Menopausia

Menopausia

La menopausia (del griego mens, que significa "mensualmente", y pausi, que significa "cese") se define como el cese permanente de la menstruación y tiene correlaciones fisiológicas, con la declinación de la secreción de estrógenos por pérdida de la función folicular. Es un paso dentro de un proceso lento y largo de envejecimiento reproductivo.

Para la mayoría de las mujeres este proceso comienza silenciosamente alrededor de los cuarenta y cinco años, cuando el ciclo (o período menstrual) empieza a ser menos regular. La disminución en los niveles de las hormonas estrógeno y progesterona causa cambios en su menstruación. Estas hormonas son importantes para mantener en buen estado de salud a la vagina y al útero, lo mismo que para los ciclos menstruales normales y para un embarazo exitoso. El estrógeno también ayuda a la buena salud de los huesos y a que las mujeres mantengan un buen nivel de colesterol en la sangre.

Algunos tipos de cirugía o el uso de medicamentos anticonceptivos pueden producir la menopausia. Por ejemplo, el extirpar el útero (histerectomía) provoca el cese de la menstruación. Cuando se extirpan ambos ovarios (ooforectomía), los síntomas de la menopausia empiezan de inmediato, sin importar la edad.

El Día Mundial de la Menopausia' se celebra el 18 de octubre.

Contenido

La menopausia como una etapa más en la vida de la mujer

Pese a la carga negativa que ha conllevado durante muchos años el término menopausia, en la actualidad, el desarrollo profesional de la mujer, la mayor igualdad entre sexos, los avances científicos, entre otros factores, han repercutido en que sólo sea una etapa más en la vida de la mujer; una etapa que puede y debe estar completa desde todos los aspectos: laboral, social, familiar y desde el punto de vista de la pareja.

Todo ello está influido inevitablemente por el entorno socioeconómico y cultural de cada mujer. A este respecto, según un estudio realizado en Cádiz y que fue presentado en el pasado XI Congreso Nacional de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), que tuvo lugar en Málaga entre los días 1 y 4 de junio de 2010, una gran mayoría de las mujeres en edad postmenopáusica con un bajo nivel cultural desconoce los conceptos básicos relacionados con la menopausia.[1]

Síntomas

La disminución en los niveles de las hormonas femeninas hasta su desaparición total, provoca que aparezcan una serie de signos y síntomas relacionados, así como un aumento del riesgo de que se presenten algunos trastornos y patologías. La aparición de cada uno de ellos, así como su gravedad e importancia con respecto al empeoramiento de la calidad de vida, depende de cada mujer. En cualquier caso, en la actualidad, existe un gran número de opciones terapéuticas que pueden ayudar a paliar estos síntomas y/ o trastornos asociados a la menopausia.

  • Ciclos menstruales irregulares. Los ciclos menstruales irregulares generalmente son la primera señal de la menopausia. Dado que este síntoma se puede presentar muchos años antes de la instauración de la menopausia, es más propio de la etapa de la premenopausia.

Con el paso del tiempo, las menstruaciones van desapareciendo y la fecha de la última menstruación determina el inicio de la menopausia.

  • Algunos de los síntomas más comunes son similares a los del embarazo, e incluyen sofocos (también llamados bochornos), sudores, palpitaciones, vértigos, mareos y dolores de cabeza.

Los sofocos y el insomnio son uno de los síntomas principales de la menopausia. Se manifiestan como una repentina sensación de calor y ansiedad provocando un aumento del flujo sanguíneo de la piel del cuello, cara y tórax, acompañado de sudoración y palpitaciones. narvaez mileth

Se desencadenan en general por estrés emocional, comidas copiosas, consumo de alcohol y cambios bruscos de la temperatura. En el 20% de las mujeres persiste por más de 5 años. En la actualidad, son fácilmente tratables y el tratamiento depende de la historia clínica de la mujer, de otras patologías asociadas, así como de sus propias preferencias.

Normalmente, los episodios de insomnio suelen estar ligados a los sofocos, así que al tratar éstos mejora considerablemente la calidad del sueño de la mujer, siempre que el insomnio no sea provocado por factores psicológicos u otros trastornos.

