J. R. R. Tolkien

J. R. R. Tolkien
«Tolkien» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Tolkien (desambiguación).
J. R. R. Tolkien
Tolkien 1916.jpg
J. R. R. Tolkien en 1916, vistiendo el uniforme del Ejército Británico durante la Primera Guerra Mundial.
Nombre completo John Ronald Reuel Tolkien
Nacimiento 3 de enero de 1892
Flag of the Orange Free State.svg Bloemfontein (Estado Libre de Orange)
Defunción 2 de septiembre de 1973 (81 años)
Bandera del Reino Unido Bournemouth (Dorset, Inglaterra, Reino Unido)
Ocupación Escritor, filólogo, poeta y profesor de anglosajón, lengua y literatura inglesa en la Universidad de Oxford
Nacionalidad Bandera del Reino Unido Británica
Lengua de producción literaria Inglés
Lengua materna Inglés
Género Literatura fantástica
Movimientos Inklings
Cónyuge Edith Mary Bratt
Descendencia Michael, John, Priscilla y Christopher
Firma JRR Tolkien signature.svg

John Ronald Reuel Tolkien, CBE (AFI: dʒɒn ˈɹʷɒnld ˈɹʷuːəl ˈtʰɒlkiːn) (n. Bloemfontein, hoy Sudáfrica; 3 de enero de 1892 – m. Bournemouth, Dorset; 2 de septiembre de 1973), a menudo citado como J. R. R. Tolkien o JRRT, fue un escritor, poeta, filólogo y profesor universitario británico, conocido principalmente por ser el autor de las novelas clásicas de la alta fantasía El hobbit y El Señor de los Anillos.

De 1925 a 1945, Tolkien fue profesor de anglosajón, ocupando la cátedra Rawlinson y Bosworth en la Universidad de Oxford y, de 1945 a 1959, profesor de lengua y literatura inglesa en Merton. Era amigo cercano del también escritor C. S. Lewis y ambos eran miembros de un informal grupo de debate literario conocido como los Inklings. Tolkien fue nombrado Comandante de la Orden del Imperio Británico por la reina Isabel II el 28 de marzo de 1972.

Después de su muerte, el tercer hijo de Tolkien, Christopher, publicó una serie de obras basadas en las amplias notas y manuscritos inéditos de su padre, entre ellas El Silmarillion y Los hijos de Húrin. Estos libros, junto con El hobbit y El Señor de los Anillos, forman un cuerpo conectado de cuentos, poemas, historias de ficción, idiomas inventados y ensayos literarios sobre un mundo imaginado llamado Arda, y más extensamente sobre uno de sus continentes, conocido como la Tierra Media. Entre 1951 y 1955, Tolkien aplicó la palabra legendarium a la mayor parte de estos escritos.[1] [2] [3] [4]

Si bien escritores como William Morris, Robert E. Howard y E. R. Eddison precedieron a Tolkien en el género literario de fantasía con obras tan famosas e influyentes como las de Conan el Bárbaro,[5] el gran éxito de El hobbit y El Señor de los Anillos cuando se publicaron en Estados Unidos condujo directamente al resurgimiento popular del género.[5] [6] Esto ha causado que Tolkien sea identificado popularmente como «el padre» de la literatura moderna de fantasía,[7] o más concretamente, de la alta fantasía.[8] Los trabajos de Tolkien han inspirado muchas otras obras de fantasía y han tenido un efecto duradero en todo el campo. En 2008, el periódico The Times le clasificó sexto en una lista de «Los 50 escritores británicos más grandes desde 1945».[9]

Contenido

Biografía

Orígenes de la familia Tolkien

Artículo principal: Familia Tolkien

Por los datos que se conocen, la mayoría de los antepasados paternos de Tolkien fueron artesanos. La familia Tolkien tenía sus raíces en el estado de Baja Sajonia en Alemania,[10] aunque había estado afincada en Inglaterra desde el siglo XVIII, adaptándose intensamente a su cultura. El apellido «Tolkien» es la forma anglizada del alemán «Tollkiehn», cuyo origen radica en tollkühn («temerario»).[11] En cambio, la familia Suffield, antepasados maternos de Tolkien, tenían fuerte raigambre en la ciudad de Birmingham, en donde se dedicaron al comercio al menos desde principios del siglo XIX, tras desplazarse allí desde Evesham (Worcestershire).[12]

Infancia

Postal navideña manuscrita con una fotografía coloreada de la familia Tolkien (Arthur, Mabel, el pequeño Ronald de 10 meses y tres sirvientes), enviada por Mabel Tolkien desde el Estado Libre de Orange a sus parientes en Birmingham, el 15 de noviembre de 1892.

John Ronald Reuel nació en Bloemfontein, capital del Estado Libre de Orange (Sudáfrica), la noche del domingo 3 de enero de 1892.[13] Sus padres eran Arthur Tolkien y Mabel Suffield, ambos de Gran Bretaña. Recibió el mismo nombre que su abuelo paterno: John, pues en su familia era costumbre llamar así al hijo mayor del hijo mayor. Su medio tío John, que era el mayor de los hijos de John Benjamin Tolkien, solo tuvo hijas, por lo que Arthur decidió llamar a su hijo según la costumbre. Su segundo nombre, Ronald, fue puesto por deseo de Mabel, ya que ella creía que el bebé iba a ser una niña y tenía pensado llamarla Rosalind, acabando Ronald como sustituto. Reuel, que proviene del antiguo hebreo y que significa ‘próximo a Dios’, era el segundo nombre de su padre.[14] En su vida familiar y privada, J. R. R. usó siempre su segundo nombre, Ronald.

