Ramón María del Valle-Inclán

Ramón María del Valle-Inclán
Ramón María del Valle-Inclán
Valle-Inclan.jpg
Retrato de Valle-Inclán.
Nacimiento 28 de octubre de 1866
Villanueva de Arosa, Pontevedra
Fallecimiento 5 de enero de 1936 (69 años)
Santiago de Compostela, La Coruña
Nacionalidad Española
Ocupación Dramaturgo, poeta y novelista
Cónyuge Josefina Blanco
Hijos Joaquín María (1914)
Carlos Luis (1917)
Jaime (1921)
Padres Dolores de la Peña y Ramón del Valle Bermúdez

Ramón José Simón Valle Peña, conocido como Ramón María del Valle-Inclán (Villanueva de Arosa, 28 de octubre de 1866Santiago de Compostela, 5 de enero de 1936), fue un dramaturgo, poeta y novelista español, que formó parte de la corriente literaria denominada Modernismo en España y se encuentra próximo, en sus últimas obras, a la denominada Generación del 98; se le considera uno de los autores clave de la literatura española del siglo XX.

Contenido

Biografía

La biografía de Valle-Inclán ha despertado el interés de diversos biógrafos, alguno de ellos escritores, como Ramón Gómez de la Serna.[1]

Nacimiento

Valle nació en una vieja casa de la calle de San Mauro, en la localidad de Villanueva de Arosa (pueblo de provincia de Pontevedra) al borde de la Ría y frente a la isla de Arosa, pueblo de pescadores y campesinos. Era el segundo hijo del marinero y escritor por gusto Ramón del Valle Bermúdez (amigo de Manuel Murguía —esposo de Rosalía de Castro— y Andrés Muruáis) y de Dolores de la Peña y Montenegro, ambos de ascendencia hidalga, poseedores de títulos nobiliarios y viejos fueros, pero venidos a menos. Ramón fue bautizado tres días después de su nacimiento en la iglesia de San Cibrán de Cálago con tres nombres: Ramón José Simón con los apellidos Valle y Peña. Tomó su nombre artístico del apellido de uno de sus antepasados paternos, Francisco del Valle-Inclán.[2] El nombre de Ramón se le puso en honor a su padre, el de José por ser el patrono de la madrina y abuela materna del bautizado y Simón por ser el santo del día en el que nació. No se celebró el bautizo porque el parto fue complejo y la madre quedó muy debilitada. Dos poblaciones se disputan su nacimiento, Villanueva de Arosa y Puebla del Caramiñal. Él afirmaba que nació en un barco que hacía la travesía entre ambas por la ría.[1] La disputa nace de la temporada que pasó su madre (Dolores de la Peña) en agosto en Puebla del Caramiñal, con motivo de las preparaciones previas del parto. Esta estancia de la madre confundió a algunos biógrafos.[3]

Formación y comienzos literarios

La fortuna familiar heredada por el padre fue dilapidándose poco a poco, y esto obligó a la familia a llevar una vida más modesta. Es muy posible que Ramón y sus hermanos fueran criados como señoritos de pueblo.[4] Dispuso en su infancia de la buena biblioteca paterna y se le asignó como preceptor un clérigo de la Puebla del Deán (de apodo bichuquino y nombre Carlos Pérez Noal) con el que estudió gramática latina. A la edad de nueve años acomete Ramón su ingreso en el Instituto de Segunda Enseñanza primero en Santiago y posteriormente en un Instituto de Pontevedra hasta 1885. Durante este periodo el bachillerato fue ejecutado sin el menor interés por su parte.[3] En ese tiempo ejerció una gran influencia sobre él Jesús Muruáis, siendo decisivo en su formación literaria posterior.[5] El 29 de abril de 1885 acaba sus estudios de bachillerato, tiene diecinueve años. Toda la familia se había trasladado unos años antes a la capital de la provincia donde el padre había conseguido que lo nombraran Secretario del Gobierno Civil.

En septiembre de 1885, sin convicciones y siguiendo la imposición directa de su padre, comenzó a estudiar Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela con resultados igualmente irregulares. Ramón no tiene preferencia por ninguna carrera siéndole todas iguales. Desde los primeros instantes universitarios solicitó examinarse por libre de algunas asignaturas. Disponiendo de poco dinero, impartía clases particulares de latín y frecuentaba más los cafés que las aulas, siendo también asiduo de la biblioteca de la universidad. Pudo vérsele por el Ateneo Compostelano y frecuentando los espacios literarios. En esos años trabó amistad con aquellos que más tarde llegarían a ser figuras relevantes del mundo de la cultura y de la política gallega.[6] También trabó amistad con el florentino Attilio Pontanari del que aprendería esgrima y nociones de italiano. En el año 1888 se matriculó en «Dibujo y adorno de figura» en la Escuela de Artes y Oficios. Ramón se hizo pronto uno de los estudiantes más populares de la Universidad.

En esta época publica sus primeros trabajos literarios en la revista Café con gotas de Santiago,[7] y en 1889 su cuento A media noche, en la barcelonesa La Ilustración ibérica; participando activamente, junto a su hermano Carlos, en la vida periodística de la ciudad. La visita de Zorrilla a Santiago para dar una conferencia en la universidad a la que asiste Valle, le produce una honda impresión, quedando seducido por la figura del escritor consagrado. Es en estos años en los que comenzó a arraigar en él su vocación literaria.[8]

El 14 de octubre de 1890, con la muerte de su padre en Villanueva, y con la edad de veintidós años es liberado del compromiso paterno, abandonó la carrera de derecho por la que no sintió ningún interés, y regresó a Pontevedra. Lleva ya cinco años en la universidad compostelana y no ha pasado del tercer año de la carrera de Derecho. Piensa en ir a Madrid y comenzar en esa ciudad una nueva vida. La herencia del padre no ha sido de mucha cuantía y no le da para vivir.

