Movimiento Nacionalista Tacuara

Movimiento Nacionalista Tacuara

El Movimiento Nacionalista Tacuara fue una organización política de ultraderecha argentina, que actuó entre 1955 y 1965 utilizando el terrorismo. El 4 de abril de 1964, la Policía Federal informó que de enero a noviembre de 1963 los miembros del Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara habían protagonizado cuarenta y tres hechos terroristas.[1] Vinculado a los sectores más conservadores del movimiento peronista e inspirados directamente por la prédica del sacerdote católico Julio Meinvielle y del sociólogo francés Jaime María de Mahieu, Tacuara defendía un ideario de corte fuertemente nacionalista, católico, fascista, anticomunista, antisemita y antidemocrático.

Contenido

Origen

El origen del nombre de esta organización proviene de las tacuaras, cañas fuertes usadas como lanzas, instrumento característico de los indios que en el siglo XIX se convirtió en un arma típica de los caudillos federales del interior del país.

Tacuara fue creada oficialmente a finales de 1957. La mayoría de sus integrantes eran jóvenes, hijos de familias de la alta y media burguesía de Buenos Aires, que apenas habían terminado el secundario y militaban en la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios (UNES) -rama de la Alianza de la Juventud Nacionalista. Heredaba las formas de la UNES, que tenía una estética y trato similar a los partidos fascistas europeos. No se tuteaban, sino que se trataban de camaradas. Usaban el pelo muy corto y usaban un brazalete gris adornado con la Cruz de Malta.

En un principio, el peso del catolicismo fue central en la constitución del grupo. Sus principales dirigentes fueron Alberto Ezcurra Uriburu, José Joe Baxter, Oscar Denovi y Eduardo Rosa. Si bien la mayoría de los militantes de Tacuara eran de Buenos Aires, en su momento de mayor auge, esta organización tuvo muchos comandos en diversos puntos del país, especialmente en Rosario, Santa Fe y Tandil. A nivel nacional, sus ideas eran difundidas fundamentalmente a través de publicaciones propias y de solicitadas en las diferentes publicaciones nacionalistas del país.

Ideología

La Tacuara tradicionalista estaba formada por jóvenes procedentes en su mayoría de liceos militares y escuelas religiosas, habían cobrado relieve en los disturbios provocados contra los partidarios de la educación laica en torno a la sanción de la ley de educación pocos años antes. El grupo -casi exclusivamente compuesto por jóvenes provenientes en su inmensa mayoría de barrios de alto poder adquisitivo como Recoleta, Barrio Norte, Belgrano y Flores- promovía la restauración de la enseñanza religiosa abolida en los últimos tiempos del gobierno de Juan Domingo Perón y la instauración en Argentina del Estado Nacional-Sindicalista tal como lo entendía el modelo falangista, así como el combate contra el Judaísmo y la izquierda. Proclamaban la supremacía de la nación sobre otras cuestiones y se oponían a lo que ellos llamaban la "democracia liberal", admiraban a figuras como la de Benito Mussolini, sostenían la existencia de conspiraciones judías internacionales para dominar el mundo (tales como Los Protocolos de los Sabios de Sion), mientras que sentían una profunda nostalgia por la derrota del Eje en la Segunda Guerra Mundial. Exaltaba la violencia como forma de movilización permanente. El contacto con algunos criminales nazis exiliados de Alemania después de 1945 reforzó la ideología fascista de la agrupación. Sus miembros poseían un marcado sentimiento antiimperialista, anticapitalista, corporativista y militarista. También resaltaban los valores culturales tradicionales que Hispanoamérica había heredado de España, mientras que despreciaban la cultura francesa que exaltaban los conservadores y liberales argentinos. A su vez, la agrupación sostenía un revisionismo histórico que reivindicaba a Juan Manuel de Rosas (desprestigiado por la educación historiográfica tradicional) y defendía el terrorismo de estado que se practicó durante el período rosista, al mismo tiempo que repudiaba a próceres tales como Sarmiento y Belgrano por considerarlos "masones y liberales".