  • Sequedad vaginal. Un trabajo realizado por un equipo del Hospital del Mar (Barcelona) pone de manifiesto que la prevalencia de la sequedad vaginal en la mujer menopáusica es alta y que la gran mayoría de las mujeres afectadas no utiliza ningún tratamiento vaginal.[2] En relación a la asociación de este trastorno con otras patologías extragenitales, este estudio concluye que sí se observó un aumento de sequedad vaginal en las mujeres con depresión e hipertensión vaginal, siendo éstas más propensas a no realizar tratamientos vaginales.
  • Dolor durante el coito (Dispareunia). La disminución de los estrógenos afecta la lubricación vaginal, y esa sequedad vaginal causa dolor durante la penetración. Es aconsejable usar un lubricante íntimo hidrosoluble, es decir un lubricante que no contenga aceite y que se disuelva en el agua. Este tipo de lubricantes no irritan, son compatibles con los condones de látex y se venden comúnmente en una farmacia o en una sex shop. El tamaño del cuerpo del útero y el del cuello uterino también disminuyen durante la menopausia, lo cual en algunas mujeres provoca contracciones uterinas dolorosas durante y después del orgasmo.
  • Cambios emocionales. Según las investigaciones 2007-3 de la Universidad de New Hampshire, en los Estados Unidos, es necesario contar con el apoyo familiar durante la menopausia, ya que es frecuente que las mujeres y hombres enfrenten, en esos momentos, altas y bajas emocionales.[3] Son comunes la irritación y las ganas de llorar sin razón aparente, y el ejercicio con moderación por lo general ayuda. Sin embargo, si los síntomas son parte de una depresión persistente, lo más recomendable será consultar a un profesional de la salud mental: un psicólogo, un psicoanalista, un psiquiatra o, en fin, cualquier tipo de terapeuta, sea tradicional o alternativa, que tenga tanto la preparación profesional necesaria como la empatía y la sensibilidad suficientes para prestar apoyo emocional a la mujer.
  • Cambios en la figura corporal y obesidad. La menopausia se relaciona con cambios metabólicos que suelen producir un incremento en la grasa corporal. En este sentido, la grasa corporal, que a los 20 años es del 26%, sube al 33% a los 40 años y al 42% a los 50 años.

La vida sedentaria acelera este proceso. En muchas mujeres se produce un aumento de peso mientras que en otras aparecen tan sólo modificaciones de la distribución grasa sin cambios en la balanza. Esto no solamente representa un factor estético sino también de riesgo cardiovascular y de diabetes.

Respecto al sobrepeso y la obesidad, en los últimos años se ha confirmado que ocasiona un empeoramiento de la calidad de vida de la mujer por encima de los 45 años. Así, recientemente se ha publicado un estudio basado en el uso de la Escala Cervantes de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia -el primer Cuestionario de Calidad de Vida adaptado a la realidad sociocultural y geográfica de la mujer española- en que se correlaciona calidad de vida y medidas antropométricas. Así, este estudio, que se presentó en el XI Congreso Nacional de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia, demuestra que las mujeres con sobrepeso y con características fenotípicas pícnicas, es decir, obesas y de baja estatura, tienen una calidad de vida peor que las mujeres con características normales.

  • Osteoporosis. Dos millones y medio de mujeres en España padecen osteoporosis, una enfermedad esquelética sistémica caracterizada por la disminución de la masa ósea y el deterioro de la microarquitectura que condiciona un aumento de la fragilidad y de la susceptibilidad a la fractura del hueso.

La pérdida de masa ósea, es decir, de la cantidad de hueso que tenemos, es debida a la descalcificación que sufren los mismos y que, en los casos de las mujeres, se ve intensificada por la pérdida de la acción protectora que las hormonas femeninas ejercen sobre ellos.

En la actualidad, se sabe que existe una importante relación entre la disminución de la masa ósea y el riesgo de fracturas. La detección precoz de la pérdida excesiva de la masa ósea de nuestro cuerpo es de la única manera que podemos prevenir la aparición de la osteoporosis y por tanto de las fracturas.

El método para detectarlo es la Densiometría ósea de Columna Lumbar y Fémur. Consiste en una prueba indolora, parecida a una exploración con rayos X y que es recomendable en aquellas mujeres que se encuentren entre estas variables:

  • Menopausia precoz antes de los 40 años.
  • Tratamiento prolongado con corticoides, hormona tiroidea, ansiolíticos, anticonvulsivantes antiácidos.
  • Bajo peso
  • Inmovilización prolongada.
  • Antecedentes familiares de osteoporosis.
  • Fracturas previas sospechosas.
  • Evidencia Radiológica de osteoporosis.