Primera estancia en Madrid

Tras una hipotética estancia en Italia aún por documentar,[9] viaja a Madrid a finales de 1890. La situación política de España es mala y en lugares públicos madrileños se vocifera, se exponen ideas contrapuestas y se solicitan soluciones. La primera estancia en Madrid supone dos años en la vida de Ramón. En Madrid frecuenta los abundantes cafés de la Puerta del Sol lugar de tertulia habitual, en ellas participa de forma expresiva y se hace conocer (resulta gracioso con su acento y su particular ceceo). Es irreductible en sus opiniones. En estas primeras visitas a los cafés va configurando su personalidad, su mundo, que acabaría haciéndolo famoso en las sociedades y tertulias de Madrid.

Colabora en diarios como El Globo que publica algunos de sus artículos y cuentos, y La Ilustración Ibérica, y dedica gran parte de su tiempo libre a asistir a representaciones del género chico. No es todavía considerado públicamente un escritor, las colaboraciones periodísticas que hace son para ganar algo de dinero, considerando poco afán por el oficio periodístico. La asistencia a peñas y tertulias de la época empieza a establecerse, se hace famoso en ellas por su ingenio. A pesar de sus esfuerzos abandona la capital sin lograr un sustento estable, la decisión parece ser tomada de forma inmediata.

Primer viaje transatlántico: México

En 1892 tras una breve estancia en Pontevedra, Ramón se embarca el 12 de marzo en su primer viaje a América, concretamente a México. Los periódicos gallegos anuncian un viaje motivado por ser elegido para la dirección de un periódico.[10] El trasatlántico francés en el que realiza el viaje, que se denomina Le Havre, desembarca en Veracruz el 8 de abril y pocos días después ya se encontraba alojado en la capital de México. Durante su estancia mexicana escribió para los periódicos: El Correo Español, El Universal (su serie de artículos denominada cartas galicianas) y El veracruzano Independiente. Su labor pasa por ser mero traductor al castellano de textos italianos y franceses, a pesar de que posee ligeros conocimientos sobre ambos idiomas. Pasa en tierras mexicanas un periodo algo menor de un año, repartido entre las ciudades de Veracruz y Ciudad de México. Durante esa época se encontraba Porfirio Díaz como presidente de México, su poder le impone una severa censura. La vida a partir de ahora en tierras americanas será una aventura para Ramón, la situación política mexicana lo excita y ello lo lleva a protagonizar ciertos incidentes.

Parece ser que su estancia en tierras americanas no estuvo exenta de problemas, ya que existen datos de que participó en un amago de duelo con el redactor de El Tiempo, y en una sonada pelea en Veracruz. De este primer viaje a México Ramón obtiene las primeras experiencias como escritor. Durante esta época conoce a Sóstenes Rocha, que le desvela los secretos de la política mexicana, Sóstenes es un personaje que resume la situación mexicana de la época. De esta primera estancia en México Ramón presiente su destino como escritor, empezará los relatos que posteriormente se agruparán en Femeninas. Finalmente abandona México agotando su estancia de poco menos de un año. De las tierras mexicanas pasa a Cuba donde pasa una estancia de varias semanas, permanece algunos días en el hoy demolido Ingenio (azucarero) Santa Gertrudis, en la provincia de Matanzas hospedado en casa de unos amigos: familia González de Mendoza, propietarios por ese entonces de dicho ingenio.[11] En primavera de 1893 se encuentra de nuevo en España, donde se aloja en Pontevedra. Su aspecto físico está transformado, lleva barba y melenas. Valle regresaría a tierras mexicanas años después, en lo que sería su segundo viaje.

De vuelta a España

De regreso a España, en 1893, se instaló en Pontevedra lugar elegido por él con objeto de aliviar su nostalgia. Es en este lugar donde trabó amistad con Jesús Muruáis, bibliógrafo y profesor de latín en el Instituto de la ciudad, en cuya biblioteca pudo leer a los más importantes autores europeos de la época (Biblioteca Muruais: obras francesas e inglesas de literatura y arte del siglo XIX). Es Valle un joven escritor recién llegado de América, atendiendo a una imagen de dandy, aparece frecuentemente en el café moderno de Pontevedra y exhibe su dialéctica peculiar que luego lo haría famoso. Es durante esta época cuando el poeta italiano Gabriele D'Annunzio ejerce una fuerte influencia sobre él y de él toma la fórmula del decadentismo europeo. Ramón conoce también durante esta época pontevedresa a René Ghil. Durante su estancia en Pontevedra, que se prolongaría hasta 1896 (cerca de tres años), publicó su primer libro, la colección de relatos de tema amoroso en 1894 titulado Femeninas (Seis historias amorosas). Esta primera obra aparece a la luz con el apoyo del amigo de su padre Manuel Murguía. Ramón ya se siente escritor, ya sabe a partir de este instante la dedicación futura de su vida.