El niño fue bautizado el 31 de enero en la catedral de Bloemfontein.[13] Tiempo después, cuando Ronald comenzaba a andar, fue picado por una tarántula en el jardín de su casa, un evento que tendría paralelos en sus historias.[13] El 17 de febrero de 1894 nació el hermano menor de Ronald, Hilary Arthur.[13]

Wake Green Road, 264, en Birmingham, primer hogar de John Tolkien en Inglaterra.

A pesar de que Arthur quiso permanecer en África, el clima del lugar perjudicaba la salud de Ronald, por lo que en 1895, cuando contaba tres años, se trasladó con su madre Mabel y su hermano Hilary a Inglaterra, en lo que debía ser una prolongada visita familiar, mientras su padre permanecía en Sudáfrica, a cargo de la venta de diamantes y otras piedras preciosas para el Banco de Inglaterra (Bank of England). La intención de Arthur Tolkien era la de reunirse con su familia en Inglaterra, si bien murió el 15 de febrero de 1896 de una fiebre reumática.[13] La sorpresiva muerte de Arthur dejó a su familia sin ingresos, por lo que Mabel debió llevar a sus hijos a vivir con su propia familia en Birmingham.

La aceña de Sarehole, en Worcestershire, lugar de juegos infantiles de Tolkien.

Ese mismo año volvieron a mudarse a Sarehole (en la actualidad, en Hall Green), por entonces una pequeña villa de Worcestershire, más tarde absorbida por Birmingham. A Ronald le encantaba explorar el cercano bosque de la turbera de Moseley y la aceña de Sarehole, así como las colinas de Clent y de Lickey, lugares que más adelante inspirarían algunos pasajes en sus obras, junto con otros parajes de Worcestershire como Bromsgrove, Alcester y Alvechurch, y la granja de su tía, Bag EndBolsón Cerrado»), un nombre que utilizaría en su ficción.

Mabel se encargó de la educación de sus dos hijos, siendo Ronald un alumno muy aplicado. Su gran interés por la botánica procedía de las enseñanzas de Mabel, que despertó en su hijo el placer de mirar y sentir las plantas. Ronald disfrutaba dibujando paisajes y árboles, pero sus lecciones favoritas eran aquellas relacionadas con los idiomas, puesto que su madre comenzó a enseñarle las bases del latín a tan temprana edad. De esta forma, ya podía leer a los cuatro años, y escribir de forma fluida poco después. De la misma forma, se entretenía inventando sus propios idiomas, como el «animálico», creado de forma compartida con una prima suya; el «nevbosh» («nuevo disparate»); o el «naffarin», basado en el español.

Tolkien asistió a la King Edward's School de Birmingham y, mientras estudiaba allí intervino en el desfile de coronación de Jorge V, siendo ubicado justo al exterior de las puertas del Palacio de Buckingham. Más tarde fue inscrito en la St. Philip's School y el Exeter College, en Oxford.

En 1900 Mabel se convirtió, junto con sus dos hijos, al catolicismo romano, a pesar de fuerte oposición de su familia, de confesión bautista. En 1904, cuando Ronald tenía doce años, Mabel falleció debido a complicaciones de diabetes —una enfermedad muy peligrosa antes de la insulina— en Fern Cottage (Rednal), donde la familia vivía en alquiler. Durante toda su vida, Ronald vivió convencido de que su madre había sido una verdadera mártir por su fe, lo que produjo una profunda impresión en sus propias creencias católicas.

Las torres de Perrott's Folly (en primer término) y de Edgbaston Waterworks (detrás, a su izquierda), inspiración de Las dos torres.

Durante su consecuente orfandad, Ronald y Hilary fueron educados por el padre Francis Xavier Morgan, un sacerdote católico del Oratorio de Birmingham, situado en la zona de Edgbaston. El padre Morgan era un sacerdote de origen jerezano que había apoyado moral y económicamente a su madre tras su conversión al catolicismo, y que había enseñado al joven Ronald las bases del idioma español que empleó en la creación de su «naffarin». El Oratorio estaba casi bajo la sombra de las torres de Perrott's Folly y Edgbaston Waterworks, que inspirarían las imágenes de las torres oscuras de Orthanc y Minas Morgul de El Señor de los Anillos.

The Merciful Knight, una de las pinturas de Edward Burne-Jones pertenecientes a la colección del Birmingham Museums & Art Gallery.

Otra influencia notable que recibió en esta etapa fueron las pinturas románticas medievalistas de Edward Burne-Jones y la hermandad prerrafaelita, muchas de cuyas obras pertenecen hoy día a una renombrada colección de los Museos y Galería de Arte de Birmingham (Birmingham Museums & Art Gallery), que las expuso abiertamente al público desde 1908.

Juventud

En 1908, a los dieciséis años de edad, Tolkien conoció a Edith Mary Bratt en el orfanato, enamorándose de ella pese a ser él tres años menor. El padre Morgan prohibió a Tolkien encontrarse, hablar e incluso mantener correspondencia con ella hasta que él cumpliese los veintiún años, lo cual el joven obedeció al pie de la letra.

En 1911, mientras estaba en la King Edward's School de Birmingham, Tolkien formó junto con tres amigos (Rob Gilson, Geoffrey Smith y Cristopher Wiseman) una sociedad semi-secreta conocida como la T.C., B.S., las iniciales del Tea Club and Barrovian Society («Club de Té y Sociedad Barroviana»), en alusión a su afición de tomar el en Barrow's Stores, cerca de la escuela, así como en la biblioteca de la propia escuela (de forma ilegal). Después de dejar la escuela, los miembros mantuvieron el contacto, celebrando en diciembre de 1914 un "concilio" en Londres, en casa de Wiseman. Para Tolkien, el resultado de este encuentro supuso un fuerte impulso para escribir poesía.