La revolución en Cuba de 1959 representó un punto de inflexión para los movimientos políticos latinoamericanos y Tacuara no fue la excepción. Este acontecimiento generó sensaciones dispares dentro del movimiento. La tensión entre Cuba y los Estados Unidos provocaba mucha expectativa. Joe Baxter se sentía fascinado por el fenómeno cubano y empezaba a considerar que ese era el camino que él quería seguir. Sin embargo, no fue hasta 1961 que Fidel Castro anunció su opción por el marxismo-leninismo, opción que había negado dentro de su movimiento en declaraciones anteriores.[2] Ezcurra y quienes lo seguían más de cerca se convirtieron en ese entonces en enemigos de la revolución cubana.

En las elecciones de 1962, Tacuara presentó candidatos para la Unión Cívica Nacionalista (UCN) en Entre Rios. La UCN era un pequeño partido nacionalista fundado en la década de 1940 en Córdoba por los hermanos Irazusta. Éste prestó a Tacuara un viejo local en la Calle Tucumán Nº 415, que se transformó en su sede "histórica". Sin embargo, un grupo liderado por Baxter optó por apoyar al peronismo proscripto.

Su relación con la Liga Árabe

En 1962 la Liga Árabe se instaló en la Argentina con Hussein Triki a la cabeza para comenzar a realizar una campaña publicitaria de hostigamiento contra Israel y el Sionismo. Para el cumplimiento de su propósito, logró establecer una alianza con Tacuara y la Guardia Restauradora Nacionalista (GRN), subsidiando sus estructuras y actividades. Era el puente entre los antisemitas locales y los neonazis extranjeros e introductor de la idea de que la “lucha” de estos argentinos era la de los árabes.

En 1964, en un acto organizado por la Liga Árabe en un teatro porteño, militantes de Tacuara gritaban "Mueran los judíos" y "Nasser y Perón, un solo corazón".

Divisiones

Sin embargo, entre 1960 y 1963 la organización se escindiría por cuestiones ideológicas. La llegada masiva de jóvenes con distintas visiones del mundo -apenas unidos por una vaga concepción nacionalista y un fuerte deseo de acción- fue lo que sumergió al movimiento en un complicado proceso. Muchos de los nuevos militantes simpatizaban con el peronismo, mientras que al mismo tiempo algunos de los viejos líderes escepticistas empezaron un lento proceso de transformación ideológica hacia el peronismo y la izquierda.

Muchos militantes lucharon junto con sindicales y se asociaron con la Juventud Peronista. Esto no fue bien visto por ciertos sectores de Tacuara. En marzo de 1960, el sacerdote Meinvielle no pudo tolerar la idea de que el movimiento se vincule al peronismo y reclame justicia social para aumentar su popularidad, acusando a su núcleo original de "desviaciones marxistas", por lo que creó una organización paralela aún más reaccionaria bautizada como la Guardia Restauradora Nacionalista (GRN), quien exigía a sus miembros ascendencia europea y más de cinco generaciones de residencia en Argentina.[cita requerida] Fue la primera división del grupo y la que mantuvo la línea más dura, ultracatólica y antisemita, cuyo lema era "Dios, Patria y Hogar", mientras que su fuente de inspiración central fue el fundador de la Falange Española, José Antonio Primo de Rivera. Roberto Etchenique y Roberto Estrada fueron los primeros jefes del nuevo movimiento pero al poco tiempo los sucedió en el cargo Augusto Moscoso.

Poco más tarde, otro grupo liderado por Dardo Cabo se separó de Tacuara para formar el Movimiento Nueva Argentina (MNA), que luchaba por el regreso de Perón a la Argentina. Fue una de las primeras organizaciones peronistas de derecha en la Argentina. El lanzamiento oficial del nuevo grupo ocurrió el 9 de junio de 1961, en conmemoración del levantamiento del general Juan José Valle cinco años antes.