Es en esta época cuando Valle comienza a cultivar su particular indumentaria: capa (al principio un poncho mexicano), chalina, sombrero y, sobre todo, sus largas y características barbas, las «barbas de chivo» de que habla Rubén Darío en un poema dedicado al autor. Colabora desde Pontevedra en la revista Blanco y Negro. Es en esta etapa pontevedresa en la que ya figura con su nombre Ramón de Valle Inclán, así se nombra a sí mismo en la portada de su primer libro. Concluida esta etapa, poco le queda hacer en provincias, se dirige a Madrid en lo que será su segundo viaje a la capital.

Segunda etapa en Madrid: las tertulias

En el año 1896 volvió a instalarse por segunda vez en Madrid. Pronto acude a varias tertulias madrileñas llevando la vida bohemia de la época, en las que conoce a muchas figuras destacadas de la época, como Gómez Carrillo, Pío y Ricardo Baroja, Azorín, Benavente, González Blanco, Villaespesa, Mariano Miguel de Val etc. Asiste a los innumerables cafés madrileños de la época: el de Fornos, el Suizo, el del Príncipe, el Madrid, el Gato Negro, la terraza del Gijón, del Lhardy en la carrera de los Jerónimos, y el de la Montaña. Con tertulia propia en el Ateneo, en la Granja El Henar. En ellos con su verbo ceceante, se hace famoso por su capacidad de monopolizar conversaciones, por destruir reputaciones, su falta de paciencia a la hora de soportar interrupciones de oyentes e interlocutores.

Su atuendo se hace peculiar, y la barba se alarga en lo que será su estética habitual. Vive con escaso dinero rozando la penuria y su solitario café en los cenáculos de las tertulias. En esta segunda etapa madrileña se dedica a la vida bohemia en cuerpo y alma, vive la época: la disfruta y la padece. Vive la bohemia literaria modernista con estrecheces económicas que incluso le obligan a pasar hambre. Habita en un patio de viviendas en el barrio de Argüelles, entonces suburbio de Madrid, en dos oscuros cuartuchos alquilados con una silla, una mesa y una cama como único mobiliario.[12]

De esta época inicial en Madrid se narra una anécdota de Valle Inclán en el que paseando por la madrileña Carrera de San Jerónimo se encuentra con Miguel de Unamuno y Pío Baroja, los tres hostiles entre sí en lo que se refiere a teorías literarias, no reconociéndose ningún mérito entre ellos. A pesar de presentar Baroja a Ramón y Unamuno, no pasan ni ochenta pasos sin que acabaran insultándose, gritándose y finalmente separándose antes de acabar el paseo por la calle. Los tres eran representantes de la Generación del 98, los tres dejaron impronta de su independencia. En el año 1897 se publica su segundo libro, Epitalamio (Historias de amores), sin demasiado éxito entre los lectores; el libro se vende mal. Durante estos años, participó como actor en obras teatrales como La comedia de las fieras, de Jacinto Benavente, o Los reyes en el destierro, adaptación por Alejandro Sawa de una novela de Alphonse Daudet. Durante la guerra Hispano-Estadounidense las afinidades sentimentales hacen que Ramón tome partido por las aspiraciones cubanas a la independencia de España.[13]

El otro manco de Madrid

En el mes de julio de 1899, en una discusión en el Café de la Montaña de la Puerta del Sol, el periodista Manuel Bueno le causa una herida en el brazo que termina gangrenándose y haciendo necesaria su amputación. Valle-Inclán y su amigo Manuel Bueno discutían sobre la legalidad de un duelo que debía celebrarse. Llegaron a las manos y a los bastones, con tan mala fortuna que al gallego se le clavó un gemelo en la muñeca; la herida se infectó y hubo que amputarle el brazo izquierdo.[14] Luis Calvo explica el episodio con todo lujo de detalles.[15] El hecho ocurrió el 24 de julio de 1899. Javier y Joaquín del Valle-Inclán han demostrado que los bastonazos de Bueno le produjeron, además de una herida en la cabeza que sangraba aparatosamente, la fractura conminuta de los huesos del antebrazo izquierdo, es decir fragmentados en trozos muy pequeños, que le hicieron numerosas heridas internas. Por tanto, era una lesión muy seria y no un simple rasguño del gemelo de la camisa, como tantas veces se ha dicho».[16]

Según cuentan la entereza de Ramón fue tal que durante la operación del doctor Barragán, Ramón despierto se desmayó sólo una vez, siendo conocido que casi al final de la operación sugiere a los asistentes deseos de fumar, y durante los últimos instantes se fuma un habano, haciendo ascender al techo grandes volutas de humo. Ramón tiene treinta y tres años. A partir de ahora la imagen de manco se hace mítica. Algunos amigos deciden organizar un festival y conseguir fondos para comprarle un brazo ortopédico. La primera vez que se encuentra con Manuel Bueno le estrecha la mano. Tras el incidente regresa a vociferar a los cafés, al mismo tiempo que la manquedad le hace olvidarse de sus pretensiones de ser actor de teatro.

Ese mismo año estrena en el Teatro Lara de Madrid y publica en libro Cenizas: Drama en tres actos, su primera obra teatral. En el mismo periodo finisecular colabora en diversas revistas literarias, como La vida literaria, dirigida por Benavente, Revista Nueva, dirigida por Luis Ruiz Contreras, Germinal dirigida por Joaquín Dicenta o Vida Nueva dirigida por Eusebio Blasco en la que Unamuno escribe dos conocidos artículos: «Muera Don Quijote» y «Renovación». El año de su manquedad es el año en el que inicia su amistad con Rubén Darío recién llegado a Madrid.

