Inmigración

Inmigración
Mapa del mundo según su saldo migratorio, que puede ser positiva (azul) o negativa (naranja). En gris los países que no cuentan con datos al respecto.

Inmigración es la entrada a un país o región de personas que nacieron o proceden de otro lugar. Representa una de las dos opciones o alternativas del término migración, que se aplica a los movimientos de personas de un lugar a otro y estos desplazamientos conllevan un cambio de residencia bien sea temporal o definitivo. Las dos opciones de los movimientos migratorios son: emigración, que es la salida de personas de un país, región o lugar determinados para dirigirse a otro distinto e inmigración, que es la entrada en un país, región o lugar determinados procedentes de otras partes. De manera que una emigración lleva como contrapartida posterior una inmigración en el país o lugar de llegada.

Así pues, resulta válido estudiar las migraciones desde el punto de vista del país de acogida (o mejor dicho, de entrada, ya que no siempre los inmigrantes reciben una buena acogida en el país de entrada), ya que la situación es muy diferente e incluso a menudo opuesta a la del país o lugar de emigración. Una enorme gama de situaciones políticas y problemas se plantea por la casi siempre inevitable diferenciación cultural, económica y social existente entre las poblaciones inmigrantes y las del país de recepción, e incluso entre los mismos inmigrantes cuando proceden de países y hasta de continentes distintos.

Contenido

Flujos migratorios

Movimientos causados generalmente por motivos socio-económicos, donde grupos más o menos masivos de personas se instalan de manera provisional, estacional o definitiva para encontrar una mejor calidad de vida. Estos flujos son cambiantes, sus características son la cercanía geográfica, el país de origen suele ser de un país en vías de desarrollo en búsqueda de mejores oportunidades de trabajo así como condiciones laborales, traducidas en el envío de remesas que en el caso de México, por ejemplo, supone el mayor ingreso al país, llegando este, según datos del Banco Mundial, a suponer un 4,5% del PIB de México durante el año 2008. Y las expectativas para 2009 auguran un aumento de hasta el 5%. En el caso europeo, después de la segunda guerra mundial la tendencia inmigratoria ha ido en aumento debido a tres motivos fundamentales:

  • El proceso de reconstrucción de los países devastados por la guerra (Francia, Gran Bretaña, Alemania y otros países centroeuropeos, etc.), requirió de una gran cantidad de mano de obra, muchas veces suplida con población procedente de las colonias de los países europeos en África, Asia y América.
  • El proceso de descolonización de los países colonialistas europeos a partir de los años 60 del siglo XX, lo cual involucró una inmigración masiva de personas procedentes de dichos países, tanto de procedencia europea (como funcionarios del gobierno, por ejemplo) como personas nativas de las antiguas colonias. Por ejemplo, en países como Francia sus flujos inmigratorios están relacionados con el Magreb (Noroeste del continente africano) y, por lo tanto, su flujo inmigratorio estaba más relacionado con este motivo que con otros también importantes (recordemos que Argelia, Túnez y Marruecos se independizaron de Francia en estos años).
  • El colapso de la URSS (1989). Los antiguos países soviéticos tenían índices de desempleo que ascendían al 15 %, lo cual originó una fuerte emigración, absorbida en su mayor parte por países dentro del mismo ámbito europeo.

La percepción individual de la inmigración

Dos parejas de loros durante un día de niebla en un parque de Majadahonda en la provincia de Madrid.

Los procesos migratorios son inherentes a la especie humana y a muchas otras especies, como puede verse en la imagen de unos loros en un parque de Majadahonda en la Comunidad de Madrid aunque, en este caso, no fue que los loros emigraran por su cuenta como sería con otras especies migratorias de aves, sino que vinieron con la población inmigrante probablemente de algún país latinoamericano. Dichos procesos nacen del instinto de conservación de la especie más que del individuo, y se deben siempre a una evaluación comparativa del entorno donde se vive en cuanto a los recursos y posibilidades con que se cuenta, y de un entorno diferente, en el que existe una percepción de que esos recursos y posibilidades pueden ser mayores y mejores. Esta comparación entre la vida cotidiana en un país y otro se origina actualmente por la amplia facilidad de desplazarse de un lugar a otro, con lo que resulta cada vez más fácil, enterarse de cómo es la vida en otros países. Actúa en un doble sentido: cuando se tiene una percepción favorable a su propio país y cuando esta percepción es desfavorable, lo cual es el motivo que explica la inmigración en el primer caso y el que describe los motivos de emigración en el segundo caso, como puede verse en un artículo de Axel Capriles en el periódico El Universal de Caracas del 24 de septiembre de 2009 ([1] ). Evidentemente, cuando se trata de evaluar el nivel de vida que existe entre los diferentes países, no sólo se puede lograr a través de algún viaje al exterior sino por multitud de vías y procedimientos que hoy en día se han hecho posibles por el desarrollo tecnológico de las comunicaciones y de los medios de transporte: comunicación con familiares en el país de posible entrada, referencias de terceras personas, propaganda turística o de otras actividades económicas, etc.

