Thylacinus cynocephalus

Thylacinus cynocephalus
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Lobo marsupial
Thylacinus.jpg
Estado de conservación
Status none EX.svg
Extinto desde ca. 1936 (?) [1]
Clasificación científica
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Mammalia
Subclase: Marsupialia
Orden: Dasyuromorphia
Familia: Thylacinidae
C.L. Bonaparte, 1838
Género: Thylacinus
Temminck, 1827
Especie: T. cynocephalus
Nombre binomial
Thylacinus cynocephalus
Harris, 1808

El lobo marsupial o tilacino (nombre científico Thylacinus cynocephalus), también conocido como lobo de Tasmania, tigre de Tasmania y tilacín, fue un marsupial carnívoro originado en el Holoceno. Era nativo de Australia y Nueva Guinea y se cree que se extinguió en el siglo XX. Se trataba del último miembro viviente de su género (Thylacinus), viviendo los otros miembros en tiempos prehistóricos a partir de principios del Mioceno.[2]

El lobo marsupial se extinguió en el continente australiano miles de años antes de la llegada de los colonos europeos, pero sobrevivió en Tasmania junto con otras especies endémicas, incluyendo el diablo de Tasmania. Generalmente suele culparse de su extinción a la caza intensiva, incentivada por recompensas, pero podrían haber contribuido otros factores, como por ejemplo las enfermedades, la introducción de los perros, o la ocupación de su hábitat por los humanos.[2] Aún cuando se lo considera oficialmente extinto, todavía hay quienes dicen haberlo visto.[3]

Como los tigres y lobos del Hemisferio Norte, de los cuales heredó dos de sus nombres comunes, el lobo marsupial era un depredador alfa. Siendo un marsupial, no tenía relación con estos mamíferos placentarios, pero debido a la evolución convergente, presentaba la misma forma general y las mismas adaptaciones. Su pariente vivo más próximo es el diablo de Tasmania.[4]

Contenido

Evolución

Ilustración de Thylacinus potens, que se extinguió en el Mioceno. Es el pariente más conocido del lobo marsupial.

El lobo marsupial moderno apareció por primera vez hace cuatro millones de años. Las especies de la familia Thylacinidae datan del comienzo del Mioceno; desde principios de los años 1990, se han recuperado fósiles de al menos siete especies extintas en Riversleigh, parte de Lawn Hill National Park al noroeste de Queensland.[5] [6] Nimbacinus dicksoni es la más antigua de las siete especies fósiles descritas, poseyendo veintitrés millones de años de edad. Este tilacínido era mucho más pequeño que sus parientes modernos.[7] La especie más grande, Thylacinus potens, que alcanzó la medida de un lobo, fue la única que sobrevivió en el Mioceno superior.[8] A finales del Pleistoceno y principios del Holoceno, el lobo marsupial moderno se distribuía (sin llegar a ser numeroso) a través de Australia y Nueva Guinea.[2]

Los cráneos del lobo marsupial (izquierda) y el lobo gris son casi idénticos aún cuando las dos especies no están relaciondas pues una es un marsupial y la otra es un placentario. Estudios muestran que la morfología craneal del zorro es incluso más próxima a la del lobo marsupial.[9]

Como ejemplo de evolución convergente, el lobo marsupial presentaba un gran parecido con los cánidos del Hemisferio Norte: dientes afilados, mandíbulas potentes, talones levantados y la misma forma general. Como el lobo marsupial ocupaba el mismo nicho ecológico en Australia que los cánidos del resto del mundo, desarrolló muchas de sus adaptaciones. Pese a esto, no tiene relación filogenética cercana con los predadores del Hemisferio Norte; su pariente más próximo viviente es el diablo de Tasmania (Sarcophilus harrisii).[4]

Son fáciles de distinguir de un perro auténtico por las rayas de la espalda, pero el esqueleto es más difícil de distinguir. Los estudiantes de zoología de Oxford habían de identificar cien ejemplares zoológicos como parte de su examen final. Pronto se corrió la voz que, si nunca se encontraban un cráneo de "perro", era seguro identificarlo como lobo marsupial puesto que algo tan obvio como un cráneo de perro debía ser una trampa. Un año, los examinadores les prepararon una doble trampa e incluyeron un auténtico cráneo de perro. La manera más fácil de distinguirlos son los dos agujeros prominentes al hueso palatal, agujeros generalmente característicos de los marsupiales.
Richard Dawkins, en su libro The Ancestor's Tale