Ramón: el escritor y tertuliano

En el año 1900, Valle participa en un concurso de cuentos auspiciado por el diario El Liberal. Aunque no consigue ganar el premio (el ganador fue el periodista José Nogales), su relato Satanás fue muy elogiado por Juan Valera, uno de los miembros del jurado, en un artículo de prensa. Parece ser que el jurado no quiso arriesgarse a premiar un relato tan innovador. En los años siguientes, siguió colaborando en varias publicaciones, como La Ilustración Artística, La Ilustración Española e Hispanoamericana, La España Moderna, etc. En Alma Española publicó, en diciembre de 1903, una famosa autobiografía. En Los Lunes del Imparcial empieza a publicar Sonata de otoño, en que hace por primera vez aparición su personaje el Marqués de Bradomín. Comienza a ser asiduo del Nuevo Café de Levante en el que se concentrará durante un decenio casi toda la vida intelectual de Madrid. Traduce obras del portugués de Eça de Queirós.

Las Sonatas se publican en libro en 1902 (Sonata de otoño), 1903 (Sonata de estío), 1904 (Sonata de primavera) y 1905 (Sonata de invierno). Estas narraciones, fragmentos de unas memorias ficticias del marqués de Bradomín, constituyen el ejemplo más destacado de prosa modernista en la literatura española. En el mismo año de 1905 publica Valle una colección de cuentos con el título de Jardín novelesco; Historias de almas en pena, de duendes y de ladrones. Al año siguiente estrena en el Teatro de la Princesa una obra teatral basada en el protagonista de las Sonatas, El Marqués de Bradomín. Forma parte del reparto de la obra Josefina Blanco, futura esposa de Valle, con la que contraerá matrimonio en 1907, aunque, muy probablemente, pudieran haber iniciado la convivencia con anterioridad.[17] La boda se celebró en la madrileña iglesia de San Sebastián. El matrimonio tuvo seis hijos: María de la Concepción (1908), Joaquín María (1914, que muere a los pocos meses), Carlos Luis (1917), María Encarnación (1920), Jaime (1921) y María Antonia (1923). Las cuatro sonatas se empiezan a vender bien y para algunas de ellas hay traducciones en otros idiomas como el francés.

En 1907 publica varios libros, como Águilas de blasón (estrenada el mismo año en Barcelona), Aromas de leyenda, Versos en loor de un santo ermitaño y El marqués de Bradomín. Coloquios románticos. Por entregas, en el diario El Mundo, publica Romance de Lobos. En 1908 inicia la publicación de su serie de novelas «La guerra carlista»: Los cruzados de la causa, El resplandor de la hoguera y Gerifaltes de antaño. En 1909 escribe Mi hermana Antonia, que narra la venganza del estudiante Máximo Bretal, enamorado de Antonia y rechazado por su madre. Sus simpatías por el carlismo no fueron sólo literarias: en 1910 se presentó a diputado por el Partido Carlista, pero no obtuvo escaño.

Las noches del Kursaal

Con motivo de los esponsales del rey Alfonso XIII acudieron a Madrid numerosos visitantes extranjeros, entre ellos se encontraba el Maharajá de Kapurtala que se enamoraría de una cupletista llamada Anita Delgado en el Kursaal. Ramón en esta época reparte sus actividades sociales entre la recién estrenada tertulia de Café de Levante y su asistencia al popular kursaal, un viejo frontón en declive instalado en el viejo local de Cine Madrid. Local que por las noches, con el objeto de salvar la situación económica, se convertía en un music-hall. El sucedido acerca del enamoramiento del Maharajá se comentó con gran lujo de detalles en los cafés de la época. Ramón se encuentra en su salsa añadiendo a la historia detalles de primera mano, siendo él mismo un intermediador en la historia. Por esta época la Generación del 98 ya comienza a trabajar coordinada en diversas actividades creativas, y cada uno de sus componentes se conocen e intercambian ideas en sus reuniones en los diferentes cafés madrileños de la época. En la mañana del 24 de agosto de 1907, Ramón José Valle y Peña, soltero de cuarenta años contrae matrimonio con Josefina Blanco Tejerina, soltera de veintiocho años y actriz. Tras la boda abandona el teatro. Valle acaba de publicar Historias perversas. Publica la que será su primera obra de poesía: Aromas de leyenda.

Su mujer Josefina Blanco se incorpora a las labores como actriz de teatro y viaja con ella a la Argentina en 1910 con la compañía de teatro de Francisco García Ortega, Ramón acompaña a su mujer en calidad de director artístico y tiene la oportunidad de pronunciar algunas conferencias sobre la literatura española en estos países. En la misma gira visitan también Chile, Paraguay, Uruguay y Bolivia. De regreso a España, tras seis meses de gira americana regresa a Madrid, donde los carlistas le ofrecen un almuerzo, y se sienta a la mesa con Vázquez de Mella, Manuel Bofarull, el marqués de Cerralbo, etc. Ramón sigue estrenando obras de teatro: Voces de gesta, en 1911 (en el Novedades de Barcelona), y La marquesa Rosalinda, en 1913. Un incidente ocurre en la vida de Ramón: su obra teatral titulada El embrujado fue rechazada por el Teatro Español, que dirigía el escritor Benito Pérez Galdós, y el incidente acaba en una conferencia tumultuosa en el Ateneo de Madrid. En su empeño de queja no deja de asistir a las tertulias de café. Con el dinero que obtiene de la publicación de sus obras completas por Sociedad General de Libraría, Valle inicia con los suyos un viaje a Galicia con el objeto de vivir en su tierra natal junto con sus hijos. Periódicamente regresa a Madrid y a sus tertulias. El escultor Sebastián Miranda le cede su casa con el objeto de que transcurran grandes periodos de tiempo en la capital.