Los obstáculos para el inmigrante

Salir de un país o lugar para establecerse en otro nunca ha sido una empresa fácil para grupos o individuos sino que, por el contrario, siempre ha presentado innumerables obstáculos, no sólo en el país de entrada sino también en el país de origen antes de su salida del mismo.

En el país de origen

En el país de procedencia del inmigrante suelen existir ciertos problemas legales para la emigración, en gran parte creados por el gobierno respectivo, que trata de evitar la salida de emigrantes, sobre todo porque la inmensa mayoría de ellos suelen ser adultos jóvenes en edad de trabajar y contribuir al desarrollo del país o a los objetivos establecidos por el propio gobierno. En especial, los gobiernos fascistas, comunistas o antidemocráticos en general, siempre han tratado de poner trabas a la emigración, como puede verse en el artículo sobre la emigración italiana en la Wikipedia en este idioma. Así, aunque en este último caso no quedó muy claro los motivos que tenía el gobierno de Mussolini para restringir la emigración, lo cierto es que prácticamente desapareció entre 1929 y el final de la segunda guerra mundial como se señala a continuación:

L'emigrazione nelle Americhe fu enorme nella seconda metà dell'Ottocento e nei primi decenni del Novecento. Quasi si esaurì durante il Fascismo, ma ebbe una piccola ripresa subito dopo la fine della seconda guerra mondiale La emigración a América fue enorme en la segunda mitad del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX. Casi desapareció durante el fascismo pero tuvo un pequeño repunte al finalizar la segunda guerra mundial.
L'Emigrazione italiana

Sin embargo, es en la propia Wikipedia en italiano donde encontramos la crítica a las políticas gubernamentales opuestas a la emigración:

Cosa intende per nazione, signor Ministro? È una massa di infelici? Piantiamo grano ma non mangiamo pane bianco. Coltiviamo la vite, ma non beviamo il vino. Alleviamo animali, ma non mangiamo carne. Ciò nonostante voi ci consigliate di non abbandonare la nostra Patria? Ma è una Patria la terra dove non si riesce a vivere del proprio lavoro? ¿Qué entiende por nación, señor ministro? ¿Es una masa de infelices?. Sembramos trigo pero no comemos pan blanco. Cultivamos la vid pero no bebemos vino. Criamos ganado pero no comemos carne. No obstante, usted nos aconseja que no abandonemos nuestra Patria. ¿Pero es una Patria el lugar donde alguien no puede vivir del propio trabajo?
Respuesta anónima a un ministro italiano, siglo XIX ([2] )

El ejemplo de la emigración italiana es muy claro en este sentido y tal vez emblemático porque su emigración tenía que ser a países con idioma diferente, principalmente, a los Estados Unidos, Argentina, Brasil, Venezuela después de la segunda guerra mundial y a otros países europeos en épocas recientes. Y los descendientes de los italianos que emigraron durante el siglo XX son más de 60 millones, lo que significa tanto o más que la población italiana actual, aunque hemos de tener en cuenta que resulta difícil de obtener cifras precisas en este sentido. Algo distinto sucedió en Francia, donde sus habitantes siempre fueron bastante reacios a dejar el país, con algunas excepciones con las antiguas colonias (Quebec, por ejemplo).

Y para terminar con este tema puede señalarse que una de las razones del gobierno de Mussolini para restringir la emigración, sobre todo de personas jóvenes, era la pérdida del potencial militar, medido en la primera mitad del siglo XX en el número de efectivos en las tropas de cada país. En gran medida, gran parte de la emigración al continente americano posterior a la segunda guerra mundial tenía como un objetivo (principal o secundario) evitar el servicio militar, lo que ocasionó dichas medidas anti-emigratorias para poder desarrollar las políticas imperialistas italianas en África (Abisinia, Tripolitania -actual Libia-, Eritrea y Somalia) y en Europa (Albania, por ejemplo).

En el país de inmigración

Mapa con la distribución territorial del español en los Estados Unidos según el censo de 2000.

