las discusiones se hallaban en punto muerto tras más de un año de reuniones, plenos y ruido mediático. Sin embargo, el Golpe de Estado de Sanjurjo hizo consciente a la clase política de que existían cierto número de personas bien situadas decididas a acabar con el sistema y a instaurar una dictadura o restaurar la monarquía.
  • 9 de septiembre: Por los mismos motivos, se aprueba en el Parlamento la Ley de Bases para la Reforma Agraria, el proyecto más ambicioso de la Segunda República por su calado económico y social que, sin embargo, no dará los resultados deseados. Será sustituída por la Ley de Contrarreforma Agraria en el bienio siguiente.[17]
  • Septiembre: A lo largo del mes, se crea el Instituto de Reforma Agraria (IRA) para el inventario y expropiación. Azaña continúa realizando reformas en el Ejército: se crean un Cuerpo de Trenes y se aumenta el presupuesto para aviación. Se reducen las academias de especialistas de cinco a dos y establece como requisito que todos los aspirantes a oficial deberán estudiar un determinado número de horas de artes liberales a nivel universitario. Además, los tribunales militares dejan de tener jurisdicción propia y son subordinados a los tribunales civiles. Las dos primeras medidas son aplaudidas por el estamento militar, pero las demás medidas, decretadas con la motivación de acercar al ejército a la sociedad civil y acabar con su sentimiento de independencia y superioridad sobre los sucesivos gobiernos, son recibidas por lo general con frialdad.[8]

1933

  • 8 de enero: Levantamiento anarquista a nivel nacional (la llamada Revolución de Enero de 1933). Anarquistas de toda la geografía española se rebelan con el objetivo de instaurar el comunismo libertario. Varios ayuntamientos de provincias son incendiados y en Barcelona los obreros y la policía se enfrentan, dejando un balance de 37 muertos y 300 heridos en tres días.[9] En algunos lugares como Valencia o Sevilla se declara el Estado de Guerra y se procede a la clausura de los sindicatos obreros.[18]
  • 11 de enero: Los Sucesos de Casas Viejas copan las portadas de los diarios. La Guardia de Asalto se enfrenta a los campesinos en Casas Viejas, Cádiz, y conmina a rendirse al cabecilla de la rebelión en el pueblo, que se encuentra encerrado en su casa. Ante la negativa, los agentes abren fuego matando a todos los habitantes de la casa y, a continuación, prenden fuego al lugar. Al mismo tiempo, un pelotón de la Guardia de Asalto fusila de manera irregular a catorce prisioneros[19] , y ante el revuelo su oficial al mando, el capitán Rojas, afirma recibir órdenes directas de Manuel Azaña, y le atribuye la frase «Los tiros, a la barriga». No obstante, Azaña negó haber dado esa clase de orden y tras la investigación nunca se pudo demostrar su implicación en los hechos. Alejandro Lerroux presenta una moción de censura, pero la retira a la vista de las conclusiones.[9] Varios diputados de diferentes partidos se ponen en contacto con Azaña para proponerle una Dictadura como medio para acabar con la inestabilidad social.[9] [19]
  • 4 de marzo: Un grupo de católicos moderados funda la CEDA utilizando la Acción Popular como núcleo, si bien desde su nacimiento el nuevo partido aglutina también a los carlistas y a alfonsinos. Son más partidarios de una monarquía tradicional que de una al estilo de la italiana.[9]
  • 23 de abril: Elecciones municipales de abril de 1933: Por primera vez en la Historia de España, las mujeres pueden votar en unas elecciones. Su incorporación en masa a la vida electoral tiene los resultados que se esperaban, puesto que era también la primera ocasión en la que se presentaban candidatos republicanos en cientos de municipios rurales.[9] La sociedad rural, mucho más conservadora que la urbana, hace que el número de concejales monárquicos o de extrema derecha supere la barrera de los 4.000 a nivel nacional, frente a los algo más de 7.500 que se declaran republicanos.[20]
  • 18 de mayo: La ley de Congregaciones convierte en propiedades públicas todos los bienes de la Iglesia, no solo los templos, sino también los bienes muebles (incluyendo los ornamentos de los sacerdotes, las imágenes y los objetos de uso común).[cita requerida]
  • Julio: Pastoral del Papa Pío XI. El Papa aconseja a los católicos españoles acatar a los poderes civiles, sin renunciar a enviar a sus hijos a escuelas de tradición católica.[9]
  • Septiembre: Elecciones para el Tribunal de Garantías Constitucionales. El Tribunal, votado principalmente por los concejales electos en las Municipales de abril, es copado por los conservadores, que conquistan el 70% de los puestos. Algunos de los miembros electos son Juan March, entonces en la cárcel por contrabando y José Calvo Sotelo, monárquico, ex-ministro de Primo de Rivera y en el destierro en el momento de ser elegido.[9]
  • 9 de octubre: Ante la imposibilidad de Lerroux de alcanzar una mayoría que garantice la gobernabilidad, se disuelven las Cortes y se convocan nuevas elecciones.
  • 29 de octubre: Fundación de Falange Española por José Antonio Primo de Rivera. A pesar de las simpatías que su fundador levanta entre los universitarios por su juventud, Falange rechaza presentarse a las elecciones generales. José Antonio rechaza toda idea que tenga que ver con sentarse en un Parlamento de forma expeditiva.[9]
  • 19 de noviembre: Elecciones generales ganadas por los conservadores de la CEDA, liderada por José María Gil-Robles, gracias al voto masivo de las mujeres, de los agrarios y de los sectores de la clase media urbana apolíticos pero católicos, además de por la abstención de los anarquistas. En segunda posición quedan los radicales de Alejandro Lerroux, principales beneficiados de la ruptura de la Conjunción Republicano-Socialista. Fueron las primeras elecciones en la Historia de España en las que pudieron votar las mujeres. Al igual que en la primera legislatura, los partidos ganadores quedan sobrerrepresentados en el Parlamento debido a las normas electorales. Los resultados del resto de partidos apenas varían con respecto a los de dos años antes.[9]