En 1915 escribe al rey solicitando la rehabilitación de los títulos de marquesado del Valle, vizcondado de Vieixin y señorío del Caramiñal. Sus peticiones no son atendidas. Los años que rodean la publicación de la Lámpara maravillosa son especialmente duros para Valle. El 29 de septiembre de 1914 fallece su segundo hijo de cuatro meses de edad: Joaquín María a causa de un accidente en la playa de Pombal, y años después le comunican la muerte de su querido amigo Rubén Darío en Nicaragua.[18] Por otro lado las noticias de la incipiente guerra europea lo van rodeando poco a poco, y la pugna llega a las calles de Madrid dividiendo opiniones. Ramón toma parte desde el principio por el bando aliado, esta situación hace que durante la I Guerra Mundial, fuera invitado por el gobierno francés a visitar los frentes de guerra, Valle dio fe de lo visto y en cartas daba descripción de lo que veía. En París se relacionó con autores españoles como Pedro Salinas, Manuel Ciges Aparicio y Corpus Barga.[18] Fruto de su visita al frente fueron los textos Visión estelar de la medianoche, publicado en folletón en El Imparcial entre octubre y diciembre de 1916, y En la luz del día, en el mismo periódico, entre enero y febrero de 1917.

Alquila una casa solariega sobre Cambados y comienza a explotar la agricultura y las tierras del pazo de la Merced con el futuro objetivo de ser un acaudalado terrateniente de la comarca del Salnés. En Madrid la casa de Sebastián Miranda lo acoge durante sus visitas periódicas. Al volver a Madrid tras sus visitas al frente se encuentra con La lámpara maravillosa publicada y expuesta en librerías. Ramón vuelve a Galicia, la posesión del Pazo se le escapa de las manos. Los hijos irán llegando poco a poco, seis en total. El primero una niña, nacida a mediados de 1908, el segundo Joaquín muere en 1914. Carlos en 1918, Marquiña en 1921, Jaime en 1922 y María Antonia en 1923. En 1925 regresa definitivamente a Madrid.

El esperpento y el Ruedo Ibérico

En 1916 es nombrado titular de la cátedra de Estética de las Bellas Artes de la Escuela de San Fernando. El nombramiento se hace por Real Orden del 18 de junio de 1916. Ese mismo año publica La lámpara maravillosa, meditación sobre el hecho literario, muy influido por el ocultismo de autores como Mario Roso de Luna y Helena Blavatsky. Empieza a fallarle a Ramón la salud y a guardar cama con frecuencia. Es habitual el trato de viejos carlistas. En 1920 sufre una intervención quirúrgica con la consiguiente estancia en un sanatorio. En 1920 es la primera vez que Ramón emplea la palabra «esperpento» en relación con su obra. Su forma de vestir llama la atención: fantocheril a la manera de sus esperpentos, vestido de negro y bien flaco, con barba larga, renegando de todo.

En 1921 realiza un nuevo viaje a México, invitado personalmente por el presidente de la República, Presidente Obregón, por mediación de Alfonso Reyes Ochoa con motivo de la celebración de la independencia de México. Su recibimiento fue colosal en el que participa todo el país. Durante su estancia en la capital azteca se establece en el Hotel Regis. Su segundo viaje a México estuvo lleno de actividades culturales. De regreso pasa unos días en Estados Unidos, su breve estancia queda reflejada en un periódico de Nueva York. En 1922 se establece de nuevo en Madrid, participando frenéticamente de nuevo en las tertulias de la capital: La Granja del Henar, el Regina, el Gato Negro. Participa en grupos de teatro experimental, como El mirlo blanco, que llevaba a cabo sus representaciones en el domicilio de los Baroja, en el barrio madrileño de Argüelles, y El cántaro roto, en el Círculo de Bellas Artes. A finales de 1926 edita la que algunos consideran su obra maestra narrativa, la novela Tirano Banderas, donde es patente la huella de su todavía reciente viaje al México revolucionario. En 1927 inicia la publicación de un ambicioso proyecto narrativo, El ruedo ibérico, que, de forma semejante a los Episodios nacionales de Galdós, pretende narrar la historia de España desde el reinado de su detestada Isabel II hasta la época contemporánea al autor. Únicamente llegó a escribir tres novelas de este proyecto: La corte de los milagros (1927), Viva mi dueño (1928) y Baza de espadas (1932).