Finalmente, en 1963, se produjo la ruptura de mayor importancia. Un sector liderado por Joe Baxter y José Luis Nell, crearon el Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT), quien, sin abandonar su nacionalismo, rompió con la Iglesia, la derecha y el antisemitismo, para migrar hacia posiciones cada vez más cercanas al marxismo y el peronismo de izquierda, de donde provendrían muchos de los cuadros de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) y el Peronismo de Base (PB) y, en menor medida, de Montoneros y el ERP.

El escritor uruguayo Eduardo Galeano ya había observado en 1967 en un artículo publicado en el semanario Marcha de Montevideo:

Alberto Ezcurra y su equipo ("mitad monjes, mitad soldados") continuarán presos de los esquemas fascistas tal cual habían llegado de Europa: "O triunfamos y desfilamos victoriosos bajo el Arco de Triunfo, o fracasamos y nos pegamos un tiro en la Cancillería de las ruinas de Berlín", dirá Ezcurra, mientras otros tacuaristas menos místicos pintarán en los muros del cinturón industrial de Buenos Aires carteles heréticos: "Las 62 al poder", "Todo patrón es un ladrón", "La propiedad es un robo" (...), al mismo tiempo que Alfredo Ossorio, Jorge Caffatti y Joe Baxter exaltaban desde las tribunas la epopeya frustrada, pero no olvidada, de los guerrilleros uturuncos de Tucumán.
El cuerpo de milicias, pomposo nombre de los grupos de choque y los comandos de barrio, son los semilleros de la insurrección interna. El proceso se refleja claramente en los nombres que los comandos eligen: 17 de octubre, Primero de Mayo, Lealtad. La invasión de hijos de obreros -estudiantes de escuelas nocturnas y jóvenes operarios de Mataderos, Villa Luro, Dock Sud, Núñez y Boedo- implica un cambio en la composición social de Tacuara. La Cruz de Malta es eliminada de muchas banderas. Jorge Caffatti reúne su comando en el local del Sindicato de Obreros del Tabaco y explica a sus muchachos: "No es casual que estemos aquí y no en otra parte. No se encuentra a los revolucionarios en las sacristías".
A partir de 1960, ciertos autores nacionalistas de izquierda habían empezado a atraer la atención de algunos dirigentes medios de Tacuara. Al enfrentarse con los enemigos reales de la revolución nacional, del brazo de los militantes sindicales peronistas, algunos jóvenes fascistas derribarán los mitos que antes veneraban y se radicalizarán en dirección inversa. El antisemitismo y el anticomunismo sistemáticos, que les ofrecían chivos emisarios sucedáneos de los enemigos reales, dejarán de serles necesarios en la medida en que, al profundizarse, el proceso mismo descubrirá a sus ojos los verdaderos factores de la crisis y el sometimiento del país.

Operaciones

Tacuara tenía algunos contactos con la policía y algunos ex funcionarios nazis refugiados en la Argentina. Por tal motivo, tenía un acceso fácil a las armas, que en esa época era envidiado por otras organizaciones. Existió también el cobro del "impuesto revolucionario" a muchos comerciantes judíos del barrio porteño de Once cuando eran asaltados, aunque luego estos se organizaron para enfrentar a Tacuara.

En sus inicios Tacuara se caracterizó por las peleas callejeras con otros estudiantes de distintas ideologías. Las riñas abundaron en los secundarios, en buena medida en el conflicto entre laica y libre que enfrentaba a los que querían una educación católica obligatoria y los que no.

En 1959 se produjeron profanaciones en el cementerio judío La Tablada, acompañas por inscripciones y esvásticas sobre las lápidas. El secuestro en Argentina por parte de los servicios de inteligencia israelíes (MOSSAD) del ex jerarca alemán y criminal de guerra nazi Adolf Eichmann, aumentó la ola antisemita de Tacuara. Ellos negaban ser antisemitas por razones raciales, pero sí admitían ser enemigos del Judaísmo en la Argentina, al que acusaban de sirvientes del "imperialismo israelí". Esta situación llevo a la DAIA (órgano político de la comunidad judía argentina) a presionar al gobierno para que actúe.