Descubrimiento y taxonomía

Los aborígenes australianos fueron los primeros en entrar en contacto con los lobos marsupiales. Se han encontrado numerosos ejemplos de grabados y arte aborigen que datan al menos del 1000 a. C.[10] [11] Pueden verse petroglifos del lobo marsupial en la zona de arte rupestre de Dampier Rock de la península de Burrup en Australia Occidental. Cuando llegaron los primeros exploradores a finales del siglo XVIII el animal ya era raro en Tasmania. En 1642 cuando Abel Tasman llegó por primera vez al territorio los europeos podrían haber tenido contacto con él. La expedición de Tasman informó de las huellas de "bestias salvajes con zarpas como las de un tigre."[12] Marc-Joseph Marion du Fresne, que desembarcó en 1772, informó de la existencia de un "gato tigre".[13] No puede afirmarse a ciencia cierta que el animal observado fuera un lobo marsupial, pues el gato marsupial de cola manchada (Dasyurus maculatus) tiene una apariencia similar. La primera observación indiscutible fue de exploradores franceses el día 13 de mayo del 1792, como lo explica el naturalista francés Jacques Labillardière en su diario de la expedición encabezada por Antoine Bruny de Entrecasteaux. Aún así, no fue hasta 1805 cuando William Paterson, teniente gobernador de Tasmania, envió una descripción detallada, publicada en la Sydney Gazette y en el New South Wales Advertiser.[14]

Dibujo del siglo XIX de un lobo marsupial. Esta representación no es anatómicamente fidedigna.

La primera descripción científica detallada fue realizada por el supervisor general suplente de Tasmania, George Harris, en 1808, cinco años después de la primera colonización de la isla.[15] Harris clasificó originalmente al lobo marsupial dentro el género Didelphis, que Linneo había creado por los representantes del orden Didelphimorphia de marsupiales americanos, describiéndolo como Didelphis cynocephala. El descubrimiento de que los marsupiales australianos eran fundamentalmente diferentes de los géneros de mamíferos conocidos condujo a la implementación del método de clasificación actual, y el 1796 Geoffroy Saint-Hilaire creó el género Dasyurus, donde situó al lobo marsupial en 1810. Por concordancia entre la mezcla de nomenclaturas griega y latina, el nombre de la especie fue cambiado a D. cynocephalus. En 1824 Temminck estableció un nuevo género para albergarlo, Thylacinus.[16] Su nombre común proviene directamente del nombre del género, originalmente del griego θύλακος (thylakos, "bolsillo").[17]

Existen datos científicos que indican que el tilacino pertenece a un grupo basal en el árbol filogenético de Dasyuromorphia y que el diablo de Tasmania sería la especie viva más cercana. No obstante, un artículo publicado en enero de 2009 en la revista científica Genome Research basado en el genoma mitocondrial del tilacino sugiere que Myrmecobius fasciatus (el numbat) es su pariente más próximo.[18]

Morfología

Compilación de 5 videos que muestran al tilacino, zoológico Hobart, Tasmania (1911,1928,1933)

No existe una coherencia total entre las distintas descripciones anatómicas del tilacino, hecho explicable debido a que los datos existentes se limitan a: escasos ejemplares conservados, el registro fósil, restos de piel y de esqueletos, fotografías y películas en blanco y negro del animal en cautiverio, y crónicas de trabajos de campo.

El lobo marsupial tenía el aspecto de un perro de gran tamaño con el pelaje corto y una cola rígida que se extendía gradualmente del cuerpo, de manera similar a la de los canguros. Muchos colonos europeos hicieron comparaciones directas con la hiena, debido a su postura y a su comportamiento general.[4] Su pelaje pardo amarillento tenía entre trece y veintiuna rayas negras distintivas en la espalda, el torso y la base de la cola, que le ganaron el apodo de "tigre". Las rayas están más marcadas en ejemplares jóvenes, y se decoloraban a medida que el animal envejecía.[19] Una de las rayas se extendía por la parte exterior de los muslos traseros. Su pelaje era espeso y suave, de hasta quince milímetros de longitud; en los animales jóvenes la punta de la cola tenía una cresta. Sus orejas redondeadas y erectas tenían una longitud de aproximadamente ocho centímetros y estaban cubiertas de pelo corto.[20] La coloración iba de un pardo amarillento al marrón oscuro; el vientre era de color crema.[21]