J. R. R. Tolkien en 1911.

En el verano de 1911 Tolkien viajó de vacaciones a Suiza, un viaje que rememoró en una carta en 1968 de forma aún muy vívida, donde señalaba que el viaje de Bilbo a través de las Montañas Nubladas (incluyendo el «deslizamiento por las piedras resbaladizas hasta el bosque de pinos») está directamente basado en sus aventuras con su grupo de doce compañeros de excursión desde Interlaken hasta Lauterbrunnen, y en su acampada en las morrenas más allá de Mürren. Cincuenta y siete años más tarde, Tolkien recordaba su profunda pena al abandonar las vistas de las nieves perpetuas de Jungfrau y Silberhorn, «la Silvertine (Celebdil) de mis sueños».[15]

Placa que conmemora la estancia de J. R. R. Tolkien en el hotel Harrow de Birmingham, en junio de 1916.

Después de muchas trabas e impedimentos del padre Francis (que deseaba que Tolkien se centrase en acabar sus estudios de Filología Inglesa en Oxford con honores), por fin la misma tarde del día de su vigésimo primer cumpleaños Tolkien escribió una carta a Edith declarándole su amor y preguntándole si deseaba casarse con él. Ella le respondió que ya estaba comprometida, ya que creía que Tolkien la había olvidado. Reuniéndose bajo un viaducto de ferrocarril, renovaron de nuevo su amor, tras lo cual Edith devolvió su anillo de compromiso y decidió casarse con Tolkien. Tras comprometerse en Birmingham en enero de 1913, Edith se convirtió al catolicismo ante la insistencia de Tolkien, casándose finalmente el 22 de marzo de 1916 en Warwick.

Antes de su matrimonio, sus viajes le llevaron a Cornualles, donde, debido al amor que sentía por los paisajes desde la época de su infancia, quedó impresionado por la visión de la singular costa córnica y el mar. Tolkien se graduó con honores en 1915 en el Exeter College de la Universidad de Oxford, con un título de primera clase en idioma inglés, en la modalidad Lingüística Inglesa y Literatura hasta Chaucer.

Tras su graduación, Tolkien se unió al Ejército Británico que luchaba por entonces en la Primera Guerra Mundial. Se enroló con la graduación de teniente segundo, especializado en lenguaje de signos, en el 11º Batallón de Servicio de los Fusileros de Lancashire, que fue enviado a Francia en 1916 con la Fuerza Expedicionaria Británica. Tolkien sirvió como oficial de comunicaciones en la Batalla del Somme hasta que enfermó debido a la denominada «fiebre de las trincheras» el 27 de octubre, siendo trasladado a Inglaterra el 8 de noviembre. Muchos de sus compañeros de su unidad, así como muchos de sus más cercanos amigos, murieron en la guerra.

Durante su convalecencia en una cabaña en Great Haywood (Staffordshire), comenzó a trabajar en lo que llamó El libro de los cuentos perdidos, comenzando con «La caída de Gondolin». Durante los años de 1917 y 1918 continuó recayendo en su enfermedad, si bien se había restablecido lo suficiente como para hacer tareas de mantenimiento en varios campamentos, ascendiendo así al rango de teniente. Cuando fue destinado a Kingston upon Hull, un día él y Edith estaban caminando por los bosques de la cercana Roos, cuando Edith comenzó a bailar para él en una densa arboleda de cicutas, rodeados de flores blancas. Esta escena inspiró el pasaje del encuentro de Beren y Lúthien, y Tolkien solía referirse a Edith como «su Lúthien».[16] Tolkien y Edith tendrían cuatro hijos: El sacerdote John Francis Reuel (17 de noviembre de 1917 - 22 de enero de 2003), Michael Hilary Reuel (octubre de 19201984), Christopher (n. 1924) y Priscilla Anne Reuel (n. 1929).

Madurez

El primer trabajo civil de Tolkien tras la guerra fue como lexicógrafo asistente en la redacción del insigne Oxford English Dictionary, donde trabajó durante dos años principalmente en la historia y etimología de las palabras de origen germánico que comenzaban por la letra W, rastreando su origen en el alto alemán, alemán medio e incluso nórdico antiguo. En 1920 ocupó el puesto de profesor no titular de Lengua inglesa en la Universidad de Leeds, donde alcanzó el cargo de profesor, reformando con su magisterio la enseñanza de esta disciplina. En Leeds conoció a Eric Valentine Gordon, con quien publicó la que es considerada la mejor edición hasta la fecha de la obra anónima de la "Alliterative Revival" Sir Gawain y el Caballero Verde, escrita en inglés medio a finales del siglo XIV.

En 1925 regresó a la Universidad de Oxford como profesor de anglosajón en el Pembroke College. Sería durante su estancia en Pembroke cuando Tolkien escribió El hobbit y los dos primeros volúmenes de El Señor de los Anillos. Tolkien nunca esperó que sus historias sobre ficción se volvieran tan populares, pero fue C.S. Lewis quien lo persuadió para que publicara un libro que había escrito para sus hijos llamado El hobbit en 1937.[17] Sin embargo, el libro a su vez atrajo a lectores adultos, y se volvió lo suficientemente popular como para la editorial, George Allen & Unwin, por lo que le pidieron a Tolkien que escribiera una secuela a la obra.

Respecto a las publicaciones académicas, su conferencia en 1936 Beowulf: los monstruos y los críticos tuvo una decisiva influencia en los estudios acerca del mito de Beowulf. En 1928 Tolkien ayudó a Sir Mortimer Wheeler en la excavación de un asclepeion romano en Lydney Park, Gloucestershire.