El pico mayor fue el 17 de agosto de 1960, cuando tacuaras del Colegio Nacional Sarmiento atacaron a sus compañeros judíos e hirieron de un tiro a Edgardo Trilnik, de 15 años, durante el acto de homenaje a San Martín. Le siguieron interminables meses de bombas –de las explosivas y las de alquitrán– contra sinagogas, colegios e instituciones judías, cientos de pintadas, volanteadas y amenazas.

Por otro lado, surgieron gradualmente ciertos grupos que actuaban en nombre de Tacuara en Buenos Aires y especialmente en el interior del país, pero que en realidad no estaban bajo el control de la central de Tucumán 415 ni sus miembros habían prestado el juramento correspondiente para formar parte del movimiento. En este sentido Ezcurra realizó varias giras por el interior con la difícil misión de disciplinar bajo el comando nacional a los grupos que se llamaban a sí mismos Tacuara. De hecho, en la propia Buenos Aires el crecimiento y la fama de la agrupación era tal que a veces no era posible controlar a todos los individuos que copiaban la vestimenta, el saludo y las consignas de la organización. Muchos pretendían actuar bajo su nombre sin autorización para intimidar o simplemente como una muestra de rebeldía contra la sociedad.

En 1963, en el gobierno, mediante el decreto 3134/63, se prohibió en el territorio nacional toda actividad tanto de Tacuara como de GRN. Si embargo, la influencia de los servicios de seguridad hicieron poco práctico este decreto. De hecho, Tacuara contaba en muchas ocasiones con la plena colaboración de los oficiales superiores de las Fuerzas Armadas, quienes veían en esta nueva agrupación fascista combativa una especie de instrumento que sirviera de "muro de contención" frente al avance del "peligro comunista" y los movimientos juveniles de izquierda, lo que provocó que muchas veces el grupo de Ezcurra recibiera armas y municiones del ejército. Por su parte, la complicidad de algunos cuadros nacionalistas de la policía era evidente cuando dejaban actuar libremente a la organización.

El secuestro de Graciela Sirota

Uno de los casos más graves de antisemitismo fue el secuestro de Graciela Sirota, el 21 de junio de 1962. La joven de 19 años fue golpeada, subida a un auto cuando esperaba el colectivo para ir a la facultad y torturada groseramente con quemaduras de cigarrillos por todo el cuerpo. Para terminar, le grabaron con una navaja una esvástica en el pecho. Este caso provocó gran indignación en la sociedad y muchas criticas por la impunidad con la que contaban Tacuara y GRN.

La reacción de la DAIA fue contundente. Paralizó el 28 de junio todo el comercio judío en el país, con adhesión de estudiantes y varios sectores políticos, gremiales e intelectuales.

Después del caso Sirota, la fama de Tacuara creció enormemente. En Nueva York, el Congreso Judío Mundial denunció ante las Naciones Unidas que el líder nazi de Estados Unidos, George Lincoln Rockwell, buscaba conectarse con Tacuara. Al mismo tiempo, el representante de Arabia Saudita ante el organismo internacional saludaba "la cruzada de Tacuara contra el sionismo" y expresaba su deseo de que el movimiento se extendiera por toda Latinoamérica.

El asalto al Policlínico Bancario

Artículo principal: Asalto al Policlínico Bancario

Por otra parte, una fracción del grupo que había girado al peronismo y formado el Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT) cobró fama nacional el 29 de agosto de 1963 tras el asalto sangriento al Policlínico Bancario (llamado internamente Operación Rosaura), cuando un grupo comando mató a dos empleados, hirió a otros tres y se llevó 14 millones de pesos, el equivalente a 100.000 dólares, una fortuna para la época. En el golpe participaron José Luis Nell, Horacio Rossi, Jorge Caffatti, Ricardo Viera, Rubén Rodríguez, Carlos Arbelos y Mario Duahy.

Con el tiempo se recuperó parte de este dinero y se detuvo a algunos de los autores del atraco. Como la numeración de los billetes estaba marcada, fue posible seguir el rastro del dinero, hasta que finalmente la policía descubrió a los verdaderos ejecutores y prácticamente desmanteló la organización. La mayoría de los apresados y condenados por el hecho quedaron en libertad en mayo de 1973, cuando el peronismo volvió al poder y el presidente Héctor Cámpora decretó una amplia amnistía para los presos políticos.