La medida de los adultos variaba entre 100 y 180 cm de longitud, incluyendo una cola de 50-65 cm.[22] El ejemplar más grande conocido medía 290 cm de la nariz a la cola.[21] Los adultos tenían una alzada de 60 cm y pesaban entre veinte y treinta kilogramos.[22] Existía un ligero dimorfismo sexual, siendo por lo general los machos más grandes que las hembras.[23]

La hembra tenía un marsupio con cuatro mamas, pero a diferencia de otros muchos marsupiales, el marsupio se abría hacia la parte distal del cuerpo. Los machos tenían un bolsillo escrotal, elemento anatómico único entre los marsupiales australianos, dentro del cual podían meter su saco escrotal.[19]

Un elemento característico del tilacino era el inusual ángulo de máxima apertura de sus fauces. Esta capacidad puede verse en parte en la corta filmación en blanco y negro que hizo David Fleay de un lobo marsupial en cautiverio el 1933. Las mandíbulas eran potentes (con profusos puntos de inserción muscular) y contaban con cuarenta y seis dientes.[20]

Pueden distinguirse las huellas de los lobos marsupiales de las de otros animales, nativos o introducidos, pues a diferencia de las de los zorros, gatos, perros, wombats y diablos de Tasmania, el lobo marsupial tenía una almohadilla posterior muy grande y cuatro almohadillas anteriores muy evidentes, situadas casi en línea recta.[24] Las patas posteriores eran similares a las anteriores pero tenían cuatro dedos en lugar de cinco, siendo el hallux el dedo que está ausente.[25] [26] Sus zarpas no eran retráctiles.[19]

La huella del lobo marsupial es fácil de distinguir de las de especies nativas o introducidas.[a].

Las primeras investigaciones científicas sugirieron que poseía un agudo sentido del olfato que le permitía rastrear presas,[24] pero análisis de su estructura cerebral revelaron que sus bulbos olfatorios no estaban bien desarrollados. Es probable que se basara en la vista y el oído para cazar.[19] En cuanto al olor del animal, algunos observadores describieron un aroma fuerte y característico, mientras que otros describieron un ligero y limpio olor animal, y otros ninguno. Es posible que el lobo marsupial, como su pariente, el diablo de Tasmania, despidiera alguna sustancia volátil bajo situaciones de estrés.[27]

En cuanto a aspectos locomotores, se han descrito unos andares característicos y un poco torpes, que lo hacían incapaz de correr velozmente. También podía realizar un salto bípedo, parecido al de los canguros, como demostraron en algunas ocasiones ejemplares en cautiverio.[19] Guiler especula que ésta era una forma de locomoción acelerada que el animal usaba cuando estaba alarmado. También era capaz de mantener el equilibrio y quedarse en posición bípeda durante periodos breves.[28]

Aún cuando no existen grabaciones de las vocalizaciones del lobo marsupial, los observadores que lo estudiaron en libertad y en cautiverio indicaron que solía gruñir y silbar cuando estaba nervioso, y a menudo lo completaba con un bostezo de amenaza. Cuando cazaba, emitía una serie de ladridos guturales parecidos a una tos, que repetía rápidamente, probablemente para comunicarse con otros miembros del grupo.[29] También vocalizaba un sonido largo y lastimero, utilizado probablemente para identificarse de lejos; y un sonido de tono bajo utilizado para comunicarse con los miembros de la familia.[30]

Ecología y comportamiento

No se sabe demasiado sobre el comportamiento y el hábitat del lobo marsupial. Sobre su etología se han hecho observaciones en cautiverio, pero sólo existen datos limitados y anecdóticos del comportamiento del animal en libertad. La mayoría de observaciones fueron realizadas durante el día, cuando el lobo marsupial era un animal nocturno. Estas observaciones, realizadas durante el siglo XX, podrían haber sido poco representativas debido a que la especie ya estaba sufriendo los problemas que pronto la llevarían a la extinción. De hecho, una parte de su comportamiento ha sido extrapolado a partir del de su pariente más próximo, el diablo de Tasmania.