En cada país, los obstáculos para la entrada de inmigrantes resultan mucho más claros y tienen múltiples facetas, tanto por parte de los gobiernos respectivos como por parte de los propios habitantes del país e incluso de otros inmigrantes ya establecidos, sobre todo si proceden de países distintos. Una sencilla explicación del rechazo de los inmigrantes en el país de entrada la ofrecen William F. Ogburn y Meyer F. Nimkoff en su libro Sociología:

Los individuos no siempre se muestran cordiales ante los cambios introducidos en el grupo al que pertenecen, sino que suelen ser hostiles a innovaciones sugeridas por gentes de fuera o incluso por recién llegados al grupo...Estas distinciones se comprenden mejor desde el punto de vista de la teoría de las relaciones extragrupo e intragrupo, que puede decirse que surgen cuando grupos que actúan uno sobre otro se sienten extraños u hostiles entre sí. Bajo tales circunstancias, todos los miembros del mismo grupo constituyen un intragrupo o un «nosotros» como opuestos a un extragrupo o un «ellos».[3]

Sin embargo, hay ocasiones en las que esta inmigración resulta favorecida por los gobiernos con el fin de encontrar gente experta en determinados trabajos, como se puede inferir de la composición de la población por edad y sexo en los países petroleros del Golfo Pérsico, donde abundan los adultos jóvenes, especialmente los hombres, mientras que los niños y la población de mayor edad son muy escasos. Las pirámides de población de estos países del Golfo Pérsico tienen una gran semejanza con la pirámide demográfica de la población inmigrante en España.

La expansión territorial de los seres humanos

Las migraciones son tan antiguas como la humanidad y aparecen en las relaciones más antiguas de casi todas las religiones y culturas que existen. En el caso de la tradición judeocristiana, la expulsión del hombre por el Creador después del pecado original constituye la primera referencia a una especie de migración forzosa. Otros ejemplos se pueden encontrar en el Éxodo o Huida de Egipto, los 40 años de la vida en el desierto del Sinaí, el establecimiento en Canaán, etc. En la tradición islámica se puede citar la huida o traslado de Mahoma desde La Meca a Medina, proceso conocido como la Hégira, que puede traducirse como emigración.

La misma teoría de la evolución y el hallazgo de restos fósiles muy antiguos en África nos da pie para creer que los seres humanos tuvieron un origen común desde donde emigraron en distintas direcciones para irse estableciendo en lugares cada vez más apartados.

En general, puede decirse que el desarrollo tecnológico siempre ha dado origen a una expansión territorial de los pueblos y al establecimiento de nuevos grupos humanos en lugares cada vez más remotos: el descubrimiento del fuego, por ejemplo, permitió a los seres humanos instalarse en lugares que eran mucho más fríos. Lo mismo podemos decir del descubrimiento de la agricultura (la Revolución Neolítica), de la ganadería y domesticación de animales, de la metalurgia, de las embarcaciones de vela, de la Revolución industrial, del ferrocarril, del motor de explosión (que puso a valer regiones desérticas donde existía petróleo y donde se establecieron mayoritariamente personas llegadas de otras partes) y muchos otros ejemplos.

Alvin Toffler, en su famosa obra La tercera ola señala la ocurrencia de tres grandes revoluciones en el tiempo que transformaron completamente la historia de la Humanidad. La primera se refiere a la Revolución Neolítica, la invención y desarrollo de la agricultura, que dio origen a la sedentarización de los seres humanos. Gordon Childe se refiere a esta Revolución como la etapa que denomina Los Orígenes de la Civilización: en realidad, el asentamiento estable de los seres humanos en torno a pueblos agrícolas cada vez más grandes constituyen un paso gigantesco en la historia de la civilización ya que no debemos olvidar que el término civilización procede de ciudad (civitas en latín) y las primeras ciudades fueron asentamientos agrícolas. La segunda ola fue la Revolución industrial, que trajo consigo el desarrollo de la producción masiva de productos industriales, el desarrollo del ferrocarril y otros inventos, que permitieron el crecimiento de las ciudades hasta un punto nunca antes visto en la historia. A su vez, este crecimiento de las ciudades trajo consigo un proceso enorme de éxodo rural, primero en los países más industrializados y después en todo el mundo. Tanto la Revolución Neolítica hace menos de 10.000 años, como la Revolución industrial iniciada hace unos dos siglos, trajeron consigo enormes desplazamientos de millones de personas y cambios enormes en las actividades humanas y los modos o estilos de vida: de nómada a sedentario y de rural a urbano. Y la Tercera Ola, el desarrollo gigantesco de la tecnología en la segunda mitad del siglo XX y comienzos del XXI, ha dado origen a unos movimientos gigantescos de millones de personas, tanto espacial como temporalmente.