Es fundamental realizar la detección cuanto antes, ya que se estima que una de cada dos mujeres mayores de 50 años puede sufrir una fractura ósea como consecuencia de la osteoporosis y una de cada tres con más de 80 años sufrirá una fractura de cadera. Este último tipo de fractura tiene un índice muy alto de mortalidad, de forma que el 24% de las personas que han padecido una fractura de cadera muere durante el año después y sólo la mitad conserva la misma capacidad de marcha que antes. El resto, deben ser ayudadas e internadas en centros de asistencia, lo que influye también en el entorno familiar y en el social, puesto que tanto las intervenciones quirúrgicas por fracturas como la asistencia y rehabilitación comportan un costo sociosanitario muy importante.

Así, diversos estudios recientes indican que alrededor del 7,8% de las personas que padecen fractura cadera permanece en una residencia geriátrica a causa de la misma durante una media de 7,6 años.

En cuanto a las fracturas de vértebras, éstas pasan con frecuencia inadvertidas, aunque pueden producir dolor mantenido en la zona dorsal y un encurvamiento de la columna, lo que a menudo repercute y reduce la capacidad ventilatoria de los pulmones. Por otra parte, además de las fracturas y el dolor, las personas con osteoporosis padecen una limitación funcional, deformidad del tronco, disminución de la altura e incluso con frecuencia pérdida de autoestima.

La prevención debe realizarse en cada mujer durante todas etapas de la vida. Para ello, es fundamental el papel del ginecólogo. En este sentido, desde la niñez se deben introducir medidas profilácticas frente a la enfermedad para estimular los factores determinantes del desarrollo normal del hueso para conseguir el máximo pico de masa ósea posible. Estas deben mantenerse hasta los 25-35 años. Después, se deben vigilar los factores que aceleran la pérdida fisiológica de masa ósea y su prevención, lo que denomina prevención secundaria (hipoestronismos, menopausia, etc.); y, finalmente, es fundamental evitar fracturas en mujeres con importante disminución de masa ósea, previniendo las caídas y evitando situaciones de sobrecarga excesiva de columna o movimientos y ejercicios bruscos, que son la base de la prevención terciaria.

Cuando la enfermedad es diagnosticada, junto con las medidas de prevención, se deben tener en cuenta la gran variedad de tratamientos farmacológicos, que, en cualquier caso, deben ser prescritos por el médico de forma individualizada en cada mujer. Para ello, los ginecólogos contamos con un gran abanico terapéutico entre el que seleccionar el tratamiento más adecuado para cada mujer.

Dicho abanico terapéutico va desde los bisfosfonatos, los nuevos Complejos Tisulares Selectivos Estrogénicos, (Tissue Selective Estrogen Complexes, TSECs, en sus siglas en inglés), que son un paso más adelante en el avance científico que han supuesto los nuevos Moduladores Selectivos de los Receptores de Estrógenos (SERMs) y que tienen un efecto selectivo sobre los receptores de estrógenos, de forma que protegen frente a la pérdida de masa ósea y frente al cáncer de mama, hasta los tratamientos biológicos con anticuerpos monoclonales.

Etapas de la menopausia

El periodo menopáusico comprende tres fases:

  • Premenopausia: Es el periodo reproductivo anterior a la menopausia (según la definición de la OMS).
  • Perimenopausia: Es el tiempo anterior a la menopausia, cuando comienzan los eventos endocrinológicos, biológicos y clínicos de aproximación a la menopausia, y el primer año después de la menopausia (OMS).
  • Postmenopausia: Es el periodo que se extiende desde la última menstruación en adelante, independiente si la menopausia fue inducida o espontánea.

Factores que influyen en la edad de llegada de la menopausia

Como factor principal, cabe destacar que hoy en día las mujeres con un adecuado estilo de vida presentan la menopausia más tarde.

Independientemente de este factor, existen otros que sí parecen generar un adelanto de la menopausia:

  • Tabaco:

El tabaquismo está asociado a efectos antiestrogénicos con diversas repercusiones. Está constatado que en las fumadoras es significativamente mayor la incidencia de la menopausia precoz; las mujeres que son fumadoras suelen tener la menopausia tres años antes que las no fumadoras. El consumo de cigarrillo agrava el riesgo de adquirir enfermedades por deficiencia de estrógeno, como osteoporosis fisiológica, y se genera un mayor riesgo a la exposición de fracturas óseas tanto vertebrales como del hueso fémur.