Se cree que el lobo marsupial prefería los bosques y los brezales costeros. Las rayas podrían haber servido de camuflaje dentro el bosque,[19] pero también habrían podido tener una función de identificación entre individuos.[31]

Es probable que el lobo marsupial prefiriera los secos bosques de eucaliptos, zonas húmedas y prados del continente australiano.[24] Los petroglifos de los aborígenes australianos indican que el lobo marsupial estaba extendido por Australia continental y Nueva Guinea; incluso, en 1990 se descubrió un cadáver disecado en una cueva de la llanura de Nullarbor, en Australia Occidental, lo que ratifica su distribución en Australia continental. La datación por radiocarbono reveló que tenía una antigüedad de 3.300 años.[32]

En Tasmania, prefería los bosques de las zonas centrales y los brezales costeros, que eventualmente se convirtieron en el objetivo principal de los colonos británicos que buscaban terreno de pasto idóneos para sus rebaños.[33] El animal merodeaba por un área que poseía un radio máximo desde su hogar de entre cuarenta y ochenta kilómetros.[21] Parece ser que permanecía dentro de este terreno aún sin ser territorial: en algunas ocasiones se había observado en un mismo territorio grandes grupos de animales, demasiado grandes para tratarse de una única familia.[34]

Era un cazador nocturno y crepuscular, y durante el día permanecía en cuevas pequeñas o troncos de árboles vacíos. Solía retirarse a los cerros y los bosques para refugiarse durante el día y cazaba en los brezales durante la noche. Los primeros observadores observaron que el animal era tímido, con respeto hacia la presencia de humanos y que solía evitar el contacto, aún cuando en ocasiones parecía mostrar más interés.[29] De acuerdo a Milligan (1853),[c] los aborígenes australianos decían que eran muy fuertes nadadores.[35]

Hay pruebas que la época de cría duraba todo el año (los registros de sacrificios indican que había crías en su marsupio durante todas las épocas del año), aún cuando el periodo de cría principal era en invierno y la primavera.[19] Nacían hasta cuatro crías por camada (normalmente, dos o tres) que permanecían en el marsupio hasta los tres meses de edad; la madre las protegía hasta que tenían al menos la mitad de la medida adulta. Al nacer, las crías carecían de pelo y eran ciegas, pero ya tenían los ojos abiertos y el cuerpo lleno de pelo una vez dejaban el marsupio.[19] Tras abandonar el marsupio, y hasta que hubieran crecido lo suficiente para ayudar, los animales jóvenes se quedaban en la madriguera mientras la madre cazaba.[36] Los lobos marsupiales sólo criaron una vez en cautiverio, en 1899 en el Zoo de Melbourne.[37] Se estima su esperanza de vida en estado salvaje en entre cinco y siete años, pero algunos ejemplares vivieron nueve años en cautiverio.[24]

Dieta

El análisis del esqueleto sugiere que, cuando cazaba, el lobo marsupial contaba más con la resistencia que con la velocidad para perseguir a sus presas.

El lobo marsupial era exclusivamente carnívoro. Su estómago poseía una gruesa capa muscular y podría distenderse para permitir la ingesta de grandes cantidades de comida. Probablemente era una adaptación por compensar los largos periodos de caza infructuosa en los que el alimento era escaso.[19] El análisis de la estructura del esqueleto y las observaciones del animal en cautiverio sugieren que seleccionaba una presa y después la perseguía hasta que estaba exhausta. Algunos estudios concluyen que el animal podría haber cazado en pequeños grupos familiares; el grupo principal hacía huir las presas en la dirección de un tilacín preparado por emboscarlas.[15] De hecho, los cazadores confirmaron que cazaba mediante la técnica de la emboscada.[19]