Fue en Oxford donde Tolkien entabló amistad con el profesor y escritor C. S. Lewis, (futuro autor de Las crónicas de Narnia), con quien disentía al principio a causa de sus convicciones religiosas (Lewis era agnóstico, y posteriormente se hizo protestante), pero que acabó siendo uno de sus principales correctores, junto con los otros miembros del club literario que formaron, los Inklings. Sus miembros se reunían los viernes antes de comer en el pub Eagle and Child, y la noche de los jueves en las habitaciones de Lewis en el Magdalen College para recitar las obras que cada uno componía, así como romances y extractos de las grandes obras épicas del Norte de Europa.

Northmoor Road, 20, en Oxford, hogar de la familia Tolkien entre 1930 y 1949.

En 1924 nació su tercer hijo, Christopher, quien se encargaría de publicar póstumamente todos los manuscritos que su padre había dejado desparramados por el estudio en su casa de Northmoor Road (y de donde saldrán principalmente El Silmarillion, Cuentos inconclusos de Númenor y la Tierra Media y La historia de la Tierra Media [el término «Tierra Media» hace alusión directa a Midgard, uno de los siete espacios en que se divide el mundo habitable según el Völuspá). Cuatro años después, en 1929, nació su hija Priscilla (con la que viajó a Venecia, a la que comparó en encanto con la ya mítica Minas Tirith, la ciudad capital del Reino de Gondor).

Desde su adolescencia, Tolkien había empezado a escribir una serie de mitos y leyendas sobre la Tierra Media, que más tarde darían lugar a El Silmarillion —previamente denominado El libro de los cuentos perdidos (echaba en falta en su país una mitología del carácter de la griega, por ejemplo, y se proponía inventar «una mitología para Inglaterra»). Se supone que dichos relatos se inspiraron en un cuento publicado en 1927 por Edward Wyke-Smith titulado El maravilloso país de los snergs (también el Kalevala finlandés, las sagas escandinavas y, en general, un poco de toda la mitología europea de cualquier origen).

Senectud

Sanfield Road, 76, en Headington (Oxford), hogar de los Tolkien desde 1953 a 1968.

En 1957 Tolkien viajaba a Estados Unidos para recibir títulos honoríficos de las principales universidades, como la Marquette (donde hoy en día se conservan los manuscritos originales de sus obras), Harvard..., pero el viaje tuvo que suspenderse, pues Edith cayó enferma. Tolkien se retiró dos años después, en 1959, de su cargo en Oxford. En 1965 salió la primera edición de El Señor de los Anillos en Estados Unidos. En 1968, la familia Tolkien se trasladó a Poole, cerca de Bournemouth, después de la muerte de Edith. El 29 de noviembre de 1971 Tolkien volvió a Oxford.

Doctor honoris causa por varias universidades (Nacional de Irlanda, Oxford...); vicepresidente de la Philological Society; miembro de la Royal Society of Literature. Cuatro años antes de su muerte, a los 81 años de edad, en 1969, la reina Isabel II le otorgaría la Cruz del Imperio Británico. En su honor se fundaron, en primer lugar, la Mythopoeic Society norteamericana, y la Tolkien Society británica, y decenas de sociedades similares por todo el mundo.

Tumba de John y Edith Tolkien.

La tumba de Tolkien y Edith, situada en el cementerio de Wolvercote, en Oxford, presenta los nombres de «Beren» y «Lúthien», extraídos de la famosa leyenda incluida en El Silmarillion acerca del amor entre estos dos seres de diferente naturaleza y del robo, por parte de la doncella elfa Lúthien y el valiente mortal Beren, de uno de los Silmarils (las piedras preciosas forjadas por el orgulloso y arrogante así como superdotado noldo Fëanor con la luz de Laurelin y Telperion, los Árboles de Aman creados por Yavanna); éste fue extraído de la corona de hierro de Morgoth (o Melkor), el vala renegado que desafió a Eru, el Único, durante la Ainulindalë, la Música de los Ainur, y toda la Primera Edad del Sol.

Pensamiento

Religiosidad

Tolkien fue un devoto católico romano, y así se sintió el instrumento de la conversión de C. S. Lewis del ateísmo al cristianismo. Sin embargo, se decepcionó cuando Lewis se volvió anglicano (iglesia a la que Tolkien se refería como «una patética y oscurecedora mescolanza de tradiciones medio recordadas y creencias mutiladas»), en lugar de católico. A pesar de haber sido educado en la Iglesia de Irlanda, Lewis ingresó en su madurez en la Iglesia de Inglaterra.[18] A pesar de ello, Lewis expresa en varias de sus obras, como en Cartas del diablo a su sobrino o en Las crónicas de Narnia, algunas ideas inspiradas en el catolicismo; reconociendo, por ejemplo, la división de los pecados en mortales y veniales, entre otras ideas particulares de la fe cristiana.

Tolkien educó intensamente a sus hijos en su religión. En una carta, fechada el 8 de enero de 1944, y dirigida a su hijo Christopher con la intención de darle ánimos, le insta, tras explicarle un poco de doctrina católica, a recurrir a las alabanzas: «Yo las utilizo mucho (en latín): el Gloria Patri; el Gloria in excelsis; el Laudate Dominum; el Laudate pueri Dominum (que me gusta en especial), uno de los salmos dominicales y el Magnificat» y la carta continúa señalando varias otras formas religiosas de buscar tranquilidad e inspiración.[19]

En los últimos años de su vida, Tolkien quedó profundamente decepcionado por las reformas y cambios llevados a cabo tras el Concilio Vaticano Segundo,[20] tal como recuerda su nieto Simon Tolkien:

Recuerdo vívidamente cuando iba a la iglesia con él en Bournemouth. Era un devoto católico romano y fue poco después de que la Iglesia cambiase la liturgia del latín al inglés. Mi abuelo evidentemente no estaba de acuerdo con eso y daba todas sus respuestas en voz muy alta en latín mientras el resto de la congregación respondía en inglés. La experiencia me resultaba espantosa, pero a mi abuelo le daba lo mismo. Simplemente, tenía que hacer aquello que creía correcto.[21]

Es un comentario habitual,[22] que existen paralelismos entre la saga de la Tierra Media y ciertos hechos de la vida de Tolkien. Suele argumentarse que El Señor de los Anillos representa a Inglaterra durante e inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial. Tolkien repudió ardientemente esta opinión en el prefacio a la segunda edición de su novela, declarando que prefería la aplicabilidad a la alegoría.[22] Trató este tema con mayor extensión en su ensayo Sobre los cuentos de hadas, en el que argumenta que los cuentos de hadas son válidos porque son consistentes consigo mismos y con algunas verdades sobre la realidad. Concluyó que el cristianismo en si mismo sigue este patrón de consistencia interna y verdad externa. Su creencia en las verdades fundamentales del cristianismo y su lugar en la mitología lleva a los comentaristas a encontrar temas cristianos en El Señor de los Anillos, a pesar de su notable falta de referencias abiertamente religiosas, ceremonias religiosas o apelaciones a Dios. Tolkien se opuso vehementemente al uso de referencias religiosas por parte de C. S. Lewis en sus historias, que muchas veces eran abiertamente alegóricas.[23] Sin embargo, Tolkien escribió que la escena del Monte del Destino ejemplifica líneas del Padre nuestro.[24]

Su amor por los mitos y su fe devota se unieron en su creencia en que la mitología «es el eco divino de la Verdad».[25] Expresó este punto de vista en su poema Mitopoeia, y su idea de que los mitos contienen ciertas «verdades fundamentales» se convirtió en un tema central de los Inklings en su conjunto.

Pensamiento político

Las ideas políticas de Tolkien estaban guiadas por su estricto catolicismo, por lo que sus puntos de vista eran predominantemente conservadores, en el sentido de favorecer las convenciones y ortodoxias establecidas por encima de la innovación y la modernización. Apoyó el bando de Franco durante la Guerra Civil Española, tras tener noticias de que milicianos «rojos» estaban destruyendo iglesias y matando a sacerdotes y monjas en la zona republicana.[26] También expresó admiración por el poeta sudafricano católico Roy Campbell, tras una reunión con él en 1944: Tolkien consideraba a Campbell un defensor de la fe católica por sus acciones con el bando franquista en la Guerra Civil Española. Mientras tanto, C. S. Lewis acababa de escribir un poema satirizando abiertamente la «mezcla de catolicismo y fascismo» de que Campbell hacía gala.[26]

Siguiendo la opinión predominante en la Gran Bretaña de la época, se mostraba de acuerdo con la política de apaciguamiento defendida por el gobierno de Chamberlain. Considerando que Hitler y el nazismo eran menos peligrosos que los soviéticos, escribió una carta durante la Crisis de Múnich en la que manifestaba la creencia de que los soviéticos eran responsables de los problemas de Europa y que estaban tratando de volver a los británicos y franceses en contra de Hitler.[27] Sin embargo, Tolkien siempre condenó la doctrina racial del Partido Nazi y su antisemitismo como algo «totalmente pernicioso y acientífico».[28] Cuando, en febrero de 1938, sus editores en Alemania le pidieron confirmación sobre si era de ascendencia aria, Tolkien remitió dos borradores de respuesta distintos a sus editores ingleses. En el que se conserva (es decir, el que no se envió a Alemania) Tolkien, después de ridiculizar la mitificación del origen ario (hindú o persa) de los pueblos germánicos, replica:

[...] si debo entender que quieren averiguar si soy de origen judío, solo puedo responder que lamento no poder afirmar que no tengo antepasados que pertenezcan a ese dotado pueblo. [...] me he acostumbrado a considerar mi apellido alemán con orgullo, y seguí considerándolo así durante todo el período de la lamentable pasada guerra, durante la cual serví en el ejército inglés. Sin embargo, no puedo dejar de comentar que si averiguaciones impertinentes e irrelevantes de esta especie han de convertirse en la regla en cuestiones relacionadas con la literatura, no está entonces distante el momento en que tener un apellido alemán deje de ser fuente de orgullo.[29]

En 1967 protestó contra una descripción de la Tierra Media como «nórdica», un término que le desagradaba por su asociación con la teoría racial de nombre similar.[30] Tolkien no sentía otra cosa por Adolf Hitler más que desprecio, y le acusaba: «Arruina, pervierte, aplica erradamente y vuelve por siempre maldecible ese noble espíritu nórdico, suprema contribución a Europa, que siempre amé e intenté presentar en su verdadera luz».[31] Tiempo después hablaría de Hitler como de uno de los «idiotas militares», «un pillo vulgar e ignorante, además de tener otros defectos (o la fuente de ellos)».[32] Del otro bando, el suyo, tampoco le gustaba la propaganda antialemana demagógica y maniquea empleada durante la Segunda Guerra Mundial para reforzar el esfuerzo de guerra británico.[32]

Sorprendentemente, en 1943 escribió, «Mis opiniones políticas se inclinan más y más hacia el anarquismo (entendido filosóficamente, lo cual significa la abolición del control, no hombres barbados armados de bombas) o hacia la monarquía “inconstitucional”. Arrestaría a cualquiera que empleara la palabra Estado (en cualquier otro sentido que no fuera el reino inanimado de Inglaterra y sus habitantes, algo que carece de poder, derechos o mente) [...]».[33] Estas palabras le han llevado a ser calificado de «anarquista monárquico».[34]