  • Actividad física:

Los adultos que son físicamente activos reciben muchos beneficios. Además de ayudar a mantener un peso corporal deseable, la actividad física construye músculos fuertes, fortalece el corazón y los pulmones, disminuye la presión sanguínea, protege contra enfermedades cardiacas, la diabetes, el cáncer, la osteoporosis y la menopausia temprana.

El sedentarismo en una de las 10 causas principales de la muerte e incapacidad en el mundo. (OMS, 2002).

  • Menopausia precoz:

Se piensa que la mayoría de las mujeres con una menopausia precoz pertenecen sobre todo a países subdesarrollados donde prima la malnutrición.

Tratamientos

Para determinar si se debe recomendar algún tratamiento para alguno/ s de los síntomas de la menopausia en una mujer, se debe establecer en qué etapa se encuentra la mujer y cuál es la sintomatología específica que está padeciendo. Además, es fundamental tener en cuenta la percepción de la calidad de vida de la propia mujer, así como sus preferencias.

En principio, cualquier mujer en edad menopáusica es candidata a recibir THS (Tratamiento Hormonal Sustitutivo) siempre y cuando sus beneficios superen sus posibles riesgos. En cualquier caso, esta valoración y la posterior administración de la THS debe realizarla un especialista. Sin embargo, para aquellas mujeres en las que el tratamiento hormonal sustitutivo no es adecuado, existen tratamientos alternativos que deben emplearse de forma individualizada, en función de las necesidades de cada mujer.

Hábitos de vida saludable en la menopausia

Fomentar que las mujeres adopten Hábitos de vida saludable a través de una alimentación adecuada, la practica de ejercicio y la supresión de hábitos tóxicos, constituye una de las mejores formas de prevención.

Dieta y alimentación en la menopausia

La menopausia se acompaña de una tendencia al incremento de peso y cambio en la distribución de la grasa.

Es aconsejable limitar el consumo de grasas a menos de un 30 % del total de calorías y enriquecer la dieta en pescado (azul y blanco), ya que nos aporta ácidos grasos esenciales omega 3, útiles en la prevención de algunas enfermedades cardiovasculares.[cita requerida]

Ejercicio físico

Tras la menopausia se produce una rápida pérdida de masa ósea y también una pérdida de masa muscular. La práctica regular de una actividad física en una mujer menopáusica puede resultar muy beneficiosa, ya que favorece el sistema circulatorio y el sistema músculo esquelético. El ejercicio mantiene la elasticidad de los músculos, mejora la coordinación y movilidad contribuye a la quema de calorías y mantenimiento del peso, mejora la hipertensión y los niveles de colesterol y tiene efectos psicológicos beneficiosos.

• Eliminar hábitos tóxicos

El café, alcohol y tabaco contribuyen al aumento de riesgo de osteoporosis y enfermedades cardiovasculares, por lo que se recomienda evitar su consumo.

• Hábitos de sueño

Los trastornos del sueño son una de las quejas más comunes en la menopausia. Se sabe que el paso del tiempo afecta tanto la calidad como la cantidad de sueño, aunque no todas las modificaciones pueden atribuirse a la edad ya que también intervienen factores psicosociales y patológicos.[4] La inactividad, la escasa exposición solar, fatiga, aislamiento social y trastornos afectivos pueden disminuirlo.

Entre las recomendaciones del Grupo Madurez Saludable de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), se encuentra la de evitar las siestas largas: no es recomendable dormir más de 20 minutos.[5]

La obesidad en la menopausia

Artículo del Grupo de Estudio del Sobrepeso y la Obesidad de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia

La obesidad constituye un grave riesgo para la salud, afectando negativamente a la casi totalidad de órganos y sistemas.

El sobrepeso, es decir, un índice de masa corporal (IMC) entre 25-29.9 kg/m2, y la obesidad (IMC igual o superior a 30 kg/m2) aumentan las complicaciones relacionadas con el embarazo, el riesgo de disfunción menstrual durante los años previos a la menopausia y hemorragias en la fase postmenopáusica, el riesgo de algunos cánceres como de mama o de endometrio, hipertensión y enfermedad cardiovascular, diabetes tipo 2, dolores musculoesqueléticos, etc. Por lo tanto, el sobrepeso y la sobrepeso reducen la salud y la calidad de vida femenina, Pero además los efectos sobre la calidad son peores para las mujeres que para los varones; es decir, existen diferencias de género negativas para las mujeres que se incrementan con la edad (Groessl et al 2004). No menos importante es la reducción de la esperanza de vida producida por el exceso de peso corporal (Fontaine et al 2003).