Sus presas incluían canguros, ualabíes, wombats, pájaros y pequeños animales como canguros rata y didelfimorfos. Su presa preferida podría haber sido el emú de Tasmania, antaño abundante. Esta especie de emú era una gran ave no voladora que compartía el hábitat del lobo marsupial y que acabó extinguiéndose a causa del exceso de caza en torno al año 1850, posiblemente coincidiendo con el descenso del número de lobos marsupiales.[38] Tanto los dingos[39] como los zorros[40] también tenían al emú como presa. Durante el siglo XX, a menudo se caracterizó al lobo marsupial como un animal que se alimentaba principalmente de sangre, pero actualmente se hacen pocas referencias a esta concepción; parece que la popularidad de esta descripción se originó a partir de un único informe indirecto.[41] Los colonos europeos creían que el lobo marsupial mataba las ovejas y otro ganado de menor tamaño de los granjeros. En cautiverio, los lobos marsupiales eran alimentados con una gran variedad de alimentos, incluyendo conejos y ualabíes muertos así como con carne de buey, de cordero y de caballo.[42]

Extinción

Extinción en Australia continental

Esta foto de un lobo marsupial con una gallina, tomada el 1921 por Henry Burrell., fue ampliamente distribuida y podría haber contribuido a crear una reputación del lobo marsupial como ladrón de aves de corral. De hecho, la imagen está recortada para ocultar la jaula en que se encontraba, y un investigador concluyó que este lobo marsupial estaba domesticado y entrenado para posar como en la fotografía.[43]

Es probable que el lobo marsupial se extinguiera del continente australiano hace aproximadamente dos mil años (quizá en Nueva Guinea). Se culpa de la extinción a la competencia con los humanos y dingos. Aún así, hay dudas sobre el impacto de los dingos, pues las dos especies podrían no haber competido directamente dado que el dingo es principalmente un predador diurno, mientras que se cree que el lobo marsupial cazaba mayoritariamente por la noche, aunque, dado que compartían presas, sí que pudieron competir por el alimento. Ante una hipotética confrontación directa cabe destacar que el lobo marsupial era más robusto, cosa que le habría dado una ventaja en combates entre ejemplares de ambas especies.[44]

Las pinturas rupestres del Parque Nacional Kakadu muestran claramente que los lobos marsupiales eran cazados por los humanos primitivos,[45] y se cree que los dingos y lobos marsupiales podrían haber competido por las mismas presas, pese al distinto carácter cronobiológico de actividad de ambos. Sus hábitats se solapaban claramente: se han encontrado restos subfósiles de lobos marsupiales en proximidad a restos de dingos. La adopción del dingo como compañero de cacería por los aborígenes habría incrementado la presión sobre el lobo marsupial.[2]

Tilacino disecado en el Museo de Historia Natural de Londres. También puede observarse un wombat común, otro animal australiano, en la parte superior

Extinción en Tasmania

Aún cuando ya llevaban mucho tiempo extinguidos en el continente australiano cuando llegaron los colonos europeos, los lobos marsupiales sobrevivieron hasta la década de 1930 en Tasmania. En tiempos de la primera colonia europea, la zona de población más densa de los lobos marsupiales era el norte de la isla.[33] Desde los primeros días de colonización europea, los lobos marsupiales eran poco comunes, pero poco a poco se los empezó a culpar de numerosos ataques a ovejas; esto llevó a ofrecer recompensas en un intento de controlar su número. Una compañía, la Van Diemen's Land Company, ofreció recompensas por matar lobos marsupiales desde 1830, y entre 1888 y 1909 el gobierno de Tasmania pagó 1 libra esterlina (£) por cabeza (10 chelines por los cachorros). En total se pagaron 2.184 recompensas, pero se cree que se mataron muchos más lobos marsupiales de los que se reclamaron.[24] Su extinción suele atribuirse a estos esfuerzos constantes de los granjeros y cazadores de recompensas.[24] Aún así, es probable que múltiples factores contribuyeran a su declive y eventual extinción, incluyendo la competencia con perros salvajes (introducidos por los colonos),[46] la erosión de su hábitat, la extinción de especies que eran sus presas, y una enfermedad parecida al moquillo que afectaba a muchos ejemplares en cautiverio en aquellos tiempos.[21] [47]

En cuanto a la competencia con los zorros como uno de los factores implicados en la extinción, cabe destacar que estos animales fueron introducidos por vez primera en 1864 y de nuevo en 2000;[48] su posible presencia en estado silvestre en Tasmania es muy seriamente tenida en cuenta, aún con los mínimos indicios de la misma.[49] [50] Claro que la Fox Free Tasmanian Taskforce, asociación implicada en la búsqueda de tilacinos y en la erradicación de los zorros, recibe financiación del gobierno y no realiza ya esfuerzos en la búsqueda del lobo marsupial. De este modo, se sugiere que la dificultad de encontrar zorros en las regiones salvajes de Tasmania parece indicar que hay alguna posibilidad de que el lobo marsupial haya sobrevivido lejos del contacto con los humanos.[48]