Desde 1924 muestra su oposición a la dictadura de Primo de Rivera, vocifera en los cafés y no duda en hacerse oír. En alguna ocasión fue detenido en la vía pública por quejas al régimen. Ramón era un paisano incómodo, a pesar de ello lucha por mejorar su situación económica y la de su familia. En 1927 participa en la creación de la Alianza Republicana. En 1928 Ramón consigue el contrato editorial más importante de su vida: la Compañía Iberoamericana de Publicaciones le ofrece una cuantiosa suma (pagaderas en mensualidades). Se instala en un piso de la calle del General Oraá y empieza a escribir con cierto sosiego. Se aristocratiza y se vuelve más selecto en su entorno cercano de amistades. En 1929 es encerrado en la cárcel Modelo de Madrid, por negarse a pagar una multa impuesta con motivo de unos incidentes ocurridos en el Palacio de la Música. El dinero obtenido, tan espléndidamente gastado, se agota y las horas del régimen de Primo de Rivera igualmente dan sus últimas horas. La situación económica hace pensar a la pareja Inclán en la separación matrimonial.

La República: sus últimos días

La situación social y política hace que abandone sus quehaceres artísticos y que apoye a la república española, e incluso se presenta a diputado por La Coruña en las listas del Partido Radical de Alejandro Lerroux, aunque no sale elegido. Se encuentra en los sesenta años de edad. En 1932, el gobierno de la República lo nombra conservador del Patrimonio Artístico Nacional y director del Museo de Aranjuez, pero, por desavenencias con su superior, dimite al poco tiempo. Elegido presidente del Ateneo de Madrid, dimite también al no atenderse sus propuestas de reorganización. Ese mismo año se divorcia de su esposa, la actriz Josefina Blanco con la que llevaba varios años casado. Prosiguen los pleitos para saber quién se queda con la custodia de los hijos. La miseria que sufre le hace pensar en ciertas ocasiones en regresar a América.

A iniciativa suya, en 1933 se reúne en el Ateneo de Madrid el Primer Congreso de la Asociación de Escritores y Artistas Revolucionarios. Co-fundador el 11 de febrero de 1933 de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética, creada en unos tiempos en que la derecha sostenía un tono condenatorio en relación a los relatos sobre las conquistas y los problemas del socialismo en la URSS. El 8 de marzo de 1933 es nombrado director de la Escuela de Bellas Artes de Roma por iniciativa de su amigo el pintor Ignacio Zuloaga y viaja a Italia. Ramón regresa de nuevo por sentirse enfermo. Se mantendrá en el cargo poco más de un año, en medio de una pintoresca falta de los más elementales medios de subsistencia, hasta junio de 1934. El 16 de noviembre asiste a la representación de su obra teatral Divinas palabras en el Teatro Español. Regresa a Italia y su vida transcurre sin problema alguno hasta sentir como su salud se vuelve a debilitar de nuevo. A comienzos de 1935 se lo vuelve a ver paseando por las calles de Madrid decaído, pero con buen humor y hablando de su proyecto romano. En marzo de 1935 se retiró a Santiago de Compostela, ingresando en la clínica de su amigo doctor Villar Iglesias. De vez en cuando se escapa del sanatorio y pasea por la ciudad con grupos de jóvenes sentado en el Café del Derby, en la mayoría galleguistas. La situación nacional continúa agravándose, el periódico Ahora de Madrid publica el 2 de octubre de 1935 el que será su último artículo: «Mi rebelión en Barcelona (Nota literaria)» sobre el mismo título de Manuel Azaña.

A iniciativa de Victoriano García Martí, se abre en Galicia una subscripción pública para regalar a Ramón un pazo en octubre a sus sesenta y nueve años. La idea de tal regalo llega tarde ya que el 5 de enero del año 1936, víspera de Reyes, tras negarse a recibir auxilio religioso Valle Inclán muere. El parte a la prensa dice que murió: a consecuencia de un coma rápido, después de una grave enfermedad de vejiga urinaria complicada con carácter de malignidad. Fue sepultado al día siguiente, en una ceremonia civil y en humilde féretro sin esquelas. Sus restos se depositaron en el cementerio civil de Boisaca. Tal y como dispuso días antes de su muerte, en el que precisó que: "No quiero a mi lado ni cura discreto, ni fraile humilde, ni jesuita sabiondo". El escultor Francisco Asorey hizo una mascarilla con la faz de Ramón. Empezaron a partir de ese instante una inumerable cantidad de eventos póstumos.

Actividad literaria de Ramón

Estatua en el Paseo de Recoletos en Madrid (F. Toledo, 1972).

La actividad literaria de Ramón comienza con la publicación de algunos de sus cuentos en ciertos periódicos durante su estancia en México. Su regreso a España lo consagra poco a poco como un escritor de renombre.[19] Durante su biografía poco a poco extendería su obra narrativa al teatro, la poesía a los relatos, etc.

Narrativa

Su producción narrativa se inicia en el modernismo. Dentro de esta estética se inicia Valle con Femeninas y Epitalamio, colección de relatos sutiles, sensuales y muy musicales. Más adelante llevará a cabo todo un monumento del modernismo: son las SonatasSonata de otoño (1902), Sonata de estío (1903), Sonata de primavera (1904) y Sonata de invierno (1905). Tres años tardan en salir las cuatro sonatas. Es con ellas con las que inicia una carrera de escritor. En ellas relata, de forma autobiográfica, los amores del Marqués de Bradomín (un Don Juan ochecentista, cínico y sensual). En estos relatos, Valle-Inclán representa una nostalgia sensitiva típica en los discípulos de Rubén Darío (padre del modernismo, quien lo llevó de Latinoamérica a España).