Migraciones en la antigüedad

Las migraciones han sido una necesidad para la humanidad desde la más remota antigüedad, cuando el ser humano se desplazaba de un lugar a otro en busca de medios de subsistencia o para eludir a enemigos humanos o naturales, recorriendo de esta forma el planeta. Históricamente, las migraciones han cambiado totalmente el aspecto de los países, influyendo en su composición racial, lingüística y cultural, así como otros cambios importantes de gran repercusión.

Durante miles de años, los seres humanos iban extendiéndose hacia nuevos territorios, a medida que la población aumentaba y necesitaban nuevos espacios en los que obtener recursos, especialmente, alimenticios. No podríamos entonces hablar de una verdadera inmigración, ya que este término se refiere a la denominación de los recién llegados a un lugar por parte de los que ya residían en ese lugar. Los centros poblados eran muy pequeños y estaban rodeados por las tierras de donde obtenían su subsistencia.

Podemos decir que los conceptos relacionados con la inmigración surgen en la Edad Antigua con la fundación y desarrollo de colonias en el Mediterráneo, por parte de las ciudades fenicias, griegas, cartaginesas y romanas, aunque en este último caso, el proceso de ocupación del territorio adquirió un sentido distinto, ya que existió la formación de una institución político-territorial mucho más parecida a la de los estados nacionales surgidos en la Edad Moderna que, dicho sea de paso, se inspiraron en gran parte en el legado jurídico y forma de gobierno del Imperio romano (por ejemplo, el Imperio carolingio y el Sacro Imperio Romano Germánico). En la época del Imperio romano ya podía hablarse de inmigración como lo entendemos ahora: Mérida, por ejemplo, con el nombre de Emerita Augusta, fue fundada con soldados licenciados del ejército romano (de ahí el nombre de Emerita ya que el nombre romano para los soldados desmovilizados era el de eméritos o jubilados). Pero como la ciudad ya existía desde antes, sus habitantes aceptaron esa "inmigración" a cambio de recibir el título de "ciudadanos" romanos.

Hace mil quinientos años, en lo que actualmente conocemos como Moscú, no había un sólo ruso, en Hungría no había un sólo húngaro, en Turquía no había turcos, España empezaba a ser visigoda, en América sólo vivían indígenas, en Australia sólo polinesios y melanesios, en la región de Kosovo vivían en forma minoritaria los albaneses, lo que hace todavía más complejo el término desde el punto de vista histórico.

Y las invasiones bárbaras, que marcan el fin de la Edad Antigua y el comienzo de la Edad Media, constituyeron un buen ejemplo para explicar el rechazo de la población nativa de un lugar a gente procedente de otros lugares, sobre todo por el hecho de que no se trata de una verdadera inmigración sino de un proceso de invasión y conquista.

Migraciones en la Edad Media

La época medieval (S. V - S. XV) es la época feudal, en la que los flujos migratorios eran minimizados por la vida cerrada y autosuficiente de los feudos. Las relaciones entre pueblos o grupos distintos fueron militares, de conquista y de desplazamientos forzosos de grupos y pueblos enteros. En los diez siglos que duró, se destacan, además de las invasiones bárbaras, la conquista árabe en el Mediterráneo, la Reconquista en la Península Ibérica, el establecimiento de los normandos en territorio de la Francia actual, el desarrollo del feudalismo en el continente asiático, con las invasiones de los pueblos mongoles y la lenta pero continua expansión y poblamiento de los pueblos americanos (descendientes de asiáticos que cruzaron el Estrecho de Behring en el último período glacial) a lo largo y ancho de todo el continente.

Migraciones recientes

Emigrantes europeos desembarcando en Ellis Island en Nueva York (EE. UU.), en 1902.

En el pasado, grandes flujos de inmigrantes hicieron que países americanos se convirtieran en prósperos y activos. Los Estados Unidos son los que tradicionalmente recibieron (y siguen recibiendo) a inmigrantes de todas partes del mundo.

Sólo cuatro países promueven actualmente la inmigración (Australia, Canadá, Israel y Nueva Zelanda), en el caso de Israel a cualquier judío que esté en la diáspora, en los otros limitándose a aquellos interesados que demuestren su 'empleabilidad' potencial y un nivel adecuado de adaptación a las culturas locales.