Bienio radical-cedista (1934-1936)

También conocido como bienio derechista. Tras las elecciones, en Noviembre de 1933, a pesar de obtener la mayoría simple, José María Gil Robles (líder de la CEDA) no fue el encargado de presidir los gobiernos de este periodo, que acabó siendo conocido como “bienio negro” a causa de la desconfianza que suscitaba la simpatía de aquél por los fascismos. Lerroux formó un gabinete conformado exclusivamente por miembros de su partido. La CEDA apoyó al gobierno desde el Parlamento. Lerroux se vio así obligado a iniciar lo que los grupos de derecha reclamaban, una política de rectificación de las reformas del bienio anterior. Se produjo así un pliegue del grupo de Lerroux a las exigencias de la CEDA, auténtico sustento de su gobierno, dando lugar a una tensa dinámica parlamentaria y social cada vez más polarizada. Esta nueva política se concretó en la paralización de las reformas iniciadas, causando la reacción de la oposición e iniciando el proceso de polarización y radicalización de la situación política y social. A continuación vamos a ver algunos ejemplos de las distintas paralizaciones y agitaciones que se dieron en este periodo: Paralización de la reforma agraria, con la consiguiente expulsión de las tierras que habían ocupado miles de jornaleros. Restituyendo a los terratenientes, mostrando la clara conexión con ellos. El “comed república”, acuñado por un diputado cedista dirigido a los cientos de miles de campesinos sin tierra, muestra el contenido afán de venganza de los terratenientes.

  • Paralización de la reforma militar y designación para puestos clave de militares claramente antirrepublicanos como Franco, Goded o Mola. Esta nueva política fue completada con un amnistía para los participantes en el golpe de Sanjurjo en 1932.
  • Conciliación con la Iglesia Católica. Buscando recuperar las relaciones rotas, con la llegada de la República, se pone freno a la ley de asociaciones religiosas, la laicidad y se le vuelve abrir la puerta en la enseñanza.
  • Paralización de las reformas educativas. Parón en el programa de construcciones escolares y anulación de la enseñanza mixta.
  • Enfrentamiento a los nacionalismos periféricos. Freno al proyecto de Estatuto de Autonomía vasco, presentado por el PNV y enfrentamientos con la Generalitat catalana, que presidía Lluis Companys, dirigente de ERC, desde enero de 1934, a raíz del conflicto, por el intento del Presidente de la Generalitat de poner en marcha la Ley de Cultivos en apoyo a los rabasaires (campesinos catalanes) sistemáticamente rechazada por el gobierno central.
  • Agitación política en las calles. A través de actos promovidos por las juventudes socialistas y comunistas, organizaciones que percibían a la CEDA no tanto como una organización políticamente autoritaria y socialmente conservadora, sino como la representación en España del peligro fascista. A la cabeza de la incipiente radicalización obrera se situó el anterior ministro socialista, Francisco Largo Caballero, quien, tras hacerse con el control de las direcciones del PSOE y UGT a comienzos de 1934, amenazó con la preparación de “un movimiento” en respuesta a la política antiobrera impulsada por la CEDA y ejecutada por Lerroux. Esta radicalización no solo se debe a las medidas tomadas por el Gobierno, sino que también quieren hacer frente al avance imparable de la CNT, que durante este bienio sufrirá un intenso acoso, con detenciones, cierre de sedes y continuas persecuciones, que hacen que la confederación anarquista se vea en un estado de cuasi clandestinidad.
  • Agitación social. Como muestra tenemos el desencadenamiento por la Federación de Trabajadores de la Tierra, de la UGT y con la colaboración de la CNT, de una huelga contra la recogida de la cosecha protagonizada por los jornaleros en el mes de junio de 1934. A esta situación se llega a causa de la actitud de los terratenientes quienes ofrecen salarios a la baja, y en ocasiones prefieren dejar sin recoger la cosecha antes de aceptar las condiciones de los trabajadores. Fue la mayor huelga de las registradas en la historia agraria española, saldándose con una feroz represión gubernamental que llevó a más de 10.000 campesinos a la cárcel. El Comité Revolucionario presidido por Largo Caballero, constituido meses atrás, la desautorizó como “huelga parcial”, impidiendo que fuera secundada por los obreros de las zonas industriales en un momento en que la situación de los jornaleros era insoportable. Esto les resto fuerza, pero era un tremendo aviso de los sucesos que estaban por llegar.
  • Radicalización del enfrentamiento político. En un contexto de crisis económica internacional y de triunfo de los extremismos en Europa con el triunfo de Hitler en 1933 y la consolidación de la dictadura de Stalin en la URSS, la lucha política se radicalizó en nuestro país. España se polarizó entre las "derechas" y las "izquierdas", como muestra tenemos el siguiente texto:

«el Sr. Prieto avanzó sobre el escaño, relativamente lejano, sacó una pistola, le amartilló e hizo ademán de disparar contra el Sr. Oriol, que estaba caído sobre un escaño. No llegó a disparar, pero se le vio que con el arma agredía al diputado de la CEDA». ABC del 5 de julio de 1934

Programa de la Confederación Española de Derechas Autónomas (Enero de 1933)

1º Acatamiento del Poder constituido, según la enseñanza de la Iglesia.-
[...]
2º Lucha legal contra la legislación persecutoria e inicua.-
[...]
3º Eliminación del programa de todo lo relativo a las formas de Gobierno. Cada socio queda en libertad de mantener íntegras sus convicciones y puede defenderlas fuera de la organización.-
[...]
Los partidos u organizaciones que no coincidieran en los puntos señalados no podrán formar parte de la CEDA. Sin embargo, ésta mantendrá relación amistosa y cordial con aquéllos.

Desde 1933, las mujeres pudieron votar en las elecciones en España.
  • Elecciones generales de noviembre de 1933, las primeras con sufragio femenino, tuvieron por resultado la mayoría de las derechas: 258 diputados de derecha, 119 de centro y 95 de izquierda. Esta última se presentó desunida, mientras que la derecha se agrupó en torno a la CEDA. La participación fue del 67'46%, con una notable abstención en las zonas de mayoría anarquista.

Elecciones generales españolas, 19 de noviembre de 1933

Partido Escaños % Esc. Dif.
Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) 115 24,3 +115
Partido Republicano Radical (PRR) 104 22,0 +10
Partido Socialista (PSOE) 58 12,2 -57
Partido Agrario 36 7,6 +10
Lliga Regionalista 24 5,1 +20
Tradicionalistas 21 4,4 -
Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) 18 3,8 -13
Renovación Española 16 3,4 -
Independentistas de derecha 16 3,4 -
Partido Nacionalista Vasco (PNV) 12 2,5 -
Partido Liberal Demócrata 10 2,1 -
Acción Republicana (AR) 5 1,1 -
Radical-socialistas independientes 4 0,8 -
Federalistas 4 0,8 -
Republicanos progresistas 3 0,6 -
Unió Socialista de Catalunya 3 0,6 -1
Republicanos independientes 2 0,4 -
Partido Comunista de España (PCE) 1 0,2 +1
Radical-Socialistas 1 0,2 -
Republicanos galleguistas 1 0,2 -
TOTAL 472 100,00 +2
El reparto de votos fue el siguiente: de los 8.535.200 votos emitidos, 3.365.700 fueron para partidos de derechas, 2.051.500 para partidos de centro y 3.118.000 para los partidos de izquierda.[22]
  • Sus detractores lo denominaron "Bienio Negro", por la represión de la Revolución de 1934 y por el fin de las medidas progresistas del bienio anterior.
  • Gobierno de los conservadores de Lerroux, presionado por la derecha de Gil-Robles.
  • Medidas reaccionarias[23] del gobierno, tratando de neutralizar las medidas adoptadas por el gobierno anterior en diversos aspectos.
  • Amnistía para los participantes en el fallido golpe de estado de agosto de 1932, entre ellos su promotor el general Sanjurjo que se traslada a Portugal, donde moriría, en 1936, en accidente de aviación, cuando se disponía a volver a España para encabezar la sublevación que dio origen a la guerra civil.
  • Falange Española se fusiona con las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista de Ramiro Ledesma en 1934, creando FE y de las JONS.
  • Se crean las Juventudes de Acción Popular como milicia.
  • Se anula la enseñanza mixta.
  • Se paraliza la reforma agraria.
  • Azaña funda el partido Izquierda Republicana y Martínez Barrio Unión Republicana (moderado).
  • Entran a formar parte del gobierno tres ministros de la CEDA (1 de octubre de 1934).
  • 5 de octubre de 1934: "Paro general" en toda España.
  • 6 de octubre: el líder de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y presidente de la Generalidad de Cataluña, Lluís Companys, se subleva y proclama el "Estado Catalán dentro de la República Federal Española", invitando a la oposición al gobierno radical-cedista a crear un gobierno provisional de la República en Cataluña. La insurrección, apoyada por milicias armadas y los Mozos de Escuadra a las órdenes de la Generalidad de Cataluña, se salda con 40 muertos.
  • 7 de octubre: Levantamientos de obreros socialistas y anarquistas en parte del norte de España, inicialmente apoyado por sectores del PSOE y la UGT como una huelga, acaba en violentos altercados. Dicho levantamiento armado se salda con 4.000 muertos, entre ellos 35 sacerdotes.
  • Continúa el aumento de la agitación social.
  • Descontento campesino al perder las tierras recibidas por la anterior reforma agraria.
  • Revolución de 1934. Este movimiento estuvo alentado desde amplios sectores e importantes dirigentes del PSOE y la UGT, como Largo Caballero o Indalecio Prieto, y de forma desigual por la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y el Partido Comunista de España (PCE). Los revolucionarios intentaron el asalto a la Presidencia del Gobierno y después de dos horas de disparos las fuerzas leales al gobierno dominaron la situación y encarcelaron a los dirigentes socialistas que la apoyaban. En Aragón, Andalucía y Extremadura los campesinos agotados por las huelgas que se habían producido durante los meses de marzo, abril y junio, no secundaron la huelga. Los principales focos de la rebelión se produjeron en Cataluña y en Asturias, aunque los sucesos más graves tuvieron lugar en esta última región.
Billete de 10 pesetas de 1935, época de deflación monetaria.