Acusaciones de racismo

La cuestión del racismo o racialismo en la obra de Tolkien ha sido objeto de un cierto debate académico.[35] Christine Chism clasifica las acusaciones en tres categorías distintas: racismo intencional, un prejuicio eurocentrista inconsciente, y una evolución de un racismo latente en sus primeras obras, a un repudio consciente de las tendencias racistas en sus últimos trabajos.[36] John Yatt ha escrito: «Los “blancos” son buenos, los “oscuros” son malos, los orcos son los peores de todos».[37] Sin embargo, otros críticos como Tom Shippey o Michael D. C. Drout no están de acuerdo con una generalización tan radical a partir de los hombres «blancos» y «oscuros» de Tolkien en «buenos» y «malos». La obra de Tolkien también ha sido defendida en este sentido por racistas declarados como el Partido Nacional Británico.

Ya se ha comentado anteriormente su postura sobre la política racial en Alemania; sobre las condiciones de vida de la gente de color en Sudáfrica, antes del Apartheid, escribió a su hijo Christopher:

En cuanto a lo que dices o sugieres de las condiciones «locales», yo las conocía. No creo que hayan cambiado mucho (ni siquiera para peor). Las oía comentar por mi madre; y aún desde entonces me he tomado un interés especial por esa parte del mundo. El tratamiento del color casi siempre horroriza al que sale de Gran Bretaña, y no solo en Sudáfrica. Desdichadamente, no son muchos los que conservan largo tiempo ese generoso sentimiento.[38]

Pacifismo

Tolkien perdió a la mayoría de sus amigos en las trincheras durante la Primera Guerra Mundial, lo que le ponía indefectiblemente en contra de la guerra en general, declarando cerca del final de la Segunda que los Aliados no eran mejores que los Nazis y que se comportaban como orcos en sus llamadas a una completa destrucción de Alemania. En algunos fragmentos de las Cartas a Christopher, su hijo, Tolkien deja ver la amargura e inutilidad humana que le provoca la guerra, y compara hechos reales con los de sus libros: «...estamos intentando conquistar a Sauron con el Anillo. Y (según parece) lo lograremos. Pero el precio es, como lo sabrás, criar nuevos Saurons y lentamente ir convirtiendo a Hombres y Elfos en Orcos».[39] Se horrorizó por los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki, refiriéndose a los científicos del Proyecto Manhattan como «físicos lunáticos» y «constructores de Babel».[40] También escribió: «[...] no conozco nada sobre el imperialismo británico o americano en el Lejano Oriente que no me llene de dolor y repugnancia [...]».[41]

Ecologismo

Los escritos de Tolkien también demostraron un gran respeto hacia la naturaleza, siendo un gran amante y defensor de los árboles y los bosques. Tolkien demostró un intenso rechazo a los efectos colaterales de la industrialización, que consideraba devoradora del paisaje rural inglés. Esta actitud conservacionista puede ser percibida en su trabajo; siendo el caso más palpable su retrato de la «industrialización forzada» de la Comarca al final de El retorno del Rey.[42]

Durante la mayor parte de su vida se mantuvo reluctante incluso a los automóviles, prefiriendo conducir su bicicleta.[43] [44] [45] [46] Se caricaturizó a sí mismo en este aspecto en El señor Bliss, un cuento infantil profusamente ilustrado por el propio Tolkien y editado de forma póstuma por Baillie Tolkien.[47]

Obra literaria

Poemas

El primer poema conocido de Tolkien se basó en los Cantos populares de la Antigua Roma, de Thomas Macaulay.

El primer poema que Tolkien consiguió publicar fue «La batalla del Campo del Este», en 1911, cuando Tolkien tenía una edad de diecinueve años.[48]

Tres años después, Tolkien escribió un poema que sería imprescindible en el desarrollo de su futuro legendarium. Desde hacía tiempo estaba interesado en el inglés antiguo o anglosajón y se había dedicado a leer varias obras en esta lengua, entre ellas, el poema Christ II de Cynewulf; dos líneas de éste le impresionaron especialmente:

Eala Earendel engla beorhtast.
Ofer middangeard monnum sended
Salve, Earendel, el más brillante de los ángeles.
Enviado a los hombres sobre la tierra media
Christ II, de Cynewulf.

Inspirado por ellas, Tolkien escribió el poema «El viaje de Eärendel, la estrella vespertina», que narraba el viaje por el cielo del marinero Eärendel, más tarde convertido en Eärendil.[49]

Tolkien continuó escribiendo numerosos poemas, algunos de ellos relacionados con su legendarium y que más tarde serían incluidos por su hijo Christopher en los volúmenes de La historia de la Tierra Media. En 1917, cuando estaba ingresado en el hospital por culpa de una enfermedad contraída durante la Primera Guerra Mundial, Tolkien comenzó a trabajar en otros poemas que se convertirían en la base de las historias principales de El Silmarillion: «El cuento de Tinúviel», «Turambar y el Foalókê», y «La caída de Gondolin»;[50] con el paso de los años, estos poemas se convirtieron en textos en prosa que evolucionaron hasta las historias de Beren y Lúthien, Los hijos de Húrin y La caída de Gondolin, respectivamente.