Esta fue la primera acción política armada llevada a cabo por un grupo exclusivamente civil en la historia argentina. En una entrevista que hizo la revista Compañero en septiembre de 1964 a los protagonistas del asalto al Policlínico Bancario presos en las cárceles de Villa Devoto y Caseros, los miembros del MNRT definieron al sector que se quedó con Ezcurra en el Tacuara original como “un grupo de choque del régimen, caracterizado por una histeria antimarxista”, que en la práctica se transformó “en una colateral de los organismos de represión”. Los prisioneros, que se autodenominaban "peronistas revolucionarios", tomaron distancia del nacionalismo de derecha:

“Es absurdo trasplantar la solución fascista (inclusive dentro del sistema capitalista, en el cual están encuadrados los nacionalismos de derecha) a los países latinoamericanos, países dependientes y no industrializados, países neocoloniales. Los nacionalistas de derecha son conservadores y no revolucionarios. Tratan de cambiar las instituciones políticas con el objeto de restaurar o preservar el sistema económico y mantener el atraso cultural de las grandes masas, para que la cultura sea expresión exclusiva de las reducidas élites privilegiadas”.

El asesinato de Raul Alterman

En 1964, como venganza por la muerte de dos militantes del MNRT y uno de la Juventud Peronista en un confuso incidente sindical en el Plenario de la CGT en Rosario, fue asesinado en la puerta de su casa Raul Alterman, un joven militante judío de izquierda. Nunca quedó muy claro por qué fue elegido Alterman como blanco del ataque, aunque se supone que su elección, fue solo por su condición de judío y socialista.

Luego del asesinato, la organización envió una carta a los padres de Alterman, diciendo: "Nadie mata porque sí nomás; a su hijo lo han matado porque era un perro judío comunista. Si no están conformes que se retiren todos los perros y explotadores judíos a su Judea natal ¿Qué hacen en nuestro país?".

El crimen fue un escándalo nacional e inclusive Joe Baxter, antiguo militante del MNRT, salió en el programa de Bernardo Neustadt para repudiar la ideología nazi de Ezcurra y sus ex compañeros de militancia.

Entrevista a los dirigentes de Tacuara

En octubre de 1962 la revista Mundo Israelita realizó un reportaje conjunto a los dos principales líderes del movimiento Tacuara, Ezcurra y Baxter. El periodista que protagonizó la entrevista, Arie Zafran, fue acompañado por su colega Rogelio García Lupo, quien había trabado una relación con Baxter a partir de que éste, en su trabajo como telefonista internacional del turno nocturno de la compañía estatal de comunicaciones, lo conectara con los medios de prensa del exterior.

La nota, escrita con un clima intimista, describió todas las sensaciones que Zafran tuvo en la casa de Tacuara:

"Llegamos con García Lupo a la casa colonial de la calle Tucumán, donde tiene su sede Tacuara. En la semipenumbra subimos las escaleras que conducen a los altos. Allí nos encontramos, en un corredor, frente a varias puertas herméticamente cerradas. Golpeamos a una de ellas y alguien nos observó por una pequeña mirilla practicada en la puerta. Reconocido mi acompañante, se nos franqueó el acceso a una habitación en la que un calentador de alcohol hacía irrespirable el ambiente. La estancia lucía una mas que franciscana pobreza de medios. Sobre una de las paredes se ubicaba un histórico retrato del abrazo de José de San Martín con Bernardo O'Higgins flanqueado por un retrato de Juan Manuel de Rosas y la efigie de José Antonio Primo de Rivera con un escudo de Falange en el ángulo superior derecho. Un joven rubio, que hablaba castellano con un marcado acento alemán, nos invitó a sentarnos. García Lupo lo hizo sobre un sillón cubierto por un poncho rojo, cuyas gradas estaban compuestas íntegramente por esvásticas negras. Yo, a mi vez, sobre un destartalado mueble, cubierto por arpilleras, procedí a acomodarme..."
"Estimé que las edades de los jóvenes que vagaban por el departamento aquel día oscilaban entre los 13 y los 22 años. Uno de ellos era Rodolfo Galimberti. Me asombré de que no se tutearan entre ellos. Ya había pasado una hora desde nuestro arribo. García Lupo, hechas las presentaciones, se había retirado. A la habitación entraban y salían camaradas. Hacían el saludo nazi a su jefe y se retiraban. Pero ahí ya no se podía hablar con tranquilidad. De manera que se decidió continuar el reportaje en un café cercano al comando de Tacuara. Mientras bajábamos las escaleras nuevos imberbes camaradas saludaban a su jefe, quien respondía displicentemente. Los generales no dan demasiada importancia a la venia... Sentados a una mesa comenzó la segunda parte de la entrevista. Baxter y Ezcurra apuraron sus dobles ginebras y respondieron a todas las preguntas del extenso cuestionario..."
"Los dos repitieron durante la entrevista algunos de los latiguillos habituales de Tacuara. Que no eran antisemitas sino antisionistas, porque el sionismo, decían, es una forma de imperialismo. También amenazaron con que el movimiento todavía no había comenzado a agredir y que el día que lo hiciera los resultados serían terribles. A su vez, atacaron verbalmente a la Guardia Restauradora Nacionalista ya que, según ellos, predicaba una especie de nacionalismo conservador, mientras que Tacuara por el contrario representaba el nacionalismo revolucionario. 'Para ellos -explicaron, con respecto a sus ex camaradas escindidos- Nasser es marxista, pero para nosotros es un soldado de la liberación nacional, egipcia y árabe'. El panarabismo decían que era un ejemplo para el movimiento, ya que quería de la misma forma que ellos la unidad latinoamericana. Finalizaron expresando que estaban completamente de acuerdo con la tercera posición tal como Nasser la entiende."[3]

La entrevista tuvo tal repercusión que fue reproducida íntegramente por el periódico norteamericano The New York Times. Pero el tono amable del periodista Zafran y el solo hecho de que Mundo Israelita prestara sus páginas centrales para que se expresaran los líderes de Tacuara causó indignación en algunos sectores de la comunidad judía argentina. La revista Nueva Sion contestó en una nota de tapa que cualquier afán conciliador respecto a Tacuara generaría que los judíos bajasen la guardia, lo que conllevaría un grave peligro, a la vez que expresó en uno de sus artículos, haciendo referencia al Holocausto: "Recuerden que todos aquellos judíos prisioneros del nazismo que, incluso de buena fe, creyeron en la posibilidad de negociar y entenderse con el, en última instancia llevaron como rebaño al matadero a cientos de miles de hermanos y fueron a su vez víctimas de sus ciegas ilusiones"; y se advirtió que Tacuara "emplea las tácticas de la agresión por ahora, porque no tiene suficiente fuerza para recurrir al exterminio".

Declive

Luego del asalto al Policlínico Bancario y el asesinato de Raúl Alterman, muchos militantes de las fracciones de Tacuara fueron detenidos o entraron en la clandestinidad. Joe Baxter, uno de sus fundadores, después de conocer a Perón, luchar en Vietnam y conocer China, giró hacia la izquierda revolucionaria y terminó siendo uno de los fundadores del ERP, junto con Mario Roberto Santucho. Poco tiempo después murió en un accidente aéreo en Francia.

Posteriormente José Luis Nell se sumó a las FAR-Montoneros. Nell quedaría cuadripléjico luego de que dos balazos le perforaran la espalda en la Masacre de Ezeiza el día del regreso de Perón y dos años después se suicidaría de un disparo en la boca.

A fines de 1964, Alberto Ezcurra Uriburu se hizo sacerdote y dejó a cargo de la organización a Patricio Collins. Luego Ezcurra derivó en mano de obra para los servicios de represión estatales y, desaparecida Tacuara como núcleo orgánico, también para la Triple A y el Batallón 601 de Inteligencia del Ejército. La mayoría de los integrantes del núcleo original de Tacuara, luego de abandonar la organización, se convertirían rápidamente en agentes de las agrupaciones parapoliciales de derecha que ejercerían la represión estatal durante la década de 1970 o serían colaboradores directos del servicio de inteligencia durante el período de la dictadura.