Otros países le permiten en circunstancias especiales, por ejemplo para cubrir puestos donde la oferta local es escasa, para inversionistas, en caso de matrimonio, o asilo político, o bajo acuerdos multilaterales como en la Unión Europea.

Las diferencias salariales pueden ser tan importantes que la inmigración ilegal puede volverse una importante "industria". Otras razones que impulsan los flujos migratorios incluyen la persecución política y la reagrupación familiar.

Muchos negocios (legítimos o ilegítimos) se han desarrollado como respuesta a la presencia de las comunidades inmigrantes: envío de dinero, locutorios, restaurantes típicos y especialidades propias de la cocina del país lejano.

Algunos economistas afirman que un mercado laboral libre a nivel mundial, sin restricciones a la inmigración, contribuiría a largo plazo, a impulsar la prosperidad general, teniendo un efecto más beneficioso que la libre circulación de bienes y capitales. Otros están en desacuerdo, señalando que esa situación afectaría negativamente a los salarios y a la sindicalización de los trabajadores, y dispararía la población inmigrante a niveles insostenibles. En pro de esta última idea se encuentra el hecho de que el desarrollo tecnológico está dejando sin empleo a millones de personas cada año, tanto en los países desarrollados como subdesarrollados. Y otra idea que hay que tener en cuenta es la del fantasma de la superproducción, tanto de productos agrícolas como industriales, a pesar de que cada vez existen más millones de personas fuera de los niveles mínimos de consumo.

Además de los países que alientan la inmigración, probablemente países típicos de inmigrantes son Alemania, Australia, Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Estados Unidos de América, Francia, Nueva Zelanda, Reino Unido, Venezuela, Costa Rica, entre otros; siendo en ellos donde podemos estudiar el fenómeno de los extranjeros que van para trabajar. Asimismo los típicos países que ahora tienen un alto porcentaje de emigración serían Albania, Bulgaria, China, Colombia, Cuba, Ecuador, India, Marruecos, México, Perú, Rumania, Turquía y Uruguay.([4] ), entre otros, los cuales registran tasas de migración neta negativas,[5] constituyéndose así como regiones expulsoras o protagonistas de grandes movimientos migratorios, siendo la América Latina, Europa Oriental, Asia y África, las principales regiones expulsoras de emigrantes hacia el mundo más desarrollado.

Muchos países y regiones han atravesado diversas etapas o ciclos con respecto a las migraciones y de ser naciones de fuerte emigración (como España antes de 1960) han pasado a ser receptoras de inmigrantes. Los motivos suelen ser económicos, políticos (regímenes dictatoriales o militaristas), guerras, etc. También ha sucedido con mucha frecuencia el caso inverso: Argentina fue durante el primer tercio del siglo XX (y aún antes) un país receptor de millones de inmigrantes procedentes principalmente de Italia, España, Inglaterra, Francia y de otras partes de Europa, hoy sigue siendo un país receptor pero de países vecinos, Paraguay, Bolivia, Uruguay, Perú, y de otros países latinoamericanos destacándose Venezuela, Colombia, de África, continente asiático (Corea, China, Líbano), y de algunos países de Europa, pero con goteo emigratorio desde 1973.

Hacia 2009 Argentina tiene más de 1,5 millones de extranjeros concentrándose en su mayoría en la Ciudad de Buenos Aires, y las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, y el resto dispersos en otras provincias.

En México siempre han existido importantes comunidades extrenjeras desde el siglo XIX, pero en el 2010 hubo un notable crecimiento de la población inmigrante respeto a los dos siglos anteriores; en este país hay una población importante de estadounidenses, durante el censo de 2010 se contaron 738,103 estadounidenses viviendo en México, convirtiéndose en el país donde viven más estadounidenses fuera de Estados Unidos en el mundo,[6] se destaca también una tasa considerable en la inmigración que proviene de España, Guatemala, Colombia, Italia, Corea del Sur y de Argentina, también durante parte del siglo XX se destaca una tasa de migración sudamericana hacia México debido a problemas que tenían muchos países sudamericanos en ese tiempo. Hoy en día México enfrenta serios problemas de inmigración ilegal o descontrolada que ingresa a su territorio cuyo origen son principalmente de países latinoamericanos, caribeños y asiáticos.

Al día de hoy, los países americanos donde en la gran mayoría de su población se observa la presencia o la mezcla con elementos migratorios europeos o de otros continentes son: Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil, Chile, Cuba, Costa Rica, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela.