En Asturias la rebelión anarquista duró desde el día 5 de octubre al 19 de octubre de 1934 siendo sofocada por las tropas del Gobierno quien envió unidades de la Legión española y regulares, venidas desde el protectorado español en Marruecos (6 de octubre de 1934).[24]

Los revolucionarios dieron muerte a un número de personas que oscila entre las 85 y las 115. En combate mataron a 256 miembros de las Fuerzas Armadas y las de Seguridad, hirieron a 903 y hubo 7 desaparecidos. Destruyeron total o parcialmente 58 iglesias, 26 fábricas, 58 puentes, 63 edificios particulares, 730 edificios públicos. Años después, Indalecio Prieto pediría perdón en nombre del PSOE por estos delitos.[25]

Por su parte las Fuerzas Armadas y Fuerzas de Seguridad mataron a 84 personas. En combate dieron muerte a 500 revolucionarios.

Se dictaron 10 penas de muerte y se ejecutaron 4.

Se detuvo y encarceló a 15.000 personas, pero en su mayoría fueron puestos en libertad paulatinamente a lo largo de los meses siguientes. En la represión inmediata, cientos de prisioneros fueron sometidos a palizas y torturas calificadas de "inhumanos" o "nunca vistos".[26] Un método en el que destacó el comandante de la Guardia Civil Lisardo Doval, quien impuso un auténtico terror policial hasta que fue destituido en diciembre. El periodista Luis de Sirval, que había investigado y denunciado los excesos de las tropas mercenarias Yagüe, fue asesinado a manos de un oficial extranjero del Tercio, el teniente Dimitri I. Ivanov.</ref> por las fuerzas del ejército republicano. De ese modo el gobierno de la República recuperó la soberanía en una amplia zona de Asturias, dando inicio a una dura represión que posteriormente será explotada electoralmente por el Frente Popular[cita requerida]. Muy notorio sin embargo, fue el caso del periodista Luis Sirval, que fue asesinado por un oficial de la legión, por atreverse a denunciar las atrocidades que se estaban cometiendo una vez acabada la lucha. Asimismo, el propio Lerroux se vio obligado, ante la denuncia de Gordón Ordás, diputado de su partido, a ordenar el traslado del comandante Doval, de la Guardia Civil, ante los innumerables actos de tortura protagonizados por este jefe y corroborados por una delegación parlamentaria española a la que se unió un grupo de parlamentarios británicos.[27]

  • El estatuto catalán es suspendido y su presidente Lluís Companys es detenido y juzgado.
  • Deflación monetaria.
  • Debilitamiento del centro político por casos de corrupción de algunos dirigentes del Partido Radical de Lerroux. El caso más famoso es el escándalo del estraperlo (viene de la deformación al castellano de "Strauss & Pearl", una famosa empresa de apuestas).
  • Unión de socialistas y republicanos de izquierdas en un bloque, el denominado "Frente Popular", ante el temor generalizado de la izquierda europea a la fuerte expansión de las potencias fascistas, una idea labrada en el seno de la URSS tras el VII Congreso de la Internacional Comunista.
  • En agosto de 1935 se aprueba una nueva ley de reforma agraria.
  • Gil Robles nombra a Franco Jefe de Estado Mayor.
  • En 1936, el Frente Popular de orientación de izquierda republicana burguesa ponía en marcha el programa del Frente: amplia amnistía, restablecimiento del estatuto de Cataluña y envío de los generales sospechosos a puestos alejados de Madrid.
  • Se inicia la tramitación parlamentaria de nuevos estatutos de autonomía (Galicia y Euskadi).