En 1953 se publicó con bastante éxito el poema «El regreso de Beorhtnoth, hijo de Beorhthelm», aunque ya estaba acabado desde 1945. Escrito en verso aliterado, se trata de una continuación del inacabado poema anglosajón La batalla de Maldon.[51]

En 1961, una tía de Tolkien le pidió que sacará un libro dedicado a Tom Bombadil, un personaje que aparece en El Señor de los Anillos. Aunque sólo los dos primeros poemas están dedicados a dicho personaje, Tolkien tituló el poemario como Las aventuras de Tom Bombadil y otros poemas de El Libro Rojo, e incluyó en él otros poemas datados de la década de 1920.[52]

Roverandom

Artículo principal: Roverandom

J. R. R. Tolkien acostumbraba desde siempre a narrar historias a sus propios hijos, por los motivos más diversos. Así, concibió el relato de Roverandom en 1925, como un cuento para sus hijos John (ocho años) y Michael (cinco) durante unas vacaciones. Michael estaba muy encariñado aquel verano de uno de sus juguetes: un perrito en miniatura, de plomo pintado de blanco y negro. Desafortunadamente, un día paseando por la playa con su padre, lo dejó en el suelo para jugar y lo perdió. Aunque John y sus dos hijos mayores pasaron horas buscándolo, no fue posible recuperarlo, por lo que Tolkien imaginó la historia que hoy conocemos como Roverandom para consolar al pequeño Michael.[53]

Se trata de un cuento infantil que narra la historia de un perrito llamado Rover que muerde a un brujo, por lo que éste le castiga convirtiéndole en juguete. Un niño compra ese juguete, pero lo pierde en la playa. Entonces, el hechicero de la arena le hace vivir aventuras desde la Luna hasta el fondo del mar.

Este cuento no fue publicado hasta 1998, de manera póstuma.

El Silmarillion

Artículo principal: El Silmarillion

Tolkien escribió un breve esquema de su mitología del que los cuentos de Beren y Lúthien y el de Túrin formaban parte, y ese esquema fue evolucionando hasta convertirse en el «Quenta Silmarillion», una historia épica que Tolkien comenzó tres veces pero nunca publicó. Tolkien confiaba en publicarla al abrigo del éxito de El Señor de los Anillos, pero a las editoriales (tanto a Allen & Unwin como a Collins) no les convenció; puesto que, además, los costes de impresión eran muy altos en la posguerra.[54] La historia de esta continua reescritura se cuenta en la serie póstuma de La historia de la Tierra Media, editada por el hijo de Tolkien, Christopher. Desde 1936, aproximadamente, Tolkien empezó a extender su marco de trabajo para abarcar la narración de la caída de NúmenorAkallabêth»), inspirada en la leyenda de la Atlántida. No fue hasta 1977, de manera póstuma, que los escritos que componen El Silmarillion vieron la luz, recopilados y editados por Christopher Tolkien. A los relatos mencionados («Quenta Silmarillion» y «Akallabêth»), se añadieron para la publicación otros más breves, de los primeros y los últimos tiempos de la Tierra Media: «Ainulindalë», «Valaquenta» y «De los Anillos de Poder y la Tercera Edad».

El hobbit

Artículo principal: El hobbit

Tolkien nunca había esperado que sus historias se volvieran populares pero, por casualidad, otro libro que había escrito en 1932[55] para sus propios hijos y al que había llamado El hobbit pasó de mano en mano sin el permiso del autor hasta llegar a Susan Dagnall, una empleada de la editorial londinense George Allen & Unwin.[56] Ésta le enseñó el libro al presidente de la empresa, Stanley Unwin, quien se lo dio a su hijo pequeño, Rayner, para que lo leyera; la historia le gustó tanto que decidieron publicarlo.

En este libro se narran las aventuras del hobbit Bilbo Bolsón que, junto con el mago Gandalf y una compañía de enanos, se verá envuelto en un viaje para recuperar el reino de Erebor, arrebatado a los enanos por el dragón Smaug.

Si bien se trata de una historia infantil, el libro atrajo también la atención de lectores adultos y se hizo lo suficientemente popular como para que Stanley Unwin le pidiera a Tolkien que trabajara en una secuela, más tarde conocida como El Señor de los Anillos.[27]

El Señor de los Anillos

Artículo principal: El Señor de los Anillos
El Anillo Único, en torno a cuya destrucción gira la trama de El Señor de los Anillos.

Aunque no se encontraba inspirado para tratar el tema, la petición de Stanley Unwin de una secuela para El hobbit impulsó a Tolkien a comenzar la que sería su obra más famosa, El Señor de los Anillos, una novela de fantasía épica subdividida en tres volúmenes y publicada entre 1954 y 1955. Tolkien invirtió más de diez años en la creación de la historia y los apéndices de la novela, tiempo durante el cual recibió el apoyo constante de los Inklings, en particular de su amigo más cercano, C. S. Lewis, al que prestaba o leía los borradores que iba escribiendo para que los juzgara.[57] [58] Tanto los acontecimientos de El hobbit como los de El Señor de los Anillos están enmarcados en el contexto de El Silmarillion, pero en una época bastante posterior.

La intención original de Tolkien al empezar a escribir El Señor de los Anillos era que éste fuera un cuento para niños al estilo de El hobbit,[59] pero poco después recordó el anillo encontrado por Bilbo Bolsón y decidió centrar la historia en torno a él y su devenir, convirtiéndose en un escrito más oscuro y serio; por ello, a pesar de ser una continuación directa de El hobbit, fue dirigido a un público más maduro. Por otro lado, Tolkien aprovechó más en esta novela la inmensa historia de Beleriand, que había ido construyendo en años anteriores y que finalmente fue publicada de forma póstuma en el El Silmarillion y otros volúmenes.

El Señor de los Anillos se volvió tremendamente popular en la década de 1960[60] y se ha mantenido así desde entonces, situándose como una de las obras de ficción más populares del siglo XX a juzgar por sus ventas y las encuestas de lectores, como la realizada por las librerías Waterstone's de Reino Unido y la cadena de televisión Channel 4, que eligió a El Señor de los Anillos como el mejor libro del siglo.[61]

Lenguas construidas

Alfabeto rúnico con la correspondiente traducción que J. R. R. Tolkien le asignó para usarlo en varias ilustraciones de su novela El hobbit.