Durante la transición de la menopausia, los síntomas vasomotores (sofocos, sudor) y otros neurovegetativos están aumentados en las mujeres con sobrepeso u obesidad en comparación con las que tienen un peso normal para su edad (Chedraui et al. 2010). La sobrepeso incrementa también los síntomas climatéricos incluidos en el Índice de Kupperman; así, la regresión logística demuestra que la obesidad produce mayor intensidad de dichos síntomas (Fernández-Alonso et al 2010). Las mujeres con obesidad central (abdominal) tienen mayor riesgo de síndrome metabólico, resistencia a la insulina, dislipemia, y enfermedad cardiovascular. La transición de la menopausia aumenta la prevalencia de síndrome metabólico que explica, en parte, la aceleración del riesgo de enfermedad cardiovascular que sufre la mujer en el periodo postmenopáusico (Pérez-López et al 2009). La obesidad central aumenta el perfil aterogénico, la intolerancia a la glucosa, aumenta la insulinemia y la resistencia a la insulina (Pérez-López et al 2010). La llamada dieta Mediterránea tiene efectos protectores sobre el riesgo de obesidad y las complicaciones asociadas (Pérez-López et al 2009).

Menopausia y calidad de vida

El concepto de calidad de vida, que es algo subjetivo de cada persona, varía mucho dependiendo del contexto cultural de la mujer, y es necesario conocerlo en las mujeres menopáusicas, ya que, con frecuencia, las expectativas de salud del médico no coinciden con las de éstas. En cualquier caso, se estima que en España más de la mitad de las mujeres sufre un empeoramiento de su calidad de vida tras la menopausia.

En forma de cuestionario, la Escala Cervantes de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia recoge todos los dominios de la calidad de vida de la mujer (físico, psicológico y sexual) y aporta al ginecólogo una mejor apreciación de los problemas de la mujer en nuestro país. De esta forma, cuando la mujer contesta al cuestionario y tiene una puntuación por debajo de lo normal, podemos ver qué dominio tiene afectado e influir en él de forma positiva.

En cualquier caso, está comprobado que las dolencias típicas de la menopausia no son consecuencia exclusiva del hipoestrogenismo, de forma que la calidad de vida de la mujer tras la menopausia puede verse alterada también por problemas psíquicos, como la depresión, la nacionalidad (en base a diferentes estilos de vida) y el estatus económico. Así lo pone de manifiesto un trabajo realizado en Barcelona[6] a través de entrevistas a más de 60 mujeres menopáusicas y que fue presentado en el XI Congreso de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), en el que las mujeres españolas reportaron una calidad de vida peor que las mujeres centro-sud-americanas y que aquellas con mayores ingresos monetarios referían mejor calidad de vida.

Muchos han sido los trabajos que en los últimos años han tenido como objetivo identificar posibles predictores de la Calidad de Vida Relacionada con la Salud (CVRS) en mujeres menopáusicas. Es el caso del Estudio POSSIBLE EU®,[7] en el que se incluyeron 3.402 mujeres para analizar la experiencia de mujeres postmenopáusicas que reciben tratamiento para la pérdida ósea en Europa, se comprobó que en las mujeres que reciben/ empiezan a recibir medicación para la pérdida ósea, las fracturas vertebrales previas, la depresión establecida, el miedo a caerse, el número de enfermedades concomitantes presentes y el dolor de espalda son prevalentes y altamente predictivos de un empeoramiento de la Calidad de Vida Relacionada con la Salud. el deporte, la actividad física y la recreación contribuyen con el mejoramiento de la calidad de vida antes mencionada, evitando a si muchas anomalías que algunas personas padecen incluyendo el sedentarismo, el tabaquismo , y la obesidad.