Lejos de la persecución política y las crisis económicas de este periodo, la mayoría de los argentinos emigraron a países del Continente Americano y otras naciones tales como España, Italia, Reino Unido y Australia, los dos primeros países de los cuales salieron muchas de las personas que emigraron a Argentina en el pasado siglo.

Hasta el 2008, el número de inmigrantes se incrementó debido a la necesidad de trabajadores de las economías desarrolladas y al menor precio de los pasajes internacionales.[7]

Inmigración durante la crisis económica de 2008-2009

La tasa de desempleo para los inmigrantes está subiendo más rápido que la de los trabajadores nativos. Los inmigrantes están cancelando sus planes para mudarse y los gobiernos reducen las cuotas de los inmigrantes.[7]

Los flujos de población recientes dan origen a una diferenciación tanto jurídica por parte de cada Estado (España, Italia, Alemania, etc.), como social por parte de la población nativa con respecto a los derechos de los inmigrantes. Y no se trata sólo de los inmigrantes, sino también los antiguos emigrantes "retornados" que, aunque probablemente con mayores ventajas que los inmigrantes propiamente dichos, no disponen tampoco de todos los derechos y beneficios de los nacionales residentes de mucho tiempo.

La inmigración en los diferentes continentes

América

Luego de que los europeos llegaran a América, una parte de los indígenas originarios fueron desplazados o diezmados por los europeos y otra gran parte terminó también mezclándose con ellos, dando origen al mestizaje, que forma en Hispanoamérica principalmente, la mayor parte de la población actual. Entre los pueblos europeos que participaron activamente en estas emigraciones masivas hacia América, además de los españoles, podemos citar a los ingleses, portugueses, franceses, alemanes, italianos y holandeses. Debido a la escasez de mano de obra, sobre todo en el trabajo de las llamadas plantaciones, se importaron esclavos africanos de raza negra procedentes de los países del Golfo de Guinea, lo que cambió nuevamente la composición de la población y nuevas mezclas raciales: mulatos, zambos, y otras denominaciones que ya no suelen emplearse. Los descendientes, cada vez más mezclados con los otros grupos raciales, predominaron en las regiones de clima cálido próximas a la costa, donde constituían la mano de obra de las principales haciendas o plantaciones de caña de azúcar, cacao y algodón, entre otros cultivos.

En las islas del Caribe, donde el impacto de la Conquista diezmó a la población indígena muy pronto (sobre todo por la introducción de enfermedades desconocidas en el continente americano), los europeos sustituyeron el trabajo de los indígenas con el de los esclavos, por lo cual, el impacto africano en el poblamiento fue, en algunas regiones costeras, más importante que el indígena: podríamos decir que, mientras que los Andes siempre han sido indoamericanos, las Antillas se convirtieron en afroamericanas. También el sureste de los Estados Unidos recibió una gran cantidad de esclavos como mano de obra para trabajar en las plantaciones de algodón.

Las costas del Golfo de México y del Caribe (por ejemplo, en México y Nicaragua) también recibieron una importante inmigración de esclavos de origen africano y en este último país, se establecieron en la llamada Costa de los Mosquitos, un nombre impropiamente derivado de los indios Misquitos que poblaban la zona. Y en el siglo XIX, muchos campesinos de Jamaica, huyendo de la esclavitud, escaparon de dicha isla para establecerse en esta región costera de los Mosquitos como lo recuerda la existencia de poblaciones con nombre anglosajón, como es el caso de Bluefields, la ciudad y puerto más importante de la zona caribeña de NIcaragua. Y también fue muy importante el poblamiento con esclavos africanos en las regiones costeras del Brasil para el trabajo en las plantaciones.

Europa

Además de las citadas con anterioridad, Europa ha sufrido importantes cambios de población en el siglo XX, cuando millones de alemanes fueron expulsados de Prusia Oriental después de la Segunda Guerra Mundial y transferidos a la Alemania del territorio en que fue reducida después de la guerra. Así, la antigua Königsberg, paso a llamarse Kaliningrado y esta ciudad solo está habitada por rusos, cuando antes vivían alemanes. Los polacos fueron empujados a la Pomerania y todo el antiguo territorio oriental dejado por los alemanes, y la zona cedida por Polonia a la Unión Soviética, a su vez fue poblada por rusos (principalmente, rusos blancos) y ucranianos. En Estonia, Letonia y Lituania hubo una fuerte inmigración de rusos. Los turcos fueron expulsados de Bulgaria y otros países de los Balcanes. Los alemanes que poblaban otros países europeos fueron expulsados, como en Checoslovaquia a Alemania y muchos otros fueron llevados por la fuerza a Kazajistán y otras repúblicas de Asia Central.