Fuera por el motivo que fuese, el animal ya era extremamente raro en estado salvaje a finales de los años veinte. Hubo varios intentos de salvar la especie de la extinción. Los registros del comité de gestión de Wilsons Promontory del 1908 recomendaban la reintroducción de lobos marsupiales en diferentes lugares adecuados de Victoria. En 1928, el comité de consejo de la fauna nativa de Tasmania recomendó proteger a todos los lobos marsupiales que quedaban, en zonas como por ejemplo Arthur River y Pieman River, al oeste de Tasmania.[51]

El último lobo marsupial salvaje conocido fue abatido en 1930 por un granjero denominado Wilf Batty a Mawbanna, al nordeste de Tasmania. El animal (supuestamente un macho) había sido visto cerca de los gallineros de Batty desde hacía algunas semanas.[52]

"Benjamin" y la búsqueda

El último lobo marsupial en cautiverio, conocido más adelante como "Benjamin" (aún cuando nunca se confirmara su sexo), fue capturado en 1933 y enviado al zoológico de Hobart, donde vivió tres años. Frank Darby, que afirmaba haber sido un trabajador del zoo, sugirió en un artículo de periódico de mayo de 1968 que "Benjamin" había sido el nombre afectivo dado al animal. Aún así, no existe ningún documento que indique que tenía un nombre afectivo, y Alison Reid (la comisaria de facto del zoo en aquellos tiempos) y Michael Sharland (publicista del zoo) negaron que Frank Darby hubiera trabajado en el zoo o que el animal hubiera sido denominado "Benjamin". Darby también parece ser el origen de la afirmación que el último lobo marsupial era un macho: las pruebas fotográficas sugieren que era una hembra.[53] Este ejemplar murió el 7 de septiembre de 1936. Se cree que murió por negligencia: aislado en el exterior de su refugio, quedó expuesto en un acontecimiento meteorológico raro en Tasmania: un calor sofocante durante el día y temperaturas glaciales por la noche.[54]

El último lobo marsupial, fotografiado en 1933 en el zoológico de Hobart (antiguamente zoológico de Beaumaris). El saco escrotal no es visible ni en esta ni en otra foto o filmación, sugiriendo que "Benjamin" era una hembra, pero la existencia de un bolsillo escrotal que oculta este saco hace que sea imposible determinarlo a ciencia cierta.

Este lobo marsupial aparece en la última película conocida de un ejemplar vivo: 62 segundos de filmación en blanco y negro que lo muestran moviéndose arriba y abajo por su recinto filmados en 1933 por el naturalista David Fleay.[55] En Australia, cada 7 de septiembre, desde el año 1996, se celebra el National Threatened Species Day (Día Nacional de las Especies Amenazadas) para conmemorar la muerte del último lobo marsupial registrado oficialmente.[56]

Pese a que existió un movimiento a favor de la protección de los lobos marsupiales desde 1901, motivado en parte por la creciente dificultad de encontrar ejemplares para las colecciones de otros países, las circunstancias políticas impidieron que cualquier tipo de protección fuera promulgada antes de 1936. La protección oficial de la especie por el gobierno de Tasmania fue introducida el 10 de julio de 1936, cincuenta y nueve días antes de la muerte en cautiverio del último ejemplar conocido.[57]

Los resultados de búsquedas posteriores indican que la especie pudo haber sobrevivido en Tasmania hasta los años sesenta. Eric Guiler y David Fleay buscaron ejemplares vivos en el noroeste de Tasmania y encontraron huellas y excrementos que podrían haber pertenecido al animal, escucharon vocalizaciones que se correspondían con la descripción de la de los lobos marsupiales y reunieron relatos anecdóticos de gente que afirmaba haberlo visto. No obstante, ninguna de estas pruebas arrojó datos concluyentes sobre su existencia en estado salvaje.[4]