Frente Popular (1936 - 1939)

Programa del Frente Popular (Enero de 1936)

Los partidos republicanos Izquierda Republicana, Unión Republicana y el Partido Socialista, en representación del mismo y de la Unión General de Trabajadores; Federación Nacional de Juventudes Socialistas, Partido Comunista, Partido Sindicalista, Partido Obrero de Unificación Marxista, sin perjuicio de dejar a salvo los postulados de sus doctrinas, han llegado a comprometer un plan político común que sirva de fundamento y cartel a la coalición de sus respectivas fuerzas en la inmediata contienda electoral y de norma de gobierno que habrán de desarrollar los partidos republicanos de izquierda, con el apoyo de las fuerzas obreras, en el caso de victoria
[...]
Como suplemento indispensable de la paz pública, los partidos coaligados se comprometen:

12. A conceder por ley una amplia amnistía de los delitos político-sociales/cometidos posteriormente a noviembre de 1933, aunque no hubieran sido considerados como tales por los Tribunales
[...]

Los republicanos no aceptan el principio de nacionalización de la tierra y su entrega gratuita a los campesinos, solicitada por los delegados del partido socialista
[...]
No aceptan los partidos republicanos las medidas de nacionalización de la Banca propuesta por los partidos obreros; conocen, sin embargo, que nuestro sistema bancario requiere ciertos perfeccionamientos, si ha de cumplir la misión que le está encomendada en la reconstrucción económica de España
[...]
No aceptan los partidos republicanos el control obrero solicitado por la representación del partido socialista...

Elecciones generales españolas, 16 de febrero de 1936

Partido Escaños % Esc. Dif.
Partido Socialista (PSOE) 99 20,9 +41
Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) 88 18,6 -27
Izquierda Republicana (IR) 87 18,4 +87
Unión Republicana (UR) 38 8,0 +38
Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) 37 7,8 +19
Partido Comunista de España (PCE) 17 3,5 +16
Centristas 16 3,3 -
Bloque Nacional 12 2,5 -
Lliga Regionalista 12 2,5 -12
Partido Agrario 11 2,3 -24
Partido Nacionalista Vasco (PNV) 10 2,1 -2
Tradicionalistas 10 2,1 -
Republicanos progresistas 6 1,2 +3
Radicales 5 1,1 -
Republicanos conservadores 3 0,6 -
Independientes de derecha 3 0,6 -
Otros 19 4,0 -
TOTAL 473 100,00 +1
  • Azaña es nombrado, el 19 de febrero de 1936, Presidente del Gobierno, del que no forman parte los socialistas.
  • Destitución de Niceto Alcalá-Zamora como Presidente de la República el 7 de abril de 1936.
  • Cenit del enfrentamiento violento entre las izquierdas y derechas. El día 16 de abril, en el entierro del alférez De los Reyes de la Guardia Civil, fallecido el 14 de abril durante los incidentes que se produjeron en la celebración del V aniversario de la República, la intervención del teniente Castillo, de la Guardia de Asalto e instructor de las milicias de las Juventudes Socialistas Unificadas, dio como resultado un muerto a manos de uno de los hombres de la sección de Castillo y de un herido grave por disparo realizado por él mismo. El muerto era Andrés Sáenz de Heredia, primo de José Antonio Primo de Rivera, y el herido un joven carlista estudiante de medicina llamado José Llaguno Acha.
  • Crisis de gobierno, Azaña dimite y es nombrado Presidente de la República 10 de mayo de 1936.
  • Forma gobierno Santiago Casares Quiroga (12 de mayo de 1936).
  • Se concede una amplia amnistía a los implicados en la Revolución de 1934.
  • 12 de mayo de 1936, dos meses antes de que Franco diese el golpe de Estado, el Alcalde Juan Quintero Guerra del ayuntamiento de Candelaria (Tenerife), insta a esta corporación municipal que se tome acuerdo de solicitar del Gobierno de la República la urgente e inmediata relevación del Comandante Militar Sr. Franco, así como reiterar al Excmo. Sr. Gobernador Civil de la Provincia la adhesión de la Corporación por su actitud enérgica y resuelta en defensa del poder civil.
  • 17 de junio de 1936: Gil-Robles denuncia en el parlamento de forma catastrofista los desórdenes habidos desde el 1 de febrero hasta el 15 de junio: "160 iglesias destruidas, 251 asaltos de templos, incendios sofocados, destrozos, intentos de asalto. 269 muertos. 1287 heridos de diferente gravedad. 215 agresiones personales frustradas o cuyas consecuencias no constan. 69 centros particulares y políticos destruidos, 312 edificios asaltados. 113 huelgas generales, 228 huelgas parciales. 10 periódicos totalmente destruidos, todos de derecha. 83 asaltos a periódicos, intentos de asalto y destrozos. 146 bombas y artefactos explosivos. 38 recogidos sin explotar." El gobierno del Frente Popular alegaba estar desbordado ante la escalada de violencia entre sectores radicales izquierdistas y derechistas, causada por ambos.
  • El 12 de julio de 1936 es asesinado José del Castillo Sáez de Tejada. Al día siguiente, guardias de asalto, fuerzas de seguridad, compañeros de Castillo, asesinan al líder de la oposición, José Calvo Sotelo, antiguo ministro de Hacienda de la Monarquía y jefe del Bloque Nacional, agrupación de monárquicos de Renovación Española y de carlistas tradicionalistas. Calvo Sotelo era en ese momento el líder de la oposición y, aunque su asesinato no es el detonante del Golpe de Estado, se considera que precipitó los acontecimientos.
  • Golpe de estado en la tarde del 17 de julio de 1936 del ejército del norte de Marruecos y diversas guarniciones peninsulares.