Más recientemente muchos sudamericanos, africanos y asiáticos, así como europeos orientales, emigran a Europa Occidental. En España, hay una fuerte inmigración de latinoamericanos, en especial, de ecuatorianos, colombianos y argentinos y de europeos orientales.

En la Unión Europea se ha creado la tarjeta azul.[8]

Véanse también: Migración en la Unión Europea e Inmigración en España

Oceanía

En Australia y Nueva Zelanda los aborígenes fueron desplazados por blancos de origen europeo (véase: Australia Blanca).

Asia

Ejemplo de pirámide de una población desequilibrada a causa por ejemplo de una inmigración masiva de trabajadores hombres (Emiratos Árabes Unidos).

Países asiáticos pequeños como Singapur prácticamente fueron creados por los ingleses, por inmigración de diferentes orígenes, y aunque pocos siglos atrás la isla estaba despoblada, ahora supera los 4 millones de personas, principalmente por una inmigración controlada por el Estado.

En China, durante la década de los 60, muchas personas han emigrado de un sitio a otro dentro y fuera del país por el hambre y la superpoblación, producido por catástrofes naturales o sociales que afectaron a decenas de millones de personas, debido a la envergadura poblacional del país.

En lo que hoy es Israel, millones de palestinos emigraron a los países vecinos en el contexto de las guerras árabe-israelíes. A su vez millones de judíos de la diáspora inmigraron al país a partir de la creación del Estado Libre de Israel (1948).

La explotación del petróleo en los países del golfo Pérsico atrajo centenares de miles de personas de muchas nacionalidades (y hasta millones) de todo el mundo. El motivo se debió a que la mayoría de países petroleros se encontraban en regiones desérticas que tenían una población muy escasa.

África

Problemática

Pirámide de población de los extranjeros censados en España en el 2007.

Las migraciones presentan problemas diferentes: los que se van ejercen un efecto similar al de la disminución de la natalidad, lo que para los países de natalidad alta será un alivio. En cambio, en el país de recepción de inmigrantes, la composición de la población sufre unos cambios sustanciales, como puede verse en la pirámide de la población inmigrante de España, en la que abundan tanto los hombres como las mujeres en edad de trabajar, mientras que la proporción de población menor de 20 años o mayor de 65 es mucho más escasa que la nacional. Los que vienen tienen que integrarse en el nuevo país, primero laboralmente con una legalidad en permisos, identificación, seguridad social y educación; al mismo tiempo culturalmente, por el idioma nuevo cuando es diferente del suyo, y en cualquier caso deben asumir las nuevas costumbres y formas de vida. Los valores serán de diferente intensidad, por ejemplo el concepto de amistad, de servicio comunitario, de tiempo libre, de horarios, de comidas, de familia, de folclore, de gustos artísticos; estos nuevos o modificados valores se deberán superponer o intercalar con los suyos de origen para evitar problemas inútiles y aunque la diversidad cultural, de idiomas y de religiones puede ser enriquecedora a veces, puede también ser creadora de conflictos graves en otros casos. De todas formas no serán estas cuestiones los principales problemas, salvo que haya una fuerte discriminación por los nacionales o por otros grupos de emigrantes.

Los problemas más graves y de diferente intensidad según los países giran en torno a la obtención de documentos legales de identidad y/o permisos de trabajo legal. Para sobrevivir los adultos y sus familias necesitan trabajar, salvo que sean jubilados y vengan por reagrupación familiar. Los problemas de muchos inmigrantes se deben a que el Estado de donde proceden no les dan siempre la orientación necesaria, por lo que los que están decididos a abandonar sus países caen en ocasiones en manos de verdaderas mafias de tráfico de personas y ello ocasiona problemas de identificación y asistencia en el país de acogida que se añaden a los problemas laborales aunque sólo vengan a trabajar en algún empleo rechazado por los nativos: como los mismos emigrantes reclaman: sólo venimos a trabajar en labores que los nacionales no quieren hacer, aunque en muchos casos, los inmigrantes más viejos abandonan esos trabajos y son sustituidos por los nuevos inmigrantes.

El balance final, la actitud de unos (población nativa) y otros (inmigrantes) varía considerablemente según los países y en general, la inmigración resulta enriquecedora, ya que el nacimiento de prácticamente todos los países ha sido por movimientos o procesos inmigratorios.