Cabe destacar también una de las mejores y más importantes obras en toda la prosa modernista hispana: Flor de santidad. Esta obra, sin huir de las formas musicales y coloridas del modernismo, se centra un poco más en las tradiciones populares y leyendas gallegas con las que Valle se familiarizó en su infancia.

Por la cantidad de texto en estilo directo (diálogos), algunas obras narrativas de Valle, como el ciclo de las Comedias bárbaras, podrían considerarse dramáticas. Al revisarlas y comprender la dificultad —o imposibilidad— de representarlas se las ha incluido entre sus novelas.

Otro vertiente de la novelística de Valle queda plasmada en los Relatos de la Guerra Carlista (1909), donde ofrece un tratamiento nuevo de esta temática, raspando el efectismo épico dominante en obras anteriores del autor y adoptando un estilo más sobrio, entrañable y lleno de emoción.

La novela Ruedo Ibérico se burla de la corte de Isabel II y presenta ya la orientación crítica y grotesca que predominan en sus últimas creaciones.

Tirano Banderas (1926) narra la caída del dictador sudamericano Santos Banderas, personaje despótico y cruel que mantiene el poder gracias al terror y a la opresión. Es una excepcional descripción de la sociedad sudamericana y uno de los primeros ejemplos de la llamada «novela de dictador».

Estas novelas marcan un cambio en la postura estética de Valle-Inclán, acercándose un poco a las preocupaciones y críticas propias de la generación del 98.

No obstante, es importante mencionar la postura formal que adaptó Ramón del Valle-Inclán en estos cambios. No llegó a revelarse como un artista noventayochista del todo, sino que absorbió las críticas y las preocupaciones de este grupo y las barajó en su estilo propio e inimitable.

Poesía

La obra poética de Valle-Inclán está reunida en la trilogía Claves líricas (1930), formada por Aromas de leyenda, El pasajero y La pipa de Kif.

Aromas de leyenda (1907), recibe la influencia del Modernismo. Consta de catorce poemas de métrica variada. En ellos recrea diversos aspectos de su Galicia natal: descripciones del paisaje, trabajos cotidianos, milagrería, superstición, etc. Inscrito también en la estética modernista, El pasajero (1920) desarrolla en treinta y tres composiciones temas de gran trascendencia: la muerte, el dolor, la vida, la pasión, la eternidad, etc.

Con La pipa de Kif (1919), Valle-Inclán da paso en sus poemas a lo grotesco, a lo esperpéntico. Esta obra ha sido definida como una colección de estampas trágico-humorísticas.

Teatro

Ramón escribe obras de teatro y muestra desde sus comienzos una atracción por el mundo del escenario. El teatro de Valle-lnclán suele dividirse en cinco períodos:

  1. Ciclo modernista. A él pertenecen obras como El Marqués de Bradomín (1906) y El yermo de las almas (1908).
  2. Ciclo mítico. Partiendo de su Galicia natal, Valle-lnclán crea un mundo mítico e intemporal. La irracionalidad, la violencia, la lujuria, la avaricia y la muerte rigen los destinos de los protagonistas. Pertenecen a este período la trilogía Comedias bárbaras y Divinas palabras (1920).
  3. Ciclo de la farsa. Se trata de un grupo de comedias recogidas en un volumen titulado Tablado de marionetas para educación de príncipes (1909, 1912, 1920). Estas obras presentan un continuo contraste entre lo sentimental y lo grotesco, y sus personajes, marionetas de feria, anuncian la llegada del esperpento.
  4. Ciclo esperpéntico. Está formado por Luces de bohemia (1920 y 1924) y el volumen titulado Martes de Carnaval (1930). El esperpento, más que un género literario, es una nueva forma de ver el mundo, ya que deforma y distorsiona la realidad para presentarnos la imagen real que se oculta tras ella. Para ello utiliza la parodia, humaniza los objetos y los animales y animaliza o cosifica a los humanos. Presentados de ese modo, los personajes carecen de humanidad y se presentan como marionetas.
  5. Ciclo final. En esta última etapa Valle-Inclán lleva a su extremo las propuestas dramáticas anteriores: presencia de lo irracional e instintivo, personajes deshumanizados, esquematizados y guiñolescos, y la técnica distorsionante del esperpento. Sus obras quedan recogidas en Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte.

Valle-Inclán, al igual que Miguel de Unamuno y Azorín, se enfrenta directamente al teatro comercial vigente.[19] Esos tres autores muestran una clara oposición al teatro realista, costumbrista y de corte burgués que tanto éxito tenía en los escenarios, si bien cada uno de ellos ensayará una técnica particular.

Traducciones

Realizó numerosas traducciones. Del portugués: La reliquia, El crimen del Padre Amaro y El primo Basilio, de Eça de Queiroz; del francés: La condesa de Romaní, de Alejandro Dumas y Las chicas del amigo Lefèvre, de Paul Alexis; y del italiano: Flor de pasión, de Matilde Serao.

Obras literarias

Novela

  • La cara de Dios (1900, por entregas).
  • Sonata de otoño (1902).
  • Sonata de estío (1903).
  • Sonata de primavera (1904).
  • Flor de santidad (1904).
  • Sonata de invierno (1905).
  • Serie «La guerra carlista»: Los cruzados de la Causa (1908); El resplandor de la hoguera (1909); y Gerifaltes de antaño (1909).
  • Una tertulia de antaño (1909).
  • En la luz del día (1917, publicada en El Imparcial).
  • Tirano Banderas (1926).
  • Fin de un revolucionario. Aleluyas de la Gloriosa (1928).
  • Serie «El ruedo ibérico»: La corte de los milagros (1927); ¡Viva mi dueño! (1928); Baza de espadas: vísperas septembrinas (1932, incompleta); y El trueno dorado (1936, fragmento).