Guerra civil

Artículo principal: Guerra civil española

1936

1937

1938

1939

  • En enero, ante el avance franquista sobre Barcelona, el Gobierno se retira a Figueras.
  • El 6 de febrero Azaña, Negrín, Companys, Aguirre y Martínez Barrio cruzan la frontera francesa a pie.
  • El 27 de febrero tras el reconocimiento del Gobierno de Burgos por Francia e Inglaterra, Azaña dimite, y Martínez Barrio, su sucesor constitucional, promete la Presidencia de la República ante la Diputación Permanente, reunida en París, sin poder trasladarse a territorio español debido al golpe del coronel Casado.
  • El 2 de marzo Negrín asciende a varios militares y decide continuar la guerra.
  • El 5 de marzo se forma el Consejo de Defensa Nacional, en el que participan los elementos no comunistas del Frente Popular. Casado en Defensa, Besteiro como Consejero de Estado, Wenceslao Carrillo, socialista caballerista como Consejero de Gobernación y Miaja como Presidente. La apoyaron los generales Matallana y Menéndez y el anarquista Cipriano Mera. Mientras tanto Negrín tomó un avión desde cerca de Elda y volvió a Francia.
  • Del 7 al 11 de marzo los comunistas se sublevan en Madrid y Ciudad Real. La sublevación es reprimida por las tropas de Mera en Madrid y las del General Escobar en Ciudad Real.
  • En la madrugada del 1 de abril se rinden en los muelles del puerto de Alicante las últimas tropas republicanas.

Las autonomías regionales

En septiembre de 1931, un primer proyecto de Estatuto Vasco es rechazado. Ese mismo año se propone un Estatuto de Autonomía de Baleares.

El 9 de septiembre de 1932 se acepta después de muchos debates el Estatuto catalán.

Una asamblea regional de municipios gallegos aprueba, en 1932, una propuesta de Estatuto de Autonomía que sería sometido a plebiscito cuatro años después, el 28 de junio de 1936, de acuerdo con las normas de un decreto de la presidencia del Estado de mayo de 1933.

El proyecto de Estatuto de Autonomía de Galicia se entregó en las Cortes el día 15 de julio de 1936, junto al Anteproyecto de Estatuto de Autonomía de Aragón, y fue trasladado al Congreso de Diputados para que fuera admitido a trámite.

En Castilla la Vieja y en la Región de León, durante la Segunda República, sobre todo en 1936, hubo una gran actividad regionalista favorable a una región de once provincias (Ávila, Burgos, León, Logroño, Palencia, Salamanca, Santander, Segovia, Soria, Valladolid y Zamora), incluso se llegaron a elaborar unas bases de estatuto de autonomía que se publicaron en El Norte de Castilla. El Diario de León abogó por la formalización de esta iniciativa y la constitución de una región autónoma con estas palabras: "unir en una personalidad a León y Castilla la Vieja en torno a la gran cuenca del Duero, sin caer ahora en rivalidades pueblerinas" (Diario de León, 22 de mayo de 1936). Al final, la guerra civil acabó con las aspiraciones de la autonomía para las dos regiones.[28] Queda fijada para el último domingo de septiembre de 1936 una Asamblea nacional destinada a debatir y modificar el anteproyecto y aprobar el proyecto de Estatuto de Autonomía de Andalucía. El día 1 de octubre de 1936, las Cortes aprueban por aclamación el Estatuto del País Vasco.