El lobo marsupial tuvo el estatus de especie amenazada hasta el año 1986. Los protocolos internacionales exigen que cualquier animal del cual no se hayan encontrado ejemplares en cincuenta años sea considerado extinto. Puesto que no se han encontrado pruebas definitivas de la existencia del lobo marsupial desde la muerte de "Benjamin" en 1936, la especie cumple este criterio y fue declarada oficialmente extinguida por la UICN.[1] La CITES es más cauta, y la considera "posiblemente extinguida".[58]

Observaciones no confirmadas

Aún cuando está oficialmente extinguido, mucha gente cree que el lobo marsupial todavía existe. De vez en cuando se dice que ha sido visto en Tasmania, otras partes de Australia e incluso Papúa Occidental, en Indonesia, cerca de la frontera con Papúa Nueva Guinea. La Australian Rare Fauna Research Association ha recogido 3.800 supuestas observaciones del animal en el continente australiano desde la fecha de la extinción en 1936,[3] mientras que el Mystery Animal Research Centro of Australia grabó 138 hasta 1998, y el Ministerio de Conservación y Gestión de la Tierra recabó 65 en Australia Occidental durante el mismo periodo.[29] Los investigadores independientes Buck y Joan Emburg de Tasmania han informado de 360 avistamientos en Tasmania y 269 en el continente desde 1936, una cifra calculada a partir de diferentes fuentes.[59] En el continente, las observaciones son a menudo al sur de Victoria.[60]

Una representación artística de dos lobos marsupiales del 1883.

Aún cuando muchas de las observaciones quedan inmediatamente desmentidas, algunas han generado mucha publicidad. En 1982, un investigador del Tasmania Parks and Wildlife Service, Hans Naarding, observó durante tres minutos, por la noche, lo que él consideró un lobo marsupial, en un lugar cerca de Arthur River al noroeste del estado. Esta observación trajo a una extensa búsqueda de un año financiada por el gobierno.[61] En enero del 1995, un oficial de los Parks and Wildlife afirmó haber observado un lobo marsupial en la región de Pyengana al nordeste de Tasmania en plena madrugada. Las búsquedas posteriores no encontraron ningún rastro del animal.[62] En 1997, se informó de que algunos habitantes y misioneros en las proximidades del monte Carstensz, en Papúa Occidental, habían visto lobos marsupiales. Parece que los habitantes los conocían desde hacía muchos años pero no habían hecho un informe oficial.[63] En febrero del 2005, un turista alemán denominado Klaus Emmerichs afirmó haber tomado fotografías digitales de un lobo marsupial cerca del Lake St Clair National Park, pero no se ha determinado la autenticidad de las fotografías.[64] Las fotos no fueron publicadas hasta abril del 2006, catorce meses después de la observación. Las fotografías, que sólo mostraban la parte trasera del animal, serían consideradas como no concluyentes en cuanto a la existencia del lobo marsupial.[65] [64] En alguna otra ocasión también se han realizado grabaciones que muestran a animales susceptibles de ser el extinguido lobo marsupial,[66] e incluso en algún caso las imágenes serían de épocas tan recientes como el 2005.[67]

Recompensas

En 1983, Ted Turner ofreció una recompensa de 100.000 dólares a quien aportara pruebas de la existencia del lobo marsupial.[68] Aún así, en una carta enviada el 2000 como respuesta a una petición de un buscador de lobos marsupiales de nombre Murray McAllister, indicó que la recompensa había sido retirada.[69] En marzo del 2005, la revista de noticias australiana The Bulletin, que se publica semanalmente en Sídney, ofreció una recompensa de 1,25 millones de dólares por la captura segura de un lobo marsupial vivo, como parte de las celebraciones de su 125 aniversario. Cuando la oferta expiró a finales de junio del 2005, nadie había presentado pruebas de la existencia del animal. El operador turístico de Tasmania Stewart Malcolm ha ofrecido una recompensa de 1,75 millones de dólares.[65] Aún así, la captura es ilegal según la legislación vigente, dado que la especie está protegida; por tanto, cualquier recompensa por su captura no es válida pues no se expediría una licencia de captura.[68]

Proyectos e investigación actuales

Ejemplar disecado en el Walter Rothschild Zoological Museum, Tring, Inglaterra.
Detalle del cráneo de un esqueleto completo en el Tasmanian Museum and Art Gallery, Hobart (Tasmania).