Relatos

  • Femeninas (1895).
  • Epitalamio (1897).
  • Corte de amor (1903).
  • Jardín umbrío (1903).
  • Jardín novelesco (1905).
  • Historias perversas (1907).
  • Corte de amor. Florilegio de honestas y nobles damas (1908).
  • Cofre de sándalo (1909).

Teatro

Poesía

  • Aromas de leyenda (1907).
  • La pipa de kif (1919).
  • El pasajero. Claves líricas (1920).
  • Claves líricas (1930, recoge toda su poesía).

Otros géneros

  • Las mieles del rosal (1910, antología de cuentos).
  • La lámpara maravillosa (1916, ensayo).
  • La medianoche. Visión estelar de un momento de guerra (1916, crónicas).
  • Flores de almendro (1936, recopilación de cuentos).

Óperas basadas en sus obras

  • La cabeza del dragón ópera de Ricard Lamote de Grignon (1939, estrenada en 1960).
  • Ligazón, de José Luis Turina, estrenada en 1987.
  • Divinas palabras, ópera de Antón García Abril (1992, estrenada en 1997).
  • Sonata de primavera, ópera de Jorge Fontenla (2008).
  • La cabeza del Bautista, ópera de Enric Palomar (2009).

Referencias

  1. a b Ramón Gómez de la Serna (1944), Don Ramón del Valle-Inclán, Colección Austral.
  2. Pedraza y Rodríguez 2001, p. 601.
  3. a b Anónimo (1992), «Valle-Inclán», en Grandes personajes, Ed. Labor.
  4. José Rubia Barcia (1983), Mascarón de proa, Edicios do Castro.
  5. En la biblioteca paterna tuvo acceso a los clásicos españoles y a los románticos en boga; mientras que en la de su profesor de francés y amigo de su padre Jesús Muruáis accedió a la literatura francesa. Alberca 2002, p. 46.
  6. Entre sus amigos se encontraban los hermanos González Besada, Pedro Seoane, Camilo Bargiela y Enrique Labarda. Alberca 2002, pp. 47–53.
  7. Charles V. Aubrun, « Les débuts littéraires de Valle-Inclán », Bulletin Hispanique, LVIII, 3 (1955), pp. 331-333.
  8. «Valle era una especie de predestinado de la literatura, pues, como cuenta el La lámpara maravillosa y en múltiples declaraciones públicas, se sintió atraído a partes iguales por la literatura y la aventura. [...] La literatura le permitió poder cumplir en la ficción ese anhelo aventurero, al proyectar en sus héroes lo que la experiencia real le negó la mayoría de las veces». — Alberca 2002, pp. 52–53.
  9. Robert Lima menciona esta estancia en Italia que sin existir documentación sobre ella resulta improbable y solo se sostiene por referencias a ella del propio Valle en su artículo Psiquismo publicado en México en 1892 y por reconocer en sus escritos cierto conocimiento de Italia. «Esta hipótesis de la estancia en Italia, de haber sido cierta, hubiera permitido “rellenar” ese año largo que va de marzo de 1890 [...] hasta el 7 de junio de 1891». Alberca - González, 2002, pp. 55,56.
  10. El Faro de Vigo, número 7699.
  11. Españoles en la cultura cubana, Miguel Iturria Savón, Ediciones Renacimiento, Madrid, 2004, ISBN 84-8472-189-2 p. 117.
  12. Alberca 2002, p. 70.
  13. Francisco Madrid, (1943), La vida altiva de Valle Inclán, Buenos Aires, Poseidón, p. 54.
  14. Luis Calvo, Origen y arrequives esperpénticos de la pérdida de un brazo, en el diario ABC, Sábado cultural, 26/01/1985.
  15. Pedraza y Rodríguez 2001, p. 603.
  16. Alberca 2002, pp. 11–12.
  17. «Nuestra hipótesis está avalada también por el altercado provocado por Valle en el teatro Pérez Galdós de Las Palmas el 9 de diciembre de 1906, […] en la crónica del suceso Josefina es presentada en todo momento como la esposa del escritor». — Manuel Alberca, Cristóbal González, Valle-Inclán. La fiebre del estilo, p. 103.
  18. a b José Manuel Pereiro-Otero, (2008), "La escritura modernista de Valle-Inclán: orgía de colores", Verbum Editorial, Madrid, pp:169
  19. a b César Oliva (2003), El fondo del vaso: imágenes de don Ramón M. del Valle Inclán, Universitat de Valencia.

Bibliografía

  • Alberca, Manuel; González, Cristóbal, Valle-Inclan. La fiebre del estilo, Editorial Espasa Calpe, Madrid 2002. ISBN 84-670-0315-4
  • B. Pedraza, Felipe; Rodríguez, Milagros, Manual de literatura española VIII. Generación de fin de siglo: Introducción, líricos y dramaturgos, Cénlit Ediciones, Pamplona 2001. ISBN 84-85511-17-4
  • Madrid, Francisco, La vida altiva de Valle-Inclán, Editorial Poseidón, Buenos Aires 1943.

Véase también

Enlaces externos


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