El 1 de febrero de 1938 las Cortes admiten a trámite el Estatuto de Autonomía de Galicia, que no es rechazado ni aprobado.

En Asturias se redactó un estatuto de autonomía por el catedrático de derecho avilesino Sabino Álvarez Gendín, que no llegó a ser tramitado.

La República en el exilio

Artículo principal: República española en el exilio

Lista cronológica de los últimos actos del último gobierno y los primeros en el exilio:

Aunque la Guerra Civil obligó a terminar con el gobierno republicano en España, hasta 1977 estuvieron funcionando distintas instituciones republicanas y diversos países como México o Yugoslavia continuaron reconociendo al gobierno en el exilio como el gobierno legítimo.

Lista de presidentes

Presidentes de la República (Jefes de Estado):

Jefes de Gobierno:

Artículo principal: Primer Gobierno Provisional de la Segunda República Española


Predecesor:
Restauración borbónica en España
Periodos de la Historia de España
Segunda República Española
Sucesor:
Dictadura de Francisco Franco

Véase también

Referencias y notas

  1. Jorge Hernández Aliques (dirección), Historia de España, ed. Espasa Calpe, tomo 11, página 476, ISBN 84-239-8959-3
  2. Según el Anuario Estadístico de 1931, del total de concejales elegidos de 81.099, el resultado fue de 26.257 concejales monárquicos y 24.731 republicanos, incluyendo 4.813 concejales socialistas y 15 comunistas. A estas cifras hay que añadir las correspondientes a los concejales elegidos el 5 de abril por aplicación del artículo 29, es decir por candidatura única; esas cifras ya las había ofrecido el ministerio de la Gobernación antes del 12 de abril sin que nadie las discutiese. Estas cifras eran 14.018 concejales monárquicos y sólo 1.832 republicanos. El Anuario Estadístico editado por la República reconoce casi exactamente la primera de estas cifras, pero eleva la segunda, que los republicanos no objetaron en principio, tras la rectificación de actas por una comisión del Congreso, declarando que el proceso electoral en las localidades correspondientes había sido ilegítimo, como acostumbraba a hacer el caciquismo desde el fin de la Iª República española. En “Elecciones y partidos políticos en España, 1808-1931”, publicado por Miguel Martínez Cuadrado en 1969, se recuenta la totalidad de los concejales, resultando 19.035 proclives a Alfonso XIIIº, 39.568 republicanos, y 15.198 de tradicionalistas, integristas, nacionalistas vascos, independientes, etc., que no se pueden encuadrar exactamente en ninguno de ambos bandos contrincantes. Para Javier Tusell, los monárquicos obtuvieron 40.324, los indefinidos 1.207, los comunistas 67, los republicanos 34.688 y los socialistas 4.813. Ricardo de la Cierva considera probado que el Anuario está manipulado, y que probablemente la victoria monárquica fue todavía mayor que la reconocida en sus cómputos. Pero como no se puede corregir esa manipulación por falta de datos, acepta la cifra del Anuario para los concejales elegidos por confrontación y la cifra del ministerio de la Gobernación para los proclamados antes del 12 de abril. Hechas las sumas el resultado es de 40.275 concejales monárquicos y 26.563 republicano-socialistas.
  3. «Al País». ABC (Madrid) (8833):  p. 3. 17/4/1931. http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1931/04/17/003.html. 
  4. a b c d e f g h i j k l m n ñ Gabriel Jackson, «Los primeros días de la República» La República Española y la Guerra Civil (1931-1939), ed. Orbis, Madrid, 1.985, ISBN 84-7530-947-X
  5. Según algunas fuentes, se trataría del director de ABC, Juan Ignacio Luca de Tena. [1])
  6. Las Misiones Pedagógicas: educación y tiempo libre en la Segunda República (PDF), Francisco Canes Garrido (Visitado el 13 de septiembre de 2010)
  7. Gabriel Jackson, «La redacción de una Constitución»La República Española y la Guerra Civil (1931-1939), ed. Orbis, Madrid, 1.985, ISBN 84-7530-947-X
  8. a b c d e f g h i j k Gabriel Jackson, «La política del Gobierno Azaña»La República Española y la Guerra Civil (1931-1939), ed. Orbis, Madrid, 1.985, ISBN 84-7530-947-X
  9. a b c d e f g h i j k l m Gabriel Jackson, «La derrota de las izquierdas»La República Española y la Guerra Civil (1931-1939), ed. Orbis, Madrid, 1.985, ISBN 84-7530-947-X
  10. El Sol, 10 de agosto de 1932, Página 4.
  11. Seminario y Universidad Pontificia de Comillas 1892-1968
  12. Manuel Azaña, Obras Completas, tomo IV, p. 273 y 492; Stanley Payne, La primera democracia española, Paidós, Barcelona, 1995, p.112; Hugh Thomas, La guerra civil española, Grijalbo, Barcelona, 1976, p. 77 y 126; Alfredo Verdoy, Los bienes de los jesuitas. Disolución e incautación de la Compañía de Jesús durante la II República, Trotta, Madrid, 1995, p. 30 y ss.
  13. Blog del Cuerpo de Especialistas del Ejército de Tierra, El CASE, el comienzo de nuestro cuerpo. Visitado el 06-08-2010.
  14. Sirva de ejemplo el comentario de Ortega y Gasset en Cortes con respecto al General Villegas (Diario El Sol, 29 de junio de 1932,página 3 (PDF):
    [...] El general Villegas tiene un acentuado matiz de monarquismo, monarquismo que lleva hasta el extremo y el alarde incomprensibles de ostentar aún en su pecho las cruces, las insignias y las condecoraciones con los colores monárquicos, y que lleva en el fajín la corona de la Monarquía, signos externos que serán pueriles y triviales, pero que revelan toda una manera de pensar[...]
  15. La Vanguardia, 28 de junio de 1932, página 20 (PDF) (léanse también las noticias sobre el general Cavalcanti y el capitán Barrera).
  16. Diario ABC, 29 de junio de 1932, páginas 15 y 16.
  17. Gabriel Jackson, «Problemas económicos durante la época de Azaña»La República Española y la Guerra Civil (1931-1939), ed. Orbis, Madrid, 1.985, ISBN 84-7530-947-X
  18. El Sol, 11 de enero de 1933 (PDF)
  19. a b Al parecer, como represalia después de que varios rebeldes tirotearan a un oficial del mismo cuerpo. La Guerra Civil Española, mes a mes, volumen 1: (1931-1936) Así llegó España a la Guerra Civil (2005)
  20. Historiaelectoral.com (Consultado el 13 de septiembre de 2010).
  21. El Sol, 4 de agosto de 1933, página 2 (PDF)
  22. A 75 años de la Revolución española (II)
  23. Casanova, Julián Historia de España vol. 8. República y Guerra Civil Ed. Crítica, Barcelona, 2007, ISBN 978-84-8432-878-0, pag. 119-121
  24. Casanova, Julián Historia de España vol. 8. República y Guerra Civil Ed. Crítica, Barcelona, 2007, ISBN 978-84-8432-878-0, pag. 133
  25. Vidal, Cesar y Losantos, Federico, Nueva historia de España, Volumen 3, Editorial Planeta, Barcelona, 2009, ISBN 978-84-08-09459-3 pag. 191-192
  26. Moa, Pío, El derrumbe de la II República y la Guerra Civil, Ediciones Encuentro, Madrid, 2009, ISBN 978-84-7490-982-1
  27. Gabriel Jackson La República Española y la Guerra Civil RBA Coleccionables (Barna) 2005, ISBN 84-473-3633-6
  28. EL REGIONALISMO EN CASTILLA Y LEÓN Julio Valdeón Baruque. Universidad de Valladolid
    La realidad fue que con los fragores de la guerra fratricida todas las tentativas regionalistas, de cualquier signo que fuesen, desaparecieron por completo.