Los registros de todos los ejemplares, muchos de los cuales forman parte de colecciones europeas, se encuentran actualmente en la ITSD (International Thylacine Specimen Database: base de datos internacional de los ejemplares de lobo marsupial). La ITSD fue completada en abril de 2005 siendo el fruto de un proyecto de búsqueda de cuatro años destinado a catalogar y fotografiar digitalmente, en caso de ser posible, todos los ejemplares de lobo marsupial supervivientes conocidos, de todos los museos, universidades y colecciones privadas. Los registros maestros están situados físicamente en la Sociedad Zoológica de Londres.

El Australian Museum de Sídney empezó un proyecto de clonación en 1999.[70] El objetivo era utilizar material genético de ejemplares preservados de principios del siglo XX para clonar nuevos individuos y resucitar la especie. Algunos genetistas han acusado a este proyecto de ser una acción de cara a la galería, y su valedor principal, el profesor Michael Archer (Decano de Ciencias de la Universidad de Nueva Gales del Sur, antiguo director del Australian Museum y biólogo evolutivo), recibió una nominación en el año 2000 para el Australian Skeptics Bent Spoon Award,[b] por "perpetrar uno de los ejemplos más absurdos de sandeces paranormales o pseudocientíficas".[71]

A finales de 2002, los investigadores tuvieron cierto éxito cuando pudieron extraer ADN replicable de los ejemplares preservados.[72] El 15 de febrero del 2005, el museo anunció que detenía el proyecto después de que análisis mostraran que el ADN recuperado de los ejemplares estaba demasiado degradado para utilizarlo.[73] [74] En mayo de 2005, el profesor Michael Archer, anunció que el proyecto quedaba reabierto por un grupo de universidades interesadas y una institución de búsqueda.[65] [75]

Referencias culturales

El escudo de Tasmania es sostenido por lobos marsupiales.

El lobo marsupial es de facto un símbolo de Tasmania. Aparece en el escudo de Tasmania, en los logotipos oficiales de Turismo de Tasmania y del Ayuntamiento de Launceston. Desde 1998 ocupa un lugar destacado en las matrículas de coches de Tasmania. Ha sido motivo continuo de representaciones plasmadas en numerosos artículos de coleccionismo y de recuerdo, incluyendo llaveros, broches y parches. También ha sido incluido en carteles artísticos junto con el diablo de Tasmania.

La historia del lobo marsupial fue el tema de una campaña de The Wilderness Society titulada We used to hunt Thylacines (Solíamos cazar lobos marsupiales). Una de las portadas de la revista Australian Geographic ha sido ilustrada y dedicada al lobo marsupial. National Geographic respondió a correspondencia referente a subsidiar esfuerzos de búsqueda para su hallazgo.

Aparece en productos de la cervecera Cascade Brewery de Hobart y en sus anuncios de televisión. En videojuegos, Ty the Tasmanian Tiger es la estrella de su propia trilogía. En el programa de dibujos animados de principios de los años noventa Taz-Manía, el personaje Wendell T. Wolf era supuestamente el último lobo marsupial superviviente. Tiger Talo es un libro por niños basado en un mito aborigen sobre como obtuvo sus rayas el lobo marsupial. Es la mascota del equipo de críquet Tasmanian Tigers y ha aparecido en sellos de Australia, Guinea Ecuatorial y Micronesia.[76]

Notas

  • a  Por tanto, el tilacín es digitígrado y posee cinco almohadillas en el par posterior de patas y cuatro en el anterior.[24]
  • b  Bent Spoon Award es un premio otorgado por la asociación de escépticos australianos (en idioma inglés, Australian Skeptics) que, traducido al castellano, correspondería a "premio cuchara doblada", en alusión a la capacidad de doblar estos utensilios con la mente que algunos mentalistas dicen poseer. Este galardón, por tanto, tiene como objeto satirizar hechos pseudocientíficos.[77]
  • c  Guiler (1985, p.85) sugiere que de esto Swainson (1846) tuvo la idea que eran una especie acuática que atrapaban peces.

Bibliografía

  • Lord, C. (1927). Existing Tasmanian marsupials. Papers and Proceedings of the Royal Society of Tasmania 61: 17-24. 
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Citadas en el texto

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