Su pasión por los idiomas comenzó a los 8 o 9 años de edad, cuando se deleitaba con el sonido del latín en los labios de su madre o se entretenía con su prima Mary inventando sus propias lenguas, como el «animálico» o el «nevbosh» (‘nuevo disparate’). Algo más tarde creó el «naffarin» (basado en el español que aprendía con la ayuda del padre Morgan). Después descubriría el gótico, el galés y el finlandés, base de sus grandes creaciones: el sindarin, la lengua de los sindar, y, sobre todo, el quenya, la lengua de los noldor; alentado por sus profesores Kenneth Sisam, catedrático de instituto en Literatura Comparada y con quien competiría por la cátedra de Anglosajón en el Merton College de la Universidad de Oxford, y Robert Gilson, quienes descubrieron en él a un gran filólogo.

Su carrera académica y su producción literaria son inseparables de su amor hacia el lenguaje y la filología. Se especializó en la filología del griego durante la universidad y en 1915 se graduó con nórdico antiguo como materia especial. Trabajó para el Oxford English Dictionary desde 1918. En 1920, fue a Leeds como profesor de Inglés, donde reclamó crédito por aumentar el número de estudiantes en lingüística de cinco a veinte. Dio cursos sobre el verso heroico en inglés antiguo, historia del inglés, varios textos en inglés antiguo y medio, filología del inglés antiguo y medio, filología introductoria a germano, gótico, nórdico antiguo y galés medieval. Cuando en 1925, con treinta y tres años, Tolkien solicitó el profesorado en anglosajón de Rawlinson y Bosworth, presumió de que sus estudiantes de filología germana de Leeds habían formado un «Club Vikingo».[62]

Privadamente, Tolkien estaba atraído por «cosas de significación racial y lingüística», y contempló nociones de un heredado gusto por el lenguaje, donde calificó a la «lengua nativa» como opuesta a la «lengua materna» en su conferencia «El inglés y el galés», que es crucial para entender su concepto de la raza y el lenguaje. Consideraba el inglés medio de los Midlands Occidentales su «lengua nativa», y, como le escribió a Wystan Hugh Auden en 1955,[63] «Soy de los Midlands Occidentales por sangre (y tomé el inglés medio de estos como una lengua conocida tan pronto como posé mis ojos sobre ellos)».

Paralelamente a su trabajo profesional como filólogo, y algunas veces eclipsándolo hasta el extremo de que su producción académica permaneciera bastante escasa, estaba su afecto por la construcción de lenguas artificiales. Las de mayor desarrollo eran el quenya y el sindarin. El lenguaje y la gramática para Tolkien fueron una cuestión de estética y eufonía, y el quenya en particular fue diseñado por consideraciones «fonoestéticas»; fue previsto como un «elfolatín», y estaba basado fonológicamente en el latín, con ingredientes del finés y el griego.[64] Una notable adición vino a fines de 1954 con el adunaico de Númenor, una lengua de «un sabor ligeramente semítico», conectada con el mito tolkieniano de la Atlántida, el cual por medio de «Los papeles del Notion Club» se ata directamente dentro de sus ideas sobre la heredabilidad del lenguaje, y a través de la Segunda Edad del Sol el mito de Eärendil fue asentado en el legendarium, de este modo proveyendo un enlace al «mundo real y primordial» del siglo XX de Tolkien con el pasado mitológico de la Tierra Media.

Tolkien considera los lenguajes inseparables de la mitología asociada con ellos, y consecuentemente tomó tenue vista de las lenguas auxiliares: en 1930 un congreso de esperantistas escucharon esto de él, en su conferencia «Un vicio secreto», «La construcción de su lenguaje engendrará una mitología», pero en 1956 concluyó que el «volapük, esperanto, ido, novial, etc, etc, están muertos, más que otras lenguas ancestrales no utilizadas, debido a que sus autores nunca inventaron ninguna leyenda en esperanto».[65]

La popularidad de los libros de Tolkien ha tenido un pequeño pero duradero efecto en el uso del lenguaje en la literatura fantástica en particular, e incluso en importantes diccionarios, que hoy en día comúnmente aceptan el restablecimiento tolkiano de las palabras dwarves (enanos) y elvish (élfico) (en contraposición a dwarfs y elfish), que no habían estado en uso desde mitad aproximadamente el siglo XIX. Otros términos que ha acuñado, tales como legendarium y eucatástrofe son mayormente usados en conexión con su trabajo.

Notas y referencias

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  2. Carpenter, 1993, Carta n.º 153, de septiembre de 1954, a Peter Hastings (borrador)
  3. Carpenter, 1993, Carta n.º 154, de 25 de septiembre de 1954, a Naomi Mitchison
  4. Carpenter, 1993, Carta n.º 163, de 7 de junio de 1955, a W. H. Auden
  5. a b DE CAMP, L. Sprague (1976) (en inglés). Literary Swordsmen and Sorcerers: The Makers of Heroic Fantasy. Arkham House. ISBN 0-870-54076-9. 
  6. YOLEN, Jane. «Introduction». En Martin H. Greenberg (en inglés). After the King: Stories in Honor of J. R. R. Tolkien. ISBN 0-312-85175-8. 
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  14. Carpenter, 1993, Carta n.º 309, de 2 de enero de 1969, de una carta a Amy Ronald
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  64. Carpenter, 1993, Carta n.º 144, de 25 de abril de 1954, a Naomi Mitchison
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Bibliografía

Véase también

Enlaces externos


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