Véase también

Referencias

  1. ¿Qué saben nuestras mujeres mayores sobre la menopausia? (XI Congreso Nacional de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia-AEEM). Kopiencny, A.; González Fernández, Y.; Orihuela López, F.; Lubián López, DMª.; Comino Delgado, R. Hospital Universitario de Puerto Real, Cádiz
  2. Sequedad vaginal en menopausia relacionada con patología extragenital (XI Congreso Nacional de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia-AEEM). Trens Jiménez, C; Khartchenko Bolbukova, E; Cornellana Puigarnau, MJ; Carreras Collado, R. Passir Hospital del Mar, Barcelona
  3. Chedraui P, Pérez-López FR, Mendoza M, Leimberg ML, Martinez MA, Vallarino V, Hidalgo L.. Assessment of self-esteem in mid-aged women. Maturitas. 2010;66(1):77-82.. PMID 20137871. 
  4. Arakane M, Castillo C, Rosero MF, Peñafiel R, Pérez-López FR, Chedraui P. Factors relating to insomnia during the menopausal transition as evaluated by the Insomnia Severity Index. Maturitas 69:157-161;2011. PMID 21444163. 
  5. Artículo sobre hábitos saludables del Grupo de Trabajo Madurez Saludable de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia
  6. Estudio poblacional de menopausia y calidad de vida (XI Congreso Nacional de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia). Siso Raber, C; Castelo Branco I Flores, C. Hospital Clínic Provincial, Barcelona
  7. Determinantes de la CVRS en mujeres postmenopáusicas incluidas en el Estudio POSSIBLE EU® (XI Congreso Nacional de la AEEM). Díez Pérez, A; Freemantle, N; Martínez, L; Cooper, C; Horne, R. en representación de los investigadores del Estudio POSSIBLE EU®

Bibliografía

  • Chedraui P, Pérez-López FR, Mendoza M, Morales B, Martinez MA, Salinas AM, Hidalgo L. Severe menopausal symptoms in middle-aged women are associated to female and male factors. Arch Gynecol Obstet. 2010;281(5):879-85.
  • Fernández-Alonso AM, Cuadros JL, Chedraui P, Mendoza M, Cuadros AM, Pérez-López FR. Obesity is related to increased menopausal symptoms among Spanish women. Menopause Int. 2010;16(3):105-10.
  • Fontaine KR, Redden DT, Wang C, Westfall AO, Allison DB. Years of life lost due to obesity. JAMA. 2003;289(2):187-93.
  • Groessl EJ, Kaplan RM, Barrett-Connor E, Ganiats TG. Body mass index and quality of well-being in a community of older adults. Am J Prev Med. 2004;26(2):126-9. PMID: 14751323
  • Pérez-López FR, Chedraui P, Gilbert JJ, Pérez-Roncero G. Cardiovascular risk in menopausal women and prevalent related co-morbid conditions: facing the post-Women's Health Initiative era. Fertil Steril. 2009;92(4):1171-86.
  • Pérez-López FR, Chedraui P, Haya J, Cuadros JL. Effects of the Mediterranean diet on longevity and age-related morbid conditions. Maturitas. 2009;64(2):67-79.
  • Pérez-López FR, Larrad-Mur L, Kallen A, Chedraui P, Taylor HS. Gender differences in cardiovascular disease: hormonal and biochemical influences. Reprod Sci. 2010;17(6):511-31

Enlaces externos


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Sinónimos:

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  • menopausia prematura — f. ginec. Disfunción ovárica que provoca una menopausia en mujeres con una edad inferior a los 40 años. La menopausia prematura puede estar causada por algunos tratamientos contra el cáncer, extirpación de ovarios y algunas enfermedades genéticas …   Diccionario médico

  • menopausia quirúrgica — inducción artificial de la menopausia mediante la terminación quirúrgica de la función menstrual. Diccionario ilustrado de Términos Médicos.. Alvaro Galiano. 2010 …   Diccionario médico

  • menopausia artificial — terminación de los períodos menstruales mediante cirugía, radiación u otros métodos. Diccionario ilustrado de Términos Médicos.. Alvaro Galiano. 2010 …   Diccionario médico

  • menopausia masculina — Trastorno psicógeno que aparece al final de la edad adulta y afecta a los hombres, quienes experimentan ansiedad por disminución de la potencia y presentan aumento de la fatiga, pelo delgado y canoso y otros signos de envejecimiento. Diccionario… …   Diccionario médico

  • menopausia — s f Suspensión definitiva de los ciclos menstruales en la mujer, que ocurre de forma natural alrededor de los cincuenta años de edad, debido a la disminución de la función de los ovarios; periodo de la vida en que ocurre esta suspensión y… …   Español en México

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