Bibliografía

  • Edward Malefakis. Reforma agraria y revolución campesina en la España del siglo XX, Barcelona, Ariel, 1982.
  • Gabriel Jackson. La República española y la guerra civil, Barcelona, Crítica, 1976.
  • Helen Graham. La República española en guerra. 1936-1939, Debate, 2006.
  • Miguel Martorell Linares y Francisco Comín, “La Hacienda republicana”, Hacienda Pública Española, número monográfico, 2002, pp. 105-127.
  • Javier Tusell. Las elecciones del Frente Popular en España, Madrid, Edicusa, 1971.
  • Javier Tusell. Las Constituyentes de 1931: unas elecciones de transición, Madrid, CIS, 1982.
  • Josep Pla. La segunda República española. Crónicas parlamentarias 1931-1936, Destino, 2006.
  • Manuel Tuñón de Lara. La II República, Madrid, Siglo XXI, 1976.
  • Paul Preston. La destrucción de la democracia en España. Reforma, reacción y revolución en la Segunda República, Madrid, Alianza Universidad, 1986.
  • Stanley G. Payne. El colapso de la República, La Esfera de los Libros, Madrid, 2005.
  • Stanley G. Payne. La primera democracia española. La Segunda República, 1931-1936, Paidós, Barcelona, 1995.
  • Sinova Garrido, Justino (2006). Prensa en la Segunda República: historia de una libertad frustrada. Editorial Debate. ISBN 978-84-8306-673-7. 
  • Gabriel Jackson (2005). La República española y la guerra civil. RBA Coleccionables S.A.. ISBN 84-473-3633-6. 

Enlaces externos


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