Dardo Cabo más tarde se juntaría con el sindicalismo vandorista y se haría famoso por el Operativo Cóndor, donde el 28 de septiembre de 1966, junto a otros diecisiete militantes, secuestró un avión de Aerolíneas Argentinas para llevarlo a las Islas Malvinas y plantar cuatro banderas argentinas. Se transformaria en uno de los dirigentes mas importantes de la organización Descamisados, que asesinarian en 1969 al sindicalista Augusto Vandor. Años mas tarde, se transforma en el editor de la revista El Descamisado, uno de los medios oficiosos de Montoneros mas importantes de la época. Cabo es asesinado por efectivos del ejército, mientras estaba detenido, el viernes 6 de enero de 1977.

En el artículo “Los jóvenes fascistas descubren su país”, publicado en la revista Marcha en 1967, Eduardo Galeano apuntó:

"Del mismo tronco original provienen los tacuaras que terminaron en el peronismo de izquierda y los que se sumaron al peronismo de derecha, los que abrazaron el marxismo-leninismo y los que ofician de guardaespaldas de ciertos burócratas sindicales; los que pintan en los muros, todavía, cruces esvásticas y consejos: 'Degüelle un comunista por día'. De la misma fuente salieron las viudas de Hitler y los devotos de Perón, Mao y Fidel. (...) Definiéndose por lo que rechazaba, pero sin una idea clara de lo que buscaba, de ideología prestada, imprecisa y contradictoria, Tacuara continuó desprendiendo, hasta el fin, subgrupos que se fueron separando como consecuencia de la lucha interna de tendencias [...]. Casi todos los grupos terroristas de derecha que han sobrevivido, provienen de aquella matriz, y dentro del peronismo hay núcleos de todos los matices, desde los marxistas hasta los rosistas, que salieron de Tacuara: todas las posiciones y todas las actitudes reflejan hoy, desde la desintegración, lo que fue aquella heterogénea congregación de jóvenes furiosos unidos por sus mitos y su estilo".

El periodista Roberto Bardini, que en su adolescencia fue simpatizante del MNRT, escribió: "Salvo en sus inicios, Tacuara nunca fue una organización ideológicamente homogénea. A pesar de sus férreos códigos, en su interior convivieron –mientras fue posible– varias corrientes nacionalistas. Hubo tendencias semiaristocráticas con nostalgias de los años treinta y tendencias 'plebeyas'; católicas antiperonistas y católicas peronistas; 'fascistoides' y 'socializantes'; golpistas pro militares e insurreccionales populistas. Tampoco faltaron los simpatizantes del anarcosindicalismo".

Bibliografía

  • Roberto Bardini, Tacuara, la pólvora y la sangre, editorial Océano, México, 2002, ISBN 970-651-598-4.
  • Alejandra Dandan y Silvina Heguy, Joe Baxter, editorial Norma, Buenos Aires, 2006, ISBN 987-545-403-6.
  • Eduardo Galeano, “Los jóvenes fascistas descubren su país”, en Nosotros decimos no, Siglo XXI, México, 1989.
  • Rogelio García Lupo, "Diálogo con los jóvenes fascistas", en La rebelión de los generales, editorial Proceso, Buenos Aires, 1962.
  • Daniel Gutman, Tacuara, Historia de la primera guerrilla urbana argentina, editorial Vergara, Buenos Aires, 2003.
  • Leonardo Senkman, El antisemitismo en la Argentina, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1989, ISBN 950-25-0978-1

Referencias

  1. Tacuara, la pólvora y la sangre - LA TACUARA REVOLUCIONARIA
  2. http://aguadadepasajeros.bravepages.com/cubahistoria/historia_de_cuba.htm
  3. Tacuara: Historia de la primera guerrilla urbana argentina, Daniel Gutman, Editorial Vergara, (Buenos Aires, mayo 2003), p. 125–127.

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