En la mayor parte de los casos por diversas razones que iban desde el hambre y la miseria al sueño de una tierra propia que labrar y a las aspiraciones de ascenso social. La colonización de América por los europeos tuvo esa motivación durante varios siglos.

En la actualidad, con las nuevas realidades en muchos países, las cosas se han revertido, son los jóvenes de los países que antes fueron colonias los que parten hacia los países más desarrollados con la ilusión de ver realizado sus sueños.

Algunos políticos se quejan de que los inmigrantes estuvieran compitiendo con los locales por empleos e incrementando el costo de los programas de salud y educación públicos.[7]

Posturas sobre la inmigración

La inmigración es uno de los fenómenos mundiales más controvertidos. Todas las naciones desarrolladas (y buena parte de las subdesarrolladas) restringen fuertemente la inmigración, justificando económicamente esta política en la competencia desleal que representaría para los ciudadanos una mano de obra a bajos costes y la carga que representarían los inmigrantes a los servicios sociales de carácter público. A pesar de las razones aducidas, la política de cierre de fronteras plantea serios problemas de respeto a los derechos humanos. Especialmente, cuando un país pide a otro que no permita la libre salida de sus ciudadanos. En este caso, se produce una clara violación del artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que reza así:

1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.

2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.

Sin embargo, es justo reconocer que los Derechos Humanos a escala internacional no pueden ir, en la práctica, en contra o por encima de los derechos humanos de la población de los países de inmigración. Pensar lo contrario sería inconcebible, sobre todo porque los países receptores de inmigrantes no podrían resolver el problema de la superpoblación del sureste asiático, para citar un ejemplo. Más bien es al revés: la inmigración en los países desarrollados suele tener partidarios (sobre todo entre las clases más poderosas económicamente) para cubrir las necesidades de dichos países especialmente en lo que se refiere a disponer de mano de obra barata y mantener los salarios relativamente bajos, aún a costa del perjuicio social que se pueda cometer con la población obrera autóctona. Y en el país de emigración tampoco suele ser una solución por el hecho de que los que han emigrado son, precisamente, los que tienen mayor afán de superación e incluso mayor nivel de preparación.

Las remesas de los inmigrantes a sus países de origen suele compensar los aspectos tan negativos de la emigración, aunque también ello crea un problema en el país donde viven esos emigrantes.

Política migratoria

En distintos países de Europa se han endurecido las políticas en contra de la inmigración, en especial, con la inmigración irregular, como es el caso de Italia que logró aprobar en la Cámara de Diputados una ley que facilita la expulsión de los inmigrantes irregulares y también obliga a los empleados públicos a denunciarlos; se los castigaría con penas entre los 5.000 y 10.000 euros, y contempla la prisión hasta de 3 años a los que les alquilen a los inmigrantes irregulares. Más de 36 mil inmigrantes llegaron a Italia en el 2008.[9] Por otra parte, en Grecia, el 12 de julio de 2009 se destruyó con máquinas excavadoras un campamento de inmigrantes irregulares en la ciudad de Patrás.[10]

Véase también

Referencias

  1. Axel Capriles M. Del viaje al maltrato, Caracas: El Universal, 24-09-09: [1]
  2. Crónica de la emigración de una familia italiana para establecerse en el Brasil (en portugués): [2]
  3. William F. Ogburn y Meyer F. Nimkoff. Sociología. Madrid: Editorial Aguilar, 1964, 5a. edición, pp 142-143
  4. Video sobre la emigración de hijos de antiguos inmigrantes europeos en Venezuela [3]
  5. Tasa de migración neta
  6. «Población total por tamaño de localidad de residencia actual y sexo según lugar de nacimiento». Censo de Población y Vivienda 2010 (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). http://www3.inegi.org.mx/sistemas/TabuladosBasicos/LeerArchivo.aspx?ct=27409&c=27302&s=est&f=2. Consultado el 3 de marzo de 2011. 
  7. a b c Patrick Barta y Paul Hannon (01 de julio de 2009). «La crisis afecta las corrientes migratorias internacionales». Dow Jones Newswires. Consultado el 10 de julio de 2009.
  8. «Blog del Migrante: La Unión Europea aprueba la "tarjeta azul" para atraer a trabajadores inmigrantes cualificados».
  9. Avanza en Italia el plan de Berlusconi contra la inmigración ilegal
  10. BBC Grecia: mano dura con los inmigrantes

Bibliografía

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